La humildad y el orgullo


P. Adolfo Franco, jesuita

DOMINGO XXII
del Tiempo Ordinario

Lucas 14, 1.7-14

Un sábado Jesús fue a comer a la casa de uno de los fariseos más importantes, y ellos lo observaban. Jesús notó que los invitados trataban de ocupar los puestos de honor, por lo que les dio esta lección: «Cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no escojas el mejor lugar. Puede ocurrir que haya sido invitado otro más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga y te diga: Deja tu lugar a esta persona. Y con gran vergüenza tendrás que ir a ocupar el último lugar.
Al contrario, cuando te inviten, ponte en el último lugar y así, cuando llegue el que te invitó, te dirá: Amigo, ven más arriba. Esto será un gran honor para ti ante los demás invitados. Porque el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado.»
Jesús dijo también al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una comida, no invites a tus amigos, hermanos, parientes o vecinos ricos, porque ellos a su vez te invitarán a ti y así quedarás compensado. Cuando des un banquete, invita más bien a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos. ¡Qué suerte para ti si ellos no pueden compensarte! Pues tu recompensa la recibirás en la resurrección de los justos.»

Palabra del Señor.


El Señor que se humilló hasta ponerse a los pies de sus discípulos nos habla del orgullo tan frecuente en el ser humano

El Señor es invitado a un banquete, y lo convierte en enseñanzas. Todos los acontecimientos que vivía Jesús le sirven para trasformarlos en mensajes. Y en este caso Jesús nos va a hablar de la humildad, que no es frecuente en los invitados a los banquetes. Las invitaciones más solemnes ponen de manifiesto muchas veces el orgullo y la soberbia de los invitados: se buscan las preferencias, los sitios de honor, y el círculo de los poderosos.

Jesús está viendo cómo los invitados buscan abierta o disimuladamente los sitios de honor: la cabecera, o quedar junto a alguien importante, para poder obtener algún beneficio. Los sitios donde se puede satisfacer la vanidad y el orgullo, o donde se pueden sacar ventajas personales. Y Jesús invita al despojo, al desprendimiento completo. Vivir la vida sin pretender convertirla en una carrera por prevalecer sobre los demás.

Ante esta enseñanza de los que buscan los primeros puestos, hay varias preguntas que hacerse: ¿cuál es el lugar que me corresponde? ¿qué lugar debo elegir? ¿se opone el Evangelio al deseo humano de progresar?

Empezando por la última: no hace falta discurrir mucho para responderla. El Evangelio no se opone al legítimo deseo de progresar. Con tal de que mi avance en el progreso sea legítimo, sin pisar a nadie, y usando siempre medios lícitos. Y evitando el subproducto del orgullo que a veces acompaña a algunos logros que obtenemos. Pero la enseñanza del evangelio va a algo más profundo que a examinar la casuística que podría derivarse de la consideración del legítimo progreso. La enseñanza de Jesús apunta a una actitud de nuestro espíritu, que tiene que ver con la autenticidad de nuestro ser, y con el respeto al prójimo.

En cuanto a las otras dos preguntas, el Señor nos responde animándonos a escoger el último lugar. Y nos lo enseña El que supo ponerse a los pies de los apóstoles, para lavárselos en la Ultima Cena. ¿De qué se trata en todo esto? Alegría de que el otro triunfe, aunque uno sienta que ha hecho más méritos que el otro. Saber ceder la delantera. Tener el deseo de pasar desapercibido, y no hacer tanto caso a condecoraciones y homenajes. Contentarse con el puesto menos espectacular, aunque sea el de más trabajo. Espíritu sencillo que sabe abrir la puerta al que viene detrás y dejarlo pasar delante. Es la cortesía de los humildes y sencillos del Evangelio, representados en San Juan Bautista que, refiriéndose a Cristo dijo: conviene que El crezca y que yo disminuya; y también: yo no soy digno ni de desatarle la correa de sus sandalias.

Si en un banquete imaginario nos invitaran con Jesús, y quisiéramos sentarnos cerca de El, tendríamos que escoger el último sitio, pues El nunca estaría en la cabecera.

El que vive así está seguro y en paz, no se estremece con la envidia, ni con el resentimiento. No tiene la fatiga del que siempre corre agitado, para estar por encima de quien sea.

Hay quienes han sabido ceder hasta el heroísmo como Maximilian Kolbe: ceder el puesto de la vida a un condenado a muerte, y sufrir en su lugar una cruel agonía. O una madre heroica, Cristina Cella de 26 años, que prefirió postergar su tratamiento contra el cáncer, para que su hijo naciese bien; aunque esto le acarreó la muerte.

Mirar con serenidad en el banquete de la vida cómo a otros se les da la preferencia, alegrarse de ello, y no precipitarse a ocupar puestos de privilegio, sino alegrarse de las preferencias de los demás sinceramente. Pensando además que ellos se lo merecen bien, y estarse tranquilos en los sitios escondidos. Sacar del corazón la avaricia y la codicia de la importancia. Ser mar tranquilo y no tormenta agitada por el orgullo.

Y por eso también en las invitaciones hacerlas a fondo perdido sin esperar que me lo paguen con la misma moneda. Es dar e invitar por el deseo limpio de entregarse, por el deseo de compartir, sin contabilizar los beneficios que los invitados me puedan devolver. Ser don y no mercancía. Y vivir alegres con la donación de sí, sin buscar retorno.

No hay duda de que el Evangelio, y este evangelio de hoy nos enseña la forma más bella de ser persona; y nos lo enseña el que es el “primogénito de toda la Creación” Jesús.



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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.

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Los escritos de San Pablo: Su Teología - La esperanza y su realización



P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA

TEOLOGÍA DE SAN PABLO - 12° ENTREGA


13. LA RESPUESTA DEL HOMBRE A LA INICIATIVA DE DIOS

Continuación

13.4. LA ESPERANZA Y SU REALIZACIÓN

En la doctrina de Pablo aparece una tensión entre lo actual y lo definitivo. La redención de Cristo, realizada ya, tiene al mismo tiempo una faceta futura que es objeto de esperanza. La redención se consumará con la resurrección.

En relación con la escatología encontramos en el Apóstol dos series de afirmaciones:

A. Unas que la presentan ya realizada

  • Ahora es el día de la salvación: 2 Cor 6, 2: “Pues dice Él: “en el tiempo favorable te escuché, y en el día de la salvación te ayudé”. Mirad ahora el día de salvación”.
  • Tenemos ya las primicias y las arras del Espíritu: Rom 8, 23: “Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo”; Y en 2 Cor 1, 22: “y el que nos marcó con su sello y nos dio en arras el Espíritu en nuestros corazones”.
  • Ya hemos sido trasladados al reino celestial, somos ciudadanos de él: Filip 3, 20: “pero nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos como Salvador al Señor Jesucristo”.
  • Dios nos ha resucitado ya y nos ha hecho sentar en los cielos: Ef 2, 6: “y con Él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús”.
  • Ya estamos salvados: Rom 8, 24: “Porque nuestra salvación es en esperanza; y una esperanza que se ve , no es esperanza, pues ¿cómo es posible esperar una cosa que se ve?”.

B. Otras que la presentan como futura

  • La consumación se tendrá en la parusía: 1 Tes 4, 15: “Os decimos esto como palabra del Señor. Nosotros, los que vivamos, los que quedemos hasta la venida del Señor no nos adelantaremos a los que murieron”.
  • Esperamos la resurrección de los muertos: 1 Tes 4, 16: “El mismo Señor bajará del cielo con clamor, en voz de arcángel y trompeta de Dios, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar”; y en 1 Cor 15, 13-57: “Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe. Y quedamos como testigos falsos de Dios porque hemos atestiguado contra Dios que resucitó a Cristo,... porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó, ... ¿pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicia de los que murieron, ... el último enemigo en ser destruido  será la Muerte. Porque ha sometido todas las cosas bajo sus pies, ... cuando hayan sido sometidas a Él todas las cosas, entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha sometido a Él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos”
  • Nos aguarda el juicio de Dios: 2 Cor 5, 10: “porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo durante su vida mortal, el bien o el mal”; y en Rom 14, 10: “Pero tú ¿por qué juzgas a tu hermano? Y tú ¿por qué desprecias a tu hermano? En efecto todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios”; y en Efes 6, 8: “conscientes de que cada cual será recompensado por el Señor según el bien que hiciere: sea esclavo, sea libre”.
  • Es entonces cuando se manifestará gloriosamente nuestra condición de hijos de Dios: Rom 8, 21: “de ser liberada de la esclavitud de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios”; y en 1 Tes 2, 12: “os exhortábamos y animábamos, exigiéndoos vivieseis de una manera digna de Dios, que os ha llamado a su Reino de gloria”.

