P. Mark Link, jesuita.
Día dos
“Porque yo, el Señor tu Dios, te tomo de la mano derecha y te digo: No temas yo mismo te auxilio”
Isaías 41,13
Una noche, el doctor Martín Lutero King se encontraba en su cama. Estaba a
punto de quedarse dormido cuando de pronto el teléfono sonó. Una voz dijo:
“Escucha negro, ya tenemos todo lo que queríamos de ti; antes de la próxima
semana te arrepentirás de haber venido a Montgomery”.
El Dr. King colgó el teléfono. De pronto, todos sus miedos se precipitaron,
se levantó y tomó una taza de café. Luego, inclinando su cabeza empezó a rezar:
Acuden a mí para ser conducidos y
si yo me detengo sin fuerza y coraje, la gente titubeará. Estoy al límite de
mis fuerzas. He llegado al punto en que no puedo enfrentarme a las injusticias
yo solo.
En ese momento, el Dr. King sintió la presencia personal de Dios en su vida
como nunca antes. Su fortaleza y coraje volvieron, y continuó escribiendo la
historia.
En tiempos de necesidad, ¿le pides ayuda a Dios tal como un niño le pediría
algo a su padre? Habla con Dios sobre cómo puedes labrar tu seguridad con su
ayuda.
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Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
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