P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
II MINISTERIO DE JESÚS EN GALILEA
(Mayo 28 - Mayo 29)
E. ULTERIOR MINISTERIO EN GALILEA: HASTA LA FIESTA DE PENTECOSTES
(Hasta fines de mayo del Año 29)
94.- LA MUERTE DE
JUAN BAUTISTA
TEXTOS
Mateo 14, 1-12
En aquel tiempo
oyó el tetrarca Herodes la fama de Jesús, y dijo a sus cortesanos: "Ese
es Juan el Bautista: él ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en
él fuerzas milagrosas."
Es que Herodes
había prendido a Juan, le había encadenado y puesto en prisión, por causa de
Herodías, la mujer de su hermano Filipo. Porque Juan le decía: "No está
permitido tenerla". Y aunque quería quitarle la vida, temía a la gente,
porque le tenían por profeta. Mas llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de
Herodías, danzó en medio de todos gustando tanto a Herodes, que éste le
prometió bajo juramento darle lo que pidiese. Ella, instigada por su madre, dijo:
"Dame aquí, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista". Se entristeció
el rey, pero, a causa de su juramento y de los comensales, ordenó que se le
diese, y envió a decapitar a Juan en la prisión. Su cabeza fue traída en una
bandeja y entregada a la muchacha, la cual se la llevó a su madre. Llegando
después sus discípulos, recogieron el cuerpo y lo sepultaron; luego fueron a informar
a Jesús.
Marcos 6,14-29
Llegó a enterarse
el rey Herodes, pues su nombre se había hecho célebre. Algunos decían: "Juan
el Bautista ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas
milagrosas". Otros decían: "Es Elías". Otros: "Es un
profeta como los demás profetas". Al enterarse Herodes, dijo: "Aquel
Juan, a quien yo decapité, ése ha resucitado".
Es que Herodes era
el que había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la prisión por
causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había
casado. Porque Juan decía a Herodes: "No te está permitido tener la mujer
de tu hermano". Herodías le aborrecía y quería quitarle la vida, pero no
podía, pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le
protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto.
Y llegó el día
oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a
los tribunos y a los príncipes de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías,
danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la
muchacha: "Pídeme lo que quieras y te lo daré". Y le juró: "Te
daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino". Salió la muchacha
y preguntó a su madre: "¿Qué voy a pedir?" Y ella contestó: "La
cabeza de Juan el Bautista". Entrando al punto apresuradamente adonde
estaba el rey, le pidió: "Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja,
la cabeza de Juan el Bautista". El rey se llenó de tristeza, pero no quiso
desairarla a causa del juramento y de los comensales. Y al instante mandó el
rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le
decapitó en la prisión y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha,
y la muchacha se la dio a su madre. Al enterarse sus discípulos, vinieron a
recoger el cuerpo y le dieron sepultura.
Lucas 3, 19-20
Pero Herodes, el tetrarca,
reprendido por él a causa de Herodías, la mujer de su hermano, y a causa de
todas las malas acciones que había hecho, añadió a todas ellas, la de encerrar
a Juan en la cárcel.
Lucas 9, 7-9
Llegó a enterarse
el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba perplejo; porque unos
decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías se
había aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado.
Herodes dijo: "A Juan le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo
tales cosas?" Y buscaba verle.
INTRODUCCIÓN
El relato de la
muerte de Juan Bautista interrumpe la narración de los hechos de la vida de
Jesús. Y aunque el hecho de la muerte de Juan Bautista debió de suceder mucho
antes, Mateo y Marcos lo ponen en este lugar para unirlo a lo que nos dicen de
lo que pensaba Herodes de Jesús. Había llegado la fama de Jesús a oídos del
Tetrarca de Galilea, y piensa que es Juan Bautista a quien el había mandado
degollar. Esto quiere decir que, cuando Herodes mandó matar al Bautista, todavía
no se había extendido la fama de Jesús.
Ni siquiera su nombre había llegado a oídos
del rey. Por lo tanto, hay que suponer que la muerte de Juan el Bautista fue a
los comienzos de la predicación de Jesús en Galilea. Lucas omite el relato de
la muerte del Bautista.
Herodes había nacido el año 22 antes de
Jesucristo, y su padre, Herodes el Grande lo designó sucesor suyo para las
regiones de Galilea y Perea. Se había casado con una hija del rey árabe
Aretas, pero después de un viaje a Roma se unió a Herodías, mujer de su medio
hermano Herodes-Filipo; las leyes judías prohibían el matrimonio cuando
existía este grado de parentesco.
Conocemos ya la opinión de algunos de que
Jesús era Juan el Bautista resucitado. Así nos lo dice el Evangelista Marcos; pero
otros creían que era el mismo Elías que había vuelto a la tierra, según interpretaban
una profecía de Malaquías (Cfr. med. 3 y 57), que ya se la habían aplicado a
Juan Bautista. Herodes se manifiesta convencido de que Jesús es Juan Bautista
resucitado. El había obrado en contra de Juan Bautista hasta mandarle degollar,
instigado por Herodías. Pero, por lo que nos narran los evangelios, parece que
tuvo un gran aprecio del Bautista; más bien, diríamos, un cierto temor a su
persona, pues se mostraba como verdadero profeta. La doctrina de los fariseos
sobre la resurrección de los muertos, y ciertas creencias helenísticas en las
reapariciones de muertos, unido a un remordimiento de temor y miedo por haberle
mandado matar, originaron en él el convencimiento de que Jesús era el mismo
Bautista resucitado.