Esta escatología paulina puede ser calificada como escatología iniciada. Por eso vivimos la vida cristiana: "en esperanza" de su consumación y, es necesario que conozcamos la esperanza a la que hemos sido llamados, Ef 1, 18: “iluminados los ojos de vuestro corazón para que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis sido llamados por Él; cuál la riqueza de la gloria otorgada por Él en herencia a los santos”; y en Col 1, 5: “a causa de la esperanza que os está reservada en los cielos y acerca de la cual fuisteis ya instruidos por la palabra de la verdad, el Evangelio”.

La esperanza en Pablo aparece constituida por tres elementos:

  1. Perseverancia paciente: en lengua griega = "hypomoné".
  2. Fe: en lengua griega = "pístis".
  3. Expectación con tendencia activa: en lengua griega = "heláis",  Rom 5, 3-5: “Más aun, nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”.

El objeto de la esperanza es la Segunda Venida de Cristo, Tito 2, 13: “aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo”.

El "Dios de la esperanza", Rom 15, 13: “El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en la fe, hasta rebozar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo”; nos ha llamado a esta esperanza en Cristo que es nuestra esperanza, Ef 1, 12: “para ser nosotros alabanza de su gloria, los que  ya antes esperábamos en Cristo”; y en 1 Tim 1, 1: “Pablo, Apóstol de Cristo Jesús, por mandato de Dios nuestro Salvador, y de Cristo Jesús nuestra esperanza”; y en 1 Cor 15, 19: “Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, ¡somos los hombres más dignos de compasión!”.

La venida de Jesucristo traerá consigo todos los bienes esperados:
.- la gloria: Col 1, 27: “a quienes Dios quiso dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria”; y en Rom 5, 2: “por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”.
.- la justicia: Gal 5, 5: “en cuanto a nosotros por el Espíritu y la fe esperamos la justicia anhelada”.
.- la salvación: 1 Tes 5, 8: “nosotros, por el contrario, que somos del día, seamos sobrios; revistamos la coraza de la fe y de la caridad, con el yelmo de la esperanza de salvación”.
.- la resurrección: Rom  8, 10: “mas si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo haya muerto ya a causa del pecado, el espíritu es vida a causa de la justicia”.
.- la vida eterna: Tito 1, 2: “con la esperanza de vida eterna prometida desde toda la eternidad por Dios que no miente”.
.- la herencia: Tito 3, 7: “para que, justificados por su gracia, fuésemos constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna”.
.- la perfecta manifestación de nuestra condición de hijos de Dios: Rom 8, 19: “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el espíritu, ya que el espíritu de Dios habita en vosotros, el que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece”.

Motivos de la esperanza cristiana son la bondad y fidelidad de Dios manifestadas en Cristo, del cuál nada ni nadie puede separarnos, Rom 8, 28-30: “Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que  han sido llamados según su designio. Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera Él el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también los llamó; y a los que llamó, a ésos también los justificó, a ésos también los glorificó”.

  • La esperanza no engaña porque está alimentada por el amor de Dios, difundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo, Rom 5, 8-11: “mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por Él salvos de la ira! Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ahora ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no solamente eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación”.
  • La esperanza se hace cada vez mas fuerte en medio de las tribulaciones, Rom 8, 18: “Porque estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que ha de manifestarse en nosotros”.
  • La esperanza es fuente de gozo: Rom 12, 12: “con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración”; y en 2 Cor 4, 17: “en efecto, la leve tribulación de un momento nos procura, sobre toda medida,  un pesado caudal de gloria eterna”.
  • La esperanza es la seguridad y certeza de que la vida que llevamos escondida y que nos compromete en la transformación del mundo, se manifestará cuando Cristo se manifieste: Col 3, 3-4: “Porque habéis muerto y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con Él”.

Por la esperanza el cristiano anhela que llegue el día en el que el Reino, por el cual trabaja, alcance su plenitud: cuando la fe se transforme en visión y la caridad se perfeccione, 1 Cor 13, 12: “Ahora vemos como en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido”; y en Rom 8, 24: “Porque nuestra salvación es como en esperanza; y una esperanza que se ve, ya no es esperanza, pues ¿cómo es posible esperar una cosa que se ve?”. En esa esperanza el hombre arrastra el universo: Rom 8, 19-20: “Pues la ansiosa espera  de la creación espera vivamente la revelación de los hijos de Dios. La creación, en efecto, fue sometida a la caducidad, no espontáneamente, sino por aquel que la sometió, en la esperanza de ser liberada de la esclavitud de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios”.


Dios nos ha salvado, 2 Tim 1, 9: “por Él estoy sufriendo hasta llevar cadenas como un malhechor; pero la palabra de Dios no puede ser encadenada”; y nos salvará en su Reino”; y en 2 Tim 4, 18: “El Señor me librará de toda obra mala y me salvará guardándome para su Reino celestial. A Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén”; entonces será el final de la historia cuando, "Dios sea todo en todos". Y en 1Cor 15, 28: “Cuando hayan sometidas a Él todas las cosas. Entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha sometido a Él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos”.          




Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.

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Los escritos de San Pablo: Su Teología - La libertad cristiana




P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA

TEOLOGÍA DE SAN PABLO - 11° ENTREGA


13. LA RESPUESTA DEL HOMBRE A LA INICIATIVA DE DIOS

Continuación


13.3. LA LIBERTAD CRISTIANA


Cuando Pablo habla de libertad lo hace en el sentido bíblico: un don de Dios, un paso de la servidumbre del egoísmo y del pecado al servicio de Dios y del prójimo en el amor, Lev 26, 12-13: “Me pasearé en medio de vosotros, y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo. Yo soy Yahvé vuestro Dios, que os saqué del país de Egipto, para que no fueseis sus esclavos; rompí las coyundas de vuestro yugo y os hice andar con la cabeza alta”; y en Gal 5, 1–6: “Para ser libres nos ha liberado Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud. Soy yo, Pablo, quien os lo dice: Si os circuncidáis, Cristo no os aprovechará para nada ...  porque siendo de Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen eficacia, sino la fe que actúa por la caridad”.

El origen de la libertad cristiana esta en el nacimiento nuevo y en la presencia del Espíritu.

