P. Mark Link, jesuita.
Día uno
“¿Acaso puedo abandonarte, Israel?”
Oseas 11,8
El profeta Oseas
habla del amor de Dios y del perdón de manera conmovedora. Hablando en nombre
de Dios, dice:
Cuando Israel era niño, yo lo amé y de Egipto llamé a mi
hijo. Cuanto más lo llamaba, más se apartaba de mí. Fui yo quien enseñó a andar
a Efraín, y lo tomé en brazos
¿Cómo te trataré Efraín? ¿Acaso puedo abandonarte,
Israel? El corazón me da un vuelco, todas mis entrañas se estremecen. No me dejaré
llevar por mi indignación, no volveré a destruir a Efraín; porque yo soy Dios
no un hombre; en medio de ti yo soy el Santo y no me agrada destruir.
Oseas 11; 1-3, 8-9
Repite estas palabras despacio, diciendo tu nombre en vez de Efraín o Israel. Reza otra vez en silencio, imaginando que eres Dios hablándose a si mismo.
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Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
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