P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
IV. JESÚS REGRESA A GALILEA Y MARCHA A TIERRAS DE PAGANOS PASA DE NUEVO POR GALILEA
PASA DE NUEVO POR GALILEA
(Junio - Setiembre, año 29)
110.- SEGUNDA
MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES
TEXTOS
Mateo 15, 32-39
Entonces Jesús
llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da lástima esa gente, porque ya
hace tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero
despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino." Y le dicen
sus discípulos: "¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para
saciar una multitud tan grande?". Díceles Jesús: "¿Cuántos panes
tenéis? Ellos le contestaron: "Siete, y unos pocos pececillos."
Entonces mandó a la gente acomodarse sobre la tierra. Tomó luego los siete
panes y los peces, dio gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y
los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes
recogieron siete espuertas llenas. Y los que habían comido fueron cuatro mil
hombres, sin contar mujeres y niños. Después despidió a la muchedumbre.
Marcos 8, 1-9
Por aquellos días,
habiendo de nuevo mucha gente y no teniendo qué comer, llama Jesús a sus
discípulos y les dice: "Me da lástima esta gente, porque hace ya tres días
que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Si los despido en ayunas a sus
casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos han venido de
lejos." Sus discípulos le respondieron: "¿Cómo podrá alguien saciar
de pan a estos aquí en el desierto?". El les preguntó: ¿Cuántos panes
tenéis? Ellos le respondieron: "Siete." Entonces él mandó a la gente
acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete panes y dando gracias, los
partió e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los
sirvieron a la gente. Tenían también unos pocos pececillos. Y, pronunciando la
bendición sobre ellos, mandó que también los sirvieran. Comieron y se saciaron,
y recogieron de los trozos sobrantes siete espuertas. Fueron unos cuatro mil; y
Jesús los despidió.
INTRODUCCIÓN
Las opiniones
están divididas entre los autores, si realmente Jesús repitió el milagro de la
multiplicación de los panes, o se trata de una segunda narración del mismo
milagro. Con todo, sigue prevaleciendo entre los autores católicos, la opinión
de que es un segundo milagro, muy parecido al primero, pero diferente de él.
Las razones que se
aducen en favor de esta opinión ciertamente tienen mucho peso: La segunda multiplicación
de los panes y peces es narrada por Mateo y Marcos que también narraron la
primera. En la primera, el milagro se da entre los judíos; en la segunda, tiene
lugar principalmente a favor de paganos, de los que vivían en esa región de la Decápolis,
aunque hubiese también judíos. Son distintos los números de los participantes,
los números de los peces y panes, y los números de los cestos recogidos con las
sobras.
Y las palabras del
Señor, cuando algo más adelante dirá a sus discípulos: "¿No os acordáis de
los cinco panes para los cinco mil hombres y de cuántos cestos recogidos; ni
de los siete panes para los cuatro mil hombres y de cuántas canastas
recogidas?" (Mt 16, 9-10). También es un dato distinto los tres días de
perseverancia junto a Jesús que se narra en la segunda multiplicación.
MEDITACIÓN
1) Entusiasmo de la muchedumbre
La muchedumbre que
persevera con Jesús tres días es la misma gente que había sido beneficiada por
el Señor con multitud de curaciones. Y en esos tres días, el Señor no se limitó
a realizar esos milagros, sino que también debió de predicarles sobre el Reino
de Dios. La gente transforma su entusiasmo por los milagros obrados por el
Señor, en entusiasmo por escucharle. Y parece que no se cansan de escucharle y
de estar a su lado oyendo su predicación. Tres días comiendo mal de los pocos
alimentos que habían traído, pero que ya al segundo día debieron de faltar, y
durmiendo sin ninguna comodidad, sobre la misma tierra, unas pocas horas.
