P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
VIII. JESÚS EN PEREA
(Diciembre año 29 - Abril año 30)
178.- LA VENIDA DEL
REINO DE DIOS
TEXTO
Lc 17, 20-21
Habiéndole
preguntado los fariseos cuando llegará el Reino de Dios, les respondió:
"El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: Tedio aquí o allá,
porque el Reino de Dios ya está entre vosotros".
INTRODUCCIÓN
Los fariseos hacen una pregunta al Señor sobre
un problema que se discutía entre ellos. La llegada del Reino Mesiánico estaba
en la esperanza de todos los judíos. Pero pensaban en la instauración de un
reino político de poderío humano y social, y creían que ese reino se
instauraría con señales y portentos, incluso de tipo cósmico. De ahí que varias
veces le pidiesen al Señor una "señal del cielo." "Acercáronse
los fariseos y saduceos y, para ponerle a prueba, le pidieron que les mostrase
una señal del cielo." (Mt 16, 1) (Cfr. Medit. 111). A esta problemática
responde el Señor.
MEDITACIÓN
El Señor responde
primeramente negando la suposición de los fariseos. El Reino de Dios no se ha
de manifestar a través de fenómenos espectaculares, ni tampoco habrá señales
extremas y aparatosas para localizar su presencia "aquí o allá". No
habrá teofanías apocalípticas ni el Reino de Dios se limitará a un lugar concreto.
Todos esos prejuicios eran una de las causas que impedía a los fariseos
reconocer en Cristo la llegada del Reino.
Lo más importante
en la respuesta del Señor a los fariseos es su enseñanza positiva sobre la
llegada del Reino: "El Reino de Dios está entre vosotros." Es la
misma enseñanza que ya había proclamado en otras ocasiones: "El Reino de
Dios ya ha llegado a vosotros." (Lc 11,20)
La expresión
"el Reino de Dios está entre vosotros" se interpreta de tres maneras
distintas, las tres valederas y que responden al significado que tiene la
preposición "entos" en el original griego, que puede traducirse por
"en medio de"; "al alcance de", "dentro de".
1) "En medio de vosotros"
Cristo es el mismo
Reino de Dios. La presencia de Cristo, que predica el mensaje de salvación y
realiza las obras que el Padre le ha encargado en sus múltiples milagros, es la
única prueba clara y cierta de que el Reino de Dios ya ha llegado. Cristo, el
Mesías, el Hijo de Dios, con sus palabras y sus obras, hace presente el Reino de
Dios en este mundo. Buscar el Reino de Dios fuera de Cristo es condenarse a no
encontrarlo nunca.
Con razón podía,
pues, decir Cristo a los fariseos "el Reino de Dios está medio de
vosotros." Cristo estaba en medio de los judíos; en medio de sus mismos enemigos,
escribas, fariseos, saduceos; en medio de todo el pueblo, cuando iba
recorriendo las ciudades y aldeas de Galilea. Y él es el mismo Reino de Dios
encarnado en la tierra. Donde estaba él, estaba el Reino de Dios.
Y Cristo sigue estando
presente en el mundo actual. La presencia de Cristo, si bien ahora no es física
y visible, es tan real como entonces. Su persona, su enseñanza, sus obras, su
vida, siguen estando presentes y siguen trayendo a todos los hombres la
salvación. Su presencia es una presencia tan activa como cuando vivió sobre la
tierra. Reconocer y vivir esta presencia del Señor en nuestra vida es haber
alcanzado el Reino de Dios. "El Reino de Dios está en medio de nosotros".
2) "El Reino de Dios está al alcance
vuestro"
El Reino de Dios es
asequible, fácil de entrar en él. Todos tenemos opción a formar parte de él y
capacidad para conseguirlo.
La única condición
que pone Cristo a través de todo el Evangelio es aceptarle a él, creer en él y
esforzarse por cumplir con sus exigencias. Estas palabras del Señor suponían un
grave reproche contra los fariseos. Ellos nunca podrían alcanzar el Reino de
Dios, pues sus corazones se habían cefrado totalmente a la gracia de Dios y no
podían creer en Cristo y aceptar su revelación. Jesucristo continúa en el día
de hoy diciendo a todos que su Reino está al alcance de cualquiera que tenga
buena voluntad.
Continúa
invitándonos a todos a que entremos en ese Reino y que en ese Reino encontremos
la paz y la felicidad. Y sólo el que entra en el Reino de Dios aquí en la
tierra, podrá después gozar para siempre del Reino de Dios en la eternidad.
3) "El Reino de Dios está dentro de
vosotros"
Cuando Jesús
predicaba sobre el Reino de Dios y exponía tantas parábolas sobre la naturaleza
de ese Reino, muchas veces se refirió a la existencia de ese Reino dentro del
corazón del hombre. Cuando en el corazón del creyente reina Cristo por la fe,
la esperanza y la caridad; cuando es acogido Cristo en el interior nuestro y
aceptamos sus enseñanzas; cuando se nos ha comunicado la gracia del Espíritu
Santo que ha borrado nuestros pecados y nos ha hecho partícipes de la vida de
hijos de Dios; entonces, no como metáfora o comparación, sino como realidad
maravillosa, podemos decir ciertamente que el Reino de Dios está "dentro de
nosotros" (Cfr. Medit.40).
Pero tenemos que decir que en el contexto que Cristo pronuncia esa sentencia, la interpretación "dentro de vosotros" no puede darse. Jesús no podía decir a los fariseos que el Reino de Dios estaba dentro de sus corazones. Pero prescindiendo de este contexto sí podemos pensar que la sentencia del Señor no se limitaba a ser una respuesta a los fariseos. Como todas las palabras del Señor, tenía un valor universal y para todos los hombres. Y así, dirigida esta sentencia a los que un día habían de ser sus discípulos, sí quería decir que el "Reino de Dios está dentro de vosotros."
El mayor tesoro
que pueda tener un hombre en su corazón, es poseer el Reino de Dios. La
parábola del Tesoro encontrado y la Perla hallada se refieren a la interiorización
del Reino de Dios en nuestros corazones. Encontremos esta Perla y este Tesoro
y nunca dejemos que se nos pierda.
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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