Homilía: 2º Domingo TO (C), Las bodas de Caná

 


"La Madre de Jesús estaba allí"

Compartimos la homilía de nuestro Director fundador P. José Ramón Martínez Galdeano, S.J.†
dedicada a la fiesta del Bautismo del Señor

Acceda AQUÍ













El Misterio Litúrgico de la Iglesia - Parte 2

 


Rodrigo Sánchez-Arjona Halcón, S.J.


Continuación...


El símbolo religioso

Hoy, después de una larga serie de estudios, las ciencias de las religiones nos afirman que a través de las realidades sensibles el hombre se pone en contacto con un mundo trascendente al cosmos. Los autores dedicados a estas ciencias de la religión han observado con toda razón, que ciertos símbolos, como la inmensidad del desierto, la profundidad de la noche, despiertan en nosotros unas resonancias específicamente religiosas.

Esta idea ha sido magistralmente tratada por Mircea Eliade. Para él todas las realidades de este mundo cósmico son hierofanías, manifestaciones de lo sagrado, a través de cada una de ellas se manifiestan ciertos aspectos de lo divino.

El poder a través de la tormenta, la estabilidad a través del movimiento estelar, la fecundidad a través de la lluvia y el sol. Todos los estudios de este autor nos confirman en la idea de que todo símbolo nos descubre algún matiz de Dios (3).

La objetividad del simbolismo religioso está garantizada por las leyes permanentes del espíritu humano y del mundo. La simbología religiosa consiste en descubrir las correspondencias del mundo visible e invisible determinando su significación y por esto constituye un camino auténtico de acceso al mundo divino.

Pero la dificultad en señalar el significado exacto de los símbolos hace que muchos de nuestros contemporáneos pongan en duda la objetividad del conocimiento simbólico.

En efecto se preguntan: ¿la significación simbólica es determinada por la misma naturaleza de las cosas mundanas, o procede esta significación de una relación impuesta por el hombre en un determinado complejo cultural? Si ocurriera lo segundo, es claro que el valor gnoseológico de los símbolos quedaría muy reducido y la razón de hacerse esta pregunta que los símbolos presentan una plurivalencia de significados, aun contradictorios. Y esto naturalmente escandaliza al hombre occidental moderno acostumbrado a las ideas claras y a la exactitud matemática de las ciencias. Nuestra cultura técnica no puede acostumbrarse fácilmente, a que el agua, por ejemplo, lo mismo sea el símbolo de la vida y de la muerte, de la fertilidad y de la destrucción, según riegue mansamente la chacra del campesino o se desborde como un torrente incontenible.

Lo primero que se me ocurre ante esta dificultad puesta al conocimiento simbólico en general y al religioso, de modo particular, es hacer caer en la cuenta, de que a pesar de esta plurivalencia del símbolo las variaciones de significación se mantienen siempre dentro de ciertos límites. Un símbolo determinado no adquiere cualquier significado; puede oscilar dentro de un determinado ángulo de significación, pero de ahí no ha salido a lo largo de la historia humana.

Aquí nos puede prestar una gran ayuda la historia de las religiones. La comparación entre las diversas religiones nos lleva a la conclusión de que por todas partes se hallan los mismos símbolos con las mismas significaciones. El sol es considerado como expresión del poder creador divino tanto en la antigua Roma como en el Cusco incaico.

Algunos pretenden explicar este fenómeno por la influencia de unas religiones sobre otras. Hoy se está saliendo de este espejismo científico, pues para una mente imparcial esta explicación no da una respuesta definitiva y satisfactoria al fenómeno examinado.

No hay más remedio que aceptar una conclusión más serena. y esta conclusión sería, que la unidad de significación de los mismos símbolos en todas las religiones está relacionada con la captación de las mismas realidades trascendentes por hombres de diversas culturas en diferentes tiempos y lugares.

El material inmenso recogido por los estudiosos de la historia de las religiones nos permite a nosotros examinar con facilidad las diversas constelaciones de ideas y sentimientos evocados por los diversos grupos de símbolos: los símbolos celestes evocarán siempre la trascendencia de Dios, los fenómenos meteorológicos serán siempre expresión de su poder creador y destructor. Con todos estos estudios se puede establecer una ciencia de la simbólica religiosa que se apoyará en multitud de hechos comprobados fenomenológicamente. 

Esta ciencia nos muestra a la vez la plurivalencia significativa de los símbolos y las constantes de su significación, que nos garantizan la objetividad del conocimiento simbólico.

La sicología profunda nos proporciona hoy parecidos resultados. Así Jung llega a la conclusión de que los mitos de las religiones naturales no son el resultado de una mentalidad primitiva, sino que corresponden a estados permanentes de la vida síquica del hombre. Estamos en el reino de los arquetipos. Para Jung, el arquetipo es "una especie de disposición para producir siempre las mismas representaciones míticas, no se trata de representaciones heredadas, sino de disposiciones innatas que producen representaciones similares. Se trata de estructuras universales e idénticas de la psique" (4).

Para explicar más su teoría, Jung recurre a una comparación: "Un arquetipo o preforma de las imágenes arcaicas puede asimilarse, en cierto modo, al sistema axial de los cristales. El sistema axial determina como si dijéramos la formación de los cristales en el agua madre, pero no posee ninguna existencia propia. El arquetipo no es en sí más que un elemento formal, una posibilidad de representaciones dada a priori (facultas praeformandi)" (5).

El arquetipo se podría describir como estructuras inconscientes de por sí, comunes a todos los de tal modo que dirigen según sus propias leyes la energía psíquica espontánea.

