Con motivo del mes dedicado a la Biblia, acceda a nuestras publicaciones sobre las Sagradas Escrituras AQUÍ.
Los obreros de la viña contratados a última hora
El P. Adolfo Franco, S.J. nos comparte su reflexión sobre el Evangelio del domingo 24 de septiembre: "El Señor rechaza la envidia y la mezquindad de los que se creen con más derechos." Puede escuchar en audio o descargar en MP3. Acceda AQUÍ.
Santísima Trinidad: 15° Parte - Fundamento de la Trinidad
Retomamos el estudio de la Santísima Trinidad del P. Ignacio Garro S.J., e iniciamos un nuevo apartado sobre el Fundamento de la Trinidad de Personas en Dios, por ello estudiaremos tres temas según Santo Tomás: las "Procesiones divinas", las "Relaciones divinas" y las "Personas divinas". En esta entrega presentamos las "Procesiones divinas". Acceda AQUÍ.
La Misa: 18° Parte - La Misa del Vaticano II: Liturgia de la Palabra - Lectura del Evangelio, Homilía, Profesión de fe y Oración de los fieles
Continuamos presentando las entregas del P. Rodrigo Sánchez Arjona Halcón, S.J., en esta oportunidad finalizamos el tema de la Liturgia de la Palabra según el Misal Romano. Acceda AQUÍ.
Los Retos de la Familia - 8° Parte: Los retos-desafíos de la Familia
Compartimos la segunda parte de la conferencia brindada por Mons. Juan Antonio Reig Pla Obispo de Alcalá de Henares sobre los retos y desafíos de la familia. En esta entrega se presentan los nuevos desafíos con los que se encuentran hoy tanto el matrimonio como la familia, distinguiendo entre el respeto a las personas y sus intenciones, y lo que entendemos son hechos objetivos que contradicen el designio de Dios sobre la persona humana, el matrimonio y la familia. Acceda AQUÍ.
Viaje apostólico a Colombia
En su última catequesis el Papa Francisco nos comparte la experiencia vivida en su viaje apostólico a Colombia, en ella nos manifiesta lo que más resalta y le ha sido más significativo. Acceda AQUÍ.
Libros Históricos del Antiguo Testamento: El libro Daniel
El P. Fernando Martínez S.J. finaliza su estudio de los libros históricos presentándonos el libro de Daniel, que aparece de un autor anónimo con la finalidad de animar al pueblo a perseverar en la fe a Yahvéh, a pesar de sentirse perseguidos. Acceda AQUÍ.
Perdonar "setenta veces siete"
El P. Adolfo Franco S.J. nos comparte su reflexión sobre el Evangelio del domingo 17 de septiembre: "Jesús nos dice que no hay que poner límites, ni en el perdón ni en la entrega a los demás". Puede escuchar en audio o descargar en MP3. Acceda AQUÍ.
Ofrecimiento Diario - Orando con el Papa Francisco en el mes de SEPTIEMBRE 2017
Compartimos la intención del Papa Francisco para este mes de Septiembre y las oraciones que nos permitan unirnos a él en oración a través de la Red Mundial. Acompañamos con la reflexión sobre la intención de este mes. Acceda AQUÍ.
Oraciones diarias Click To Pray en PDF y Videos - SEPTIEMBRE 2017
Oremos en Septiembre junto al Papa Francisco a través de la Red Mundial de Oración. Podemos descargar las oraciones del mes en PDF, o acceder día a día por VÍDEO. Acceda AQUÍ.
Oraciones diarias para unirnos a la Red Mundial del Papa en el mes de SEPTIEMBRE 2017 - ClickToPray, 16 al 30
Compartimos las oraciones diarias de ClickToPray - Red Mundial de Oración del Papa, para continuar unidos en oración a lo largo del día durante Septiembre. Agradecemos al P. José Enrique Rodríguez S.J. Secretario Nacional del Apostolado de la Oración - Perú, por compartir este material. Acceda AQUÍ.
Perdonar "setenta veces siete"
P. Adolfo Franco, S.J.
DOMINGO XXIV
del Tiempo Ordinario
Mateo 18, 21-35
Pedro se acercó entonces y le preguntó:
«Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?» Le respondió Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.»
«Por eso, el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer, sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies y, postrado le decía: ‘Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.’ Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó ir y le perdonó la deuda. Al salir de allí aquel siervo, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios. Lo agarró y lo ahogaba, mientras le decía: ‘Paga lo que debes.’ Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: ‘Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré.’ Pero él no quiso. Entonces fue y lo metió en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces lo mandó llamar y le dijo: ‘Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?’ Y encolerizado su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.»
Palabra de Dios.
Jesús nos dice que no hay que poner límites, ni en el perdón ni en la entrega a los demás.
Jesús nos habla con mucha claridad del perdón, a propósito de la pregunta que le hace Pedro ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano? Y explica cómo tenemos que comportarnos con nuestros hermanos, a través de una parábola en que aparece Dios perdonando con generosidad y sin límites y en contraste aparece el hombre mezquino, el mismo a quien se la ha perdonado una deuda enorme, que no quiere perdonar una pequeña deuda que tiene con él otro compañero.
Perdonar es una característica del ser cristiano. Saber perdonar, es una gracia de Dios, pues nuestro corazón tiene que ser transformado para que abandone los rencores y las enemistades y perdone; nuestro corazón a veces parece como un arsenal bélico lleno de todas las armas imaginables, para defendernos y atacar a nuestros hermanos. Y El Señor quiere entrar en esa sala, para destruir todas las armas y darnos un corazón nuevo y un espíritu nuevo.
¿Cuál es el límite del perdón?; pero ¿se pueden poner límites? San Pedro pensaba que perdonar hasta siete veces era actuar con generosidad y el Señor le dice que abra más el corazón, que hay que perdonar sin límites. Este de los límites es un problema en este asunto del perdón y en otros campos de nuestra vida cristiana: ¿tengo que estar dando todo siempre? El problema de los límites aparece una y otra vez en todos los aspectos de nuestra vida ¿hasta donde tengo que dar? ¿No he hecho ya suficiente por mis hermanos? ¿mi colaboración en el apostolado debe tener límites o no? ¿Nunca puedo decir ya hice bastante? ¿no se me permite un ratito de descanso?
Este es un problema que se nos plantea a todos los cristianos. Se plantea a los cristianos “buenos”, que ya han hecho bastante, pero que no se atreven a dar un paso más, para arriesgarse a darlo todo, absolutamente todo, sin reservas y sin condiciones. Hay cristianos que se quedan a medio camino en la vía hacia Dios. Tienen sus límites en la entrega al Señor y a los hermanos. Se tranquilizan quizá diciéndose a sí mismos ¿no hice ya bastante? Y piensan que dar un paso más es una exageración, piensan que dar un paso más es dejar de ser razonables.
Es una pena que haya muchos cristianos que se queden en este estado, aunque sea bueno; es bueno, pero no es suficiente. Hay que saber que estamos hechos para una entrega total de nuestra vida. Y mientras la entrega no sea total aún no hemos llegado. En muchos campos de nuestra vida, también le hacemos la pregunta al Señor ¿te parece suficiente con siete? (de la misma forma que Pedro pregunta por perdonar siete veces). El Señor nos responde que, en cada una de estas líneas de conducta, hay que dar hasta setenta veces siete, o sea más allá de todo límite: no hacer cálculos con números y medidas.
Varias veces el Señor nos dice: sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto, como quien nos dice que Dios es el límite. El Señor no nos da como siete, sino infinito. ¿Cuál sería el límite de lo que debemos dar? Para responder a eso hay que ver hasta dónde nos dio Dios: tanto amó Dios al mundo que le entregó a su único Hijo. Me atrevería a decir que ese es nuestro límite: cuando hayamos dado a “nuestro único hijo”; es una forma de hablar, para decir que el límite de nuestra donación debe ser lo más íntimo de nuestra propia intimidad. Y con eso quedará entendido lo del perdón sin límites: porque la persona que ha decidido darle todo al Señor ni se le ocurre formular la pregunta de hasta cuánto tengo que perdonar.
