P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
II MINISTERIO DE JESÚS EN GALILEA
(Mayo 28 - Mayo 29)
E. ULTERIOR MINISTERIO EN GALILEA: HASTA LA FIESTA DE PENTECOSTES
(Hasta fines de mayo del Año 29)
95.- PRIMERA
MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES
TEXTOS
Mateo 14, 13-21
Al oírlo Jesús se
retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar solitario. En cuanto lo supieron
las gentes, salieron de las ciudades y fueron tras él a pie. Y al desembarcar,
vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos. Al atardecer
se le acercaron los discípulos diciendo: "El lugar está deshabitado, y la
hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente, para que vayan a los pueblos y
se compren comida". Mas Jesús les dijo: "No tienen por qué marcharse;
dadles vosotros de comer". Dícenle ellos: "No tenemos aquí más que
cinco panes y dos peces". Díjoles: "Traédmelos acá". Y después
de mandar que la gente se acomodase sobre la hierba, tomó los cinco panes y los
dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo
los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. Y comieron
todos hasta saciarse; luego recogieron los trozos sobrantes: doce canastos
llenos. Y los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las
mujeres y los niños.
Marcos 6, 30-44
Los apóstoles se
reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían
enseñado. El, entonces, les dice: "Venid también vosotros aparte, a un
lugar solitario, para descansar un poco". Pues los que iban y venían eran
muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte,
a un lugar solitario. Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y
fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos.
Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues eran como
ovejas que no tienen pastor, y se puso a instruirles extensamente. Era ya una
hora muy avanzada cuando se le acercaron sus discípulos y le dijeron: "El
lugar está deshabitado y ya es hora avanzada. Despídelos para que vayan a las
aldeas y pueblos del contorno a comprarse de comer". El les contestó:
"Dadles vosotros de comer". Ellos le dicen: "¿Vamos nosotros a
comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?" El les
preguntó: "¿Cuántos panes tenéis?" Id a ver". Después de haberse
cerciorado, le dicen: "Cinco, y dos peces". Entonces les mandó que se
acomodaran todos los grupos sobre la hierba verde. Y se acomodaron todos por
grupos de cien y de cincuenta. Y él tomó los cinco panes y los dos peces, y
levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los iba
dando a los discípulos para que se fueran sirviendo. También repartió los dos
peces. Comieron todos hasta saciarse. Y recogieron doce canastos llenos de
trozos de pan y las sobras de los peces. Los que comieron los panes fueron
cinco mil hombres.
Lucas 9, 10-17
Cuando los
apóstoles regresaron, le contaron cuanto habían hecho. Y él tomándolos
consigo, se retiró aparte, hacia una ciudad llamada Betsaida, pero las gentes
lo supieron, y le siguieron: y él acogiéndolas, les hablaba acerca del Reino de
Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados. Pero el día había
comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: "Despide a la
gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno, y busquen
alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar solitario". El les
dijo: "Dadles vosotros de comer". Pero ellos respondieron: "No
tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a
comprar alimentos para toda esta gente". Pues había como cinco mil
hombres. El dijo a sus discípulos: "Haced que se acomoden por grupos de
unos cincuenta". Lo hicieron así, e hicieron acomodarse a todos. Tomó entonces
los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció
sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando a los discípulos para
que los fueran sirviendo a la gente. Todos comieron hasta hartarse. Se recogieron
doce canastos de trozos que les había sobrado.
Juan 6, 1-13
Después de esto,
se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberiades, y mucha gente
le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús
al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua,
fiesta de los judíos. Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha
gente, dice a Felipe: "¿Cómo vamos a comprar pan para que coman
éstos?" Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer.
Felipe le contestó: "Doscientos denarios de pan no bastan para que cada
uno tome un poco". Le dice uno de los discípulos, Andrés, el hermano de
Simón Pedro "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos
peces; pero, ¿qué es esto para tantos?". Dijo Jesús: "Haced sentar a
la gente". Había en el lugar mucha hierba. Se sentaron, pues, los hombres
en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar
gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo todo lo que
quisieron de los peces. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
"Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda". Los recogieron,
pues, y con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que
habían comido, llenaron doce canastos.
INTRODUCCIÓN
Marcos y Lucas son
los que más claramente nos dicen cuándo tuvo lugar esta escena. Los apóstoles y
discípulos habían vuelto donde el Señor para contarle lo que habían hecho y
enseñado en su misión apostólica. Vienen cansados y el Señor les invita a un
lugar solitario para que descansen con él. Se retiran, pues, por barca a la
orilla oriental del Lago, cerca de la ciudad de Betsaida, de donde eran
oriundos Pedro y Andrés. Pero la gente de Cafarnaúm y de la orilla
nor-occidental del Lago se da cuenta en seguida de la partida del Señor con sus
discípulos, y rodeando a pie la costa norte del Lago llegan al sitio donde había
desembarcado Jesús. El descanso se frustró, pues Jesús, movido a compasión,
atenderá a la multitud, les instruirá extensamente, y al final del día obrará
el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces. Juan añade un dato
interesante. Nos dice que se acercaba la Pascua; por lo tanto, era comienzo de
la primavera y los cerros y campos de Palestina se vestían de verde con la
hierba y los pastos.