El arquetipo puesto en contacto con un objeto simbólico afloraría en la conciencia mediante la imagen arcaica o motivo mitológico. Esta imagen mítica es el resultado de la combinación del arquetipo y del objeto externo captado. Reconociendo el carácter hipotético de la explicación, parece que la teoría de Jung nos señala una ruta para explicar de algún modo el conocimiento misterioso dado por el símbolo. En efecto debe de haber algo en el fondo del espíritu humano, que proporciona al hombre la posibilidad de captar facetas ocultas a los otros medios de conocimiento en los objetos mundanos, que se hacen presentes en su conciencia.

La teoría del arquetipo apunta a explicar la existencia en el alma humana de ese foco de iluminación. Podemos decir que ha existido siempre en el hombre una disposición psíquica, la cual ante una determinada constelación de datos objetivos se carga de energía y desencadena una actividad cognoscitiva de tipo intuitivo-emocional y de expresión imaginativo-poética.

Esta interacción de lo objetivo y de lo psicológico esboza un símbolo, y el objeto cósmico, que provocó la actividad del arquetipo, se carga de prestigio simbólico a los ojos del sujeto, que descubre horizontes trascendentes en una cosa común y familiar del mundo conocido.

Como vemos, tanto la historia de las religiones como la sicología profunda nos brindan fundamentos en donde pueda apoyarse la objetividad del conocimiento simbólico religioso.


Diversos niveles de los símbolos religiosos

Los primeros símbolos religiosos los hallamos en la religión natural, pues en ella Dios se revela a los hombres por medio de las cosas cósmicas.

Estamos en la primera alianza, la de Noé. El pagano es el hombre, a quien el mundo visible le habla de Dios. Para este hombre el sol y sus resplandores, la tempestad y el horror de la presencia benévola o terrible de Dios.

Hoy nadie medianamente impuesto en fenomenología religiosa piensa que el pagano adore los objetos mundanos. Sí para el pagano el objeto cósmico es venerable en la medida que llegue a ser hierofánico. Lo que adora el pagano es el mundo trascendente manifestado en el objeto sagrado. Pero este objeto se llena de prestigio religioso para él.

Los ritmos de la vida natural, el curso de los astros, las estaciones, trasparentan para el hombre religioso la fidelidad de Dios en su providencia. De esta vivencia religiosa nos habla la Escritura cuando nos narra la alianza de Dios con Noé, cuyo objeto es el orden cósmico y su signo es el arco iris (Gn 9)

Es cierto que la religión degenera fácilmente en idolatría y magia, pero tanto la idolatría como la magia lejos de ser lo constitutivo de la religión natural, son su perversión y su sustitutivo degenerado.

La religión en el paganismo es lo que lleva al hombre al encuentro con lo sagrado a través del cosmos. El sol, por ejemplo, es como un sacramento en la religión natural, en la medida que es un signo sensible de una realidad trascendente.

Existe un primer sacramentalismo que es el pagano pues los símbolos de la religión natural son símbolos, si no de la gracia de Cristo, al menos del amor fiel de Dios al hombre.

Pero la manifestación de Dios al pagano se realiza también a través del hombre y de sus gestos. Es el hombre la hierofanía más maravillosa de Dios en el mundo. Sófocles escribió bellamente: "Muchos son los misterios, pero nada más misterioso que el hombre" (6). Las realidades humanas de la familia, del trabajo y del amor, de la paz y de la guerra, se encuentran ya para el pagano en el tiempo primordial de los dioses. El mundo de los dioses viene a ser un arquetipo ejemplar cuya reproducción es la vida de los hombres en esta tierra.

Hoy en la cultura occidental el paganismo ha abandonado un tanto el símbolo cósmico y encuentra a Dios de modo peculiar en el hombre. Y el hombre occidental desacralizado descubre el horizonte divino en las situaciones límites de la soledad insoportable, de la muerte absurda y del amor siempre sediento.

La religión natural sigue teniendo. en nuestros días una vitalidad grande, pues la hierofanía a través de lo mundano seguirá existiendo mientras en este mundo exista un hombre hambriento de Dios. Y la razón es muy sencilla: Dios quiere comunicar la salvación religiosa a todo hombre que hace su entrada en este mundo (Jn 1,9). Por esto la luz de la gracia se acomoda a todas las culturas y a todas las circunstancias personales de los hombres.

Cuando Dios hace su aparición a un hombre en una cosa de aquí, esta cosa viene a ser una sacralidad. Ahora bien, el que una cosa llegue a ser sacralidad no depende del hombre sino de Dios, el cual se revela a quien quiere, cuando quiere y por donde quiere. Por tanto, el que sacraliza es Dios y no el hombre, de ahí el infinito respeto que nos debe merecer toda hierofanía y todo símbolo religioso, aunque nos parezca a nosotros infantil y ridículo.

Con la entrada de Dios en la historia de los hombres con su revelación a Abraham nos encontramos con una revelación a través de acontecimientos históricos.

A primera vista parecería que debiera desaparecer el símbolo de la vida religiosa del hombre, pues el símbolo al señalar al hombre la causa ejemplar última, solo se interesa por lo susceptible de repetición. Pero el acontecimiento histórico es irrepetible y único. Lo que ocurrió en un momento histórico es singular, inimitable e irrepetible.

Pero al irrumpir Dios en la historia, lo que era incapaz de ser reducido al simbolismo, nos muestra una dimensión simbólica. Donde está Dios, allí aparece inmediatamente el símbolo, pues Dios trasciende al cosmos y también a la historia humana. A medida que se desarrolla el plan salvador de Dios en la historia vemos que las acciones salvadoras muestran entre ellas una estrecha correspondencia, una estrecha comunicación y una semejanza admirable.

