140. Meditaciones: Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - "Yo Soy de arriba, vosotros sois de este mundo"


 

P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita

Introducción

Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones

Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo


V. JESÚS EN JERUSALÉN

(Fines de Septiembre - comienzos de Octubre, año 29)

LA FIESTA DE LOS TABERNÁCULOS

140.- "YO SOY DE ARRIBA, VOSOTROS SOIS DE ESTE MUNDO"

TEXTO

Juan 8,21-30

Jesús les dijo otra vez:

"Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adon­de yo voy, vosotros no podéis ir.". Los judíos se decían: "¿Es que se va a suicidar, pues dice: ‘Adonde yo voy, vosotros no podéis ir’?". Jesús añadió: "Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo soy, moriréis en vuestros pecados." Entonces le dijeron: "¿Quién eres tú?". Jesús le respondió: "En primer lugar, lo que os estoy diciendo. Mucho podría hablar y condenar en vosotros, pero el que me ha enviado es veraz, y lo que he oído a él, es lo que hablo al mun­do."

No comprendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: "Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo. Y el que me ha enviado está conmi­go: No me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él." Al hablar así, muchos creyeron en él.


INTRODUCCIÓN

Jesús continúa, con infinita paciencia, intentando abrir el corazón de los escribas y fariseos a la revelación de su persona, aunque ya sabía que fra­casaría en su intento.

Las primeras palabras de Cristo son repetición de las que les había dicho el día anterior, de que él partía y ninguno de ellos podía encontrarle. (So­bre el sentido y transcendencia de estas palabras Cfr. medit. 135).

Después continuará el Señor haciendo nuevas revelaciones de su persona, de su doctrina, de sus obras; y ante el rechazo de los escribas y fariseos tendrá que pronunciar amenazas de condenación.


MEDITACIÓN

1) "Yo soy de arriba... Si no creéis que Yo soy, moriréis en vuestros pecados."

Jesús vuelve a hablar de su origen divino al contraponer su existencia que viene de "arriba" con la de los hombres que son "de aquí abajo, de este mundo". Y en el contexto de todo este discurso de autorrevelación de Cristo, la palabra "arriba" no tiene otro significado que "el cielo", y "venir del cielo" significa que viene de Dios, enviado de Dios a este mundo.

Y para que no pudiese haber duda alguna que se estaba refiriendo a su ori­gen y naturaleza divina, añade: "Si no creéis que Yo soy, moriréis en vuestros pecados".

La divinidad de Cristo viene declarada en las palabras del Señor "Yo soy", en el sentido de una autodefinición de su persona: "Si no creéis que Yo soy". Y era fácil de entender a los judíos. Todos conocían el famoso pasa­je del Éxodo donde Yahvé da como definición de sí mismo a Moisés que le preguntaba por su nombre: "Yo soy el que soy" (Ex 3,14). Cristo se aplica este texto a sí mismo y también se autodefine diciendo "Yo soy". Expresión que significa la existencia absoluta de Dios, que no depende de nada ni de nadie, que desde toda la eternidad subsiste por su misma esen­cia divina.

Y la divinidad de Cristo es el objeto de la fe que trae la salvación. Los judíos al rechazar a Cristo como Hijo de Dios, morirán en su pecado de increencia.

2) "No hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo."

Los escribas y fariseos no entienden lo que el Señor les ha dicho porque no quieren entenderlo. Eran ya muchas veces que el Señor había manifes­tado quién era y había mostrado las muchas razones para que creyeran en su testimonio.

Y en respuesta a la nueva pregunta de los fariseos y escribas manifiesta que toda su doctrina trae su origen del Padre; él anuncia y predica lo que ha oído estando junto al Padre. Y no obra nada por su cuenta, con inde­pendencia del Padre, sino que obra siempre "lo que le agrada él". Y esa íntima unión de él con su Padre es continua, no cesa en ningún momento de su existencia: "El que me ha enviado está conmigo; no me ha dejado solo." Y Jesucristo da a entender una consecuencia de toda esta enseñanza sobre su persona: Si el Padre está siempre con él, si el Padre es el que ins­pira toda la enseñanza de Cristo y todas sus obras, nadie puede dudar de la autenticidad de la misma persona del Hijo, de sus enseñanzas y de las obras que realiza. El Padre es el Dios veraz; quien trae su origen del Padre y vive en esa intimidad con él, necesariamente tiene que ser también ve­raz.

3) "Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo soy."

El Señor hace referencia a su pasión y muerte en cruz, pero también a su glorificación en la resurrección y ascensión. Y efectivamente, será su Pa­sión y su Muerte, junto con su Resurrección y Ascensión, el argumento más definitivo para creer en Cristo, creer en él como el Hijo de Dios, y creer en su Redención y en todo su mensaje de salvación dirigido a todos los hombres de la tierra. A través de esa humillación y exaltación se podrá descubrir con toda evidencia la mesianidad y divinidad de Cristo. "Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí." (Jn 12,32)

Jesucristo estaba de nuevo anunciando su muerte en cruz; no lo entende­rían los escribas y fariseos, pero sí podían haberlo comprendido una vez que Jesús murió en el Calvario. "Morirían en su pecado" como Cristo les había anunciado.

La única salvación para toda la humanidad será siempre contemplar a ese Cristo en la cruz y en la gloria de su resurrección. Que seamos siempre atraídos por el Señor muerto por nuestros pecados y resucitado para nues­tra justificación.




Examen de la oración


Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.


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