83. Meditaciones: Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - Curación de dos ciegos y un mudo





P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita

Introducción

Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones

Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo


II MINISTERIO DE JESÚS EN GALILEA

(Mayo 28 - Mayo 29)


E. ULTERIOR MINISTERIO EN GALILEA: HASTA LA FIESTA DE PENTECOSTES

(Hasta fines de mayo del Año 29)


83.- CURACIÓN DE DOS CIEGOS Y UN MUDO

TEXTO

Mateo 9,27-34

Cuando salía Jesús de allí, dos ciegos le siguieron gritando: "¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!” Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Je­sús les dice: "¿Creéis que puedo hacer eso?" Dícenle: "Sí, Señor". Enton­ces les tocó los ojos diciendo: "Hágase en vosotros según vuestra fe." Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: "¡Mirad que nadie lo sepa!" Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella comarca.

Aun estaban ellos saliendo, cuando le presentaron un mudo endemoniado. Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, maravillada, de­cía: "Jamás se vio cosa igual en Israel." Pero los fariseos decían: "Con el poder del príncipe de los demonios expulsa a los demonios."


INTRODUCCIÓN

San Mateo es el único evangelista que nos narra estos milagros y los sitúa in­mediatamente después de la resurrección de la hija de Jairo.

En varias oportunidades el Señor hizo el milagro de dar vista a los ciegos y habla a los mudos, y estos milagros forman parte de las señales que Jesús dio a los discípulos de Juan el Bautista para indicar que había llegado ya el Mesías y con él el Reino de Dios. (Cfr. Lc 7,22)

La narración de Mateo nos señala que los dos ciegos fueron siguiendo a Je­sús por el camino de vuelta de la casa de Jairo hasta la casa donde vivía Je­sús en Cafarnaúm, que sabemos era la casa de Pedro. Al llegar Jesús a su casa es cuando los atiende y realiza el milagro.

Con respecto al milagro del endemoniado mudo, la mayoría de autores cree que se trata del mismo milagro contado en Mateo 12, 22. Las circunstancias en que se realiza, la reacción del pueblo, y las calumnias de los fariseos con­tra Jesús que le acusan de expulsar los demonios con la ayuda del príncipe de los demonios, son iguales en ambos pasajes. Para la explicación y sentido de este milagro nos remitimos a la meditación 64.


MEDITACIÓN

En el milagro de la curación de los ciegos, como en todos los demás milagros que realiza Jesús, se muestra su gran bondad y su gran poder; pero cada mi­lagro tiene sus características y mensajes especiales.

La manera como el Señor realiza este milagro nos enseña que quiere probar la fe de los que le piden. Los dos ciegos le siguen por el camino y Jesús parece desentenderse de ellos, no hace caso de sus gritos. Pero ellos continúan en su fe, no se desaniman, y siguen pidiendo al Señor que tenga misericordia de ellos. Al llegar Jesús a su destino, al oír a entrar en su casa, los ciegos se le acercan y le invocan con nuevo fervor llamándole "Hijo de David", que era un título mesiánico. Le reconocen y confiesan como el verdadero Mesías. Y le ruegan su curación apoyándose en su misericordia: "Ten misericordia de nosotros."

Ante la insistencia en la oración de los ciegos, Jesús se vuelve hacia ellos y les pregunta: "¿Creéis que puedo hacer eso?" Jesús quería que manifesta­sen su fe públicamente. La respuesta es inmediata: "Sí, Señor". Jesús toca sus ojos y se abren a la luz. Jesús ha acompañado su acción de tocar los ojos con las palabras: "Que se haga según vuestra fe".

Estas palabras del Señor deben animar a todos los cristianos a incrementar su fe. Depende de nuestra fe, del grado de fe que tengamos, de la confianza que tengamos en el poder y bondad de Cristo, para que él pueda realizar en nosotros milagros de todo orden, para que pueda concedernos lo que le pedi­mos. La fe llena de confianza es la llave que abre la omnipotencia del Señor para que nos atienda en nuestras necesidades y miserias. Y los ciegos nos enseñan a no desanimarnos, si vemos que el Señor no nos atiende inmediata­mente. El Señor nos enseña la necesidad de la oración perseverante.

La curación de ciegos en el Evangelio siempre tiene otro significado profun­do. En otras ocasiones en que el Señor da la vista a un ciego, nos dirá que él es "la Luz del mundo". En esta oportunidad no pronuncia esas palabras, pero comprendemos que la curación de cualquier ciego por Jesús, es una manifestación de su persona como verdadera Luz del mundo.

Jesús es la luz que ilumina a todo aquel que quiere recibir esa luz; es luz que ilumina todos los misterios de Dios, los misterios del hombre, e ilumina el ca­mino de nuestra vida para que podamos ver el sentido de todas las cosas y avanzar, sin extraviarnos, hasta llegar a contemplarle a él cara a cara.

El gran peligro del hombre es dejarse conducir y guiar por las luces del mun­do, que son luces que engañan, y que en vez de llevarnos a la claridad, nos llevan a la oscuridad y tinieblas. Pidamos al Señor ser siempre iluminados por su luz y que toda tiniebla que se oponga a la luz de Cristo, la rechacemos enérgicamente. Que Jesús toque también nuestros ojos, los purifique, quite de ellos toda tiniebla, y podamos gozar siempre de su luz.




Examen de la oración


Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.


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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.







1 comentario:

klr dijo...

Muchas gracias al blog
porque me han enseñado oraciones hermosas para tener unos días bellos.