  • Esta libertad no puede ser destruida porque radica en Cristo. Por este motivo Pablo entona en Rom 8, 31-37: “Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, e intercede por nosotros? Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación? ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez, ¿los peligros?, ¿la espada?, como dice la Escritura: “Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero”. Pero en todo esto salimos vencedores gracias a Aquél que nos amó”. Es un himno al amor de Dios que nos ha liberado en Cristo y del cual nada ni nadie nos puede separar.
  • La acción salvífica de Cristo nos ha comunicado la: "gloriosa libertad de los hijos de Dios", Rom 8, 21. Hemos sido "comprados a buen precio", 1 Cor 7, 23, en el sentido de una liberación redentora de la esclavitud entendida como una adquisición a semejanza de la que Dios hace de su pueblo en el A.T, Ex 6, 6-7: “Por eso di a los israelitas: Yo soy Yahvé; Yo os sacaré de los duros trabajos de los egipcios, os libraré de la esclavitud y os redimiré con brazo tenso y juicios solemnes. Yo os haré mi pueblo, y seré vuestro Dios; y sabréis que yo soy Yahvé, vuestro Dios, que os sacaré de la esclavitud de Egipto”.
  • La libertad cristiana para Pablo se manifiesta en:
  • La liberación del pecado: Rom  6, 18-22: “y liberados del pecado os habéis hecho esclavos de la justicia, ..., pues si ofrecisteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y a la iniquidad por la iniquidad, ofrecedlos igualmente a ahora a la justicia para la santidad”. Gal 5, 13: “Vosotros hermanos habéis sido llamados a la libertad; pero no toméis de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario, servíos unos a otros por el amor”.
  • La liberación de la muerte física y espiritual: Rom 6, 22-23: “pero al presente, libres del pecado y esclavos de Dios, fructificáis para la santidad; cuyo fin es la vida eterna. Pues el salario del pecado es la muerte; pero el don de Dios, la vida eterna en Cristo Jesús señor nuestro”. Y en 1 Cor 15, 26: “El último enemigo en ser destruido será la Muerte”.
  • La liberación de los aliados del pecado:
  • Demonio: Ef 6, 11: “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, antes bien denunciadlas”. Y en Col 1, 13-14: “Él nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino de su Hijo querido, en quien tenemos la redención de los pecados”.
  • La carne: Gal 5, 16-25: “Os digo esto: proceded según el Espíritu, y no deis satisfacción a las apetencias de la carne. Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí tan opuestos que no hacéis lo que queréis. Pero, si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría hechicería, odios, discordias, celos, iras, ambición, divisiones, disensiones, rivalidades, borracheras, comilonas y cosas semejantes, sobre las cuales les prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí, contra tales cosas no hay ley. Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y apetencias. Si vivimos por el Espíritu, sigamos también al Espíritu. No seamos vanidosos provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente”.
  • Los "elementos del mundo”, Gal 4, 3 -10: “De igual manera, también nosotros mientras éramos menores de edad, éramos esclavos de los elementos del mundo. Pero al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la condición de hijos. Y, como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡ ABBA, Padre!. De modo, que ya no eres esclavo, sino hijo, y si hijo también heredero por voluntad de Dios. Pero en otro tiempo, cuando no conocíais a Dios, servíais a los que en realidad no son dioses. Mas ahora que habéis conocido a Dios, o mejor, que Él os ha conocido, ¿cómo retornáis a esos elementos sin valor, a los cuales queréis volver  a servir de nuevo?”. Y en Col 2, 8-20: “Mirad que nadie os esclavice mediante la vana falacia de una filosofía, fundada en tradiciones humanas, según los elementos del mundo y no según Cristo. Porque en Él reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente, y vosotros alcanzáis la plenitud en Él, que es la cabeza de todo principado, y de toda potestad, en Él también fuisteis circuncidados no con circuncisión quirúrgica, sino mediante le despojo del cuerpo carnal, por la circuncisión en Cristo. Sepultados con Él en el bautismo, con Él también habéis resucitado por la fe en la fuerza de Dios que resucitó de entre los muertos. Y a vosotros que estabais muertos en vuestros delitos y en vuestra carne incircuncisa, os vivificó juntamente con Él y nos perdonó todos nuestros delitos, ... Por tanto que nadie os critique por cuestiones de comida o bebida, o a propósito de fiestas, de novilunios o sábados. Todo esto es sombra de lo venidero; pero la realidad es el cuerpo de Cristo ... Una vez que habéis muerto con Cristo a los elementos del mundo ¿por qué sujetaros, como si aún estuvierais en el mundo, a preceptos como “no toques”, “no pruebes” “no acaricies, cosas destinadas a perecer con el uso conforme a preceptos y doctrinas puramente humanas?”.
  • “Mundo”, en griego clásico: significaba la parte de una línea o serie; los primeros rudimentos o elementos de una lengua; los cuatro elementos que - según los antiguos - componían el cosmos: tierra, agua, aire y fuego; los primeros elementos de una ciencia.
  • En griego helenístico: los cuatro elementos; los astros; los espíritus celestes que, según se creía, habitaban los astros y regulaban su curso.
  • Aquí la liberación de los elementos del mundo significa liberación de la Ley mosaica en su parte ritual: fiestas que estaban en relación con el movimiento de los astros. También la astrología de los paganos.
  • Liberación, sobre todo, de este siglo presente y malvado:  “Gracia, para todos vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo, que se entregó a sí mismo por nuestros pecados, para librarnos de este mundo perverso según la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”, Gal. 1, 3-4. 
  • En el lenguaje profético: "siglo presente", es el tiempo que antecede a la venida del Mesías; "siglo futuro", el tiempo que Él inicia. También significa el modo de ser del hombre: liberado o no liberado por Cristo. Quienes vivimos después de Cristo, tenemos la posibilidad de volver a vivir en la esclavitud. De ahí las recomendaciones de Pablo: Rom 12, 2: “Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto”. Y en Gal 6, 14: “En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!”; y en 1 Cor 7, 29-31: “Os digo pues, hermanos: El tiempo apremia. Por tanto, los que tienen mujer, vivan como si no la tuviesen. Los que lloran, como si no llorasen. Los que están alegres, como si no lo estuviesen. Los que compran como si no poseyesen. Los que disfrutan del mundo, como si no lo disfrutasen. Porque la representación de este mundo pasa”.
  • La liberación del fatalismo. En él estaban sumergidos los paganos y también los judíos hasta el S. III a.C., con la creencia de que no había una vida mas allá de este mundo. Cristo, al liberar del fatalismo, libera de la tristeza, del desaliento, de la monotonía. Estamos proyectados a lo nuevo; podemos progresar.
  • La Ley era también otro aliado del pecado. Cristo nos ha liberado de ella, Rom 8, 1-2: “Por consiguiente, ninguna condenación pesa ya sobre los que están en Cristo Jesús. Porque la ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte”.
  • La nueva Ley es el Espíritu que lleva a la plenitud de la caridad, Rom 13, 10: “La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud”.
  • La íntima relación que tiene la libertad cristiana con el amor aparece ya en Rom 8, 31-39: “Ante todo ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas? ... ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ... ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ... Pues estoy seguro que ni la muerte ni la vida,  ... podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro”.
  • Este himno, que puede ser llamado un himno a la libertad cristiana, concluye afirmando que nada nos puede separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Por otra parte en Gal 5, 13-26: “Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad, pero no toméis de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario servios unos a otros por amor. ... Os digo esto: proceded según el Espíritu, y no deis satisfacción a las apetencias de la carne. Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí tan opuestos que no hacéis lo que queréis. Pero, si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría hechicería, odios, discordias, celos, iras, ambición, divisiones, disensiones, rivalidades, borracheras, comilonas y cosas semejantes, sobre las cuales les prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí, contra tales cosas no hay ley. Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y apetencias. Si vivimos por el Espíritu, sigamos también al Espíritu. No seamos vanidosos provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente”.
  • De muchas maneras se insiste en que hemos sido llamados a la libertad; en que el amor es el meollo de esa libertad; en que nuestra vida es una vida en el Espíritu, cuyo primer fruto es el amor.
  • Quién está movido por el Espíritu ya no está bajo la Ley, Gal 5, 18: “Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley”;  sino que es hijo libre de Dios Rom 8, 14: “En efecto, todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios”; y el fruto del Espíritu es el amor, Gal 5, 22: “En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí”; y demás virtudes que lo expresan.
  • Mediante el hombre, Cristo libera el universo, Rom 8, 20-22: “La creación, en efecto, fue sometida a la caducidad, no espontáneamente, sino por aquel que la sometió, en la esperanza de ser liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto”.
  • De aquí brota el valor del progreso.  La redención del hombre y la del mundo están íntimamente unidas. La segunda esta ordenada a la primera (Cfr. Gaudium et Spes nn. 33-39).
La libertad cristiana considerada en todos los aspectos enumerados encuentra una formulación adecuada en 1 Cor 3, 22-23, donde Pablo escribe: "Todo es vuestro: ya sea Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es vuestro; y vosotros, de Cristo y Cristo, de Dios”.


Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.

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P. Ignacio Garro, S.J.
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TEOLOGÍA DE SAN PABLO - 9° ENTREGA

13. LA RESPUESTA DEL HOMBRE A LA INICIATIVA DE DIOS

13.2. LAS RELACIONES CON EL PADRE, CON JESUCRISTO Y EL ESPÍRITU

Continuación

13.2.2. Relaciones con Jesucristo

Pablo expresa nuestras relaciones con Cristo por medio de varias formulas:

  • Revestir de Cristo: Gal 3, 27: “En efecto todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo”. Y en Rom  13, 14: “Revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias”.
  • Cristo habita en nosotros: Efes 3, 17: “Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que arraigados y cimentados en el amor”.
  • Cristo en nosotros: Rom 8, 10: “Mas si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo haya muerto ya a causa del pecado, el espíritu es vida a causa de la justicia”.
  • De Cristo: Gal 3, 29: “Y si sois de Cristo, ya sois descendencia de Abraham, herederos según la promesa”.
  • Según Cristo: Col 2, 8: “Mirad que nadie os esclavice mediante la vana falacia de una filosofía, fundada en tradiciones humanas, según los elementos del mundo y no según Cristo”.
  • A causa de Cristo: Filp 3, 7: “Pero lo que era para mi ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo”. Y en 1 Cor 4, 10: “Nosotros necios por seguir a Cristo, Débiles nosotros; mas vosotros fuertes. Vosotros llenos de gloria nosotros, despreciados”.  Y  en 2 Cor 4, 5: “No nos predicamos a nosotros mismos sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús”.
  • Por medio de Cristo: Rom 1, 8: “Ante todo doy gracias por medio de Jesucristo, por todos vosotros pues vuestra fe es alabada en todo el mundo”. Y en Rom 7, 25: “¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor!”. Y en  2 Cor 3, 4: “Esta es la confianza que tenemos delante de Dios por Cristo”.
  • En orden a Él: Rom 6, 3: “O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte?”. Y en  Gal 3, 27: “En efecto, todos los bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo”.
  • Con Cristo: Col 3, 3: “Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios”.  Y  en Gal 2, 19-20: “En efecto yo por la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios; con Cristo estoy crucificado y, vivo, pero no yo, sino es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del hijo de Dios que me amó y se entregó por mí”. Y en Filip 3, 10: “y conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte”. Y en Col 2, 12: “sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que le resucitó de entre los muertos”.  Y en Efes 2, 5-6: “Y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús”.
  • Pero la formula principal es:  "EN CRISTO" : y sus sinónimas
  • "en el Señor": Col 3, 18: “Mujeres sed sumisas a vuestros maridos como conviene en el Señor”.
  • "en Cristo Jesús". Aparecen 164 veces en las cartas de Pablo, Rom 6, 23: “ ... pero el don gratuito de Dios, la vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
  • Aunque en algunas ocasiones es utilizada en el sentido de "por medio de", generalmente tiene un significado profundo, que puede ser expresado así:
  • por el bautismo el hombre se encuentra en un nuevo ámbito de vida, contrario al de la carne; está bajo el influjo y dominio de Cristo.
  • existe en él una intima unión en el ser y en el obrar con Cristo
  • hay una comunión de vida con Cristo, orientada a: “estar CON Cristo”, Flp 1, 23:“Me siento apremiado por las dos partes: por una parte deseo partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es lo mejor”.