De esta manera aparece un nuevo símbolo religioso, el símbolo histórico. Se le da el nombre de tipología por referencia a dos pasajes del N.T. (Rom 5,14; Pe 3,21). La tipología tiene su fundamento en la unidad del plan salvífico de Dios, el cual se manifiestas en los diferentes planos de la historia de la salvación

La teología tipológica tiene su origen en el A.T al mostrarnos los acontecimientos de la historia de Israel como figuras proféticas de los tiempos mesiánicos. El A.T. nos muestra las maravillas obradas por Dios en favor de su pueblo, pero estos acontecimientos son sólo imagen de otras maravillas más espléndidas que el mismo Dios realizará en la plenitud de los tiempos.

La tipología, pues, es esencialmente escatológica pues mira siempre a un futuro definitivo.

La historia como realidad sensible nos hace captar las gestas salvadoras de Dios en un momento determinado y la salvación anunciada por esas gestas. Así, un pueblo esclavo en Egipto es símbolo de una humanidad esclava de Satanás y un liberador Moisés es figura de otro salvador definitivo Jesucristo.

La cumbre histórica de la intervención salvadora de Dios es Jesucristo. Con Jesús de Nazaret ha llegado la plenitud de los tiempos en el campo religioso. Esta plenitud de los tiempos se ha de entender en el sentido de que el hecho decisivo de la historia religiosa de la humanidad se ha cumplido y se ha realizado ya. Ningún invento, ninguna revolución y ningún hallazgo filosófico traerá algo tan importante al hombre para su vida religiosa como la resurrección de Jesús. Con esto el anhelo mítico de todas las religiones se ha cumplido: Dios y el hombre se han abrazado definitivamente.

El hombre Jesús es la hierofanía máxima y definitiva. Así lo explica bellamente la carta a los Hebreos: "Muchas veces y de muchas maneras habló Dios a nuestros padres por medio de los profetas, últimamente nos ha hablado por medio de su Hijo" (1,1s), y Juan en su Evangelio dice la misma idea: "Y él - la Palabra - se hizo carne y puso su morada en medio de nosotros. Pero nosotros vimos su gloria, gloria como de Hijo único que viene del Padre, lleno de gracia y de verdad" (1,14).

Entre los símbolos religiosos merece ser destacado el culto. En toda acción cultual hallamos el mito y el rito, es decir, la palabra divina con poder y eficacia irresistible y el gesto simbólico estos dos elementos hacen presentes en el aquí y en el ahora las acciones salvadoras de la divinidad realizadas en un tiempo original. EI culto también tiene los niveles correspondientes a la religión natural, judía, y cristiana.

Odo Casel nos define este culto como un misterio litúrgico y escribe: "EI misterio es una acción sagrada y cultual en la que se actualiza por medio de un rito el hecho de la salvación. La comunidad que realiza el culto bajo estos, ritos, se hace partícipe de la acción salvadora, alcanzando por ella su salvación" (7).

En la religión natural el culto celebra y descubre a los fieles la fidelidad de Dios providente en el ciclo constante de la naturaleza.

El encuentro con la divinidad fiel en dar al grupo humano presente en la acción cultual lo necesario para la vida despierta en la comunidad un ambiente incontenible de alegría y júbilo, lo cual queda simbolizado por el canto la danza y la orgía sagrada. En el culto pagano la comunidad es sacada del tiempo profano y proyectada al tiempo mítico-primordial de los dioses donde se halla la fuente de la vida, el paraíso perdido, la plenitud del ser y en donde se puede beber a torrentes y saciar la sed de intimidad imbatible. 

Por medio del culto, el hombre religioso-del paganismo contempla las acciones divinas realizadas en los tiempos míticos y esto es el misterio litúrgico explicado más arriba. Por esto en la religión natural el culto viene a ser la expresión más honda de la vivencia religiosa.

El pueblo judío celebra en su culto las intervenciones salvadoras de Yavé en favor del pueblo escogido. Se celebra ante todo las, las obras maravillosas de Dios (magnalia Dei) en la historia del pueblo.

Al encontrarse con hechos históricos singulares, el culto judío ha buscado una nueva modalidad del misterio litúrgico, se trata del memorial litúrgico.

El memorial judío, al recordar resucita ante la comunidad un hecho histórico pasado, a través de los símbolos rituales. Por medio de la acción cultual los fieles se enrolan en la acción salvadora de Yavé y captan como “ya presente” una salvación futura y definitiva.

El pasado, el presente y el futuro se dan cita en el memorial litúrgico. También aquí nos encontramos con un misterio litúrgico, pues tras los símbolos y palabras rituales se hace presente a la comunidad de los fieles el mismo Yavé, Señor de la historia, para arrastrar a los fieles de hoy en su acción salvadora del pasado, figura de la salvación mesiánica definitiva.

I

El culto cristiano también es un memorial litúrgico de la pascua de Jesucristo. El evangelio de Juan nos presenta los milagros de Jesús histórico como símbolos de que la salvación de Dios definitiva ya está presente en nuestro mundo, pero además estos milagros son figuras proféticas de la presencia del Señor resucitado en los misterios litúrgicos de la Iglesia en el tiempo que ha de correr desde la Ascensión hasta la Parusía.

