P. Mark Link, jesuita.
Día cuatro
“Hemos visto salir su estrella y venimos a rendirle homenaje”
Mateo 2,2
Imagina que eres un soldado romano en Judea en los tiempos del nacimiento
de Jesús. Eres parte de un ejército que se ocupa en guardar la paz en esa
pequeña y lejana nación judía.
Una noche, extrañas como nunca a tu familia de Roma. Sales a caminar a lo
largo del campo, por una colina cercana que trepas lentamente. Cuando llegas a
la cima, ves una estrella en el cielo que a la distancia se dirige hacia un
pequeño pueblo llamado Belén. Mientras la ves, la estrella crece y se vuelve
más luminosa. Luego, algo extraordinario sucede: en tanto miras la estrella, la
añoranza de tu familia desaparece, y una tremenda sensación de paz llega a tu
alma; una paz que nunca has experimentado antes.
Mientras sigues mirando la estrella, piensas que la paz que estás experimentando tiene algo que ver con la estrella. Te preguntas de dónde viene esa luz y qué significa. Te detienes en la cumbre y miras nuevamente la estrella. Sientes que todas tus tensiones y problemas se evaporan, dejando tu corazón en perfecta paz y serenidad. Habla con Dios sobre la paz que la estrella lleva a tu inquieto corazón y qué significa esa paz.
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Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
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