Teología fundamental. 51. La Iglesia y el Estado IV


 
P. Ignacio Garro, jesuita †

Continuación

7.6. DERECHOS Y DEBERES DE LOS CATOLICOS EN CUANTO A LA POLITICA 

7.6.1. LOS CATÓLICOS COMO CIUDADANOS 

Los católicos como ciudadanos tienen los mismos deberes y derechos que los demás ciudadanos, con igual libertad y responsabilidad ante el Estado. 


7.6.2. EL ORDEN DE LA LEY NATURAL 

El católico tiene, como todo ciudadano, el derecho y el deber de exigir que el Estado respete el orden de la ley natural; y en concreto: su derecho sobre la educación de los hijos, una justa regulación del matrimonio, y la potestad dada por Dios a su Iglesia. Especialmente para los católicos se trata de un deber grave. 

Especialmente en estos puntos, los católicos han de saber luchar bien. Es muy importante que quienes tienen condiciones y posibilidades, participen activamente en la política; pero todos han de intervenir de un modo u otro en la consecución del bien común y el recto orden de la vida social. 

"La vocación propia de los laicos consiste en buscar el reino de Dios tratando y ordenando, según el querer de Dios, las cosas temporales" (Conc. Vat. II, Decl. Apostolicam Actuositaten, n. 7). 

"Es preciso que los laicos acepten como obligación propia el instaurar el orden temporal v el actuar directamente y de forma concreta en dicho orden, dirigidos por la luz del Evangelio y la mente de la Iglesia, y movidos por la caridad cristiana; el cooperar como ciudadanos con los demás, según su competencia y bajo su propia responsabilidad,- y el buscar en todas partes y en todo la justicia del Reino de Dios. Hay que instaurar el orden temporal de tal forma que, salvando íntegramente todas las leyes, se ajuste a los principios superiores de la vida cristiana y se mantenga adaptado a las variadas circunstancias de lugar, tiempo y nación" Josemaría Escrivá de Balaguer, Amigos de Dios, ERSA 1982, n. 58). 


7.6.3. LIBERTAD DE LOS CATÓLICOS 

Además de la obligación de cumplir en todo la ley de Dios, y de defender especialmente estos principios de la Ley natural que obligan a todos los hombres por ser de Ley natural, los católicos no tienen otra obligación propia por ser católicos. Por esto, actúan con libertad y responsabilidad en materia política. 

La jerarquía no puede inmiscuirse en su modo concreto de actuar, si respetan la ley de Dios, dentro de las múltiples opciones humanas legítimamente opinables. Este es el fundamento de que el Estado tampoco pueda ponerles ninguna traba o condición a los católicos, por el mismo hecho de serlo, pues sería injusto. 


7.6.4. VERDADERA OBLIGACIÓN CRISTIANA 

Por desgracia, "es frecuente, aun entre católicos que parecen responsables y piadosos, el error de pensar que sólo están obligados a cumplir sus deberes familiares y religiosos, y apenas quieren oír hablar de deberes cívicos. No se trata de egoísmo: es sencillamente falta de formación, porque nadie les ha dicho nunca claramente que la virtud de la piedad -aparte de la virtud cardinal de la justicia-, y el sentido de la solidaridad cristiana se concretan también en este estar presentes, en este conocer y contribuir a resolver los problemas que interesan a toda la comunidad".

"No pueden, por consiguiente, los fieles descuidar el cumplimiento de sus deberes "sociales" (...) semejante ignorancia o abstencionismo significaría una grave omisión: privar a la sociedad de las aportaciones constructivas que las praxis de dicha doctrina acarrea para el bien común" (Pero-Sanz, J.M, Creyentes en la Sociedad (Madrid 1981) p. 62). 

Como es lógico, en estas páginas no cabe apuntar sumariamente -ni es posible todo el contenido de las "obligaciones sociales" del cristiano. Basta a modo de ejemplo señalar omisiones -a veces graves en este terreno: 

  • Transigencia cómplice con irregularidades de tipo institucional; 
  • Abstencionismo en elecciones 
  • Acomodación a un sistema injusto de comisiones comerciales 
  • Incumplimiento de obligaciones con los superiores o inferiores 
  • Maltrato o desprecio a los necesitados 
  • Negar el apoyo que pueda darse a instituciones asistenciales, culturales, etc. 
  • Apegamiento a los bienes de la tierra 
  • Gastos inútiles o superfluos, por lujo, capricho, vanidad, etc. 
  • Aplicación de la justicia a secas, sin que esté empapada de caridad 
  • Limitarse a un poco de beneficencia 
  • Desprecio de las obras de misericordia 
  • Trabajo mal hecho 
  • Etc. 



Damos gracias a Dios por la vida del P. Ignacio Garro, S.J. quien nos brindó toda su colaboración. Seguiremos publicando los materiales que nos compartió para dicho fin.

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