Herodes se había construido un
palacio-fortaleza en Perea, al este del Mar Muerto, en un lugar llamado
Maqueronte. En sus sótanos tenía encerrado a Juan Bautista. La narración de la
fiesta en el cumpleaños de Herodes a la que asistirían todos los de su corte, y
los considerados grandes y nobles de su territorio, está de acuerdo con lo que
se conoce de aquella época. En esas fiestas sólo participaban los hombres, pero
al final del banquete solían presentarse algunas bailarinas para alegrar a los
comensales. Por ser un sitio muy retirado Maqueronte, fue la hija de Herodías,
llamada Salomé la que sustituyó a las bailarinas para alegrar a los comensales.
En esos banquetes solía correr el vino en demasía. Herodes excitado por el vino
y los bailes de Salomé, probablemente muy provocativos, parece que pierde el
control de sí mismo y le hace con juramento esa promesa de concederle a Salomé
cuanto pidiese. Y en esa promesa, sin saberlo el mismo Herodes, se encierra el desenlace
fatal para el Precursor del Señor.
MEDITACIÓN
1) Las pasiones humanas
Es un ejemplo de la historia donde se pone de
manifiesto hasta donde pueden llegar las pasiones bajas del hombre. Esas
pasiones llevaron a Herodes a cometer el pecado muy grave de incesto, conviviendo
con la mujer de su hermano; y él, sobre todo siendo rey, no puede tolerar que
alguien critique su conducta en público. Y Herodías, que comparte el pecado de
incesto, al sentirse señalada como mujer pecadora por Juan el Bautista, hace
que brote en su corazón la pasión del odio que no se saciará hasta que vea
muerto a su acusador. Herodes no quería llegar a tan gran crimen; le bastaba
con tener a Juan preso en la cárcel. Pero entre las copas y miradas lujuriosas
a Salomé, hace delante de todos el juramento de concederle lo que le pida. Y
por no quedar mal ante los comensales y no defraudar ni a Salomé ni a Herodías,
decide cometer el crimen de mandar degollar a Juan Bautista. A los comensales
debió de parecerles lo más natural, pues en aquella época de influencia
greco-romana, se consideraba que la vida de los súbditos estaba al arbitrio de
los reyes. Y crimen más grave todavía en Herodes, ya que éste consideraba al
Bautista como un profeta.
La lección es clara: las pasiones incontroladas
ciegan todo razonamiento y todo sentido de moral y de justicia, y, consiguientemente,
llegan a ser la causa de los crímenes más graves. Cuántos ejemplos de esta
realidad encontramos en muchos personajes de la Historia, que son conocidos
universalmente; pero también cuántos ejemplos de conductas humanas criminales
en tantas personas, que por no tener relevancia histórica, no son hechos públicos
conocidos de todos. Y todas las grandes tragedias de luchas y guerras en la humanidad,
en definitiva, son fruto también de las pasiones humanas.
2) Martirio de Juan Bautista
En realidad, podemos llamar a Juan Bautista el
primer mártir por Cristo. Por cumplir su misión de Precursor del Mesías, tenía
que anunciar la llegada del Mesías y del Reino de Dios en la persona de Cristo
y tenía que llamar a todos a la conversión para que pudiesen recibir al Mesías
y al Reino Mesiánico. Y dentro de esa misión estaba el denunciar los pecados
públicos escandalosos para todo el pueblo. Por cumplir, pues, con su misión de Precursor
del Señor, Juan Bautista muere degollado en los sótanos de la Fortaleza de
Maqueronte, por haber denunciado los pecados del rey Herodes y su concubina
incestuosa. Muere, pues, martirizado, por el testimonio que da con su vida y predicación
para preparar la llegada de Cristo y de su Reino.
Y Dios permitió
que el Precursor de su Hijo terminase su vida en la gloria del martirio. Los
caminos de Dios no son los caminos de los hombres, y la manera de pensar de
Dios no es la manera de pensar de los hombres. Pero nos consuela saber que todo
lo que permite Dios, aunque sean gravísimos pecados, lo permite solamente en
cuanto que ellos se puedan obtener bienes para los que le aman. (Cfr, Rom 8,28)
Y Dios permitió
esta muerte cruenta de Juan Bautista para darle, por toda la eternidad, la
gloria incomparable del martirio. Juan Bautista aceptó sin duda esa muerte con
plena sumisión a la voluntad permisiva de Dios y la ofrecería por la expansión
del Reino Mesiánico.
La Iglesia celebra
como fiesta de gran solemnidad el día San Juan Bautista, y en otro día especial
conmemora su martirio (24 de Junio y 29 de Agosto)
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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