El perdón sin límites, es un horizonte hermoso que nos desafía y quiere decir esforzarnos con la gracia de Dios, para tener un corazón totalmente limpio de escorias. El adelantarse en el perdón es propio de un corazón generoso que siente la necesidad de perdonar (no simplemente que perdona). El que reconoce que ha sido perdonado, recuerda de cuánto lo limpió el Señor, y por eso vive con suficiente humildad, como para saber que a Dios le debe todo y que por eso debe perdonar siempre. Quizá no tenemos siempre presente en la conciencia este hecho: que hemos sido perdonados, y nada menos que con la sangre de Cristo.
Es importante finalmente darnos cuenta que perdonar no es un esfuerzo que hacemos en bien de los demás, sino que es un regalo que Dios nos da, para ayudar a nuestra pequeñez y debilidad.
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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.
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Santísima Trinidad: 15° Parte - Fundamento de la Trinidad
P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA
2. FUNDAMENTO DE LA TRINIDAD DE PERSONAS EN DIOS
Hasta aquí hemos visto la existencia de la Santísima Trinidad en la Sagrada Escritura y cómo esta verdad revelada es un misterio estrictamente dicho.
En esta sección estudiaremos siguiendo a Sto. Tomás, tres grandes temas de la Santísima Trinidad: Las “Procesiones divinas”, las “Relaciones divinas” y las “Personas divinas”.
2.1. LAS PROCESIONES DIVINAS INMANENTES EN GENERAL
TESIS 1°. “En Dios hay dos procesiones divinas inmanentes o “ad intra” (de fe)
A. Explicación
En la tesis se afirma que en Dios, además de las procesiones transeúntes, hay también dos procesiones inmanentes "ad intra", con lo que nos referimos a lo siguiente:
- El Hijo procede del Padre.
- El Espíritu Santo, procede del Padre y del Hijo.
Por ello decimos:
- El Padre es "ingénito" (no procede de nadie), no tiene origen.
- El Hijo es "engendrado" y procede del Padre.
- El Espíritu Santo es "espirado" y procede del Padre y del Hijo.
Nos vamos a valer de una imagen para entender mejor el dinamismo de la Trinidad:
B. Magisterio de la Iglesia
En todos los documentos trinitarios la Iglesia enseña que el Hijo procede del Padre y que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Destaquemos tres símbolos de la fe.
Concilio IV de Letrán: "Creemos ... que hay cierta realidad suprema, incomprensible ciertamente e inefable que es verdaderamente Padre e Hijo y Espíritu Santo ... y aquel ser ni engendra, ni es engendrado, ni procede, sino que el Padre es el que engendra; el Hijo el engendrado, y el Espíritu Santo, el que procede (el espirado).
Concilio de Florencia: "Todo lo que es y tiene el Padre, no lo tiene de otro, sino de sí mismo; y es principio sin principio. Todo lo que es o tiene el Hijo, lo tiene del Padre, y es principio de principio. Todo lo que es o tiene el Espíritu Santo, lo tiene juntamente del Padre y del Hijo. Mas el Padre y el Hijo no son dos principios del Espíritu Santo, sino un solo principio".
C. Adversarios
C.1. Arrianismo
El presbítero de Alejandría Arrio (muere en 336) enseñó que el Logos (Verbo) no existe desde toda la eternidad. No fue engendrado por el Padre desde toda la eternidad sino que fue una criatura, la primera, sacada de la nada antes que todas las demás criaturas. El Hijo es, por su esencia, desigual al Padre, es mudable y capaz de perfeccionamiento. Por lo tanto, el Logos, no es Dios en sentido propio y verdadero, sino únicamente en un sentido impropio, es decir, en cuanto que Dios le adoptó como Hijo en previsión de sus méritos. Está herejía fue condenada en el primer Concilio Universal de Nicea (325). Este Concilio a raíz de esta herejía redactó un símbolo de la fe en el que se confiesa que Jesucristo es verdadero Hijo de Dios, que fue "engendrado" de la substancia del Padre, que es, por lo tanto, verdadero Dios y por lo tanto, consubstancial al Padre" Denz. 54.
C.2. Los sabelianos
Sabelio, enseñaba que en Dios hay una sola "hipóstasis" (persona) y tres "prosopa" (máscara de teatro) conforme a los tres modos distintos con que se ha manifestado la divinidad. Así, en la creación se revela el Dos uni-personal como Padre, en la redención se presenta el mismo Dios Padre como Hijo, y finalmente en la obra de la santificación se presenta el mismo Dios Padre como Espíritu Santo. Es decir, Sabelio, presenta la Trinidad de las divinas Personas como tres modos de ser de un único Dios. (Es una sola Persona divina, Dios Padre que se presenta con tres máscaras distintas: Creación, Redención, Santificación).
No hay pues, distinción real de Personas divinas, sino que Uno solo es el principio de todo, este es el Padre, que ha creado todo, que se ha encarnado, muerto y resucitado, que luego nos ha santificado. Así, para Sabelio, Dios es: o el Padre, o el Hijo, o el Espíritu Santo, según su modo de obrar es una persona u otra, reduciendo la Personas divinas a simples "modalidades" meramente transitorias, y de esta manera quedaba radicalmente eliminado el problema Trinitario. El Papa Calixto (217-222) excomulgó públicamente a Sabelio. Y su herejía fue condenada por el Papa S. Dionisio (259-268).
C.3. Los macedonianos
Hacen del Espíritu Santo una criatura, fruto de una procesión transeúnte, con lo cual el Espíritu Santo no es Dios. La secta cristiana de los "pneumatómacos" (o enemigos del Espíritu Santo), nacida del semi-arrianismo, extendió el subordinacionismo al Espíritu Santo, enseñando, en referencias a la cita de Hebreos 1,14, que era una criatura y un ser espiritual subordinado como son los ángeles.
Esta herejía macedoniana la atacaron los padres de la Iglesia S. Atanasio, S. Basilio, S. Gregorio Niseno, y Dídimo de Alejandría, defendiendo la divinidad del Espíritu Santo y su consubstancialidad con el Padre. Finalmente esta herejía fue condenada por el Sínodo de Aljandría (362) bajo la poresidencia de S. Atanasio, y también por el Concilio II de Constantinopla (381).
D. Sagrada Escritura
E. Conclusión
En Dios hay Padre, Hijo y Espíritu Santo, realmente distintos entre sí. Por otra parte el concilio de Florencia establece el axioma teológico de que: "en Dios todo es uno, donde no obsta la oposición de relación". Por tanto tiene que haber en Dios procesiones inmanentes, que terminen en el Hijo y en el Espíritu, porque la procesión es el único modo de que haya en Dios oposición de relación.
Como es lógico la razón natural sola no puede probar positivamente esta tesis. Únicamente puede mostrar que no repugna la existencia de procesiones inmanentes en Dios. En efecto, no repugna ni por parte del "origen o principio", puesto que ser origen, en general es perfección; tampoco por parte del "término originado", ya que no repugna que el originado reciba la misma naturaleza que hay en el originante. Sto. Tomás dice: No pueden concebirse procesiones (inmanentes) en Dios más que por razón de las acciones que permanecen en el propio ser agente. Pero éstas, en la naturaleza intelectual y divina, son exclusivamente dos: entender y querer. De donde resulta que no puede haber en Dios otras procesiones (inmanentes) que las del Verbo (entender) y la del Amor (querer).
En todos los documentos trinitarios la Iglesia enseña que el Hijo procede del Padre y que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Destaquemos tres símbolos de la fe.
Concilio IV de Letrán: "Creemos ... que hay cierta realidad suprema, incomprensible ciertamente e inefable que es verdaderamente Padre e Hijo y Espíritu Santo ... y aquel ser ni engendra, ni es engendrado, ni procede, sino que el Padre es el que engendra; el Hijo el engendrado, y el Espíritu Santo, el que procede (el espirado).