En efecto entre el misterio de la Ascensión y el de la Parusía está el misterio de Jesús resucitado y sentado a la derecha del Padre. La acción cultual cristiana a través de los símbolos litúrgicos hace presente al Señor en medio de la asamblea recordando sus gestas salvadoras llevadas a cabo “en aquel tiempo” (in illo tempore) y anunciando a la vez la salvación definitiva del tiempo futuro (venturi saeculi). De ahí que el culto cristiano sea un misterio litúrgico y un memorial semejante al memorial de la liturgia judía.





Referencia:
“TEOLOGÍA LITÚRGICA para agentes de pastoral” -  P. Rodrigo Sánchez-Arjona Halcón, S.J.


ACCEDA A OTRAS ENTREGAS AQUÍ.













Presentación y el Misterio Litúrgico de la Iglesia - Parte 1


 

Rodrigo Sánchez-Arjona Halcón, S.J.


PRESENTACIÓN


La III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Puebla de los Ángeles (México, 1979), comprobó que en Latinoamérica no se daba a la pastoral litúrgica la prioridad que le corresponde dentro de la labor apostólica de la Iglesia; por eso recomendaba un renovado esfuerzo pastoral orientado por la teología litúrgica nacida del Vaticano II (901, 916 - 918).

Entre las conclusiones del Documento de Puebla en torno a la liturgia se lee la siguiente: "Promover la formación de los agentes de pastoral litúrgica con una auténtica teología, que lleve a un compromiso vital" (942).

No es fácil encontrar en el Perú una obra en la que se exponga brevemente las líneas de la teología litúrgica del Concilio Vaticano II. Esta laguna me ha animado publicar estas páginas, que, tal vez puedan ayudar a los párrocos y a otros agentes de pastoral en la formación de grupos de reflexión litúrgica en las parroquias y en otros centros pastorales.

Voy a explicar los principios teológicos sobre los cuales la Constitución Sacrosanctum Concilium [SC] fundamentó su reforma de la Sagrada Liturgia. Como es sabido, el Concilio no intentó hacer una teología litúrgica completa, sólo tomó aquellos principios teológicos que consideraba más importantes para sus fines pastorales.

La SC expone estos principios teológicos muy brevemente en el primer capítulo (n. 1-13) que para mayor claridad los resumo en las siguientes proposiciones:

1a. En todo misterio litúrgico de la Iglesia los fieles tienen un encuentro religioso con el Señor Jesús, que se hace presente en la comunidad cultual a través de los símbolos litúrgicos.

2a. En el tiempo que va de la Ascensión a la Parusía el hombre pecador necesita un contacto real, empírico-corporal, aunque sacramental, con Jesús Resucitado para conseguir la salvación religiosa, que es apertura a Dios y al hombre imagen de Dios.

3a. Todo misterio litúrgico tiene una dimensión dialogal, pues en él actúan Cristo, la Iglesia y cada uno de los fieles, que participa en la celebración cultual.

4a. La dinámica de la acción litúrgica arrastra a la comunidad de los fieles a dar culto a Dios por Cristo en el Espíritu Santo.

5a. El misterio litúrgico envía a la vida cotidiana para cristianizarla y la vida cristiana cotidiana anhela de nuevo volver al misterio litúrgico.

A manera de apéndice añadiré una serie de temas de estudio modelos para ayudar a los grupos de reflexión litúrgica al análisis de las diversas celebraciones a la luz de estos principios teológicos del Vaticano II.



CAPÍTULO 1

EL MISTERIO LITURGICO DE LA IGLESIA


Uno de los aportes teológicos del Vaticano II ha sido sin duda alguna el redescubrimiento de la vertiente litúrgica de la palabra misterio.

La teología postridentina y la del Vaticano I nos había familiarizado con la definición dogmática del misterio.

El misterio es para esta teología una verdad divina inaccesible para el entendimiento humano y de la cual sólo se puede tener noticia por la revelación de Dios (D. 1670-1673; 1795).

El Vaticano II nos habla también del misterio con la visión de los padres griegos. Para ellos, misterio era lo mismo que sacramento para los padres latinos. Desde este punto de vista, misterio, más que una verdad oculta a la inteligencia humana, es una realidad divina dinámicamente presente pero escondida tras el símbolo religioso (LG 1-17; SC 2–11) y como la presencia divina de ordinario se ha hecho en todas las religiones más diáfana para el hombre en el gesto, de ahí que la palabra misterio vino a designar para los padres griegos la acción litúrgica de la Iglesia.

Esta doble vertiente de la palabra misterio nos descubre un doble camino de adentrarse en el mundo de Dios.

Se puede mirar la esfera de lo divino con la razón especulativa para hallar una contextura lógica de las verdades reveladas, y se puede contemplar esta misma esfera divina con la capacidad simbólica del hombre, la cual posibilita al corazón humano el encuentro con el Dios vivo en la trasparencia de los símbolos.

La liturgia de la Iglesia conduce a los fieles hasta el Padre y su Cristo por este camino misterioso del símbolo.

Pero el olvido práctico de la simbología con que la cultura occidental ha vivido, me obliga a estudiar la capacidad de conocer por el símbolo que existe en el hombre. Una vez hecho este trabajo preliminar, analizaré la experiencia religiosa cristiana suscitada por los símbolos litúrgicos de la Iglesia.


Conocimiento simbólico en el hombre

El hombre occidental moderno desconoce el valor gnoseológico del símbolo, porque lo considera incapaz de darle una certeza científica de la realidad. La ciencia opera con la causalidad eficiente, pero desprecia a la causa ejemplar.

