Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
I.- LOS COMIENZOS DE LA VIDA PÚBLICA DE JESÚS
(Fines del Año 27 - Principios del Año 28)
A. - PREDICACIÓN DE JUAN BAUTISTA Y PRIMERA ACTIVIDAD APOSTÓLICA DE JESÚS
TEXTOS
Mateo 3,1-6.
Por aquellos días aparece Juan el Bautista,
proclamando en el desierto de Judea: "Convertíos, porque el Reino de los
Cielos está cerca." Este es el anunciado por el profeta Isaías cuando dice:
"Voz que clama en el desierto: preparad el camino del Señor, rectificad
sus sendas."
Tenía Juan un
vestido de pelos de camello con un cinturón de cuero a sus lomos, y su comida
eran langostas y miel silvestre. Acudían a él de Jerusalén, de toda la Judea y
de toda la región del Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán,
confesando sus pecados.
Marcos 1,1-6
Comienzo del
Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Conforme a lo escrito en el profeta
Isaías: "Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar el
camino del Señor; rectificad sus sendas".
Apareció Juan el
Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de
los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de
Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
Juan llevaba un vestido de piel de camello y se alimentaba de langostas y miel
silvestre.
Lucas 3,1-6
En el año quince
del imperio de Tiberio César, siendo Pilato Procurador de Judea, y Herodes
Tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítide; y
Lisanias, tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida
la palabra de Dios a Juan, Hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda
la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los
pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
"Voz que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, rectificad
sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado; lo
tortuoso se hará recto, y las asperezas serán caminos llanos. Y todos verán la
salvación de Dios."
Juan 1,6-8
Hubo un hombre
enviado por Dios que se llamaba Juan. Este vino como testigo para dar
testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino
quien diera testimonio de la luz.
INTRODUCCIÓN
"Comienzo del
Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios."
Este es el
principio solemne de Marcos, y en esta frase ya nos está indicando el
Evangelista el gran misterio que se propone revelarnos. "Evangelio"
significa "Buena Noticia". Se trata, pues, de la proclamación al
mundo entero de la "Buena Noticia". Y esa "Buena Noticia"
no es otra cosa que la misma persona de Jesucristo, el Hijo de Dios. Todo el
Evangelio de Marcos, como los otros Evangelios de Mateo, Lucas y Juan, se
centrarán en la persona de Jesús, el Hijo de Dios, y en su mensaje y su obra
redentora.
Pero esta "Buena Noticia" entra en
la historia con la predicación de Juan Bautista. Y es Lucas, el Evangelista,
que nos asegura que ha investigado detalladamente todos los hechos que nos
narra en su Evangelio (Lc 1,1-4). quien encuadra en las coordenadas de tiempo y
lugar los comienzos de la vida pública de Jesús, precedida de la predicación
del Bautista.
Nombra al César,
es decir, al Emperador Tiberio, y a los tetrarcas que administraban las
provincias de la nación, entonces colonia del Imperio. Herodes Antipas y Felipe
son hijos de Herodes el Grande. El Procurador romano en Judea era Poncio
Pilato. Era el tiempo del pontificado de Anás y Caifás. De hecho, no había más
que un sumo sacerdote; pero por la influencia que ejercía su suegro Anás, que
había sido anteriormente sumo sacerdote, se cita a ambos.
Y la historia, en
sus investigaciones más modernas, nos proporciona con exactitud los datos
suficientes para encuadrar temporalmente a todos estos personajes.
El año 15 dé
Tiberio es probable que correspondiese al año 27 de nuestra era. Poncio Pilato
fue procurador desde el año 26 al 36. Herodes Antipas, tetrarca hasta el año
39; y Filipo hasta el año 34. Sumo sacerdote era Caifás del 18 a136.
Se puede, pues,
afirmar con bastante probabilidad que fue hacia los últimos meses del año 27
cuando comenzó la actividad apostólica de Juan Bautista.
