P. Mark Link, jesuita.
Día uno
“Por la mañana déjame oír tu lealtad, pues confío en ti”
Salmo 143,8
En una revista llamada “Vida en el campo”, leí un artículo fascinante. El autor describía un recorrido fabuloso por el Sendero de los montes Apalaches que tiene 3500 kilómetros. Se llamaba Douglas, recién había terminado Secundaria y como es normal, tenía muchas preguntas sin responder: ¿Existe Dios? ¿Cuál es el propósito de mi vida? ¿Qué debo hacer con ella?
Decía así: Tenía que haber más cosas que solamente dinero, televisión, fiestas y pasarla bien. Mi caminata era una búsqueda de paz interior, una manera de encontrarme a mí mismo.
Las largas horas de marcha le dieron a Douglas la posibilidad de conocerse mejor. Cuando volvió a casa cinco meses después, era una persona diferente. Hasta su perro lo miraba asombrado, como queriendo decir ¿Dónde has estado? ¿Qué has hecho? Te ves diferente.
Ciertamente era diferente. Había encontrado lo que hacía tiempo buscaba. Sí, había un Dios, la vida tenía un propósito, y él tenía que desempeñar un rol en ella.
¿Tienes algunas preguntas sin respuesta en tu vida? ¿Cuáles son? Habla con Dios sobre alguna.
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Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
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