La causa ejemplar parece llevamos a los cuentos maravillosos y poéticos, que fascinan a los niños, pues esta causa modela la materia a su imagen sin que intervenga el proceso mensurable causa-efecto.

Pienso yo, que tal vez este rechazo de la causa ejemplar se deba al desprecio instintivo por todo dualismo que hoy experimenta la cultura occidental. Pero una sinceridad elemental nos lleva a admitir una constatación evidente: existe el mundo de la materia inanimada y el mundo misterioso de la materia dominada e invadida por la vida: nadie puede negar que el cuerpo de un animal se trasforma según su estado emocional; el miedo, la valentía y el orgullo del animal parecen tomar forma material en su cuerpo; por así decirlo es como si la materia del cuerpo fuese modelada y remodelada a imagen de la alternancia de esos estados psíquicos. Esta breve descripción nos hace ver que los estados emocionales del animal son la causa ejemplar de las diversas formas tomadas por su cuerpo.

Si del animal dirigimos nuestra mirada al hombre, observaremos sin mayor dificultad, que el hombre exterior es una imagen esencial del hombre interior. El cuerpo humano es una imagen expresiva de la psique, un gesto espontaneo puede ser el reflejo material de un proceso psíquico.

El amor con sus infinitos matices tiene sus manifestaciones externas en los gestos y formas corporales, y lo mismo podríamos decir del odio, de la ira, del dolor, de la bondad y de la alegría. Este sencillo análisis nos ha puesto frente al símbolo. El símbolo es algo sensible por donde se hace presente al espíritu humano, por medio de una intuición, una realidad fuera del alcance de los sentidos. El símbolo produce en el hombre un tipo de conocimiento de la realidad extra-sensible, iluminativa, instintiva y emocional.


Poder gnoseológico del símbolo

Para Mircea Eliade el símbolo descubre ciertos aspectos de la realidad, tal vez los más profundos, que desafían a todo otro medio de conocimiento. Según él, los símbolos no son en modo alguno creaciones irresponsables de la psique humana; ellos responden a una necesidad del hombre y cumplen un papel irreemplazable en la vida humana: poner al desnudo las modalidades más secretas del ser (1).

Todo conocimiento simbólico lleva consigo una iluminación de lo oculto, de lo que no es accesible a la inmediatez de lo sensorial, ni puede ser objeto de un razonamiento discursivo. El símbolo tiene siempre un poder revelador y epifánico.

La sensación se detiene en la superficie de las cosas sensibles. El conocimiento discursivo opera de inferencia a inferencia, de deducción a deducción. El conocimiento simbólico es siempre intuitivo, instantáneo, a manera de relámpago ilumina lo más oculto de la realidad. Por esto el símbolo no puede explicarse, se capta o no se capta, se tiene la necesaria capacidad para vibrar con él, o se carece de ella, porque el símbolo no nos descubre el misterio de las cosas a base del rodeo insistente del razonamiento, sino por el hecho mismo de hacerse trasparente el objeto simbólico. Esta trasparencia temblorosa entrega al observador fascinado la profundidad misteriosa del ser en toda su vivencia estremecedora.

Por este conocimiento el hombre se adentró a más y más en dimensiones de realidades existentes más allá del mundo empírico, por el encuentro con estas realidades adquiere una serie de relaciones extra físicas, que lo centran y tranquilizan en la vida.

El simbolismo abre los objetos físicos para que trasparenten nuevos niveles de significación profunda. Para el observador dominado por el símbolo, los objetos cósmicos mantienen sus valores propios y concretos, pero el simbolismo les añade un nuevo valor no descubierto. Cuando se aplica a un objeto o a una acción el simbolismo los trasforma en algo abierto. El pensamiento simbólico hace estallar la realidad inmediata, pero sin disminuirla ni desvalorizarla; en su perspectiva las cosas no son algo cerrado, ningún objeto, ninguna acción humana está aisladas en su propia existencia, todo está unido por un sistema perfectamente sincronizado de correspondencia y semejanzas (2).

Las consideraciones, que acabamos de hacer, necesariamente desembocan en el símbolo religioso, pues el hombre iluminado por el conocimiento simbólico tarde o temprano se llega a descubrir como inserto en un universo físico, que le habla de una presencia misteriosa e inefable de lo realmente último y auténtico.

Por esta razón vemos en la teología católica y protestante un creciente interés por el estudio de los símbolos religiosos, entendidos como el lenguaje propio de la religión y el idioma más corriente en las relaciones del hombre con Dios.





Referencia:
“TEOLOGÍA LITÚRGICA para agentes de pastoral” -  P. Rodrigo Sánchez-Arjona Halcón, S.J.


ACCEDA A OTRAS ENTREGAS AQUÍ.














Homilía de la fiesta del Bautismo de Jesús


"Bautizados en el Espíritu"

Compartimos la homilía del P. José Ramón Martínez Galdeano, S.J.†
dedicada a la fiesta del Bautismo del Señor

Acceda AQUÍ


 

Homilía del Domingo de la Epifanía del Señor

"Levántate, ha llegado tu luz"

Compartimos la homilía del P. José Ramón Martínez Galdeano, S.J.†
dedicada a la fiesta de la Epifanía del Señor

Acceda AQUÍ



 


ESPECIAL DE NAVIDAD

 


¡FELIZ NAVIDAD!

En principio ya existía la Palabra, 
y la Palabra estaba junto a Dios, 
y la Palabra era Dios. 
Jn. 1, 1


Con motivo de las fiestas navideñas, compartimos nuestras publicaciones relacionadas a este tiempo litúrgico, para ello acceda a cada enlace:






Navidad

TEOLOGIA LITURGICA PARA AGENTES DE PASTORAL

 


TEOLOGIA LITURGICA

PARA AGENTES DE PASTORAL

 Rodrigo Sánchez-Arjona Halcón, S.J.