Concilio de Florencia: "Todo lo que es y tiene el Padre, no lo tiene de otro, sino de sí mismo; y es principio sin principio. Todo lo que es o tiene el Hijo, lo tiene del Padre, y es principio de principio. Todo lo que es o tiene el Espíritu Santo, lo tiene juntamente del Padre y del Hijo. Mas el Padre y el Hijo no son dos principios del Espíritu Santo, sino un solo principio".
C. Adversarios
C.1. Arrianismo
El presbítero de Alejandría Arrio (muere en 336) enseñó que el Logos (Verbo) no existe desde toda la eternidad. No fue engendrado por el Padre desde toda la eternidad sino que fue una criatura, la primera, sacada de la nada antes que todas las demás criaturas. El Hijo es, por su esencia, desigual al Padre, es mudable y capaz de perfeccionamiento. Por lo tanto, el Logos, no es Dios en sentido propio y verdadero, sino únicamente en un sentido impropio, es decir, en cuanto que Dios le adoptó como Hijo en previsión de sus méritos. Está herejía fue condenada en el primer Concilio Universal de Nicea (325). Este Concilio a raíz de esta herejía redactó un símbolo de la fe en el que se confiesa que Jesucristo es verdadero Hijo de Dios, que fue "engendrado" de la substancia del Padre, que es, por lo tanto, verdadero Dios y por lo tanto, consubstancial al Padre" Denz. 54.
C.2. Los sabelianos
Sabelio, enseñaba que en Dios hay una sola "hipóstasis" (persona) y tres "prosopa" (máscara de teatro) conforme a los tres modos distintos con que se ha manifestado la divinidad. Así, en la creación se revela el Dos uni-personal como Padre, en la redención se presenta el mismo Dios Padre como Hijo, y finalmente en la obra de la santificación se presenta el mismo Dios Padre como Espíritu Santo. Es decir, Sabelio, presenta la Trinidad de las divinas Personas como tres modos de ser de un único Dios. (Es una sola Persona divina, Dios Padre que se presenta con tres máscaras distintas: Creación, Redención, Santificación).
No hay pues, distinción real de Personas divinas, sino que Uno solo es el principio de todo, este es el Padre, que ha creado todo, que se ha encarnado, muerto y resucitado, que luego nos ha santificado. Así, para Sabelio, Dios es: o el Padre, o el Hijo, o el Espíritu Santo, según su modo de obrar es una persona u otra, reduciendo la Personas divinas a simples "modalidades" meramente transitorias, y de esta manera quedaba radicalmente eliminado el problema Trinitario. El Papa Calixto (217-222) excomulgó públicamente a Sabelio. Y su herejía fue condenada por el Papa S. Dionisio (259-268).
C.3. Los macedonianos
Hacen del Espíritu Santo una criatura, fruto de una procesión transeúnte, con lo cual el Espíritu Santo no es Dios. La secta cristiana de los "pneumatómacos" (o enemigos del Espíritu Santo), nacida del semi-arrianismo, extendió el subordinacionismo al Espíritu Santo, enseñando, en referencias a la cita de Hebreos 1,14, que era una criatura y un ser espiritual subordinado como son los ángeles.
Esta herejía macedoniana la atacaron los padres de la Iglesia S. Atanasio, S. Basilio, S. Gregorio Niseno, y Dídimo de Alejandría, defendiendo la divinidad del Espíritu Santo y su consubstancialidad con el Padre. Finalmente esta herejía fue condenada por el Sínodo de Aljandría (362) bajo la poresidencia de S. Atanasio, y también por el Concilio II de Constantinopla (381).
D. Sagrada Escritura
- Jn 8,42: "Yo he salido y vengo de Dios".
- Jn 15, 26: "Cuando venga el Abogado (Paráclito), que yo os enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad, que procede del Padre...".
E. Conclusión
En Dios hay Padre, Hijo y Espíritu Santo, realmente distintos entre sí. Por otra parte el concilio de Florencia establece el axioma teológico de que: "en Dios todo es uno, donde no obsta la oposición de relación". Por tanto tiene que haber en Dios procesiones inmanentes, que terminen en el Hijo y en el Espíritu, porque la procesión es el único modo de que haya en Dios oposición de relación.
Como es lógico la razón natural sola no puede probar positivamente esta tesis. Únicamente puede mostrar que no repugna la existencia de procesiones inmanentes en Dios. En efecto, no repugna ni por parte del "origen o principio", puesto que ser origen, en general es perfección; tampoco por parte del "término originado", ya que no repugna que el originado reciba la misma naturaleza que hay en el originante. Sto. Tomás dice: No pueden concebirse procesiones (inmanentes) en Dios más que por razón de las acciones que permanecen en el propio ser agente. Pero éstas, en la naturaleza intelectual y divina, son exclusivamente dos: entender y querer. De donde resulta que no puede haber en Dios otras procesiones (inmanentes) que las del Verbo (entender) y la del Amor (querer).
EL PADRE NO PROCEDE DE NADIE, ES EL “INGENITO”
NOTA IMPORTANTE: "La primera Persona divina, el Padre, no procede de nadie, sino que es principio sin principio"
A. Explicación
Hasta aquí nos ha enseñado la fe que en Dios hay dos procesiones divinas inmanentes y que el sujeto de esas procesiones son las Personas divinas y no la naturaleza divina. Lo que ahora resulta conveniente es preguntarse si el Padre, primera Persona, procede de alguien y si tiene origen de otra Persona. La respuesta es negativa, pues según la tesis, el Padre es principio sin principio.
Por el término "principio" se entiende: "aquello de lo cual algo procede de algún modo".
B. Magisterio de la Iglesia
C. Adversarios
Entre los verdaderos teistas nadie se opone a que el Padre no es producido en modo alguno. Que el Padre no procede de nadie con una procesión inmanente lo niegan todos los que no admiten la Trinidad.
D. Sagrada Escritura
En la Sagrada Escritura nunca se afirma que el Padre procede de otro, mientras que se dice con frecuencia que el Hijo y el Espíritu Santo sí proceden. Por otra parte, en la Escritura sólo aparecen como Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Ahora bien, si según la misma Escritura, el Hijo procede del Padre y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, el Padre no puede proceder del Hijo ni del Espíritu Santo, pues en esta hipótesis sería principio de ellos y al mismo tiempo procedería de ellos, y eso repugna a la mente, pues es una contradicción.
E. Argumento Teológico
Sto. Tomás responde a esta dificultad diciendo: "así como en todo género de seres es necesario que haya un primero, así también es indispensable poner en la naturaleza divina un primer principio que no provenga de otro, al que llamamos "ingénito". Admitir, pues, dos ingénitos equivale a admitir dos dioses y dos naturalezas divinas, y por ello dice S. Hilario de Poitiers: "puesto que hay un solo Dios, no puede haber dos inaccesibles". Y principalmente, porque, si hubiera dos inaccesibles, ninguno de ellos procedería del otro, y por tanto, habrían de distinguirse por un adversidad de naturaleza".
NOTA IMPORTANTE: "La primera Persona divina, el Padre, no procede de nadie, sino que es principio sin principio"
A. Explicación
Hasta aquí nos ha enseñado la fe que en Dios hay dos procesiones divinas inmanentes y que el sujeto de esas procesiones son las Personas divinas y no la naturaleza divina. Lo que ahora resulta conveniente es preguntarse si el Padre, primera Persona, procede de alguien y si tiene origen de otra Persona. La respuesta es negativa, pues según la tesis, el Padre es principio sin principio.
Por el término "principio" se entiende: "aquello de lo cual algo procede de algún modo".
B. Magisterio de la Iglesia
- Símbolo Atanasiano: "El Padre no ha sido hecho por nadie, ni creado ni engendrado".
- Concilio IV de Letrán: " El Padre no viene de nadie, el Hijo del Padre solo, y el Espíritu Santo igualmente de uno y de otro: sin comienzo, siempre y sin fin".
- Concilio de Florencia: " Todo lo que es o tiene el Padre, no lo tiene de otro, sino de sí mismo; y es principio sin principio".