Advirtamos lo que
a primera vista podría parecer una contradicción en los Evangelistas. Se nos
dice que Juan predicaba en el Desierto, y a continuación se nos está hablando
de toda su actividad apostólica en el valle del Jordán, y en las aguas del
Jordán se bautizaba la gente.
Aquí la palabra
"Desierto" no se refiere a un desierto de arena y piedra completamente
inhóspito. Es el llamado Desierto de Judá que se extiende al este de los montes
de Judea y llega hasta el valle del Jordán, donde la vegetación sí es pobre,
pero se va enriqueciendo conforme se acerca al Jordán. En aquel tiempo se
consideraba el mismo valle del Jordán como parte de la región desértica. Los
Evangelistas consideran como un todo, la región que se extiende desde el Monte
Olivete hasta el río Jordán, unos 30 kilómetros.
MEDITACIÓN
1) Los designios de Dios se cumplen
Hacía unos
quinientos años que el profeta Malaquías había anunciado la llegada de un
mensajero que preparase el camino del Mesías:
"He aquí que
envío a mi Ángel, para que prepare el camino delante de mí." (Mal 3,1)
Y el profeta
Isaías, en visión mesiánica, también había anunciado la llegada de un precursor
del Mesías, cuya misión describe en el cap. 40, v.3-5:
"Voz del que
clama en el desierto, preparad el
camino del Señor.
Haced rectas sus
sendas.
Todo valle será
rellenado, y todo monte y colina,
allanados; los
caminos torcidos se harán rectos,
y los caminos
ásperos serán suavizados.
Y todo hombre verá
la salvación de Dios."
Estas profecías concretas son las que los
Evangelistas nos anuncian que se cumplieron en la figura de Juan Bautista. Y
así, los designios de Dios de enviar a su Mesías, comienzan a tener su
cumplimiento en la predicación de Juan Bautista. Y así lo entendieron los
humildes y sencillos del pueblo de Israel.
La esperanza de la
llegada del Mesías era muy viva en aquel entonces en el pueblo judío. Hacía
mucho tiempo que parecía que estaban abandonados de Yahvé y que no aparecía
ningún profeta que volviese a anunciar los tiempos mesiánicos, como lo habían
hecho los profetas de siglos anteriores. Pero su fe en que Yahvé cumpliría su
promesa de enviar al Mesías, al Salvador de Israel, no sólo no había decrecido,
sino que, sobre todo en la gente humilde, se había profundizado en la
adversidad. Esta fe no quedará defraudada.
La fe en el Señor
y en sus promesas siempre triunfará. Enseñanza cierta a través de toda la
historia del Pueblo de Dios.
2) Vocación y Misión de Juan Bautista
Es el Evangelista
Lucas quien con toda solemnidad nos revela que "la Palabra de Dios fue
dirigida a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto." Había llegado el
momento en que Juan se manifestase al pueblo de Israel y cumpliese la misión
para la cual había sido destinado, ya desde su nacimiento:
"Y a ti niño, te
llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus
caminos, anunciando a su pueblo la salvación y el perdón de sus pecados."
(Lc 1,76-77)
Y Juan se había ido
preparando para esta misión:
"El niño iba creciendo y
se fortalecía en el espíritu, y habitaba en el desierto hasta el tiempo en que
debía darse a conocer a Israel." (Lc 1.80)
Y esto fue lo que
aconteció en aquel entonces. En las riberas del Jordán, frente a Jericó,
aparece un gran predicador carismático, que atrae a gente de Jerusalén, de toda
la Judea, de Perea, de Galilea.
Su porte exterior se nos describe en toda su
austeridad. Por vestido llevaba un manto o túnica de piel de camello. Y una
faja de cuero en torno a su cintura. La comida eran langostas de miel
silvestre. Esta austeridad les haría recordar al pueblo al otro gran profeta Elías
de quien se dice: "era un hombre con manto de pelo y con una faja de piel
ceñida a su cintura." (2 Rey 1,8)
La gente
entusiasmada acude a escuchar al nuevo profeta que ha surgido en Israel. La
predicación de Juan era apremiante. Anunciaba la cercanía del Reino de Dios, y
consiguientemente la sincera conversión. Esa cercanía del Reino de Dios, podía
resultar algo confusa; pero una cosa estaba bien clara para el pueblo judío.