  

Nota previa

 Han pasado 40 años desde la publicación de “TEOLOGÍA LITÚRGICA para agentes de pastoral”. El padre Sánchez-Arjona, retirado de la docencia teológica, se dedicaba a ministerios pastorales en el Santuario Arquidiocesano del Corazón de Jesús, la histórica Iglesia San Pedro de Lima. Como director del Apostolado de la Oración, tomó la responsabilidad de publicar varios folletos a fin de acercar a los fieles las riquezas de la espiritualidad del Corazón de Cristo. Desde esta perspectiva, volvió a su gran preocupación, el conocimiento de la Liturgia como plegaria que hace Jesucristo, dirigiéndose al Padre, de la que participamos los fieles como miembros del Cuerpo de Cristo.

La renovación promovida por el Concilio Vaticano II empezó su “vida pública” con la Constitución sobre la Sagrada Liturgia. Medio siglo más tarde, percibimos que a la mayoría de fieles se les transmitió lo más externo del documento, lo que ha dado pie a innumerables discusiones sobre ritos y rúbricas, dejando de lado su más profundo sentido, la teología litúrgica.

He conseguido un ejemplar del pequeño libro en que el padre Sánchez-Arjona condensó lo mejor de la investigación para sus clases en el Seminario de Cusco. 52 páginas a doble cara, formato 13.5 x 18 cm., papel obra, editado por Apostolado de la Prensa S.A. Difundir su contenido lo consideramos un gran servicio para los agentes pastorales, cumpliendo el deseo del autor, tal como reza el subtítulo. El medio a utilizar no serán el papel y la tinta, sino la virtualidad.

El blog Formación Pastoral para Laicos acoge la difusión libre de “TEOLOGÍA LITÚRGICA para agentes de pastoral” con la certeza de estar haciendo un servicio en espíritu de sinodalidad, compartiendo elementos fundamentales para la profundización de la vida bautismal.     




PRESENTACIÓN

 

La III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Puebla de los Ángeles (México, 1979), comprobó que en Latinoamérica no se daba a la pastoral litúrgica la prioridad que le corresponde dentro de la labor apostólica de la Iglesia; por eso recomendaba un renovado esfuerzo pastoral orientado por la teología litúrgica nacida del Vaticano II (901, 916 - 918).

Entre las conclusiones del Documento de Puebla en torno a la liturgia se lee la siguiente: "Promover la formación de los agentes de pastoral litúrgica con una auténtica teología, que lleve a un compromiso vital" (942).

No es fácil encontrar en el Perú una obra en la que se exponga brevemente las líneas de la teología litúrgica del Concilio Vaticano II. Esta laguna me ha animado publicar estas páginas, que, tal vez puedan ayudar a los párrocos y a otros agentes de pastoral en la formación de grupos de reflexión litúrgica en las parroquias y en otros centros pastorales.

Voy a explicar los principios teológicos sobre los cuales la Constitución Sacrosanctum Concilium [SC] fundamentó su reforma de la Sagrada Liturgia. Como es sabido, el Concilio no intentó hacer una teología litúrgica completa, sólo tomó aquellos principios teológicos que consideraba más importantes para sus fines pastorales.

La SC expone estos principios teológicos muy brevemente en el primer capítulo (n. 1-13) que para mayor claridad los resumo en las siguientes proposiciones:

1a. En todo misterio litúrgico de la Iglesia los fieles tienen un encuentro religioso con el Señor Jesús, que se hace presente en la comunidad cultual a través de los símbolos litúrgicos.

2a. En el tiempo que va de la Ascensión a la Parusía el hombre pecador necesita un contacto real, empírico-corporal, aunque sacramental, con Jesús Resucitado para conseguir la salvación religiosa, que es apertura a Dios y al hombre imagen de Dios.

3a. Todo misterio litúrgico tiene una dimensión dialogal, pues en él actúan Cristo, la Iglesia y cada uno de los fieles, que participa en la celebración cultual.

4a. La dinámica de la acción litúrgica arrastra a la comunidad de los fieles a dar culto a Dios por Cristo en el Espíritu Santo.

5a. El misterio litúrgico envía a la vida cotidiana para cristianizarla y la vida cristiana cotidiana anhela de nuevo volver al misterio litúrgico.


A manera de apéndice añadiré una serie de temas de estudio modelos para ayudar a los grupos de reflexión litúrgica al análisis de las diversas celebraciones a la luz de estos principios teológicos del Vaticano II.

 

 



ORACIÓN DE AÑO NUEVO

 



Dios lleno de amor,

Te damos gracias por este año pasado

con sus momentos positivos y sus momentos más difíciles.

Te agradecemos el amor que hemos recibido de la familia y de los amigos

Y por los éxitos que hemos tenido en el trabajo y en casa.


También te agradecemos los momentos difíciles.

Los momentos en los que luchamos;

los momentos de desafío; los momentos de incertidumbre;

los momentos en que hemos tenido miedo

por nuestra seguridad y por la de nuestros seres queridos;

los momentos en que perdimos a nuestros seres queridos.


Mientras esperamos el próximo año,

pedimos Tu gracia y bendición.


Danos salud y fuerza;

danos fe y esperanza.

Envíanos Tu Espíritu.

Danos paz con las decisiones que tomamos.

Concédenos alegría al mirar hacia adelante y discernir el futuro.

