P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPATEOLOGÍA DE SAN PABLO - 2° ENTREGA
10.2. LA CARNE
a. Concepto de carne en la antropología bíblica.
En la Biblia existen tres conceptos de la lengua hebrea que expresan su antropología:
- “Nefesh” = en hebreo, significa = ser persona. La traducción de los 70 (LXX), del hebreo al griego, lo tradujeron por “psyje” = alma, y de ahí provienen muchas confusiones, por ejemplo en hebreo se denomina “nefesh hayyah” = al ser vivo. Y “nefesh met”, = al ser muerto.
- “Basar” = en hebreo significa = carne. Al griego se tradujo con la palabra "sarx": significa la manifestación sensible del "Nefesh". Indica todo el hombre en su manifestación externa.
- “Ruah” = en hebreo significa = espíritu. Traducido al griego por la palabra "pneuma": es lo que da consistencia al “Nefesh-Basar”. Es el aliento vital. Es extrínseco; viene de Dios. Pero no es espiritual según nuestro concepto, ni corresponde a nuestra idea de alma inmortal.
b. La "carne" en Pablo: “Sarx”
En sentido natural: es la materia animada, la parte mas débil del cuerpo humano, por oposición a la parte sólida (los huesos) y a la líquida (la sangre). En este sentido natural identifica a veces "carne" con "cuerpo", 1 Cor 6, 16. 18: “ ¿O no sabéis que quien se une a una prostituta se hace un solo cuerpo con ella? ... ¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo”; 2 Cor 4, 10-11: “Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes la muerte de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos”. En estos casos "sarx" significa el cuerpo físico.
En sentido moral: el ser animado en cuanto que es medio del pecado e instrumento del mismo. Todo el hombre en cuanto esclavo del pecado e inclinado a él, Rom 7, 14-20: “Sabemos, en efecto que la ley es espiritual, mas yo soy de carne, vendido al poder del mundo. Realmente, mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que quiero, sino que hago lo que no quiero, estoy de acuerdo con la Ley en que es buena; en realidad, ya no soy yo quien obra, sino el pecado que habita en mí”... ¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que lleva a la muerte? ¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor!”. Pablo se siente dominado por las tendencias naturales y terrestres. En este sentido aparece en la antinomia carne - Espíritu. El significado es: el hombre dominado por sus inclinaciones terrenas y a la vez el hombre bajo la acción del Espíritu Santo.
De este término "carne" = “sarx”, se derivan de los adjetivos: "sarkinos” y "sarkikos" = carnal. 1 Cor 3, 1-3: “Yo hermanos no pude hablaros como a hombre espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di ha beber leche y no alimento sólido, pues todavía no lo podíais soportar. Ni aun lo soportáis al presente, pues todavía sois carnales. Porque mientras haya entre vosotros envidia y discordia ¿no es verdad que sois carnales y vivís a lo humano?. Y en 2 Cor 1, 12: “El motivo de nuestro orgullo es el testimonio de nuestra conciencia, de que nos hemos conducido en el mundo, y sobre todo respecto a vosotros, con la sencillez y sinceridad que vienen de Dios, y no con sabiduría carnal, sino con la gracia de Dios”.
c. El alma y el espíritu en Pablo
- En sentido natural: alma = “psyje”. Y espíritu = “pneuma”, son casi sinónimos, Filp 1, 27: “Lo que importa es que vosotros llevéis una conducta digna del Evangelio de Cristo, para que tanto si voy a veros como si estoy ausente, oiga de vosotros que os mantenéis firmes en un mismo espíritu y lucháis unánimes por la fe del Evangelio”; e indican el principio de cualquier forma de vida, especialmente de la vida espiritual, intelectiva, 1 Cor 2, 11: “En efecto, ¿qué hombre conoce lo íntimo del hombre sino el espíritu del hombre que está en él?. Más en concreto “psyje”, señala al hombre con su conciencia, entendimiento, voluntad, 1 Tes 2, 8: "Tanto os queríamos, que estábamos dispuestos a daros no sólo el Evangelio de Dios, sino nuestras propias vidas. ¡Habéis llegado a sernos tan entrañables!”. Y en Rom 16,4: “Ellos expusieron sus cabezas para salvarme. Y no soy yo solo en agradecérselo, sino también todas las Iglesias de la gentilidad”; Filp 2,30: “Porque, por la obra de Cristo, (Epafrodito) ha estado a la muerte, arriesgando su vida para compensar vuestra ausencia en servicio mío”.