A. Cristo vive en nosotros personalmente, aunque sin confundirse con nosotros.

Esta realidad de la vida "en Cristo" llena toda la existencia del cristiano. Los frutos de la redención, la libertad, la gloria, los esfuerzos por vivir como hijos de Dios, los sufrimientos, la esperanza, etc. todo se hace presente y se desarrolla: “en Cristo”. En concreto:

  • La redención: Ef 1, 7: “Y es justo que sienta así de todos vosotros, pues os llevo en mi corazón, partícipes como sois de toda mi gracia, tantos en mis cadenas como en la defensa y consolidación del Evangelio”. Y en  Col 1, 13-14: “Él nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados”.
  • La justicia de Dios que salva: 2 Cor 5, 21: “A quien no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que viniésemos a ser justicia de Dios en él”; y en Col 1, 14: “en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados”.
  • La salvación: 2 Tim 2, 10: “Por eso todo lo soporto por los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que está en Cristo Jesús con la gloria eterna”.
  • La nueva creación: 2 Cor 5, 17: “Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo”.
  • La filiación divina: Gal 3, 26: “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús”.
  • La elección divina: Efes 1, 4: “Por cuanto nos ha elegido en él antes de la creación del mundo para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor”.
  • Nuestra santificación: Filp 1, 1: “Bendito sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo”; y en  1 Cor 1, 2: “a la Iglesia de Dios que está en Corinto; a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con cuantos en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor Nuestro, de nosotros y de ellos”.
  • Las bendiciones y gracias: Efes 1, 3: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo”; 2, 7: “a fin de mostrar en los siglos venideros la sobreabundancia de la riqueza de su gracia, de su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”; 2 Tim 1, 9. “Quien nos ha salvado y nos ha llamado  con  una vocación santa, no por nuestras obras, sino por su propia determinación y por su gracia que nos dio desde toda la eternidad en Cristo Jesús”.
  • La riqueza de los dones de Dios: 1 Cor 1, 5: “pues en Él habéis sido enriquecidos en todo, en toda palabra  y conocimiento”.
  • El bautismo (circuncisión en Cristo): Col 2, 11: “en Él también fuisteis circuncidados no con circuncisión quirúrgica, sino mediante el despojo del cuerpo carnal, por la circuncisión en Cristo”.
  • La comunicación del Espíritu (somos sellado con Él): Ef 1, 13: “en Él también vosotros tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”.
  • La seguridad de la herencia: Efes 1, 13:en Él también vosotros tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”.

B. En Cristo poseemos:

  • Libertad: Gal 2, 4: “y esto a causa de los intrusos, los falsos hermanos que solapadamente se infiltraron para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús, con el fin de reducirnos a la esclavitud”.
  • Gloria: Rom 15, 17: “Tengo, pues, de qué  que gloriarme en Cristo Jesús ante Dios”.
  • Luz: Efes 5, 8: “Porque en otros tiempos fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor, vivid como hijos de la luz”.
  • Confianza: Ef 3, 12: “quien mediante la fe en Él, nos da valor para llegar confiadamente a Dios”.

C. En Cristo y por su poder:

  • Todo lo podemos: Filip 4, 13: “Todo lo puedo con Aquel que me da fuerzas”.
  • Nos hacemos perfectos: Col 1, 28: “Al cual nosotros anunciamos, amonestado e instruyendo a todo los hombres con toda sabiduría, a fin de presentarlos  a todos perfectos en Cristo”.
  • Permanecemos firmes: Filip 4, 1: “Por tanto, hermanos míos queridos  y añorados, mi gozo y mi corona, manteneos así firmes en el Señor”.
  • Caminamos: Col 2, 6: “Vivid, pues, según Cristo Jesús, el Señor, tal como lo habéis recibido”.
  • Nos cimentamos: Col 2, 7: “arraigados y edificados en Él; apoyados en la fe, tal como se os enseñó, rebosando en agradecimiento”.
  • Alcanzamos la plenitud: Col 2, 10: “Y vosotros alcanzáis la plenitud en Él, que es la cabeza de todo principado y de toda potestad”.
  • Nos alegramos: Filip. 3, 1: “Por lo demás, hermanos míos, alegraos en el Señor. Volved a escribir las mismas cosas, a mí no me es molestia, y  a vosotros os da seguridad”; y en Filp 4, 4. “Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito estad siempre alegres”.

D. En Cristo también:

  • Nacemos a una vida nueva: 1 Cor 4, 15: “Pues aunque hayáis tenido diez mil pedagogos en Cristo, no tenéis muchos padres. He sido yo quien, por el Evangelio, os engendré en Cristo Jesús".
  • Morimos: 1 Cor 15, 18: “Por tanto, también los que durmieron en Cristo perecieron”; y en 1 Tes 4, 14: “Porque si creemos que Cristo murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús”.
  • Resucitamos: 1 Cor 15, 22: “Pues por el mismo modo que por Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo”; y en 1 Tes 4, 16: “El mismo Señor bajará del cielo con clamor, en voz de arcángel y trompeta de Dios, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar”.
  • Triunfamos: 2 Cor 2, 14: “¡Gracias sean dadas a Dios, que nos asocia siempre a su triunfo en Cristo,  y por nuestro medio difunde en todas partes el olor de Cristo!”.
  • Trabajamos y realizamos esfuerzos: Rom 16, 12: “Saludad a Trifena y a Trifosa, que se han fatigado por el Señor, a Pérside, que trabajó mucho en el Señor”.
  • Hablamos: 2 Cor 2, 17: “Ciertamente no somos nosotros como muchos que negocian con la palabra de Dios. Antes bien, con sinceridad y como de parte de Dios y delante de Dios hablamos de Cristo”; y en 2 Cor 12, 19: “Delante de Dios, en Cristo, estamos hablando”; y en Efes 4, 17: “Por tanto, os digo y os aseguro esto en el Señor, que no viváis ya como viven los gentiles, según la vaciedad de su mente”.
  • Esperamos y confiamos: Gal 5, 10: “Examinad qué es lo que agrada al Señor, y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, antes bien denunciadlas”; y en 2 Tes 3, 4: “En cuanto a vosotros tenemos plena confianza en el Señor de que cumplís y cumpliréis cuanto os mandamos”.
Como se puede constatar la vida del cristiano es una vida de comunión con Cristo, 1 Cor 1, 9: “Pues fiel es Dios, por quien habéis sido llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro”.

 En esta unión con Cristo, la Cruz de Cristo actúa como un poder presente, Gal 6, 14: “En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme sino es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!"; se experimentan los padecimientos de Cristo, 2 Cor 1, 5-7: “Pues, así  como abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, igualmente abunda también por Cristo nuestra consolación. Si somos atribulados, lo somos para consuelo y salvación vuestra; si somos consolados, lo somos para el consuelo vuestro que os hace soportar con paciencia los mismos sufrimientos que también nosotros soportamos. Es firme nuestra esperanza respecto a vosotros; pues sabemos que, como sois solidarios con nosotros en los sufrimientos, así los seréis también en la consolación”; sus tribulaciones, Col 1, 24: “Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo lo que falta a las tribulaciones de Cristo en mi carne, a favor de su cuerpo, que es la Iglesia”; la muerte de Jesús, 2 Cor 4,10: “Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes la muerte de Jesús, a fin de que también la vida Jesús se manifieste en nuestro cuerpo”.

 En una palabra, se manifieste la vida de Jesús, 2 Cor 4, 10-11: ““Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes la muerte de Jesús, a fin de que también la vida Jesús se manifieste en nuestro cuerpo”. Pues aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de que también la vida Jesús se manifieste en nuestra carne mortal”.
Jesús significa para Pablo: “la vida”; así lo manifiesta en Filip 1, 21: “Pues para mí la vida es Cristo, y el morir una ganancia”.