Sobre todo, danos el amor que nos guiará

a través de cualquier desafío que nos encontremos.


Ayúdanos a caminar uno al lado del otro con paciencia y perdón,

poniendo nuestras manos en las manos de Tu Hijo Jesús.

Él nos guía y nos fortalece.

Él siempre está a nuestro lado.

Nos da esperanza.

Nos ayuda a ver, más allá del pequeño “ahora”,

un panorama más grande y un sueño más amplio.

El sueño imaginado para nosotros por Ti, nuestro Padre.


Tú que vives y amas

por siempre y para siempre. 


AMÉN.





FUENTE:

https://www.jesuits.global/es/2020/12/30/oracion-de-ano-nuevo/


Ofrecimiento Diario - Orando con el Papa Francisco en el mes de ENERO 2025: Por el derecho a la educación

 



RED MUNDIAL DE ORACIÓN DEL PAPA
APOSTOLADO DE LA ORACIÓN

INTENCIONES DEL PAPA PARA EL MES DE ENERO






OFRECIMIENTO DIARIO

Padre Bueno, sé que estás conmigo.
Aquí estoy en este nuevo día.
Pon una vez más mi corazón
junto al Corazón de tu Hijo Jesús,
que se entrega por mí y que viene a mí en la Eucaristía.
Que tu Espíritu Santo me haga su amigo y apóstol, 
disponible a su misión de compasión.
Pongo en tus manos mis alegrías y esperanzas,
mis trabajos y sufrimientos, todo lo que soy y tengo,
en comunión con mis hermanos y hermanas de esta red mundial de oración.
Con María te ofrezco mi jornada por la misión de la Iglesia y por la intención de Oración del Papa para este mes:

«Oremos para que migrantes, refugiados y afectados por las guerras vean siempre respetando su derecho a la educación, necesaria para construir un mundo mejor.»

AMÉN




ORACIÓN

Padre bueno, Tú quieres que todos podamos aportar en la construcción de un mundo mejor, construyendo puentes en vez de muros. Te pedimos hoy particularmente por los migrantes, refugiados y afectados por las guerras, que en muchos casos ven amenazados sus derechos a la educación, para que sean respetados y protegidos. Que al modo del Corazón de tu Hijo Jesús, cultivemos sociedades acogedoras, promoviendo e integrando a quienes por necesidad han debido partir y alejarse de sus redes de apoyo. Danos tu Espíritu de parresía, para que nuestras palabras y acciones fortalezcan responsablemente la seguridad de quienes nos llamas a abrazar en razón de su inalienable dignidad. Amén.

Padre Nuestro…

Ave María...

Gloria...

Amén




VIDEO DEL PAPA








LUEGO DEL OFRECIMIENTO DIARIO
RECEMOS DURANTE LA MAÑANA, EL DÍA Y POR LA NOCHE


ENLACES AQUÍ

DESCARGUE EN PDF LAS ORACIONES
Revista virtual RED MUNDIAL DE ORACIÓN DEL PAPA, ENERO 2025, Nº99.
AQUÍ.



INTENCIÓN DEL MES


El Papa denuncia la catástrofe educativa mundial
En su intención de oración para el mes de enero, Francisco defiende el derecho a la educación de los niños y jóvenes que, a causa de las migraciones, los desplazamientos producidos por las guerras y la pobreza, carecen de cualquier tipo de instrucción.

Vatican News

“A causa de las guerras, las migraciones y la pobreza, unos 250 millones de niños y niñas carecen de instrucción”. Una afirmación alarmante con la que el Papa Francisco denuncia la catástrofe educativa mundial en curso, al comienzo de su video con la intención para la oración de este mes de enero 2025: Por el derecho a la educación”

En el Video del Papa, realizado por su Red Mundial de Oración, el Santo Padre habla de una auténtica “catástrofe educativa”, sobre todo, los que viven las consecuencias de las migraciones.  En efecto, los niños y jóvenes que migran o se desplazan a causa de las guerras se enfrentan a interrupciones en el proceso de su educación debido a la necesidad de huir de su tierra natal. En muchos casos, las escuelas en zonas de conflicto o los campos de refugiados tienen un acceso muy limitado a materiales educativos, infraestructuras adecuadas y docentes capacitados.

La educación es una esperanza
Además, cuando los niños y jóvenes se trasladan a otros países o regiones, su estatus migratorio puede impedirles acceder a la educación y, por consiguiente, a un futuro mejor. Por eso, el Papa Francisco afirma en el video que “todos los niños y jóvenes tienen derecho a ir a la escuela, sin importar su situación migratoria”. En ocasiones anteriores, el Pontífice ha pedido que se asegure a los migrantes y refugiados “el acceso regular a la educación primaria y secundaria”, así como “la permanencia regular al cumplir la mayoría de edad y la posibilidad de continuar sus estudios”.

“La educación es una esperanza para todos: puede salvar a los migrantes, a los refugiados, de la discriminación, de las redes de delincuencia y de la explotación…”, lo afirma Francisco la recordar que la educación nos abre puertas a un futuro mejor. Integrar a los migrantes, permitir que contribuyan a la sociedad y, sobre todo, no olvidar que “quien acoge al forastero, acoge a Jesucristo”.

La Iglesia, en primera línea
La nota de la Red Mundial de Oración explica que  son precisamente los niños y adolescentes que huyen de los conflictos o la pobreza quienes protagonizan las imágenes que acompañan las palabras de Francisco. Por ello, el Vídeo del Papa de este mes testimonia el compromiso en primera línea de la Iglesia para garantizarles educación incluso en los contextos más complicados.

