158. Meditaciones: Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - Jesús cura a un hidrópico


P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita

Introducción

Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones

Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo


VI. DESPUÉS DE LA FIESTA DE LOS TABERNÁCULOS, HASTA LA FIESTA DE LA DEDICACIÓN

ACTIVIDAD DE JESÚS EN JUDEA Y PEREA

(Mediados de Octubre a Diciembre, año 29)

158.- CURACIÓN DE UN HIDRÓPICO

TEXTO

Lucas 14, 1-6

Habiendo entrado en sábado en casa de uno de los principales de los fari­seos para comer, ellos le estaban observando. Había allí delante de él, un hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: "¿Es lícito curar en sábado, o no?" Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió. Y a ellos les dijo: "¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en sábado y no lo saca al momento?" Y no pudieron respon­der a esto.

INTRODUCCIÓN

Nuevamente encontramos al Señor convidado por un fariseo a su casa. Participaban en la comida otros fariseos y escribas. Lucas nos dice que to­dos los fariseos "estaban observando" al Señor. Esto hace sospechar que la invitación no nacía de una amistad sincera, sino de curiosidad y de in­tenciones malévolas para espiar al Señor con la finalidad de sorprenderle en algo que ellos tuviesen que condenar. Muchas veces se había repetido esta escena en que los fariseos acechaban cualquier acto del Señor para poder acusar­le y condenarle. Se nos dice además que había un hidró­pi­co.

Es muy raro que se encontrase invitado a la comida de los fariseos; quizá el irrumpió en la casa del fariseo durante la comida. Pero al decir Lucas solamente que "había allí un hombre hidrópico", hace pensar que fue in­troducido por los mismos fariseos para ver si el Señor osaba curarle delan­te de ellos, pues aquel día era sábado, y según sus normas, no se podía ha­cer ninguna curación ese día.

MEDITACIÓN

Jesús penetra en los pensamientos de los fariseos y escribas, y valiente­mente se enfrenta a ellos haciéndoles una pregunta: "¿Es lícito curar en sá­bado, o no?". Los fariseos y escribas debieron de quedar muy sorprendi­dos al verse descubiertos, en sus pensamien­tos y en sus malas intenciones, por el Señor. Y no se atreven a responder. El Señor entonces realiza el mi­lagro de curar al hombre hidró­pico, y le despide después de que ha sido curado, señal de que no estaba invitado a la comida, sino que los fariseos y escribas se habían servido de él para poner una trampa al Señor.

Hecho el milagro, Jesús les descubre una vez más su hipocre­sía. Todos ellos que se escandalizaban de que Jesús con poder divi­no realice un milagro de curación en sábado, son los primeros que no dudarían en salvar a su hijo o a una res de su ganado, si cayesen a un pozo, aunque fuese día sábado.

Como ya hemos insistido en otros milagros que Jesús realizó en sábado y fue también duramente acusado por los fariseos (Cfr. medit. 144, 145, 156), el Señor no se cansaba de atacar el falso legalismo de los escribas y fariseos y su rígida, y muchas veces absurda, interpretación de la Ley; mientras por otro lado "descuidaban la justicia y la caridad". (Mt 23,23)

La Ley suprema de la caridad que Cristo traía al mundo nunca pudo ser comprendida por los escribas y fariseos que tenían un corazón duro como una piedra, egoísta e inmisericorde. La única religión verdadera es la que, según las enseñanzas de Cristo, se centra en la caridad.



Examen de la oración


Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.


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