C. Adversarios
Entre los verdaderos teistas nadie se opone a que el Padre no es producido en modo alguno. Que el Padre no procede de nadie con una procesión inmanente lo niegan todos los que no admiten la Trinidad.
D. Sagrada Escritura
En la Sagrada Escritura nunca se afirma que el Padre procede de otro, mientras que se dice con frecuencia que el Hijo y el Espíritu Santo sí proceden. Por otra parte, en la Escritura sólo aparecen como Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Ahora bien, si según la misma Escritura, el Hijo procede del Padre y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, el Padre no puede proceder del Hijo ni del Espíritu Santo, pues en esta hipótesis sería principio de ellos y al mismo tiempo procedería de ellos, y eso repugna a la mente, pues es una contradicción.
E. Argumento Teológico
Sto. Tomás responde a esta dificultad diciendo: "así como en todo género de seres es necesario que haya un primero, así también es indispensable poner en la naturaleza divina un primer principio que no provenga de otro, al que llamamos "ingénito". Admitir, pues, dos ingénitos equivale a admitir dos dioses y dos naturalezas divinas, y por ello dice S. Hilario de Poitiers: "puesto que hay un solo Dios, no puede haber dos inaccesibles". Y principalmente, porque, si hubiera dos inaccesibles, ninguno de ellos procedería del otro, y por tanto, habrían de distinguirse por un adversidad de naturaleza".
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La Misa: 18° Parte - La Misa del Vaticano II: Liturgia de la Palabra - Lectura del Evangelio, Homilía, Profesión de fe y Oración de los fieles
P. Rodrigo Sánchez Arjona Halcón, S.J.
7.3. LITURGIA DE LA PALABRA
Continuación
La proclamación del Evangelio
Dios, que habla en la Misa en la proclamación del Antiguo Testamento y de los escritos apostólicos, nos habla de modo especial en el Evangelio de su Hijo. Para subrayar la importancia de esta lectura evangélica, la liturgia pone una serie de símbolos sencillos y significativos. Dice la rúbrica:
Mientras tanto, si se usa incienso, el sacerdote lo pone en el incensario. Después el diácono que ha de proclamar el Evangelio, inclinado ante el sacerdote, pide en voz baja la bendición, diciendo:
Dame la bendición.
El Sacerdote en voz baja dice:
El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que digna y competentemente anuncies su Evangelio: en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo".
El diácono responde:
Amén.
Si no hay diácono, el sacerdote inclinado ante el altar dice en secreto: Purifica mi corazón y mis labios, Dios omnipotente, para que pueda anunciar dignamente tu Evangelio” (11).La inclinación ante el altar, símbolo de Cristo Glorioso, muestra la humildad del ministro que se siente indigno, incapaz y limitado para proclamar el Evangelio del Señor. Por eso ora o pide la bendición a fin de anunciar digna y competentemente el santo Evangelio. Lo que se espera de Dios es la unción del Espíritu que consiste en sentir con hondura y con sinceridad las cosas de Dios y que comunica a la voz una vibración capaz de conmover el ánimo de los oyentes.
Después el libro del Evangelio puede ser conducido en procesión hasta el ambón, precedido de los ministros que llevan incienso y los ciriales. De nuevo nos hallamos ante una imagen simbólica de Cristo, por ello el Evangeliario a veces está ricamente encuadernado, es incensado y recibe el beso reverente del ministro que proclamó la lectura.
El Evangelio de la Misa se proclama y escucha de pie en señal de reverencia a las enseñanzas de Cristo y de nuestra prontitud para seguirlas. Al leer el título del Evangelio el ministro signa el libro y todos los presentes se signan en la frente, en la boca y en el corazón para indicar que reciben la Palabra de Cristo con la mente,- que la confiesan con la boca y que la guardan en el corazón. Anunciado el título de la lectura evangélica del día los fieles responden: "Gloria a ti, Señor". Esta aclamación sencilla es una confesión de fe en la presencia misteriosa de Jesús Resucitado en el anuncio del Evangelio. Y el beso que da el ministro al Evangeliario al terminar la lectura, es signo de reverencia y amor a Cristo el Redentor, que quita el pecado del mundo.
La Homilía.
La homilía, exposición sencilla y familiar, es recomendada por el Concilio Vaticano II:
“Se recomienda encarecidamente como parte de la misma liturgia la homilía, en la cual se exponen durante el ciclo litúrgico, a partir de los textos sagrados, los misterios de la fe y las normas de la vida cristiana. Más aún, en las misas con asistencia del pueblo nunca se omita, si no es por causa grave” (SC. 52).El que sea la homilía una exposición familiar y sencilla sobre los misterios de la fe y sobre las normas de la vida cristiana, no quiere decir en modo alguno que no exija una seria preparación. El que ha de predicar la homilía debe estudiar el tema bíblico principal de las lecturas, con él ha de iluminar la vida cotidiana de los oyentes, y ha de colocarlos en tal punto de vista para que ellos puedan contemplar en el misterio litúrgico la presencia salvadora de Dios proclamada en las lecturas sagradas (SC. 35,2). “La homilía la hará ordinariamente el mismo sacerdote celebrante" (Orden. General 42), el cual no debería alargarse más de diez minutos en ella, pues de lo contrario la Misa vendría a convertirse en una liturgia de la Palabra un tanto aburrida para el pueblo.
Si por las lecturas bíblicas Dios habla al pueblo, por la homilía la Iglesia, Madre y Maestra, a través de un ministro, explica a los fieles su sentido auténtico, pues ella “recibió de Dios el encargo y el oficio de conservar e interpretar la Palabra de Dios” (C. Vaticano II, DV. 12). Así, pues, la fidelidad a Cristo y al Pueblo de Dios exige de los sacerdotes y de los diáconos, exponer a los fieles en la homilía de la Misa no las propias opiniones sino la doctrina católica.
Símbolo o Profesión de la fe
Al mensaje de Dios, explicado por la Iglesia, responde la fe de los corazones católicos expresada en la recitación o en el canto del “Creo en Dios Padre…”. Esta oración recibe el nombre de Símbolo de la fe, porque viene a ser un signo por el que puede ser reconocido el que profesa la fe católica, y también es llamada Profesión de la fe, porque es una formulación del contenido de la fe católica, en proposiciones breves.
El Símbolo lo dice el sacerdote juntamente con el pueblo. A las palabras”: Y se encarnó por obra del Espíritu Santo”, todos se inclinan; pero en las solemnidades de la Anunciación y de la Natividad del Señor, se arrodillan (Cfr. Ordenación General, 98).
Oración de los fieles
La iluminación propia de la liturgia de la Palabra lleva necesariamente a la oración de súplica, pues la fe católica comunica a los corazones de los fieles la experiencia existencial de la absoluta gratuidad de la salvación religiosa. Sin la gracia de Dios no hay salvación posible, sin el don de Cristo no hay luz de la fe, sin la unción del Espíritu Santo no puede darse vida cristiana en la existencia cotidiana de los católicos.
Por la oración universal se simboliza esta creencia y por eso en ella “el pueblo sacerdotal, unido al Sumo Sacerdote, representado por el celebrante, ruega por todos los hombres:
“Toca al sacerdote celebrante dirigir esta oración, invitar a los fieles a orar, con una breve monición, y terminarla con la oración conclusiva. Conviene que sea un diácono, un cantor u otro el que lea las intenciones. La asamblea entera expresa su súplica, o con una invocación común, que se pronuncia después de cada intención, o con la oración en silencio” (Ordenación General, 47).
Para acceder a las publicaciones anteriores acceda AQUÍ.
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Referencia bibliográfica: P. Rodrigo Sánchez Arjona Halcón, S.J. "La Misa en la religión del pueblo", Lima, 1983.