Existen centros educativos realizados por la Fundación AVSI para niños refugiados -en su mayoría sirios- en Jordania y Líbano. Hay escuelas salesianas en Palabek, en Uganda, donde el 60% de los migrantes procedentes de Sudán del Sur tiene menos de 13 años. Está el Instituto Madre Asunta, de Tijuana, en la frontera entre México y Estados Unidos, dirigido por la familia scalabriniana, al que acuden menores procedentes de diversos países latinoamericanos. Está el compromiso, en diversos continentes, del JRS, el Servicio de los jesuitas para los refugiados, presente también en el este de Chad, junto a generaciones enteras nacidas y criadas en los campos de refugiados. Están los voluntarios de la Asociación Papa Juan XXIII, que acompañan en el estudio a los menores llegados a Grecia e Italia a través de las rutas migratorias.

Y no faltan los esfuerzos de las organizaciones internacionales, como Unicef, presente con proyectos educativos en numerosos países de acogida; gracias a ello, en los últimos años, muchos niños que han huido de la guerra en Ucrania han podido asistir a cursos de idiomas.

La preocupación del Papa por migrantes y refugiados
El Santo Padre ya ha dedicado anteriormente diversas intenciones de oración a la crisis de los migrantes y refugiados, uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo; la más reciente fue la de junio de 2024, cuando pidió que se rezara “para que los migrantes que huyen de las guerras o del hambre, obligados a viajes llenos de peligro y violencia, encuentren aceptación y nuevas oportunidades de vida en sus países de acogida”.

El Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, Padre Cristóbal Fones, S.J., recuerda que “en repetidas ocasiones, el Papa Francisco ha afirmado que es preciso acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes y refugiados. Estas son actitudes para la vida cotidiana que todos podemos y debemos cultivar. Deseamos ayudar durante este mes a descubrirlas y desarrollarlas en nuestros contextos concretos. El Papa nos dice que cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que en el Evangelio se identifica con el extranjero acogido o rechazado, en cualquier época de la historia.”

“También en la Bula de Convocación del Jubileo Ordinario que estamos celebrando, el Papa pide que se garantice a los migrantes y refugiados no sólo seguridad y acceso al trabajo, sino también instrucción -continúa el P. Fones-. Es bueno recordar, a propósito del Jubileo, que una de las condiciones necesarias para obtener las indulgencias concedidas con motivo de este Año Santo es, precisamente, orar por las intenciones del Sumo Pontífice, que son muy concretas y que durante este mes se centran en el respeto a este derecho fundamental de personas muy vulnerables”. 

 

Nota de prensa de la Red Mundial de oración del Papa. 

Tomado de:
https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2025-01/video-papa-intencion-oracion-enero-2025-derecho-educacion.html




ACTITUDES PARA LA VIDA COTIDIANA


Respetar el derecho a la educación

“Que a los numerosos exiliados, desplazados y refugiados, a quienes los conflictivos sucesos internacionales obligan a huir para evitar guerras, violencia y discriminaciones, se les garantice la seguridad, el acceso al trabajo y a la instrucción, instrumentos necesarios para su inserción en el nuevo contexto social” (Papa Francisco).

¿Conoces a los inmigrantes de tu zona? Si hay niños de por medio, ten en cuenta que son vulnerables a la prostitución, la esclavitud como trabajadores y el tráfico de drogas. La educación puede preservarlos. ¿Cómo puedes ayudarlos maternalmente y alentar su esperanza en este jubileo?


Acoger

“Cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extranjero acogido o rechazado.” (Papa Francisco).

Recuerda que acoges a Cristo mismo en el hermano migrante. Él no es una carga y también tiene muchas riquezas a intercambiar. Piensa en un gesto concreto para que sean mejor recibidos en tu comunidad.


Proteger

“Proteger, se conjuga en toda una serie de acciones en defensa de los derechos y de la dignidad de los emigrantes y refugiados, independientemente de su estatus migratorio.” (Papa Francisco).

Recuerda que este año del jubileo del Corazón de Jesús, el lema es «Devolver amor por amor». En oración pide al Señor te muestre como proteger al hermano vulnerable que cruza tu camino. ¿Qué acciones concretas están al alcance de tu mano para entregar el amor que recibes de Él?


Promover

“Promover quiere decir esencialmente trabajar con el fin de que, a todos los emigrantes y refugiados, así como a las comunidades que los acogen, se les dé la posibilidad de realizarse como personas en todas las dimensiones que componen la humanidad querida por el Creador.” (Papa Francisco).

Busca alguna asociación de servicio al migrante o refugiado Considera la manera de ayudarles, según tus posibilidades.


Integrar

“Integrar, está en el plano de las oportunidades de enriquecimiento intercultural generadas por la presencia de los emigrantes y refugiados. … El contacto con el otro lleva, más bien, a descubrir su “secreto”, a abrirse a él.” (Papa Francisco).

La sinodalidad busca enriquecerse con la diversidad. ¿Sabes valorar al hermano? ¿Ves sus diferencias como una oportunidad de enriquecimiento? Cada uno tiene un don personal y original para poner al servicio. ¿Cómo puedes ayudar al necesitado a integrarse en la comunidad?





RECURSOS EN LA RED

A. Cada Primer Viernes en Youtube, se pude buscar "El Video del Papa".

B. "Click To Pray" es una aplicación para teléfonos inteligentes (iOS y Android) en donde puedes unirte cada día a la red Mundial de Oración del Papa. Descarga ClickToPray [App Store] [Google Play]