Era en tierra de
paganos, aunque ya dijimos que en aquella región, vivían también colonias de
judíos. Habría muchos judíos, pero también habría muchos paganos. Para todos es
su primer encuentro con Jesús; y hasta allí no habían llegado las maledicencias
de los escribas y fariseos. Y su entusiasmo por Jesús crece cada vez más. Qué
contraste el de los escribas y fariseos y el de los judíos, en general, que
rechazaron a Cristo, y el de esta gente, que por primera vez oye al Señor,
recibe sus beneficios y su palabra, no quiere apartarse de él.
Con frecuencia,
sucede algo muy parecido en nuestros días. Los países por tradición cristianos,
pareciera que se han cansado del Señor y ya no encuentran ninguna novedad ni en
su persona ni en su enseñanza. Falta de entusiasmo por Cristo en tantos cristianos
que desde pequeños han tenido la inmensa gracia de conocer a Cristo. No estiman
ni valoran esa fe que han recibido. Con facilidad abandonan al Señor.
El verdadero
cristiano es el que cada día valora más su fe y hace crecer su entusiasmo por
el Señor, por conocer más y más su palabra, por amarle y seguirle. Cristo y su
palabra son inagotables en riquezas espirituales, y cuanto más se profundiza en
ellas, más tesoros se consiguen. Recordemos la famosa frase de Tertuliano:
"No tengo ninguna curiosidad después de haber conocido a Cristo". De
tal manera Cristo sacia todos los deseos del corazón humano, que después de
conocerle a él y de entrar en trato íntimo con el, las demás cosas se
consideran secundarias. Es lo que dirá San Pablo: "Juzgo que todo es pérdida
ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí
todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo". (Phil.3, 8)
2) Los sentimientos de Cristo Nuestro Señor
"Me da
compasión esa gente." Se trata aquí de una compasión divina, y al mismo
tiempo, plenamente humana ante las necesidades materiales de aquella gente que
le estaba escuchando y que no tenía qué comer. El Señor siente una compasión
verdadera ante las necesidades y sufrimientos materiales de los hombres. ¿Cómo
mirará el Señor hoy día, con qué compasión, a la inmensa mayoría de millones
de hombres que no tienen para comer? Y su amor de caridad abraza a todos y
abraza todo lo que el hombre necesita. Donde hay alguien que sufre en el
cuerpo o en el alma, ahí está el Señor presente y muestra su compasión hacia
él, y nos pide a todos los hombres que aliviemos la miseria y el dolor de los
hermanos; en la medida que podamos hacerlo. La compasión de Cristo fue una
compasión eficaz que le llevó a dar de comer milagrosamente a aquellos cuatro
mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
3) El milagro de la Multiplicación, de los panes
Remitimos a las
consideraciones que hicimos en la meditación de la primera multiplicación de
los panes (med. n. 95).
Solamente insistimos
aquí en la actitud que muestran los apóstoles. Ellos habían presenciado la
primera multiplicación de los panes, pero parece que han olvidado ese gran
milagro del Señor; y ante las mismas circunstancias muestran como una falta de
fe en el Señor y falta de conocimiento de su bondad y de su amor para con los
pobres. Con qué frecuencia el hombre olvida los grandes beneficios del Señor y
vuelve a caer en tentaciones de fe y desaliento.
Podríamos también
decir que esta segunda multiplicación de los panes encierra, lo mismo que en
la primera, el simbolismo de la Eucaristía. La primera multiplicación la
realizó el Señor antes del discurso sobre el Pan de Vida; esta segunda
multiplicación debía ser para los apóstoles una confirmación de ese mismo discurso.
Y cuando Cristo instituya la Eucaristía en la Ultima Cena, repetirá las mismas
acciones que en la multiplicación de los panes. Levantará los ojos al cielo,
hará la bendición y acción de gracias, partirá el pan y hará que se distribuya
a los demás. Cristo será entonces ese mismo pan que entrega a los hombres para
compartirlo con todos y que sea alimento del alma.
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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