Ese Reino de Dios sería instituido por el Mesías prometido por Yahvé. Por lo
tanto, decir que se acercaba el Reino de Dios era decir que ya era inminente
la llegada del Mesías. Y la conversión se refería a un cambio de vida, a un
apartarse del pecado, a un arrepentimiento sincero de todos los pecados. Y como
muestra exterior de esta conversión acudían a Juan para que les bautizase en
las aguas del río Jordán.
Y Juan aparece
como el gran Apóstol Precursor del Señor, que vive en plenitud su misión y
dedica todo su tiempo, en medio de una vida de austeridad y penitencia, a
predicar la llegada de Cristo. Su única obsesión es que Cristo sea recibido por
el pueblo judío, y para esto, hacer que ese pueblo muy pecador, se convierta
de todo corazón.
San Juan
Evangelista, siguiendo su teología de Cristo, Luz del mundo, explica la misión
de Juan Bautista diciendo:
"Hubo un hombre
enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar
testimonio de la Luz, para que todos creyeran en él. No era él la Luz, sino que
él debía dar testimonio de la Luz." (Jn 1,6- 8)
El pasaje del
profeta Isaías hay que entenderlo en un sentido moral de conversión. La
exégesis textual nos dice que Isaías se refiere a la vuelta de Israel del
desierto, para lo cual tenía que atravesar el desierto entre Babilonia y
Palestina; pero hay que tener en cuenta que el libro segundo de Isaías desde el
cap. 40 es esencialmente mesiánico. La imagen se toma de los mensajeros que los
príncipes orientales solían mandar por delante para que les preparasen el
camino por donde tenían que pasar. Pero entendido el texto en sentido
mesiánico, es evidente que lo que Lucas interpreta en el texto de Isaías, es la
preparación moral del corazón del hombre para recibir al Mesías. Arrancar del corazón
toda soberbia, todo orgullo, toda prepotencia; corregir toda injusticia, toda
deshonestidad, todo lo que puede haber de tortuoso en el corazón del hombre; y
por el contrario, llenar el alma con sentimientos de profundo arrepentimiento y
humildad ante Yahvé.
3) Actualidad de Juan Bautista en el día de hoy
El anuncio del
Mesías que llega y la exhortación a la conversión para poder recibir al enviado
de Dios, es un hecho que se repite para cada hombre, para cada persona que
viene a este mundo.
Desde el tiempo de
Juan Bautista, Cristo es anunciado y es cada corazón el que tiene que tomar la
decisión de aceptarle, aceptar su persona, su mensaje, toda su enseñanza. Cristo
quiere llegar al corazón de todos los hombres. La actualidad del llamado de
Cristo a aceptarle es constante y perseverante a través de todos los siglos.
La Iglesia
recuerda de manera especial en tiempo de Adviento la predicación y anuncio de
Juan Bautista. Quiere así que todos los cristianos se examinen con sinceridad,
al prepararse para la Navidad, sobre la verdad de su conversión y la verdad de
su aceptación a Cristo. Todos, sin excepción, seguimos siendo pecadores y nos
falta mucho para poder decir que aceptamos plenamente a Cristo. Toda la vida
cristiana podría resumirse en cumplir con la predicación del Bautista. Una
conversión continua del corazón y un abrir ese corazón con toda generosidad al
Señor. Un vivir cada vez más intensamente la amistad con el Señor y un poner
en práctica todas sus enseñanzas.
Además, el mensaje
de Juan tiene también la gran actualidad de que Juan mismo aparece como gran
modelo de todo apóstol de Jesucristo. Y debe ser estímulo para todo cristiano
para que cumpla con su misión de dar a conocer a Cristo a los demás.
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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