Los Retos de la Familia - 8° Parte: Los retos-desafíos de la Familia
LOS RETOS DE LA FAMILIA EN EL CONTEXTO ACTUAL
Mons. Juan Antonio Reig Pla Obispo de Alcalá de Henares Vicepresidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia (Sección Española)
Continuación
II. LOS RETOS-DESAFÍOS DE LA FAMILIA EN EL CONTEXTO ACTUAL
Nos proponemos en esta segunda parte señalar los nuevos desafíos con los que se encuentran hoy tanto el matrimonio como la familia. Como es característico del obrar cristiano, en todos los análisis críticos que indicamos a continuación en los que se hace referencia tanto a leyes de la administración como a organizaciones sociales nacionales o internacionales, distinguimos bien entre el respeto a las personas y sus intenciones, y lo que entendemos son hechos objetivos que contradicen el designio de Dios sobre la persona humana, el matrimonio y la familia.
1. La soberanía de la voluntad al margen de la verdad y del bien.
El Preámbulo de la Ley 2/2016, de 29 de marzo, de la Comunidad de Madrid, sobre «Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación» afirma: «Se ha de otorgar soberanía a la voluntad humana sobre cualquier otra consideración física».
Por su parte, el Artículo 4.1 de la Ley anterior y el artículo 4.1.b de la Ley 3/2016, de 22 de julio, de «Protección Integral contra la LGTBifobia y la Discriminación por Razón de Orientación e Identidad Sexual» en la Comunidad de Madrid sentencia: «Toda persona tiene derecho a construir para sí una autodefinición con respecto a su cuerpo, sexo, género y su orientación sexual».
Por su parte la Ley (8/2017, de 7 de abril, de la Generalitat) integral del reconocimiento del derecho a la identidad y a la expresión de género en la Comunidad Valenciana también asume los mismos postulados: «La necesidad de crear un marco normativo que reconozca el derecho a la identidad de género y a la libre expresión del género sentido como un derecho humano fundamental, y dotarlo de las herramientas adecuadas para hacerlo efectivo».
En resumen, tanto estas leyes como otras muchas en temas de matrimonio, familia y vida “consagran” la soberanía despótica de la voluntad al margen de la verdad y del bien. Esta mentalidad ha calado masivamente en la población y constituye uno de los retos de la familia actual.
«Como observó Cicerón, “si los derechos se fundaran en la voluntad de los pueblos, en las decisiones de los príncipes y las sentencias de los jueces, sería jurídico el robo, jurídico el adulterio, jurídica la suplantación de testamentos, siempre que tuvieran a su favor los votos, o los plácemes, de una masa popular”. Y es que “para distinguir la ley buena de la mala, no tenemos más norma que la naturaleza”, con la que se discierne lo justo de lo injusto. “Pensar que esto depende de la opinión de cada uno y no de la naturaleza, es cosa de locos”».8
Como recordaba Benedicto XVI en su visita al Parlamento Federal de Alemania en 2011 «el hombre no es solamente una libertad que él se crea por sí solo. El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza, y su voluntad es justa cuando él respeta la naturaleza, la escucha, y cuando se acepta como lo que es, y admite que no se ha creado a sí mismo. Así, y sólo de esta manera, se realiza la verdadera libertad humana».
2. El intento de hacer inútil la encarnación y la pasión-muerte-resurrección de Cristo. “La tecno-redención de identidades inconclusas”: los presupuestos marxistas al servicio del capitalismo tecno-nihilista
Ser persona-varón o persona-mujer es un don de Dios que, por obra de la gracia, nos permite participar proféticamente del amor nupcial de Dios por su Pueblo y de Cristo por su Iglesia; apostatar de este don no solo nos aleja de Dios, sino que, como consecuencia, nos hace incapaces del “don de sí” en el lenguaje del cuerpo. Esta apostasía pretende hacer inútil la encarnación, la pasión, la muerte y la resurrección de Cristo. La “carne” es el quicio de la redención. Lo que no es asumido no es redimido.
Frente al proyecto de redención divina ha emergido otra propuesta “revolucionaria” con los siguientes elementos: a) No existen las identidades persona-varón y persona-mujer, y menos como un don otorgado por Dios; b) Nuestras identidades más bien están por concluir y además pueden ser cambiantes o, peor aún, carecemos de identidad, somos la pura arbitrariedad anclada en una libertad nihilista; c) Es la tecnología la que nos va a permitir “ser” lo que queramos o sintamos ser en cada momento, sin sufrimientos, sin límites, sin muerte, sólo placer y por toda la “eternidad”, es lo que se podría llamar la “tecno redención”9.
El deseo, al margen de Dios, de inmortalidad y de la superación de las barreras espacio-temporales propias de la naturaleza del hombre necesita de dinero y de poder. No es este el lugar para desarrollar ampliamente el concepto, pero anticiparé que la ideología global subyacente, que está siendo sutilmente promovida en todo este proceso, es lo que se ha venido a llamar tecno-nihilismo, hija natural de la dictadura del relativismo10. El llamado “capitalismo tecno-nihilista” es «un modelo de acumulación económica que, en esta fase histórica, hace depender cada vez más el crecimiento de la capacidad de innovación técnica y que, por consiguiente, necesita de una cultura nihilista para disponer libremente de cualquier significado para no poner obstáculos de ningún tipo a su total despliegue»11. «La economía psíquica del tecnonihilismo es el imperativo “¡goza!”, que marca el paso del deber al placer como principio de realidad»12. Naturalmente, esto ha exigido someter el noble ejercicio de la buena política13 a las exigencias del Gran Dinero, que es en realidad quien gobierna el mundo; la naturaleza humana se torna así en un simple instrumento bioeconómico al servicio del tecnocapitalismo. La cuestión es clara: para maximizar el enriquecimiento de los poderosos y alcanzar sus fines (post-humanismo) la lógica de producción-consumo no debe tener límite moral alguno. La paradoja es que los presupuestos anti-Dios y anti-familia que sustentan esta tesis son claramente marxistas.
3. Nos encontramos ante un ataque planificado, científica y sistemáticamente, contra el orden de la creación y de la redención
El Papa Benedicto XVI afirmaba que «el libro de la naturaleza es uno e indivisible»; el Papa Francisco desarrolla el mismo concepto en Laudato Si” con la expresión «ecología integral»; lo mismo hizo el Papa San Juan Pablo II al hablar de la “ecología humana” en Centesimus annus (nn. 37-39). Sin embargo, todos tendemos a mirar la realidad atomizadamente —y así se procura que suceda desde el poder—, como si unas cosas no tuvieran relación con otras, como si todo fuera casual, como si el mal no estuviese organizado. Que nadie se engañe, lo que contemplan nuestros ojos no es más que una de las muchas piezas del puzle de la estructura esclavista y de muerte que se está construyendo a nivel mundial.
El proceso de deconstrucción de la persona, del matrimonio, de la familia, de la escuela y de la sociedad viene de lejos. Es esencial no contemplar las distintas piezas del puzle de forma atomizada como hacíamos hasta hace bien poco: que si la lacra del divorcio, que si la anticoncepción, que si el crimen del aborto, etc. En realidad nos encontramos ante un ataque global programado, científica y sistemáticamente, contra el orden de la creación-encarnación-redención: injusticia social (con la síntesis del marxismo y el liberalismo), ecología idolátrica y fragmentada, anticoncepción, esterilización, aborto, “amor romántico”, divorcio, “amor libre”, técnicas de reproducción asistida, “pornificación” de las relaciones personales y de la cultura, sexualidad sin verdad, usurpación deliberada de la filiación natural de los niños, manipulación arbitraria de la anatomía, de la fisiología y de la identidad personal, eutanasia y suicidio asistido, “poliamor”, realidad virtual sustitutiva, manipulación y mejoramiento genético de embriones, bio-neuro-ingeniería posthumanista, etc. son sólo una parte de los escalones, programados, científica y sistemáticamente, en orden a la deconstrucción de la “identidad-misión”, querida por Dios para el ser humano. Toda persona humana posee una verdad integral que sólo es alcanzada cuando la contemplamos en su unidad sustancial cuerpo-espíritu, en la diferencia varón-mujer, en la llamada a la comunión con el prójimo y en la vocación a adorar y amar, sobre todas las cosas, al único Dios verdadero. Esta es la verdadera ecología humana integral que debe ser cultivada en la familia cristiana (Cf. Papa Francisco, Laudato Si” 137-162 y San Juan Pablo II, Centesimus annus 37-39).
