P. Mark Link, jesuita.
Día uno
“Fíjense, aquí llego como un ladrón”
Apocalipsis 16,15
Un mercader de la
antigua Bagdad envió a su sirviente al mercado a comprar herramientas. Minutos
después, el sirviente regresó temblando de pies a cabeza y dijo a su amo:
Señor: mientras caminaba por el mercado, en medio de la
multitud, alguien me empujó. Cuando quise ver de quién se trataba, me di cuenta
que era la muerte. Me miró con cara amenazadora. Por favor, deme su caballo más
veloz para huir a la lejana Samarra. Allí nunca me encontrará.
El mercader le dio el caballo, y el sirviente marchó al
galope. Poco después, se dirigió al mercado a comprar las herramientas que
necesitaba y entonces vio a la muerte. “¿Por qué miraste a mi sirviente con
mirada amenazadora?” le preguntó. “Mi mirada no era amenazadora - dijo la
muerte - sino de sorpresa. Me quedé asombrada al ver a tu sirviente en Bagdad,
ya que la cita que tengo con él para esta noche es en Samarra”.
¿Miras a la muerte como el fin de esta vida o acaso el principio de una nueva? Habla con Jesús sobre cómo vio su muerte.
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Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
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