Meditaciones: Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - Introducción


P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita

Esta pubicación nace de una experiencia pastoral y tiene una finalidad estrictamente pastoral.

Mi trabajo sacerdotal, en los últimos 26 años, se ha desarrolla­do, principalmente, como director de la Casa de Retiros "Santa Ma­ría", en Chiclayo, Perú.

Cada año he dirigido unos cuarenta retiros de tres días a toda clase de laicos, grupos del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, grupos matrimoniales, grupos universitarios, grupos parroquiales y otros grupos juveniles. Y han sido muchas las personas que han queri­do repetir su experiencia del primer retiro asistiendo cada año a nue­vos retiros de profundización.

Fruto de estos retiros ha sido la formación de muchos grupos de oración. Todos los que participan en estos grupos, movidos por la gra­cia de Dios, muestran un deseo sincero de profundizar en el cono­ci­mien­to y meditación de la palabra de Dios, sobre todo, del Evangelio; y son muchas las veces que me han pedido que les indicase algunos li­bros de meditación que les ayudase en su vida de oración. Con fre­cuencia tenían dificultades en interpretar muchos pasajes de los Evan­gelios y en aplicar sus enseñanzas a su propia vida. Esta ha sido la ex­periencia pastoral que está en el origen de esta publicación.

A través de mi trabajo apostólico como director de tantos retiros, casi todos los pasajes del Evangelio han sido objeto de meditaciones ofrecidas a los ejercitantes. Tenía muchas notas tomadas sobre cada uno de los pasajes evangélicos, y me pareció que podría ser de gran utilidad ordenar y perfeccionar estas notas y publicar un libro de medi­taciones sobre la vida y doctrina de Jesucristo, nuestro Señor.

Consulté a varios sacerdotes que dirigen grupos de laicos com­prometidos con su fe cristiana, tanto de jóvenes como de adultos, y recibí siempre una respuesta muy favorable, y una exhortación a que realizase este proyecto. Después de una serie de deliberaciones, tomé la decisión de escribir la presente publicación, que espero pueda ser de gran ayuda para la comprensión y meditación de los Evangelios.

La presente publicación no es, pues, un estudio exegético científico de los textos del Evangelio. Su finalidad es únicamente pastoral: facili­tar la comprensión de cada pasaje, hacer asequible a todos el conte­nido de cualquier hecho de la vida de Cristo, de su doctrina, de manera que se pueda asimilar, interiorizar y aplicar a la vida de cada cristiano; ayudar al trato íntimo con el Señor mediante la medi­ta­ción de su Evangelio.

Antes de explicar la estructura de la publicación, creo conveniente seña­lar los fundamentos esenciales en que nos basamos al exponer las meditaciones sobre el Evangelio.

Estos fundamentos nos los señalan muy claramente el Concilio Vaticano II en su Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación, "Verbum Dei".

"La Palabra de Dios, que es fuerza de Dios para la salvación del que cree (Cfr. Rom 1,16), se encuentra y despliega su fuerza de modo privilegiado en el Nuevo Testamento... Todos saben que entre los escritos del nuevo Testamento sobresalen los Evangelios, por ser el tes­timonio principal de la vida y doctrina de la Palabra hecha carne, nuestro Salvador."

"La Iglesia siempre y en todas partes ha mantenido y mantiene que los cuatro Evangelios son de origen apostólico. Pues lo que los Apóstoles predicaron por mandato de Jesucristo, después ellos mismos con otros de su generación lo escribieron por inspiración del Espíritu Santo, y nos lo entregaron como fundamento de la fe: El Evangelio cuádruple según Mateo, Marcos, Lucas y Juan."

"La santa Madre Iglesia ha defendido siempre y en todas partes, con firmeza y máxima constancia, que los cuatro Evange­lios menciona­dos cuya historicidad afirma sin dudar, narran fielmente lo que Jesús, el Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la eterna salvación de los mismos hasta el día de su Ascensión (Cfr. Act.1,1-2). Después de este día, los Apóstoles comunicaron a sus oyentes esos dichos y hechos con la mayor comprensión que les daban la resurrección gloriosa de Cristo y la enseñanza del Espíritu de la Verdad (Cfr. Jn 2,22; comparado con Jn 14,16,12-13; 7,39)."