 Cristo se convierte en cierto sentido en sujeto de todas las acciones del cristiano: Gal. 2, 20: "Y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Esta vida en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó por “mí".

 La muerte y resurrección del cristiano con Cristo en el bautismo, Rom 6, 3-4: “O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte, a fin de que, al igual que Cristo resucitó de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva”; es el origen de esta vida: "en Cristo". Ahora esta vida nueva en Cristo se tiene en forma oculta, en la parusía se manifestará gloriosamente, Col. 3, 3-4.: "Porque habéis muerto y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con Él".





Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.

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Introducción a la Ideología de Género 5 - Orientaciones sobre la Familia y la Sexualidad



Publicación realizada en el Cuaderno HUMANITAS N°35 - Abril 2017 
Introducción a la Ideología de Género 
Es una publicación de HUMANITAS Revista de Antropología y Cultura Cristianas
www.humanitas.cl
Se realiza la publicación con la debida autorización.


Conferencia Episcopal Venezolana

''Sean fecundos y multiplíquense" (Gen 1, 28).

Introducción

1. Es muy vivo el interés de la Iglesia, "experta en humanidad", en su misión evangelizadora, de cuidar y de velar por la familia y el matrimonio. Para ello, proclama el Evangelio de la Familia y de la Vida. La Sagrada Familia es un claro ejemplo de ello: María es esposa de José y madre de Jesús; José, esposo de María y padre de Jesús; el niño Jesús, a quienes adoran los pastores y los Magos, por ser Dios y hombre verdadero. Este modelo de la Sagrada Familia, ilumina a todas las familias y nos ofrece luces para la defensa de la vida.

2. Queremos exponer la situación cultural y ambiental fruto del alejamiento de Dios y de su maravillosa obra creadora y redentora que intenta construir una ideología que socava profundamente los presupuestos naturales y conductuales, que tiene toda persona humana. Sus consecuencias son impredecibles.

3. Reafirmamos nuestro más profundo respeto a la dignidad de toda persona humana y nuestro rechazo a cualquier discriminación contra las personas con orientación sexual distinta. Asimismo, rechazamos cualquier insulto, ataque, imposición legal o penal, contra quienes proponemos la sana doctrina sobre la vida, la persona sexuada, varón o mujer, como camino para el proyecto de Dios sobre el mundo, la familia y la convivencia social. 

Complementareidad del hombre y la mujer

4. La realidad de la persona creada como varón o mujer, es una verdad indiscutible. Nunca se había pensado en otra realidad distinta a la enseñanza del Génesis en la creación: "Varón y mujer, los creó" (1). El sentido común, la ciencia y la investigación han confluido en la realidad de la complementariedad de los sexos. Los creyentes y muchos hombres y mujeres de buena voluntad, deben sentir la orientación de la Iglesia que "se une a ellos poniendo su propio servicio a la verdad, libertad y dignidad de todo hombre y mujer" (2).

5. "Creando al hombre varón y mujer (3), Dios da la dignidad personal de igual modo al hombre y a la mujer, enriqueciéndolos con los derechos inalienables y con las responsabilidades que son propias de la persona humana"(4). Los asocia a la realidad de la familia y el matrimonio.
Y reciben una bendición especial de Dios al mandarlos a vivir en comunión y a crecer y multiplicarse (5), y evita tanto una uniformidad indistinta y una igualdad estática y empobrecedora, como una diferencia abismal y conflictiva (cf. Juan Pablo II, Carta a las mujeres, 8)"(6).

6. La complementariedad del hombre y la mujer ex-puesta de modo explícito en el Génesis ("no es bueno que el hombre esté solo"(7) se puede leer también como la necesaria ayuda y compañía mutua que también necesita la mujer. La complementariedad es una riqueza y su ausencia, una carencia. El cuidado del hombre por la familia le debe llevar a defenderla y orientarla por los caminos más nobles posibles. Esta complementariedad se da igualmente en otros órdenes. El mismo Jesús muestra el delicado respeto por las mujeres que llamó a su seguimiento y amistad (...) la misión confiada a las mujeres de llevar la Buena Nueva a los Apóstoles en la mañana de la Resurrección (8).

7. La Iglesia siempre ha enseñado que a esta tarea la debe realizar la mujer sin renunciar a la femineidad. Es una deformación intentar expresar el comportamiento femenino imitando a los hombres y una gran injusticia exigirlo. Sería por tanto una discriminación inaceptable pensar que la dignidad de la mujer se realiza en las actividades exteriores y públicas, despreciando el ámbito familiar y doméstico, tan necesarios para una adecuada y serena vida familiar. La igual dignidad del hombre y la mujer reclaman que la mujer además de sus tareas específicas y grandiosas relacionadas con la maternidad, puede y debe integrarse a las funciones públicas y a otras profesiones. Así la evolución social y cultural se realice de modo plenamente humano.

8. Las palabras del relato del pecado original "él te dominará"(9) pudieran interpretarse como de inferioridad de la mujer. Sin embargo, Jesucristo defiende enérgicamente la igual dignidad del hombre y la mujer. Dios da estabilidad a la unión de mujer y hombre diciendo que son "una sola carne"(10). Rechaza el permiso que dio Dios a Moisés de repudiar a sus mujeres, y señala que "al principio no fue así"(11). Y san Pablo dignifica la unión de los esposos hablando de ella como un "misterio" que refleja la unión de Cristo con la Iglesia (12).

9. Así, ser mujer no es una construcción masculina. Querer la mujer parecerse al hombre puede ser una acción "libre" pero está reñida con el sentido común y la revelación originaria de Dios. Querer un hombre parecerse a una mujer es igualmente extraño, ajeno a la fe y al sentido común. Eliminar las diferencias entre hombre y mujer va en contra del sentido común y de la revelación de Dios.

¿Qué sucede hoy? Ideología del género

10. Se está queriendo imponer una ideología que dice que el feminismo no cumplió sus resultados y hay que liberar a la mujer de la carga de la maternidad y del hogar, eliminando las diferencias entre el hombre y la mujer. La mujer, y sus roles, serían una construcción del varón y por tanto eso debe cambiar. El Papa Francisco indica que esta ideología "niega la diferencia y la reciprocidad natural del hombre y la mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología se lleva a proyectos educativos, directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo".(13)

11. No se puede "aceptar ideologías que pretenden partir en dos los aspectos inseparables de la realidad. No caigamos en el pecado de pretender sustituir al Creador. Somos creaturas, no somos omnipotentes. Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada" (14).

12. Es necesario, ver con perspectiva, los principales elementos de la así llamada ideología del género:

  • A. Se desconoce el plan creador de Dios y se desconoce que somos criaturas creadas, que nos precede y nos orienta: "macho y hembra los crea" y los bendijo Dios. "Sed fecundos y poblad la tierra".
  • B. El hombre se ha liberado en su cuerpo y en su alma de su ser natural o creado. No hay naturaleza humana, por tanto, el hombre se vuelve "creador", capaz de descontrol y construir el género humano, su desarrollo. Vale todo, sin ningún respeto por el otro.
  • C. Niega la diferencia sexual entre hombre y mujer, por tanto, su complementariedad sexual y su reciprocidad en el amor.
  • D. La identidad sexual es fruto de una decisión libre y puede cambiar con el tiempo.
  • E. Si la familia no se funda en la diferencia sexual (varón y mujer), cualquier iniciativa de tipo afectivo sexual puede constituir "una familia”. Por eso se está hablando de diversos tipos de familia. 
  • F. Con motivo de la "inclusión" y de la libertad que tiene
  • cada persona, se impone como "pensamiento único posible" aceptar cualquier decisión legal sobre esta materia. De tal manera que es atacado y perseguido el que habla o defiende que la familia la constituyen un hombre y una mujer. Esto hoy sucede en muchos países: persecución, penas y multas, expulsión de tareas docentes, etc.
  • G. El acto generativo se manipula y se desvincula del papel procreador del hombre y la mujer: paternidad y maternidad son realidades componibles y descomponibles.
  • H. Los proyectos educativos están inmersos de esta visión. Basta ver los ejemplos de familia en los libros de Educación sexual.
  • I. Los Tribunales expresamente legislan sobre los aconteceres en materia afectivo sexual porque ellos deben regular las libres iniciativas de vinculación afectiva de los seres humanos. Hay agenda legislativa mundial y en cada nación.
  • J. Los medios de comunicación muestran una apertura a estos planteamientos: por ejemplo, la publicidad de algunas publicaciones que colocan en portada una niña transexual y dedicar la edición a esta temática.


Cómo rescatar una sana visión de la familia y la sexualidad 

13. Una primera idea es obvia. Dios quiere al hombre y la mujer según su designio original. La naturaleza humana es la que Dios creó. El hombre es, no se construye. Lamentablemente se puede corromper, a veces sin culpa, pero siempre hay un anhelo de normalidad, de familia, de amor, inscrito en el hombre y la mujer.

