P. Mark Link, jesuita.
Semana 1
ESPERA
¿Cómo era todo antes de Jesús?
“Miren que llegan días –oráculo del Señor- en que daré a David un vástago legítimo. Reinará como rey prudente, y administrará la justicia y el derecho en el país”
Jeremías 23,5s
Todo empezó como un viaje de cuatro días para escalar el monte Hood. Alrededor de los nueve mil pies, una terrible ventisca atascó al grupo de montañistas. Gary Schneider de dieciséis años y dos amigos se guarecieron en un túnel de nieve hasta que amainara la tormenta.
Por once días la ventisca bramó sin parar. Las bolsas de dormir de los
muchachos se deterioraron; su comida disminuyó a una ración diaria de dos
cucharadas de masa de panqueque.
La única distracción que tenían era conmovedora: un chico sentado en su
bolsa de dormir leyendo, los otros dos escuchando. De rato en rato hacían un
alto para rezar, a veces juntos, a veces solos y en silencio. La espera se
volvía insoportable. Los tres perdían aceleradamente fuerza, esperanza y fe. A
los dieciséis días el clima empeoró. Los chicos se arrastraban en el túnel, sin
casi poder ponerse de pie. De pronto miraron a ras de la montaña y vieron un
equipo de rescate que venía a salvarlos.
La peripecia de los tres muchachos nos da una idea de cómo era la situación
de los creyentes en tiempos del nacimiento de Jesús. Si bien el pueblo esperaba
al Mesías anunciado por los profetas, también había algunos grupos que estaban
empezando a perder la fe.
Es la situación de esperar y anhelar la venida del Mesías, en lo que nos
concentraremos esta semana de meditaciones.
Lo que pedirás será:
Señor, haz crecer este anhelo que tengo de ti.
Llega, Señor, a mi vida, para poder conocerte;
que conociéndote te ame, y amándote te siga.
Al terminar las meditaciones de esta etapa, se presenta unos versículos del libro de los Salmos que sirven para recitar a manera de oración. Con ellos se expresa de manera poética, igual que en los tiempos de Jesús, el anhelo del tiempo del nacimiento del Mesías.
Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío. Tiene sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Salmo 42,1s
Meditaciones de la semana:
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