"Los autores sagrados compusieron los cuatro evangelios esco­giendo datos de la tradición oral o escrita, reduciéndolos a síntesis, adaptándolos a la situación de las diversas Iglesias, conservando el es­tilo de la proclamación; así nos transmitieron siem­pre datos auténticos y genuinos acerca de Jesús. Sacándola de su memoria o del testimonio de los que asistieron desde el prin­ci­pio y fueron ministros de la palabra (Cfr. Lc 1,2-4), lo escribieron para que conozcamos la verdad de lo que nos enseñaban". (Verbum Dei, cap. V, nn.1-19).

Esta es la fe de la Iglesia y, consiguientemente, la fe que debe te­ner todo cristiano. Los Evangelios son Palabra de Dios que nos narran con fidelidad el verdadero mensaje sobre la persona, doctri­na y obra de Jesús. En este sentido, los Evangelios son verdadera historia.

Pero conocemos también que los Evangelios no pueden conside­rarse, como una biografía de Jesús de interés puramente histórico, en el sentido moderno de "biografía". El interés de los Evangelios nunca fue presentar una biografía detallada del Señor con toda exactitud de datos cronológicos y topográficos, indicando siempre el dónde y el cuándo de cada uno de los hechos que nos narran. Los Evangelios fue­ron escritos con la finalidad de suscitar la fe en Jesús corno el Mesías, el Hijo de Dios y el Salvador de todos los hombres, y de transmitir to­das sus enseñanzas necesa­rias para la salvación. Pero esta finalidad, que podríamos llamar "misionera", no desvirtúa en nada la verdad fundamental de que los evangelios se basan en hechos reales y ense­ñanzas auténticas del mismo Jesús.

Por esta razón, al no poner el interés en el aspecto cronológico ni la preocupación en ofrecernos una biografía detallada de toda la vida de Cristo, es natural que encontremos dificultades en ordenar con seguridad los diversos hechos y enseñanzas del Señor que nos narran los Evangelistas, y que, según los distintos Evangelios, esta ordenación y la misma selección de hechos narrados sea distinta. Pero sí podemos indicar, a grandes rasgos, los principales acontecimientos de la vida de Cristo enmarcados en distintos tiempos cronológicos.

Y concretamente, refiriéndonos a Vida Pública de Jesús, se puede afirmar que cronológicamente esta precedida por la predica­ción de Juan Bautista; que el Bautismo de Cristo y las Tentaciones constitu­yen como la preparación de Jesús para su actividad apostólica; que los comienzos de esa actividad apostólica, que se prolongan por un tiempo bastante amplio, tienen como escenario Galilea; que el Señor abando­na Galilea y ejerce su actividad apostólica por tierras de Judea y Perea, los meses previos a su muerte. Y es San Juan el que intercala, en esta actividad apostólica de Jesús, sus idas a Jerusalén para celebrar las principales fiestas judías.

Con todos estos presupuestos que hemos explicado hasta ahora, se comprenderá fácilmente la estructura de la publicación que presen­­tamos. En primer lugar, hacemos nuestras las palabras de un conocido especialis­ta en estudios de Evangelio, H.A. Mertens:

"De cara al significado de la vida de Jesús, en líneas generales resulta indiferente cómo se ordenan en un plano histórico los distintos aconte­cimientos de su vida y los discursos que pronunció. A pesar de todo, los cristianos siempre han deseado tener un cuadro claro, y a ser posible cronológico, de la vida de Jesús. Es un deseo que humanamente se comprende bien. Pero el que en buena medida fracasamos en el intento de ofrecer la cronología de la vida de Jesús, se debe a las fuentes, cu­yos autores mostraron escasa curiosidad a propósito de este punto. Por ello, las páginas que siguen acerca de este tema tienen que ir marcadas con muchos signas de interrogación; son más las posibilidades que las realidades seguras. Aunque ya la mera referencia a esas posibili­da­des acentúa el colorido del cuadro. Y es la vida del cuadro lo que intere­sa." (Manual de la Biblia, pg. 304; Edit. Herder, 1989).

De igual manera que lo dicho por este autor, las fechas que va­mos colocando en los distintos pasajes de la vida del Señor no tienen seguridad; son probabilidades. Pero creemos que encuadrar los he­chos y los discursos del Señor en una probable cronología ayuda a comprender toda la Vida Pública de Cristo.