Este es, por tanto, otro de los retos; es necesario que pastores, catequistas, formadores, profesores y familias seamos conscientes de que nos encontramos ante un ataque planificado, científica y sistemáticamente, contra el orden de la creación y de la redención. Una pastoral familiar reducida a actos puntuales y temáticos a base de reuniones y el cultivo de emociones es insuficiente.
4. El método de destrucción del matrimonio, de la familia y de la vida: el constructivismo filosófico
Abusando de simplicidad, el constructivismo filosófico postula un modelo epistemológico en el que la “realidad” no sería más que una construcción “inventada”. Lo que creemos que es la realidad solo sería una construcción mental del sujeto “cognoscente”, atrapado por las limitaciones perceptivas de sus sentidos y de las propias estructuras neurológicas. Estas estructuras neurológicas procesarían lo percibido estableciendo categorías (clasificaciones) que permitirían la “interpretación” de los datos percibidos. Ahora bien, categorizar, clasificar, exige el lenguaje, palabras, es decir, conceptos que ofrezcan un modelo de interpretación de lo percibido; a estos “modelos” que se aceptan universalmente sin ser cuestionados les llamamos paradigmas. En fin, la realidad es inaprensible, solo existe el lenguaje, y éste siempre es construcción y construcción ideológica; nos encontramos ante un método hijo del relativismo.
Desde mediados del siglo XX, esta corriente de pensamiento ha sido aplicada de modo científico y sistemático en nuestras sociedades, por cierto con gran “éxito”; ello ha permito cambiar masivamente la percepción que tienen las personas respecto a muchos aspectos de la realidad, todo en orden a deconstruir primero los “viejos paradigmas” para, a continuación, “construir” unos nuevos.
Como digo el método ha sido sucesivamente aplicado a la cultura, después al derecho y desde él a la enseñanza, a la sanidad y a todos los aspectos de la vida social, alcanzando, por imperio despótico de la ley, la intimidad del hogar y de las personas. El asalto en marcha, tras la falta de respuesta de algunas comunidades eclesiales cristianas, es ahora contra la Iglesia Católica, particularmente contra la Sagrada Tradición y el Magisterio sobre el matrimonio, la familia y la vida.
También en el ámbito específico de la Doctrina Católica se está utilizando este método. No son pocos los que están pidiendo, con la excusa de acercarse más al hombre contemporáneo, una “renovación” del lenguaje14 tanto litúrgico como doctrinal.
El cambio en el lenguaje es esencial para cambiar el paradigma de la acción salvífica de Cristo que consiste en: «la Caridad en la Verdad, aplicando la ley de la gradualidad»15. Sin embargo el “Nuevo Paradigma” que se quiere promover reza así: «“ampliemos” la misericordia, aplicando la gradualidad de la ley». A este “Nuevo Paradigma” el Papa Francisco lo llama “buenismo destructivo, que en nombre de una misericordia engañadora venda las heridas sin antes curarlas y medicarlas; que trata los síntomas y no las causas y las raíces. Es la tentación de los «buenistas», de los temerosos y también de los así llamados «progresistas y liberales»” (Papa Francisco, Discurso en la clausura de la III Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos, 18 de octubre de 2014).
Referencias
8 Cicerón, De legibus 1, XVI, 44, citado por Ayuso, Miguel, La “evaporación del matrimonio”. En De matrimonio, Algunas reflexiones (políticas) sobre la naturaleza del matrimonio y la familia. Marcial Pons, 2015.
9 Roca, A., & Dellacasa, M. A. (2015). Tecno redención de cuerpos transexuales: apropiación tecnológica y autogestión de identidades inconclusas. Mediações-Revista de Ciências Sociais, 20(1), 239-259 [en línea]. [Consulta: 24-4-2017]. Disponible en web:
10 Papa Benedicto XVI: «La “dictadura del relativismo” amenaza con oscurecer la verdad inmutable sobre la naturaleza del hombre, sobre su destino y su bien último» (Homilía en la Santa Misa en el Bellahouston Park de Glasgow - Viaje apostólico al Reino Unido, 16-9-2010). Papa Francisco: «Pero hay otra pobreza. Es la pobreza espiritual de nuestros días, que afecta gravemente también a los Países considerados más ricos. Es lo que mi Predecesor, el querido y venerado Papa Benedicto XVI, llama la “dictadura del relativismo”, que deja a cada uno como medida de sí mismo y pone en peligro la convivencia entre los hombres» (Discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, 22-3-2013).
11 M. Magatti, La fe ¿esperanza para Europa?, [en línea]. [Consulta: 22-2-2016]. Disponible en web:
Cf. M. Magatti, Libertà immaginaria. Le illusioni del capitalismo tecno-nichilista, Feltrinelli, Milano, 2009.
12 Antonio Spadaro, S.J., La gran contracción. Lección y significado de la reciente crisis, Pontificia Universidad Católica de Chile, Revista de Antropología y Cultura Cristiana Humanitas, 2014, n. 75, pág. 69.
13 Papa Francisco: «Involucrarse en la política es una obligación para un cristiano. Nosotros, cristianos, no podemos “jugar a Pilato”, lavarnos las manos: no podemos. Tenemos que involucrarnos en la política porque la política es una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común. Y los laicos cristianos deben trabajar en política» (Discurso a los estudiantes de las escuelas de los jesuitas de Italia y Albania, 7-6-2013).
14 No se debe confundir el ambiguo, confuso y engañoso “Nuevo Lenguaje” promovido por el Nuevo Paradigma Mundial - también en el interior de la Iglesia - con aquello que ya pedía San Juan Pablo II hablando de la Nueva Evangelización: “un nuevo ardor, nuevos métodos y una nueva expresión para el anuncio y el testimonio del Evangelio” (San Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Pastores dabo vobis, n. 18). También el Papa Francisco insiste en la misma idea que San Juan Pablo II: “con ardor renovado, utilizando nuevos métodos y nuevas expresiones” (Papa Francisco, Discurso a los participantes en la Plenaria del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales, 27-9-2014).
15 Dice el Papa Francisco: «el testimonio es sin condiciones, debe ser firme, debe ser decidido, debe tener el lenguaje, tan fuerte, de Jesús: ¡sí, no!». Es exactamente «este el lenguaje del testimonio» (Papa Francisco, Misa matutina, 30-6-2014). También San Juan Pablo II lo expresaba así: “Aprended a pensar, a hablar y a actuar según los principios de la sencillez y de la claridad evangélica: “Sí, sí; no, no”. Aprended a llamar blanco a lo blanco, y negro a lo negro; mal al mal, y bien al bien. Aprended a llamar pecado al pecado, y no lo llaméis liberación y progreso, aun cuando toda la moda y la propaganda fuesen contrarias a ello. Mediante esta sencillez y claridad se construye la unidad del Reino de Dios” (San Juan Pablo II, Homilía, 26-3-1981).
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Viaje apostólico a Colombia
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 13 de septiembre de 2017
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Como sabéis, en los últimos días he realizado el viaje apostólico a Colombia. De todo corazón agradezco al Señor por este gran regalo; y deseo renovar la expresión de mi reconocimiento al señor presidente de la República, que me acogió con tanta cortesía, a los obispos colombianos que trabajaron tanto para preparar esta visita, y también al resto de autoridades del país y a cuantos han colaborado en la realización de esta visita. ¡Y un agradecimiento especial al pueblo colombiano que me acogió con tanto afecto y tanta alegría! Un pueblo alegre entre tanto sufrimiento, pero alegre; un pueblo con esperanza. Una de las cosas que me me impresionó en todas las ciudades, entre la multitud, fueron los padres y las madres con niños, que levantaban a los niños para que el Papa los bendijera, pero también con orgullo enseñaban a sus hijos como diciendo: «¡Este es nuestro orgullo! Esta es nuestra esperanza». Yo pensé: un pueblo capaz de tener niños y capaz de enseñarlos con orgullo, como esperanza: este pueblo tiene futuro. Y me gustó mucho.