14. Una tarea importante es profundizar y relanzar por todos los medios el Evangelio de la Vida y de la Familia. Urge presentar la verdadera doctrina de la sexualidad, de la dignidad de la persona, de la vida y de la familia. Es el gran reto de relanzar una vigorosa acción en favor de la familia. En esto juega un papel muy importante la Iglesia en la línea de impulsar una pastoral familiar organizada. En esto hay que trabajar: por ejemplo, en los Cursos de Preparación para el Matrimonio, en los Cursos para novios. En el apoyo a los padres para ayudarlos en esa noble tarea. La Exhortación Apostólica "Amoris laetitia" del Papa Francisco nos abre un sinfín de posibilidades, en continuidad con las enseñanzas de san Juan Pablo II y Benedicto XVI.

15. Por otra parte, los movimientos apostólicos de carisma familiar deben tratar de fundamentar bien sus conceptos antropológicos y pedagógicos para extender con naturalidad esta enseñanza básica que pertenece al "Evangelio de la Familia". Hay que salir a las periferias.

16. Ambos, Pastoral Familiar e iniciativas de carisma familiar, así como la catequesis deben enfrentar directamente el problema. Esto requiere convicción, coraje y determinación. Igualmente, hay que perder el miedo a hablar de lo obvio: la libertad para exigir respeto a la inmensa mayoría de personas que tiene muy clara y arraigada su identidad de varón o mujer.

17. Hablar de la sexualidad. El sexo forma parte de la persona. Los propagadores de la ideología de género no hablan de sexo sino de género. Lo que la experiencia y la ciencia confirman es que el sexo es algo dado, que afecta lo genético, la psicología, el cuerpo, los afectos y el modo de relacionarse los seres humanos. Del sexo hay que hablar porque él está implicado junto con toda la persona en la educación y en la realización del amor.

18. Urge proclamar el Evangelio de la Vida. La vida siempre es un don de Dios y "una sorpresa" en cierta manera. Hoy hay una mentalidad anticonceptiva generalizada, y los hijos, según esa mentalidad, son una "carga" que hay que sacar adelante. Ver a los hijos como un "don" forma parte de una recta concepción de la vida.
Y finalmente, hay que dar testimonio de la felicidad del matrimonio. Con realidad, hay que hablar de cómo la complementariedad es una bendición de Dios.

19. Los hijos les pertenecen a los padres, y no al Estado ni a ninguna institución. Hay que alentar a que la sociedad se despierte: dos familias pueden hacer mucho, y muchas juntas pueden hacer mucho. Hay que promover asociaciones familiares, desde la Iglesia hay que bendecir muchas veces la vida, la familia y el matrimonio. En este sentido, las familias pueden y deben jugar un papel muy importante tanto como divulgadores de la bondad del matrimonio y de la familia constituidos como ser testimonio de la belleza de la vida.

20. A la vez que se proclama el Evangelio de la Vida, se deben manifestar los desacuerdos frente a las propuestas que se quieren imponer y hasta protestar, respetuosa y pacíficamente, con firmeza, contra las decisiones que están minando la institución familiar y desvalorizando el sentido de la vida y la persona humana.

La educación de los hijos

21. Reafirmamos la importancia de la educación de los hijos por parte de sus padres. Francisco lo introduce así: "Los padres siempre inciden en el desarrollo moral de sus hijos, para bien o para mal. Por consiguiente, lo más adecuado es que acepten esta función inevitable y la realicen de un modo consciente, entusiasta, razonable y apropiado. Ya que esta función educativa de las familias es tan importante y se ha vuelto muy compleja, quiero detenerme especialmente en este punto"(15).

22. Francisco se pregunta: "¿Dónde están los hijos? La familia no puede renunciar a ser lugar de sostén, de acompañamiento, de guía, aunque deba reinventar sus métodos y encontrar nuevos recursos. Necesita plantearse a qué quiere exponer a sus hijos. Para ello, no se debe dejar de preguntarse quiénes se ocupan de darles diversión y entretenimiento, quiénes entran en sus habitaciones a través de las pantallas, a quiénes los entregan para que los guíen en su tiempo libre. Sólo los momentos que pasamos con ellos, hablando con sencillez y cariño de las cosas importantes, y las posibilidades sanas que creamos para que ellos ocupen su tiempo, permitirán evitar una nociva invasión. Siempre hace falta una vigilancia. El abandono nunca es sano. Los padres deben orientar y prevenir a los niños y adolescentes para que sepan enfrentar situaciones donde pueda haber riesgos, por ejemplo, de agresiones, de abuso o de drogadicción"(16).

23. Hoy en la educación formal se habla del aborto y de la anticoncepción como algo culturalmente normal. Ya empieza a ser normal hablar de diversos tipos de familia. Desde primer grado se dan clases de "sexualidad" señalando que hay más opciones además de ser niño o niña. Con juegos y cuentos banalizan o eliminan la palabra matrimonio. Encontramos en las redes sociales videos y mensajes verdaderamente incitantes a una exploración sexual temprana. Se ha constituido el Estado docente, y para poder impartir clases hay que realizar una serie de cursos imbuidos de esta ideología. La ciudadanía está por encima de los padres en la educación. Esto va en contra de la Declaración Universal de los derechos humanos que dice claramente "los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos".

24. Existe un fuerte financiamiento para imponer la agenda sobre del género, el recurso que le queda a la gente es la protesta, el reclamo. Estamos ante un escenario ya instalado en la agenda neo liberal, educativa, social, política y legal que busca invadir todo.

Conclusión

25. "El discernimiento hecho por la Iglesia se convierte en ofrecimiento de una orientación. A fin de que se salve y se realice la verdad y la dignidad plena del matrimonio y de la familia"(17). "La Iglesia siguiendo a Cristo busca la verdad que no siempre coincide con la opinión de la mayoría"(18). "Escucha a la conciencia y no al poder, en lo cual defiende a los más pobres y necesitados"(19). Y así se explica que se trate de este tema tan importante relacionado con la familia.

26. La oración por las familias y la oración de cada familia es algo muy importante porque en ellas tenemos el más valioso patrimonio de la humanidad y de la Iglesia. Familias sólidas, consorcios de vida y amor fecundo, responden al anhelo de la mayoría de los seres humanos y es a la vez garantía de un buen nacer y crecer de un modo digno y natural. La oración por la familia se convierte en este momento en una urgente necesidad porque la soberbia humana de querer construir un mundo sin familias afecta hondamente a muchos niños y jóvenes y, a la vez, reclama una acción constante y creativa de los padres y de las familias. Es una urgente tarea misionera.

27. Se debe fomentar una gran comprensión con las personas que han sido captadas por la ideología del género. Han vivido pensando que toda inclinación sexual es auténtica y posible. Así se desorientan muchas personas y pierden el norte de la sexualidad que está orientada al servicio, al amor y a la donación.

28. Es, a veces, una obligación de conciencia decir NO. Toda familia, todo hombre o mujer, cada grupo de personas que vean oportuno actuar, deben rebelarse ante la imposición educativa, legal y avasalladora de la ideología de género. El derecho a decir NO y organizarse para manifestarlo es perfectamente válido y muchas veces indispensable.

29. Por último y es lo más importante. "Ante las familias, y en medio de ellas, debe volver a resonar siempre el primer anuncio que "es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo, y al mismo tiempo lo más necesario" (EG 35). (...) Porque "nada hay más sólido, más profundo, más seguro, más denso y más sabio que ese anuncio" y "toda formación cristiana es ante todo la profundización del kerigma" (EG 165)" . Es decir, el encuentro con la persona de Jesucristo es determinante para que este mensaje se extienda y profundice. Jesucristo y la fe cristiana han cambiado el mundo, y pueden hoy revitalizar la familia cristiana.

30. Que el ejemplo de la sagrada Familia de Nazaret, de José, de María y de Jesús, el Evangelio de la familia, sea el norte de los creyentes y de los hombres de buena voluntad.

