Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
II MINISTERIO DE JESÚS EN GALILEA
(Mayo 28 - Mayo 29)
A.- HASTA LA ELECCIÓN DE LOS APÓSTOLES
19.- UN DÍA EN
CAFARNAUM
TEXTO
Marcos 1,21-34
Llegan a
Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y
quedaron asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene
autoridad, y no como los escribas.
Había entonces un
hombre poseído de un espíritu inmundo que se puso a gritar: "¿Qué tienes
tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres
tú, el Santo de Dios. Jesús entonces le conminó: "Cállate y sal de
él". El espíritu inmundo agitó violentamente al hombre y, dando un grito,
salió de él. Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a
otros: "¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva expuesta con autoridad! Manda a
los espíritus inmundos y le obedecen". Bien pronto su fama se extendió por
todas partes de la región de Galilea.
Cuando salió de la
sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra estaba
en cama con fiebre, y le hablan de ella. Se acercó y, tomándola de la mano, la
levantó. La fiebre la dejó y se puso a servirles. Al atardecer, a la puesta del
sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; la ciudad entera estaba
agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos que adolecían de diversas
enfermedades y expulsó muchos demonios, a quienes no permitió hablar, pues le conocían.
Lucas 4, 31-41
Bajó a Cafarnaúm,
ciudad de Galilea y los sábados les enseñaba. Quedaron asombrados de su
doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que
tenía el espíritu de un demonio inmundo y se puso a gritar a grandes voces:
"¡Ah! ¿Qué tienes tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a
destruirnos? Se quién eres Tú: el Santo de Dios". Jesús entonces le conminó
diciendo: "Cállate, y sal de él". Y el demonio, arrojándole en medio,
salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados y se decían unos a
otros: "¿Qué palabra es ésta? Manda con autoridad y poder a los espíritus
inmundos, y salen". Y su fama se extendió por todos los lugares de la
región.
Saliendo de la
sinagoga entró en la casa de Simón Pedro. La suegra de Simón estaba con una
gran calentura, y le rogaron por ella. Inclinándose sobre ella conminó a la
fiebre, y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles.
A la caída del sol, todos cuantos tenían
enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y poniendo El las manos sobre
cada uno de ellos, los curaba. Salían también demonios de muchos gritando y
diciendo: "Tú eres el Hijo de Dios". Pero El, les conminaba y no les
permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo.
Mateo 8, 14-17
Al llegar Jesús a
casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. La tomó de la mano
y la fiebre la dejó; y se levantó y se puso a servirle.
Al atardecer, le
trajeron muchos endemoniados; él expulsó a los espíritus con su palabra, y sanó
a todos los enfermos. Así se cumplió el oráculo del profeta Isaías: "El
tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades". (Is 53, 5)
INTRODUCCIÓN
Aunque es un
pasaje largo el que hemos transcrito, hemos querido no dividirlo ni meditarlo
separadamente, pues se trata de la actividad que Jesús desarrolló en todo un
día completo en Cafarnaúm, su centro de actividad apostólica. Y como este día,
serían otros muchos días en la vida de Jesús, no sólo en Cafarnaúm, sino en las
distintas ciudades y aldeas de Galilea que recorrió frecuentemente durante el año
de permanencia en esa región.
Este pasaje nos
hace penetrar en el doble aspecto de la vida de Cristo: su función de profeta,
de maestro, de predicador de la palabra del Padre; y su función mesiánica de
expulsión de demonios, de curación de toda clase de enfermedades, de atención
cordial a todas las necesidades del hombre, sus necesidades del alma y sus
necesidades del cuerpo.
Marcos y Lucas son
los que nos describen el día completo de Jesús, desde la mañana en la sinagoga
de Cafarnaúm hasta el final de la tarde en su función de taumaturgo en bien de
todo el pueblo. Mateo no nos narra, en esta ocasión, la primera parte del día
ni el milagro de la curación del hombre poseído por el demonio. Pero en otras
muchas ocasiones sí nos hablará de la predicación de Jesús en las sinagogas y
de curaciones de poseídos del demonio.
MEDITACIÓN
1) En la sinagoga de Cafarnaúm.
Una vez más se nos
describe la reacción de admiración que producía en el pueblo la predicación del
Señor y la impresión de autoridad que causaba su manera de exponer la doctrina.
En el pasaje del encuentro de Jesús con Nicodemo encontramos una frase del
Señor que puede indicarnos el porqué de esa fuerza impactante de sus palabras.
Habla como Hijo de Dios, con sabiduría infinita y con experiencia inmediata de
las verdades más sublimes y profundas. Por eso, le dice a Nicodemo: "En
verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos
testimonio de lo que hemos visto". (Jn 3, 11)
Además, esa
autoridad en su predicación se veía confirmada por los milagros que realizaba.
Allí mismo, dentro de la sinagoga se encontraba un hombre poseído por el demonio.
El Señor con sólo su palabra expulsa al demonio del cuerpo del poseso.
A través de todo
el Evangelio aparece la lucha y victoria de Cristo sobre los demonios. Es una
prueba de su mesianidad. Y la victoria será definitiva con su Pasión y su
Muerte. Cuando llegue esa hora de su sacrificio dirá el Señor: "Ahora es
el juicio de este mundo. Ahora el príncipe de este mundo va a ser arrojado fuera".
(Jn 12, 31)
Se llama
"inmundo" al espíritu que dominaba el cuerpo del poseso por su impiedad,
su alejamiento de Dios, su influencia en toda obra mala y contraria a Dios. Es
cierto que en alguna manera reconoce a Cristo y su santidad; pero lo que hay en
el fondo de todo espíritu inmundo es el odio a Dios y a su Hijo. El Señor le
manda callar, pues no quiere que el pueblo interprete equivocadamente, en un
sentido político-social, el título que le da de "el Santo de Dios",
equivalente a Mesías.