Juan no suele
repetir los hechos narrados por los evangelistas sinópticos; sin embargo, aquí
sí repite la descripción del milagro de la multiplicación de los panes, porque
será la ocasión que tendrá para exponer todo el sermón del Señor, Pan de Vida y
la promesa de la Eucaristía.
MEDITACIÓN
1) Jesús y sus apóstoles
Jesús muestra
siempre a lo largo del Evangelio una preferencia muy especial por sus
apóstoles, y con frecuencia busca descansar con ellos y enseñarles a ellos
solos los grandes Misterios del Reino. En la segunda parte de su vida pública,
prácticamente, se dedicará a ellos casi exclusivamente. No olvidemos que
cuando hizo la elección de los apóstoles, se nos dice que lo primero de todo
era llamarlos "para que estuviesen con El." (Mc 3,14) Y esa será también
hoy día la primera característica de todo apóstol. Lo más importante es estar
con Jesús y, a través de este trato íntimo con Jesús, conocerle a él más
íntimamente, conocer su estilo de vida, y asimilar plenamente sus enseñanzas.
Sin este trato íntimo con el Señor todo apostolado estará vacío de eficacia.
2) Jesús y la multitud
Una vez más se nos
dice que Jesús "sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas que no
tienen pastor". Acogió a las multitudes con todo cariño y "les
hablaba del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser
curados".
Aquellas
muchedumbres, es cierto, estaban hambrientas de consuelo humano y buscaban la
sanación de sus cuerpos y de sus miserias materiales; pero también se nos
muestran hambrientas de escuchar la palabra del Señor. Jesús "se puso a
instruirles extensamente". Juan Pablo II ha repetido en muchas ocasiones
que la gran mayoría de los pueblos en Latinoamérica, la gente sencilla,
humilde y tan necesitada de esos pueblos, tiene verdaderamente "hambre de
Dios y hambre de pan". Se parecen a las multitudes de Galilea. Sería una
equivocación creer que sólo buscan las ventajas materiales; tienen un alma
abierta a Dios y buscan con el mismo entusiasmo ser saciadas con la Palabra de
Dios. Esta debe ser la misión de la Iglesia, continuando la obra redentora de
Cristo: enseñarles el misterio de Cristo y de su obra redentora, y esforzarse,
cuanto pueda, para que cesen las injusticias y las discriminaciones y hacer
que todos tengan el pan necesario de cada día. (Cfr. Discurso de Juan Pablo II
en Villa el Salvador, Lima. Febrero 1985). Varias horas pasó Jesús enseñando a
esas multitudes y atendiendo a sus peticiones de sanación. Incansable Cristo en
su doble apostolado del alma y del cuerpo.
3) "Dadles vosotros de comer"
Se hace tarde y
los apóstoles están preocupados por tanta gente que ha venido de la otra orilla,
que no tiene comida ni lugar donde pasar la noche. Le indican al Señor que
debe ya despedir a la gente para que vaya a los lugares cercanos de la comarca
para comprar comida. Pero los designios de Jesús son distintos. Ahora sí quiere
hacer un milagro espectacular en cuanto al hecho en sí, pero en la forma como
lo realiza, es un milagro lleno de sencillez. Quiere mostrar el interés que
tiene por esas multitudes y su preocupación para que tengan el sustento
necesario. Y en sentencia profética dice a los apóstoles: "Dadles vosotros
de comer".
El "dadles de
comer" pronunciado por Cristo sigue resonando en los oídos de la Iglesia,
del Papa, de los Pastores y colaboradores. Es la voz de Cristo ayer y hoy; la
Iglesia quiere ser, con esa voz de Cristo," abogada de los pobres y
desvalidos" (Juan P.II.I.c.).
Y esta voz del Señor debe ser oída por todos
aquellos que de alguna manera tienen posibilidad para establecer un mundo más
justo, y tienen posibilidades de ayuda a tanta gente que vive en pobreza miserable.
No olvidemos que una de las causas que pone Cristo como causa de condenación es:"Tuve
hambre y no me disteis de comer"(Mt 25,42.)
Tiene también su
profunda significación, que el Señor para obrar el milagro, pidió la
colaboración de sus apóstoles, en algo totalmente insignificante. Le entregan
cinco panes y dos peces. No era nada para dar de comer a más de cinco mil
hombres, sin contar mujeres y niños. Pero esa nada puesta en manos del Señor
se multiplica y es suficiente para dar de comer a todos. El Señor no nos pide
más de lo que podemos. Pero eso que podemos, por poco que sea, hemos de
entregarlo con generosidad al Señor y él sabrá multiplicarlo en bien de otros
muchos.
4) El milagro
Escena que nos revela la omnipotencia de
Cristo sobre los mismos elementos de la naturaleza. Y prefigurando ya la
Eucaristía, se nos dice que levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición,
los partió y los fue dando a los discípulos. Lo que Cristo bendice se
multiplica en todos sus frutos. Admirable espectáculo el ver esos miles de
hombres, mujeres y niños, quedar saciados de tal manera que sobraron después
doce canastos. Generosidad y bondad infinita de Cristo para saciar el hambre
del pueblo; pero esa generosidad y bondad estaban prefigurando el milagro de los
milagros de entregar su Cuerpo en comida a todo quien quisiese acogerle en su
corazón. Será días después, cuando pronuncie la promesa de la Eucaristía:"
El pan que yo les voy a dar es mi carne por la vida del mundo"(Jn 6,51).
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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