Caracas, 10 de enero de 2017

COMISIÓN EPISCOPAL DE FAMILIA E INFANCIA
COMISIÓN DE DOCTRINA Y ECUMENISMO
Mons. Fernando Castro Aguayo, Obispo de Margarita,
Presidente, Comisión de Familia e Infancia
Mons. Raúl Biord Castillo, Obispo de la Guaira. Presidente
Comisión de Doctrina y Ecumenismo
Mons. Rafael Conde Alfonzo, Obispo de Maracay
Mons. José de la Trinidad Valera Angulo, Obispo de Guanare
Mons. Benito Méndez Bracamonte, Obispo del Ordinariato
Militar de Venezuela
Mons. Ramón Linares Sandoval, Obispo Emérito de Barinas Mons. Jaime Villarroel, Obispo de Carúpano

1. Gn 1,27
2. Mulierem dignitatem (MD), 4
3. Cfr. Gen 1,27
4. MD, 22
5. Gn 1,27
6. Benedicto XVI, Discurso Congreso XX Años de "Mulierem dignitatem", 9.11.2008
7. Gn 2,10
8. MD, 22
9. Gn 3,10
10. Gn 2,24
11. Mt 19,8
12. Cfr. Ef 5,30
13. Amoris Laetitia (AL), 56
14. AL, 56
15. AL, 259
16. AL, 260
17. MD 5, &1
18. MD 5, &3
19. MD 5, &3
20. AL, 58


Agradecemos la generosidad de HUMANITAS por autorizar la publicación en este blog del Cuaderno HUMANITAS N°35 a manera de entregas secuenciales.
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Introducción a la Ideología de Género 4 - Pronunciamientos del Papa Francisco, Benedicto XVI y San Juan Pablo II


Publicación realizada en el Cuaderno HUMANITAS N°35 - Abril 2017 
Introducción a la Ideología de Género 
Es una publicación de HUMANITAS Revista de Antropología y Cultura Cristianas
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PAPA FRANCISCO



ENCÍCLICA LAUDATO SI (2015)

"155. La ecología humana implica también algo muy hondo: la necesaria relación de la vida del ser humano con la ley moral escrita en su propia naturaleza, necesaria para poder crear un ambiente más digno. Decía Benedicto XVI que existe una «ecología del hombre» porque «también el hombre posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a su antojo» . En esta línea, cabe reconocer que nuestro propio cuerpo nos sitúa en una relación directa con el ambiente y con los demás seres vivientes. La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común, mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica a veces sutil de dominio sobre la creación. Aprender a recibir el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una verdadera ecología humana. También la valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad  

es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente. Por lo tanto, no es sana una actitud que pretenda «cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma» ."

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA AMORIS LAETITIA (2016).

"56. Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que «niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo» . Es inquietante que algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños. No hay que ignorar que «el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir pero no separar» . Por otra parte, «la revolución biotecnológica en el campo de la procreación humana ha introducido la posibilidad de manipular el acto generativo, convirtiéndolo en independiente de la relación sexual entre hombre y mujer. De este modo, la vida humana, así como la paternidad y la maternidad, se han convertido en realidades componibles y descomponibles, sujetas principalmente a los deseos de los individuos o de las parejas» . Una cosa es comprender la fragilidad humana o la complejidad de la vida, y otra cosa es aceptar ideologías que pretenden partir en dos los aspectos inseparables de la realidad. No caigamos en el pecado de pretender sustituir al Creador. Somos creaturas, no somos omnipotentes. Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada."

DISCURSO DE SS FRANCISCO A LOS OBISPOS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE PUERTO RICO (2015).

".. .Permítanme llamar su atención sobre el valor y la belleza del matrimonio. La complementariedad del hombre y la mujer, vértice de la creación divina, está siendo cuestionada por la llamada ideología de género, en nombre de una sociedad más libre y más justa. Las diferencias entre hombre y mujer no son para la contraposición o subordinación, sino para la comunión y la generación, siempre a «imagen y semejanza» de Dios. Sin la mutua entrega, ninguno de los dos puede siquiera comprenderse en profundidad (cf. Audiencia general, 15 abril 2015). El sacramento del matrimonio es signo del amor de Dios por la humanidad y de la entrega de Cristo por su Esposa, la Iglesia. Cuiden este tesoro, uno de los «más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños» (Aparecida, 433)." 

DISCURSO DE SS FRANCISCO A LOS OBISPOS DE POLONIA EN LA CATEDRAL DE CRACOVIA (2016).

. .Pero el problema es mundial. La explotación de la creación, y la explotación de las personas. Estamos viviendo un momento de aniquilación del hombre como imagen de Dios.

Quisiera concluir aquí con este aspecto, porque detrás de esto hay ideologías. En Europa, América, América Latina, África, en algunos países de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas. Y una de estas —lo digo claramente con «nombre y apellido»— es el gender. Hoy a los niños —a los niños— en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo. ¿Por qué enseñan esto? Porque los libros son los de las personas y de las instituciones que dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible. Hablando con Papa Benedicto, que está bien y tiene un pensamiento claro, me decía: «Santidad, esta es la época del pecado contra Dios creador». Es inteligente. Dios ha creado al hombre y a la mujer; Dios ha creado al mundo así, así, y nosotros estamos haciendo lo contrario. Dios nos dio un estado «inculto» para que nosotros lo transformáramos en cultura; y después, con esta cultura, hacemos cosas que nos devuelven al estado «inculto». Lo que ha dicho el Papa Benedicto tenemos que pensarlo: «Es la época del pecado contra Dios creador». Esto nos ayudará." 


PAPA BENEDICTO XVI



ENCÍCLICA DEUS CARITAS EST (2005).

"5. Esto depende ante todo de la constitución del ser humano, que está compuesto de cuerpo y alma. El hombre es realmente él mismo cuando cuerpo y alma forman una unidad íntima; el desafío del eros puede considerarse superado cuando se logra esta unificación. Si el hombre pretendiera ser sólo espíritu y quisiera rechazar la carne como si fuera una herencia meramente animal, espíritu y cuerpo perderían su dignidad. Si, por el contrario, repudia el espíritu y por tanto considera la materia, el cuerpo, como una realidad exclusiva, malogra igualmente su grandeza. El epicúreo Gassendi, bromeando, se dirigió a Descartes con el saludo: «¡Oh Alma!». Y Descartes replicó: «¡Oh Carne!» . Pero ni la carne ni el espíritu aman: es el hombre, la persona, la que ama como criatura unitaria, de la cual forman parte el cuerpo y el alma. Sólo cuando ambos se funden verdaderamente en una unidad, el hombre es plenamente él mismo. Únicamente de este modo el amor —el eros— puede madurar hasta su verdadera grandeza.

... Hoy se reprocha a veces al cristianismo del pasado haber sido adversario de la corporeidad y, de hecho, siempre se han dado tendencias de este tipo. Pero el modo de exaltar el cuerpo que hoy constatamos resulta engañoso. El eros, degradado a puro «sexo», se convierte en mercancía, en simple «objeto» que se puede comprar y vender; más aún, el hombre mismo se transforma en mercancía. En realidad, éste no es propiamente el gran sí del hombre a su cuerpo. Por el contrario, de este modo considera el cuerpo y la sexualidad solamente como la parte material de su ser, para emplearla y explotarla de modo calculador."

"11. En la narración bíblica no se habla de castigo; pero sí aparece la idea de que el hombre es de algún modo incompleto, constitutivamente en camino para encontrar en el otro la parte complementaria para su integridad, es decir, la idea de que sólo en la comunión con el otro sexo puede considerarse «completo». Así, pues, el pasaje bíblico concluye con una profecía sobre Adán: «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne» (Gn 2, 24).

En esta profecía hay dos aspectos importantes: el eros está como enraizado en la naturaleza misma del hombre; Adán se pone a buscar y «abandona a su padre y a su madre» para unirse a su mujer; sólo ambos conjuntamente representan a la humanidad completa, se convierten en «una sola carne». No menor importancia reviste el segundo aspecto: en una perspectiva fundada en la creación, el eros orienta al hombre hacia el matrimonio, un vínculo marcado por su carácter único y definitivo; así, y sólo así, se realiza su destino íntimo. A la imagen del Dios monoteísta corresponde el matrimonio monógamo." 

DISCURSO DE SS BENEDICTO XVI A LOS PARTICIPANTES EN LA PLENARIA DEL CONSEJO PONTIFICIO “COR UNUM” (2013).

".La visión cristiana del hombre en efecto es un gran sí a la dignidad de la persona llamada a la comunión íntima con Dios, una comunión filial, humilde y confiada. El ser humano no es ni individuo independiente ni elemento anónimo en la colectividad, sino más bien persona singular e irrepetible, intrínsecamente ordenada a la relación y la socialización. Por eso la Iglesia reafirma su gran sí a la dignidad y a la belleza del matrimonio como expresión de alianza fiel y fecunda entre un hombre y una mujer, y su no a filosofías como la del gender se motiva en que la reciprocidad entre lo masculino y lo femenino es expresión de la belleza de la naturaleza querida por el Creador."

DISCURSO DE SS BENEDICTO XVI A LA CURIA ROMANA CON MOTIVO DE LAS FELICITACIONES DE NAVIDAD (2012).