Una enseñanza práctica
para todo cristiano es la fe absoluta en el poder de Cristo sobre Satanás y los
demonios. El cristiano no debe temer la influencia del demonio, sí confía en el
Señor y oración con fe que le libre del "Maligno", como hacemos en
el Padre Nuestro.
Al final de esta escena de la predicación de
Jesús en la sinagoga y de la curación del poseso se nos dice que "su fama
se extendió por todos los lugares de la región". Y "extenderse su
fama " se entiende que la fe en Jesús iba creciendo por todo Galilea. Jesús
se va revelando en palabras y hechos, y la respuesta del pueblo es incrementar
su fe y confianza. Igual efecto saludable debería tener para nosotros la
lectura de cualquier pasaje del Evangelio.
Un crecimiento
constante en nuestra fe y confianza en el Señor y un deseo profundo de cumplir
con sus enseñanzas.
2) Curación de la suegra de Pedro.
Terminada la
actividad de Jesús en la sinagoga, vuelve a casa de Pedro. Probablemente era
allí donde se hospedaba. Por este dato conocemos que Pedro estaba casado, pues
se nos dice que su suegra estaba enferma, y por tener fiebre, estaría postrada
en cama... Le ruegan al Señor por ella. Y Jesús realiza el milagro. Sin duda
alguna, en este milagro influiría el agradecimiento que Jesús sentía por la
familia que le daba hospedaje y le trataba como huésped ilustre. Con toda
sencillez, Jesús toma de la mano a la enferma y al instante le cesó la fiebre;
y ella, en reconocimiento, comenzó en seguida a servir al Señor. Este servir
al Señor, significaría prepararle la comida y prestarle las demás atenciones
que fuesen convenientes.
Se trata de un
milagro nada espectacular, sencillo, que brota de la bondad del corazón de
Cristo hacia una bienhechora suya. Jesús manifestó siempre tener un corazón
bien agradecido; cuanto hagamos por El siempre sabrá retribuirlo con toda
generosidad. A lo poco que nosotros podamos ofrecerle, El nos colma con
innumerables dones y beneficios. Nadie tan agradecido y generoso como el Hijo
de Dios, nuestro hermano Redentor.
Leyendo el comentario
de algunos Santos Padres a este pasaje, ellos hacen una aplicación espiritual,
no literal, que tiene un sentido muy verdadero. Lo que ellos nos indican es que,
si Cristo nos toma de la mano, cesarán todas las fiebres de las pasiones humanas.
Ir siempre acompañado de Cristo, ir guiado por la mano de Cristo es garantía absoluta
de superar todas las tentaciones de nuestros instintos y bajas pasiones.
3) Curaciones en la tarde.
Estos son los
primeros pasajes que aparecen en los Evangelios donde se nos habla de la
multitud de curaciones que obraba el Señor, muchas veces, después de sus
predicaciones, al volver por la tarde a su lugar de descanso, unas veces en
Cafarnaún, como en esta ocasión, otras veces en otras ciudades o aldeas. Ya
iremos analizando todos estos pasajes.
En el pasaje que ahora comentamos nos
encontramos con estas frases principales: "Al caer la tarde, todos los
que tenían enfermos de diversos males se los traían". "Les ponía las
manos a cada uno y los sanaba". "También hizo expulsar demonios de
muchas personas".
Mateo ve cumplida una profecía de Isaías:
"Hizo suyas nuestras debilidades, y cargó con nuestras dolencias" (Is
53,4)
Este pasaje y los
otros parecidos son una señal evidente de la preocupación del Señor por la
parte humana, corporal del hombre. La redención de Cristo sería interpretada
erróneamente, si se limitase exclusivamente a una redench5n espiritual del
alma, sin tener en cuenta la parte humana del sufrimiento humano, de la enfermedad,
de cualquier dolor o miseria que pueda afectar al hombre. Y su misma doctrina,
expuesta maravillosamente en la parábola del Juicio Final (Mt 25, 31), hace
depender la salvación o la condenación eterna de la ayuda fraternal en el
sentido de caridad corporal, de obras de misericordia corporales.
La Redención de
Cristo abraza al hombre entero, alma y cuerpo, y quiere la liberación de ambos.
Liberación del pecado y de todo lo que sea causa del pecado: egoísmo, pasiones,
ídolos materiales, etc.; y liberación de toda injusticia, de todo sufrimiento
que pueda ser aliviado, de toda hambre y miseria, de toda enfermedad que pueda
ser atendida. La liberación del alma, la liberación de la muerte, la
resurrección de los cuerpos constituyen una unidad. Cristo quiere que todos los
hombres luchen por esa plena liberación del hombre en su alma y en su cuerpo.
La separación de ambos aspectos ha tergiversado el plan del Señor en su
Redención y ha traído como consecuencia doctrinas muy equivocadas y desunión
dentro de la misma Iglesia. No sólo no hay antagonismo entre ambos aspectos,
sino que ambos forman una unidad necesaria. Juan Pablo II se ha esforzado
continuamente por poner de relieve esta unidad. Nadie como él en el día de hoy
ha levantado la voz en nombre de los oprimidos y de los pobres, y ha propuesto los
deberes inalienables de los ricos y poderosos, tanto individualmente como
unidos socialmente en instituciones o incluso naciones; y al mismo tiempo,
también es él quien recorre el mundo entero predicando a Cristo, su enseñanza,
los valores espirituales y la liberación más profunda de todo pecado y de todo
ídolo, sea éste el placer, el dinero, el poder, el orgullo.
Sólo es discípulo
de Cristo quien, unido a El, lucha por ambas liberaciones del hombre.
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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