- En sentido moral: “pneuma”, es el principio de la vida nueva, mientras “psyje”, es el principio de una vida natural. De “psyje” deriva le adjetivo "psyjikes", para indicar al hombre que vive sin el Espíritu de Dios, 1 Cor 2, 14: “El hombre no acepta naturalmente las cosas del Espíritu de Dios; son locura para él. Y no las puede entender, pues sólo espiritualmente pueden ser juzgadas”; de "pneuma", en cambio, deriva el adjetivo "pneumatikos", para señalar al hombre espiritual, que actúa movido por el Espíritu,1 Cor 2, 15: "En cambio, el hombre de espíritu lo juzga todo; y a él nadie puede juzgarle. Porque ¿quién conoció la mente del Señor para instruirle?. Pero nosotros tenemos la mente de Cristo”. Y en Rom 1, 11: “Pues ansío veros a fin de comunicaros algún don espiritual que os fortalezca”.
- El pecado se sirve de la carne como instrumento. Por eso es llamada carne de pecado, Rom 8, 3: “Pues lo que era imposible a la ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios, habiendo enviado a su propio Hijo en una carne semejante a la del pecado, y en orden al pecado, condenó el pecado en la carne”, porque toda acción mala tiene su origen en ella. La carne tiene tendencias contrarias al Espíritu y a la razón, Gal 5, 13-17: “Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; pero no toméis de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario, servíos unos a otros por amor,... pero si os mordéis y os devoráis unos a otros, ¡mirad no vayáis a destruiros mutuamente! Os digo esto: proceded según el Espíritu, y no deis satisfacción a las apetencias de la carne. Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu apetencias contrarias a la carne, como que son entre sí tan opuestos, que no hacéis lo que queréis”; y en Rom 7, 21-23: “Descubro , pues, esta ley: aunque quiera hacer el bien, es el mal el que se me presenta. Pues me complazco en la Ley de Dios según el hombre interior, pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi razón y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros”.
- Entre los frutos de la carne también se recuerdan pecados que tienen que ver con el cuerpo, Gal 5, 19-20: “Ahora bien las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordias, celos, iras, ambición, divisiones, disensiones, rivalidades, borracheras, comilonas y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios, ... no seamos vanidosos provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente”.
- La carne no es intrínsecamente mala. Existe la posibilidad de librarse de la corrupción de la carne y vivir según el Espíritu, Rom 7, 24-25: “¡Pobre de mí! ¿quién me librará de este cuerpo que me leva a la muerte? ¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor”. El hombre puede convertirse en templo del Espíritu, 1 Cor 6, 19: “¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?”; y ofrecer sus miembros como sacrificio agradable a Dios, Rom 12, 1: “Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que os ofrezcáis a vosotros mismos como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual”.
- Pablo pone de relieve dos frutos de la carne:
- La idolatría, Rom 1, 21-23: “Porque habiendo conocido a Dios no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció, jactándose de sabios se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una representación en forma de hombres corruptibles, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles”; y en Gal. 5, 20: “Idolatría, hechicería, odios, discordias, celos, iras, ambiciones, divisiones, disensiones”.
- La impureza: la ve como una pena infligida por Dios por la degradación intelectual en la que cayó el hombre por la idolatría, Rom 1, 18-20: “En efecto la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia; pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto. Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras; su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables”.
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Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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