P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
II MINISTERIO DE JESÚS EN GALILEA
(Mayo 28 - Mayo 29)
C. ULTERIOR PREDICACIÓN Y MILAGROS DE JESÚS
62.- JESÚS ATIENDE A
LAS MUCHEDUMBRES
TEXTOS
Mateo 12,15-21
Jesús, al saberlo,
se retiró de allí. Muchos le siguieron y los curó a todos. Y les mandó enérgicamente
que no le descubrieran; para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
"He aquí a mi
Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi
espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones. No disputará ni gritará,
ni oirá nadie en las plazas su voz. La caña cascada no la quebrará, ni apagará
la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio: en su nombre
pondrán las naciones su esperanza". (Is 42, 1-4)
Marcos 3, 7-12
Jesús se retiró
con sus discípulos a orillas del mar, y le siguió una gran muchedumbre de
Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán,
de la región de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió
a El. Entonces a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan
una barca para que no le oprimieran, pues, habiendo curado a muchos, cuantos
padecían dolencias se echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al
verle, caían a sus pies y gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios". Pero
El les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.
Lucas 6, 17-19
Bajando con ellos
se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y
gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén, y de la región costera
de Tiro y de Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades.
Y los que eran molestados por espíritus inmundos, quedaban curados. Toda la
gente procuraba tocarle, porque salía de El una fuerza que sanaba a todos.
INTRODUCCIÓN
Los tres evangelistas
ponen estas escenas a continuación del milagro del paralítico de la mano
derecha. Mateo y Marcos las describen inmediatamente después y nos dicen que
se retiró de allí, precisamente, porque había conocido lo que tramaban los
fariseos contra El. Lucas, en cambio, interpone, entre las dos escenas, la
elección de los doce apóstoles. Y por eso, encontramos ubicaciones distintas.
Estas diferencias no resultan importantes. Lo principal es comprender el
mensaje tan maravilloso que nos dan los tres Evangelistas sobre la actuación de
Cristo, en el cumplimiento de su misión de Mesías, Hijo de Dios, Salvador de
los hombres. Anteriormente ya hemos meditado escenas semejantes de la multitud
que acude al Señor para oírle y ser curados por él.
MEDITACIÓN
En primer lugar,
repetiremos brevemente lo que tantas veces hemos tenido que explicar; y habrá
otros muchos nuevos pasajes en los que se nos inculcará de nuevo cuál era la
misión de Cristo.
Cristo, una vez
más, aparece como el Mesías, identificado con el sufrimiento y dolor humano, y
que pone su omnipotencia y su bondad al servicio de los enfermos y necesitados
y de los aquejados espiritualmente por los demonios. Junta siempre su
predicación, su exhortación a la conversión, a entrar en el nuevo Reino que él
ha venido a fundar, con sus milagros de curaciones múltiples, con su actitud
infinitamente misericordiosa para todos los que sufren.
Y esa conducta
suya fue la que dio como respuesta a los discípulos de Juan el Bautista que
venían como embajada del maestro para preguntarle si él era el verdadero
Mesías. Y en aquella oportunidad, el Señor citaba un texto de Isaías, donde se
profetizaba la venida del Mesías en esa actitud de misericordia y de
preferencia por los pobres y necesitados. (Cfr. medit. 56)
En esta oportunidad,
es Mateo el que ve la profecía de Isaías sobre el Siervo de Yahvé cumplida en
el Señor. En este texto de Isaías, no se habla especialmente de milagros y
curaciones, pero se hace resaltar la infinita misericordia del futuro Mesías,
llamado Siervo de Yahvé. Es "siervo", pero al mismo tiempo es el Hijo
"Amado" en quien se complace el Padre. Y la plenitud del Espíritu
Santo estará sobre él para anunciar "el juicio a las naciones". Aquí
no se trata de un juicio condenatorio por parte de Dios, sino de la revelación
plena que el Mesías ha de hacer de todos los designios de Dios sobre la
salvación y redención de la humanidad. Y la manera cómo el Mesías nos traerá la
revelación del Padre y llevará a cabo la redención de la humanidad, no será encarnando
la cólera de Yahvé que aparece en el Antiguo Testamento, sino encarnando la
infinita misericordia de Dios. Su predicación en las plazas no será la voz
amenazante del Dios del castigo inmediato que merecen los hombres, y "la
caña cascada no la quebrará ni apagará la mecha humeante". El Señor
viene a mostrarnos la infinita paciencia de Dios con el pecador, y mientras
haya una mínima esperanza de posible conversión, el Señor hará todo lo posible
por salvar esa alma. Su bondad y misericordia serán las que lleven la esperanza
a los pueblos. Esta es la misión del Siervo de Yahvé, del Mesías, de
Jesucristo.
Y otra manera de
manifestarse esa bondad y misericordia de Dios, encarnada en su Hijo, será la
multiplicidad de milagros que obrará el Mesías a través de toda su vida
pública. Nunca repetiremos lo suficiente esta enseñanza fundamental del
Evangelio: Quien no entienda que la redención de Cristo y su salvación, es la
redención y salvación del hombre entero, cuerpo y alma; y quien no considere
como una de las obligaciones más graves el ejercitar las obras de misericordia
con los pobres, ése no ha entendido el Evangelio ni obtendrá la salvación. Las
obras de caridad y de misericordia son condición para nuestra salvación (Mt 25,
31-46)
El secreto mesiánico que pide el Señor, ya lo hemos aclarado en otras varias meditaciones.
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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