"El gran rabino de Francia, Gilles Bernheim, en un tratado cuidadosamente documentado y profundamente conmovedor, ha mostrado que el atentado, al que hoy estamos expuestos, a la auténtica forma de la familia, compuesta por padre, madre e hijo, tiene una dimensión aún más profunda. Si hasta ahora habíamos visto como causa de la crisis de la familia un malentendido de la esencia de la libertad humana, ahora se ve claro que aquí está en juego la visión del ser mismo, de lo que significa realmente ser hombres. Cita una afirmación que se ha hecho famosa de Simone de Beauvoir: «Mujer no se nace, se hace» ("On ne naít pas femme, on le devient"). En estas palabras se expresa la base de lo que hoy se presenta bajo el lema «gender» como una nueva filosofía de la sexualidad. Según esta filosofía, el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente, mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía. La falacia profunda de esta teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente. El hombre niega tener una naturaleza preconstituida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano. Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear. Según el relato bíblico de la creación, el haber sido creada por Dios como varón y mujer pertenece a la esencia de la criatura humana. Esta dualidad es esencial para el ser humano, tal como Dios la ha dado. Precisamente esta dualidad como dato originario es lo que se impugna. Ya no es válido lo que leemos en el relato de la creación: «Hombre y mujer los creó» (Gn 1,27). No, lo que vale ahora es que no ha sido Él quien los creó varón o mujer, sino que hasta ahora ha sido la sociedad la que lo ha determinado, y ahora somos nosotros mismos quienes hemos de decidir sobre esto. Hombre y mujer como realidad de la creación, como naturaleza de la persona humana, ya no existen. El hombre niega su propia naturaleza. Ahora él es sólo espíritu y voluntad. La manipulación de la naturaleza, que hoy deploramos por lo que se refiere al medio ambiente, se convierte aquí en la opción de fondo del hombre respecto a sí mismo. En la actualidad, existe sólo el hombre en abstracto, que después elije para sí mismo, autónomamente, una u otra cosa como naturaleza suya. Se niega a hombres y mujeres su exigencia creacional de ser formas de la persona humana que se integran mutuamente. Ahora bien, si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad preestablecida por la creación. Pero, en este caso, también la prole ha perdido el puesto que hasta ahora le correspondía y la particular dignidad que le es propia. Bernheim muestra cómo ésta, de sujeto jurídico de por sí, se convierte ahora necesariamente en objeto, al cual se tiene derecho y que, como objeto de un derecho, se puede adquirir. Allí donde la libertad de hacer se convierte en libertad de hacerse por uno mismo, se llega necesariamente a negar al Creador mismo y, con ello, también el hombre como criatura de Dios, como imagen de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser. En la lucha por la familia está en juego el hombre mismo. Y se hace evidente que, cuando se niega a Dios, se disuelve también la dignidad del hombre. Quien defiende a Dios, defiende al hombre."

DISCURSO DE SS BENEDICTO XVI EN SU VISITA AL PARLAMENTO FEDERAL DE ALEMANIA (2011).

".Sin embargo, quisiera afrontar seriamente un punto que - me parece - se ha olvidado tanto hoy como ayer: hay también una ecología del hombre. También el hombre posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a su antojo. El hombre no es solamente una libertad que él se crea por sí solo. El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza, y su voluntad es justa cuando él respeta la naturaleza, la escucha, y cuando se acepta como lo que es, y admite que no se ha creado a sí mismo. Así, y sólo de esta manera, se realiza la verdadera libertad humana." 


PAPA SAN JUAN PABLO II




CARTA APOSTÓLICA MULIERIS DIGNITATEM, N. 10. (1988)

En nuestro tiempo la cuestión de los «derechos de la mujer» ha adquirido un nuevo significado en el vasto contexto de los derechos de la persona humana. Iluminando este programa, declarado constantemente y recordado de diversos modos, el mensaje bíblico y evangélico custodia la verdad sobre la «unidad» de los «dos», es decir, sobre aquella dignidad y vocación que resultan de la diversidad específica y de la originalidad personal del hombre y de la mujer. Por tanto, también la justa oposición de la mujer frente a lo que expresan las palabras bíblicas «el te dominará» (Gén 3, 16) no puede de ninguna manera conducir a la «masculinización» de las mujeres. La mujer —en nombre de la liberación del «dominio» del hombre— no puede tender a apropiarse de las características masculinas, en contra de su propia «originalidad» femenina. Existe el fundado temor de que por este camino la mujer no llegará a «realizarse» y podría, en cambio, deformar y perder lo que constituye su riqueza esencial. Se trata de una riqueza enorme. En la descripción bíblica la exclamación del primer hombre, al ver la mujer que ha sido creada, es una exclamación de admiración y de encanto, que abarca toda la historia del hombre sobre la tierra.

CARTA A LAS FAMILIAS DE JUAN PABLO II (1994).

"6. El hombre es creado desde «el principio» como varón y mujer: la vida de la colectividad humana —tanto de las pequeñas comunidades como de la sociedad entera— lleva la señal de esta dualidad originaria. De ella derivan la «masculinidad» y la «femineidad» de cada individuo, y de ella cada comunidad asume su propia riqueza característica en el complemento recíproco de las personas. A esto parece referirse el fragmento del libro del Génesis: «Varón y mujer los creó» (Gn 1, 27). Ésta es también la primera afirmación de que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad: ambos son igualmente personas. Esta constitución suya, de la que deriva su dignidad específica, muestra desde «el principio» las características del bien común de la humanidad en todas sus dimensiones y ámbitos de vida. El hombre y la mujer aportan su propia contribución, gracias a la cual se encuentran, en la raíz misma de la convivencia humana, el carácter de comunión y de complementariedad."

"19. La separación entre espíritu y cuerpo en el hombre ha tenido como consecuencia que se consolide la tendencia a tratar el cuerpo humano no según las categorías de su específica semejanza con Dios, sino según las de su semejanza con los demás cuerpos del mundo creado, utilizados por el hombre como instrumentos de su actividad para la producción de bienes de consumo. Pero todos pueden comprender inmediatamente cómo la aplicación de tales criterios al hombre conlleva enormes peligros...

En semejante perspectiva antropológica, la familia humana vive la experiencia de un nuevo maniqueísmo, en el cual el cuerpo y el espíritu son contrapuestos radicalmente entre sí: ni el cuerpo vive del espíritu, ni el espíritu vivifica el cuerpo. Así el hombre deja de vivir como persona y sujeto. No obstante las intenciones y declaraciones contrarias, se convierte exclusivamente en objeto. De este modo, por ejemplo, dicha civilización neomaniquea lleva a considerar la sexualidad humana más como terreno de manipulación y explotación, que como la realidad de aquel asombro originario que, en la mañana de la creación, movió a Adán a exclamar ante Eva: «Es hueso de mis huesos y carne de mi carne» (Gn 2, 23). Es el asombro que reflejan las palabras del Cantar de los cantares: «Me robaste el corazón, hermana mía, novia, me robaste el corazón con una mirada tuya» (Ct 4, 9). ¡Qué lejos están, ciertas concepciones modernas de comprender profundamente la masculinidad y la femineidad presentadas por la Revelación divina! Ésta nos lleva a descubrir en la sexualidad humana una riqueza de la persona, que encuentra su verdadera valoración en la familia y expresa también su vocación profunda en la virginidad y en el celibato por el reino de Dios." 

“HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ:

UNA TEOLOGÍA DEL CUERPO”. 

(No. 9:3) "El recuento de la creación del hombre en Génesis

1 afirma desde los inicios y en forma directa que el hombre fue creado en la imagen de Dios también en cuanto macho y hembra.. .el hombre se hizo en la imagen de Dios no sólo a través de su propia humanidad, sino que también a través de la comunión de personas, que el hombre y la mujer forman desde el mismo inicio."

(No. 9:5) "La masculinidad y la femineidad expresan un doble aspecto de la constitución somática del hombre... e indican, adicionalmente... la nueva consciencia del significado del propio cuerpo. Este significado, podemos decir, consiste en el enriquecimiento recíproco."

(No. 10:1) "La femineidad se encuentra en ciertos sentidos antes que la masculinidad, mientras que la masculinidad se confirma a sí misma a través de la femineidad. Precisamente, la función del sexo [esto es, el ser hombre o mujer], que en algunos sentidos es 'constitutivo de la persona' (y no sólo un 'atributo de la persona'), muestra cuan profundamente el hombre está constituido por el cuerpo como un 'él' o 'ella', con toda su solitud espiritual, y con la singularidad e irrepetibilidad propia de la persona."


(No. 14:4) "El cuerpo, que expresa femineidad 'para' la masculinidad y, del mismo modo, la masculinidad 'para' la femineidad, manifiesta la reciprocidad y la comunión de personas."


Agradecemos la generosidad de HUMANITAS por autorizar la publicación en este blog del Cuaderno HUMANITAS N°35 a manera de entregas secuenciales.
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