De un modo particular, en este viaje he sentido la continuidad con los dos Papas que visitaron Colombia antes que yo: el beato Pablo VI, en 1968 y san Juan Pablo II en el 86. Una continuidad fuertemente animada por el Espíritu Santo, que guía los pasos del pueblo de Dios por los caminos de la historia.
El lema del viaje fue «Demos el primer paso», referido al proceso de reconciliación que Colombia está viviendo para salir del medio siglo de conflicto interno, que ha sembrado sufrimiento y enemistades, causando tantas heridas, difíciles de curar. Pero con la ayuda de Dios, el camino ya ha empezado. Con mi visita he querido bendecir el esfuerzo de aquel pueblo, confirmarlo en la fe y en la esperanza y recibir su testimonio, que es una riqueza para mi ministerio y para toda la Iglesia. El testimonio de este pueblo es una riqueza para toda la Iglesia.
Colombia —como la mayor parte de los países latinoamericanos— es un país en el que las raíces cristianas son muy fuertes. Y si este hecho vuelve aún más agudo el dolor por la tragedia de la guerra que ha lacerado el país, al mismo tiempo constituye una garantía para la paz, los cimientos resistentes para su reconstrucción, la savia de su invencible esperanza. Es evidente que el maligno ha querido dividir al pueblo para destruir la obra de Dios, pero también es evidente que el amor de
Cristo, su infinita Misericordia es más fuerte que el pecado y que la muerte.
Este viaje se hizo para llevar la bendición de Cristo, la bendición de la Iglesia al deseo de vida y de paz que desborda el corazón de esa nación: he podido verlo en los ojos de los miles y miles de niños y jóvenes que llenaron la plaza de Bogotá y que encontré en todas partes; esa fuerza de vida que también la naturaleza misma proclama con su exuberancia y su biodiversidad. Colombia es el segundo país del mundo en biodiversidad. En Bogotá pude encontrar a todos los obispos del país y también al comité directivo de la Conferencia Episcopal Latinoamericana. Agradezco a Dios por haber podido abrazarles y por haberles dado mi ánimo pastoral, para su misión al servicio de la Iglesia sacramento de Cristo, nuestra paz y nuestra esperanza.
La jornada dedicada de modo particular al tema de la reconciliación, momento culminante de todo el viaje, se desarrolló en Villavicencio. Durante la mañana hubo la gran celebración eucarística, con la beatificación de los mártires Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, obispo y Pedro María Ramírez Ramos, sacerdote. Por la tarde, la Liturgia especial de Reconciliación, simbólicamente orientada hacia el Cristo de Bocayá, sin brazos y sin piernas, mutilado como su pueblo.
La beatificación de los dos mártires recordó plásticamente que la paz está fundada también, y quizá sobre todo, sobre la sangre de tantos testimonios de amor, de verdad, de justicia y también de mártires verdaderos, asesinados por su fe, como los dos antes citados. Escuchar su biografías fue conmovedor hasta las lágrimas: lágrimas de dolor y de alegría juntas. Frente a sus reliquias y a sus rostros, el santo pueblo fiel de Dios sintió fuerte su propia identidad, con dolor, pensando en las tantas, demasiadas víctimas y con alegría, por la misericordia de Dios que se extiende sobre aquellos que lo temen (cf Lucas 1, 50).
«Amor y verdad se han dado cita / justicia y paz se abrazan» (Salmo 85, 11), escuchamos al inicio. Este versículo del salmo contiene la profecía de lo que pasó el viernes pasado en Colombia; la profecía y la gracia de Dios para que aquel pueblo herido, pueda resurgir y caminar en una vida nueva. Estas palabras proféticas, llenas de gracia las vimos encarnadas en las historias de los testigos, que hablaron en nombre de tantos y tantos que, a partir de sus heridas, con la gracia de Cristo salieron de sí mismos y se abrieron al encuentro, al perdón, a la reconciliación.
En Medellín la perspectiva fue la de la vida cristiana como discipulado: la vocación y la misión. Cuando los cristianos se empeñan a fondo en el camino de seguir a Jesucristo, se convierten verdaderamente en sal, luz y levadura en el mundo y los frutos son abundantes. Uno de estos frutos son los Hogares, es decir, las casas donde los niños y los chicos heridos por la vida pueden encontrar una nueva familia donde son amados, acogidos, protegidos y acompañados. Y otros frutos, abundantes como racimos, son las vocaciones por la vida sacerdotal y consagrada, que he podido bendecir y animar con alegría en un inolvidable encuentro con los consagrados y sus familiares.
Y finalmente, en Cartagena, la ciudad de san Pedro Claver, apóstol de los esclavos, el «foco» estuvo sobre la promoción de la persona humana y de sus derechos fundamentales. San Pedro Claver, como más recientemente santa María Bernarda Bütler, dieron la vida por los más pobres y marginados y así mostraron la vida de la verdadera revolución, aquella evangélica, no ideológica, que libera realmente a las personas y a las sociedades de la esclavitud de ayer y, por desgracia, también de hoy. En este sentido, «dar el primer paso» —el lema del viaje— significa acercarse, inclinarse, tocar la carne del hermano herido y abandonado. Y hacerlo con Cristo, el Señor convertido en esclavo por nosotros. Gracias a Él hay esperanza, porque Él es la misericordia y la paz.
Confío de nuevo a Colombia y a su amado pueblo a la Madre, Nuestra Señora de Chiquinquirá, que pude venerar en la catedral de Bogotá. Que con la ayuda de María cada colombiano pueda dar cada día el primer paso hacia el hermano y la hermana y así construir juntos, día a día la paz en el amor, en la justicia, en la verdad.
Tomado de:
www.vatican.va
Libros Históricos del Antiguo Testamento: El libro Daniel
P. Fernando Martínez Galdeano, S.J.
El libro de Daniel
En plena persecución de Antíoco IV, hacia el 165 a.C., aparece un escrito de un autor anónimo con la finalidad de animar al pueblo a perseverar en la fe a Yahvéh, a pesar de sentirse perseguidos, pero desmarcándose un tanto de la postura macabea radical revolucionaria.
En este sentido y de forma complicada y enigmática, el escrito de Daniel trata de darnos una visión de los tiempos futuros que, en definitiva, pertenecen sólo a Dios. Ofrece desde la fe en Yahvéh, una interpretación de la historia con un final feliz para los creyentes en el Dios de Israel.
En los capítulos 1-6, Daniel y sus compañeros van superando las dificultades que entraña el vivir su fe entre los paganos.
(El sueño y visión del “coloso con pies de barro” se encuentra en el cap. 2). A continuación, en los capítulos 7-12, Daniel tiene cuatro visiones sobre el futuro: 1a- la de las cuatro fieras (c.7); 2a- la de la lucha entre el carnero y el macho cabrío (c.8); 3a- la de las 70 semanas (c.9); 4a- la del grandioso juicio final y del tiempo que acaba (c. 10-12).
En la parte que corresponde a los capítulos 7-12, el autor Daniel utiliza el llamado género apocalíptico. Se produce una batalla sobrehumana entre el bien y el mal. Visiones y sueños expresan este desafío y lucha total, a muerte. Vence el bien al mal que prefiere su propia ruina a confesar su maldad. Cuando venga el reinado de Dios que acontecerá por medio de su enviado (el mesías), un “hijo de hombre” (7,13s), entonces los creyentes, resucitados, vivirán para siempre y de forma celeste.
Los capítulos (13 y 14), los dos últimos del escrito de Daniel, narran unos relatos que ensalzan la figura de este joven personaje “Daniel”, un piadoso cumplidor de la Ley, lleno de la sabiduría que proviene del verdadero Dios, el único Señor.