Pero sí tenemos que decir, con respecto a las fechas princi­pa­les del comienzo de la Vida Pública de Cristo, que de la duración de su ministerio apostólico, y de su muerte, hoy día muchos autores defienden las fechas que nosotros indicamos. Y nos referimos a autores que son conocidos como especialistas en estudios bíblicos.

Citamos tres ejemplos:"Por los años 27-28, después de ser bautizado por Juan Bautista, Jesús inaugura sus dos o tres años de vida pública. Escoge algunos discípulos y junto con ellos proclama con palabras, y sobre todo con los hechos de su vida, la venida del Reino de Dios... Condenado por los responsables religiosos, fue crucificado por los Ro­manos, seguramente el 7 de Abril del año 30." (Etienne Carpentier: "Para leer el Nuevo Testamento". Edit. Verbo Divino pág. 10).

"El año de la muerte de Jesús cae en tiempo del gobierno de Pilato, y éste fue procurador de Judea entre los años 26 al 36 d. C. Jesús fue crucificado el viernes, el 14 ó 15 de Nisán... Quizá sea el año 30 el que mejor corresponda a los diversos aspectos del problema. El 15 Nisán del año 30 cayó el 7 de abril... La duración de la Vida Pública de Jesús es discutida. Más extendida es la opinión de que comprendió dos años y algunos meses o, aproximadamente, dos y medio". (H. Haag, Diccio­nario de la Biblia, Edit. Herder 1970. Cfr. Jesucristo 1. (B) Cronología, pgs. 967-968).

El muy conocido, especialmente en estudios del Nuevo Testamento, John P. Meier, ha publicado un libro sobre el Jesús de la historia; pre­tende, usando los métodos modernos de la investigación histórica, des­cubrir los datos que puedan constituir una base de consenso, desde donde pueda establecerse un diálogo, no sólo con los católicos, sino también con los protestantes, judíos, otros creyentes e incluso agnósticos.

Al final del libro hace un resumen de las conclusiones principales a las que ha llegado en cuanto a los datos cronológicos principales de la vida de Cristo. Y en este resumen nos señala como más importantes los datos siguientes: El ministerio de Juan Bautista en el Valle del Jordán comenzó hacia finales del año 27 ó comienzos del 28. El ministerio pú­blico de Cristo comenzó muy al principio del año 28. Su Vida Pública duró dos años y algunos meses. Alternó su actividad apostólica entre Galilea y Jerusalén, donde acudía con motivo de las grandes fiestas ju­días. Jesucristo fue crucificado a las afueras de Jerusalén el 7 de abril del año 30, en la fiesta de la Pascua. (John P. Meier. "A Marginal Jew. Rethinking the historical Jesus". Publicado por The Anchor Bible Reference Library, 1ª. edición,1191. New York. Cfr. págs. 407-408).

En segundo lugar, indicaremos el por qué reunimos para cada meditación los pasajes paralelos o de contenido muy parecido a los di­versos Evangelios.

Conocemos que cada uno de los Evangelios tiene matices muy particulares en la selección de hechos y discursos del Señor, en el ordenamiento de esos hechos, y que las comunidades a las que iba diri­gido cada Evangelio son diferentes. No explicarnos todos estos matices que los diferencian. Creemos que no son esenciales para llevar a cabo una meditación fructuosa del texto evangélico. Por otra parte, el conte­nido de los pasajes paralelos es muy parecido, y si hay matices diferen­tes de importancia que haya que notar, procurarnos esclarecerlos. Que estos pasajes estén situados en un contexto histórico o en otro, no suele cambiar su sentido fundamental que es lo que se presenta corno objeto de la meditación. Y el unir en una misma meditación los diversos pasa­jes que se refieren a la misma escena y al mismo contenido, facilita la comprensión global de todo el Evangelio, considerado como Palabra de Dios y mensaje de Salvación.

Finalmente, queremos reconocer que, en el desarrollo de las me­ditaciones, somos deudores de muchos comentaristas de los Evangelios que son los que han inspirado nuestras reflexiones.

Damos gracias al Señor y pedimos su bendición para que el pre­sente libro sea una ayuda para muchas almas y que sea un medio para familiarizarse con el Señor en la meditación de su Evangelio, para asi­milar interiormente los hechos y doctrina de Cristo Jesús, y para sentir­se motivadas a llevar una vida de acuerdo con todo lo que vayan meditando.


Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.

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1 comentario:

Diego dijo...

Quisiera saber dónde conseguir este libro en formato papel. Muchas gracias