P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
VI. DESPUÉS DE LA FIESTA DE LOS TABERNÁCULOS, HASTA LA FIESTA DE LA DEDICACIÓN
ACTIVIDAD DE JESÚS EN JUDEA Y PEREA
(Mediados de Octubre a Diciembre, año 29)
158.- CURACIÓN DE UN
HIDRÓPICO
TEXTO
Lucas 14, 1-6
Habiendo entrado
en sábado en casa de uno de los principales de los fariseos para comer, ellos
le estaban observando. Había allí delante de él, un hombre hidrópico. Entonces
preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: "¿Es lícito curar en
sábado, o no?" Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió.
Y a ellos les dijo: "¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un
pozo en sábado y no lo saca al momento?" Y no pudieron responder a esto.
INTRODUCCIÓN
Nuevamente
encontramos al Señor convidado por un fariseo a su casa. Participaban en la comida
otros fariseos y escribas. Lucas nos dice que todos los fariseos "estaban
observando" al Señor. Esto hace sospechar que la invitación no nacía de
una amistad sincera, sino de curiosidad y de intenciones malévolas para espiar
al Señor con la finalidad de sorprenderle en algo que ellos tuviesen que
condenar. Muchas veces se había repetido esta escena en que los fariseos
acechaban cualquier acto del Señor para poder acusarle y condenarle. Se nos
dice además que había un hidrópico.
Es muy raro que se
encontrase invitado a la comida de los fariseos; quizá el irrumpió en la casa
del fariseo durante la comida. Pero al decir Lucas solamente que "había
allí un hombre hidrópico", hace pensar que fue introducido por los mismos
fariseos para ver si el Señor osaba curarle delante de ellos, pues aquel día
era sábado, y según sus normas, no se podía hacer ninguna curación ese día.
MEDITACIÓN
Jesús penetra en
los pensamientos de los fariseos y escribas, y valientemente se enfrenta a
ellos haciéndoles una pregunta: "¿Es lícito curar en sábado, o no?".
Los fariseos y escribas debieron de quedar muy sorprendidos al verse
descubiertos, en sus pensamientos y en sus malas intenciones, por el Señor. Y
no se atreven a responder. El Señor entonces realiza el milagro de curar al
hombre hidrópico, y le despide después de que ha sido curado, señal de que no
estaba invitado a la comida, sino que los fariseos y escribas se habían servido
de él para poner una trampa al Señor.
Hecho el milagro,
Jesús les descubre una vez más su hipocresía. Todos ellos que se
escandalizaban de que Jesús con poder divino realice un milagro de curación en
sábado, son los primeros que no dudarían en salvar a su hijo o a una res de su
ganado, si cayesen a un pozo, aunque fuese día sábado.
Como ya hemos
insistido en otros milagros que Jesús realizó en sábado y fue también duramente
acusado por los fariseos (Cfr. medit. 144, 145, 156), el Señor no se cansaba de
atacar el falso legalismo de los escribas y fariseos y su rígida, y muchas veces
absurda, interpretación de la Ley; mientras por otro lado "descuidaban la
justicia y la caridad". (Mt 23,23)
La Ley suprema de
la caridad que Cristo traía al mundo nunca pudo ser comprendida por los
escribas y fariseos que tenían un corazón duro como una piedra, egoísta e
inmisericorde. La única religión verdadera es la que, según las enseñanzas de
Cristo, se centra en la caridad.
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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