SIERVOS DEL SEÑOR, BENDECID AL SEÑOR, ENSALZADLO CON HIMNOS POR LOS SIGLOS; ALMAS Y ESPÍRITUS JUSTOS, BENDECID AL SEÑOR, ENSALZADLO CON HIMNOS POR LOS SIGLOS; SANTOS Y HUMILDES DE CORAZÓN, BENDECID AL SEÑOR, ENSALZADLO CON HIMNOS POR LOS SIGLOS.
(...)
DAD GRACIAS AL SEÑOR, PORQUE ES BUENO, PORQUE ES ETERNA SU MISERICORDIA.
(Dn 3,85-87.89)
Y AHORA TE SEGUIMOS DE TODO CORAZÓN, TE TEMEMOS Y BUSCAMOS TU ROSTRO. (Dn 3,41)
Guía del Libro de Daniel
(1,1-2,49) • En la corte de Nabucodonosor. • El sueño de la estatua. • Interviene Daniel. • Su interpretación. • Favores del rey.
(3,1-3,97) • La estatua de oro. • Denuncia contra los jóvenes judíos. • En el horno. • Cántico de Azarías. • Cántico de los tres jóvenes. • Asombro de Nabucodonosor.
(3,98-4,34) • Visión del árbol. • Daniel interpreta el sueño. • Su cumplimiento.
(5,1-6,1) • La cena de Baltasar. • Palabras misteriosas. • Su interpretación.
(6,2-29) • Envidia de los sátrapas en tiempos del rey Darío. • Oración de Daniel. • Arrojado a los leones. • Sale indemne. • Profesión de fe del mismo rey.
(7,1-9,27) • Las cuatro bestias. • El anciano y el hijo del hombre. • Interpretación de la visión. • El carnero y el macho cabrío. • El ángel Gabriel explica la visión. • Oración de Daniel. • Profecía de las setenta semanas. • El ángel Gabriel explica la profecía.
(10,1-12,13) • La gran visión del hombre vestido de lino. • Palabras del ángel en apariencia de hombre". • Su anuncio profético: guerras entre Lágidas (Egipto) y Seléucidas (Siria); Antíoco (IV) Epifanes. • Fin del perseguidor. • Resurrección y retribución. • El tiempo del fin.
(13,1-14,42) • Susana y el juicio de Daniel. • Los sacerdotes de Bel y Daniel. • Este da muerte a la serpiente. • En el foso de los leones.
...
Agradecemos al P. Fernando Martínez, S.J. por su colaboración.
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Los obreros de la viña contratados a última hora
P. Adolfo Franco S.J.
Domingo XXV del Tiempo Ordinario
Mateo 20, 1-16
«En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. Tras ajustarse con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Salió luego hacia la hora tercia y, al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: ‘Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo.’ Ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona, e hizo lo mismo. Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que estaban allí, les dijo: ‘¿Por qué estáis aquí todo el día parados?’ Le respondieron: ‘Es que nadie nos ha contratado.’ Dijo él: ‘Id también vosotros a la viña.’ Al atardecer, dijo el dueño de la viña a su administrador: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros.’ Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno. Al venir los primeros pensaron que cobrarían más; sin embargo, también ellos cobraron un denario cada uno. Tras cobrarlo, se quejaron al propietario; le dijeron: ‘Estos últimos no han trabajado más que una hora, y resulta que les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor.’ Pero él contestó a uno de ellos: ‘Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?’. Así, los últimos serán primeros, y los primeros, últimos.»
Palabra de Dios.
El Señor rechaza la envidia y la mezquindad de los que se creen con más derechos.
El Evangelio de San Mateo nos narra la parábola de los distintos obreros contratados para trabajar en una viña. Esta parábola concluye con dos lecciones: La generosidad de Dios en el reparto de sus dones en contraste con la envidia humana, y la paradoja de “los últimos serán los primeros”.
Lo primero que se debe considerar en esta parábola es la sucesión de obreros contratados a trabajar en distintas horas del día. Es una indicación de la búsqueda incesante de Dios: Dios sale al mundo y busca a los hombres en todo momento, y no se cansa de pasar y volver a pasar, hasta que logra invitar a todos a trabajar en su Reino, a aceptar su mensaje. No pasa una vez, sino que vuelve a pasar y a repetir su visita. Es una manifestación de la bondad de Dios que quiere llamar a todos. Ser llamados por Dios, ser buscados por Dios, ser importantes para Dios: eso quiere enseñarnos el Señor.
La historia de cada uno es diferente, hay quienes fueron encontrados por el Señor al comienzo de la vida, y respondieron a la llamada, otros responden a Dios más adelante, en la juventud, o en la madurez, o en la vejez, o en la ancianidad. Dios pasa y vuelve a pasar, porque quiere a todos en su Reino (en el trabajo de su viña, como dice esta parábola).
Esto lo apreciamos incluso en la historia de los Santos. Algunos desde su más tierna infancia se entregaron a Dios en forma absoluta: es el caso de San Luis Gonzaga, por ejemplo. Otros tardaron mucho tiempo de su vida en aceptar a Dios y dedicarse a El por entero, como San Pablo, San Agustín, San Ignacio de Loyola.
Parecería que los que han dedicado más tiempo de su vida a Dios, merecerían una mayor recompensa; pensamos así porque nosotros, que nos guiamos con criterios muy humanos, incluso en las cosas de Dios, pretendemos privilegios, queremos establecer escala de méritos. Hay quienes se consideran dueños de la situación por haber llegado primero.
Y esto sucede porque no nos damos cuenta de lo gratuito que es el amor de Dios. Todo lo que tenemos lo hemos recibido, y si lo consideramos así, no nos sentiremos dueños de nada. Nuestro privilegio único es haber sido llamados por Dios. Y considerarnos por eso dueños de la situación es pecar de ingratitud, y de orgullo. ¿Tenemos derecho a sentirnos por encima de nadie, por el hecho de que Dios en su infinita generosidad haya querido depositar en nosotros su amor?
Porque de eso se trata, del amor de Dios: el ir a trabajar a su viña, es trabajar con El, dedicarnos a El. Entregarle nuestra vida y nuestras actividades. Y el premio es El mismo ¿Puede alguien quejarse de que Dios se entregue a otros a los que llamó un poco más tarde? Si frente al denario todos nos sintiéramos que se nos da gratuitamente, no tendríamos reclamos, y más bien sentiríamos un gran agradecimiento, deberíamos alegrarnos de que alguien, que fue llamado al final, también haya recibido la totalidad del denario, o sea a Dios mismo.
Pero no podemos con nuestra envidia y mezquindad, que denota el espíritu tan pobre que tenemos. Y la mayor mezquindad de espíritu es convertir el amor (lo más gratuito que se da y se recibe) en mercancía que se compra y se vende, que se mide, y que se reclama. Y justo, por el hecho de haber sido amado, mirar con superioridad a otros (decir yo merezco más, yo soy más), es no haber entendido el amor.
Ya hay en la Biblia varios ejemplos de estos; los que quieren tener más derechos por haber llegado antes: El más conocido es el de los dos apóstoles (Santiago y Juan) que pretenden adelantarse a los demás y piden los dos puestos de privilegio en el Reino de Jesús. Son los que quieren ser más que los otros, ganarles la partida. Y Jesús vuelve a repetir, a estos apóstoles y a todos sus seguidores, la misma lección: el que quiera ser el primero, que sea el servidor de todos.
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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.
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Año Jubilar por el Centenario de las Apariciones de la Virgen de Fátima
Preparémonos para celebrar espiritualmente cada 13 de los meses de las apariciones y así poder acceder a las gracias que nos ofrece este Año Jubilar. Para ello, recomendamos seguir el Itinerario Temático, un tema por cada mes. Acceda AQUÍ.
Oraciones diarias para unirnos a la Red Mundial del Papa en el mes de SEPTIEMBRE 2017 - ClickToPray, 16 al 30
Material de ClickToPray para el mes de SEPTIEMBRE
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Agradecemos al P. José Enrique Rodríguez S.J.
Secretario Nacional del AO Perú por compartir este material con nosotros.
Material elaborado por la Provincia de la Compañía de Jesús de Argentina-Uriguay-Paraguay
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