Jesús en las bodas de Caná de Galilea
El P. Adolfo Franco, jesuita, nos comparte su reflexión sobre el Evangelio del domingo 20 donde se nos narra el milagro en las bodas de Caná: "El milagro de las Bodas de Caná significa el vino nuevo y la fiesta de la redención de la humanidad." Escuche el audio o descárguelo en formato MP3. Acceda AQUÍ.
Introducción a la Ideología de Género 1 - Prólogo
Iniciamos una serie de publicaciones tomadas, con la debida autorización, del Cuaderno Humanitas N°35, dedicadas a la Ideología de Género. Iniciamos con el prólogo a cargo del Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, quien nos ofrece una mirada general de este problema y que por ello "es la época del pecado contra Dios creador", como lo dijeron el Papa Benedicto y el Papa Francisco. Esperamos que, como menciona el Cardenal, esta serie de publicaciones nos ayuden en "la reflexión, el discernimiento y la acción responsable de muchos en esta hora crucial de la vida de nuestra patria y de otros países." Acceda AQUÍ.
Los escritos de San Pablo: Su Teología - La respuesta del hombre a la iniciativa de Dios
Continuamos con esta importante serie que el P. Ignacio Garro, jesuita, nos comparte, en esta oportunidad él nos presenta la respuesta del hombre, y en ella nos muestra que "la fe es una entrega obediente a Dios después de haber escuchado la palabra del Evangelio". Acceda AQUÍ.
La Sabiduría
El P. Fernando Martínez, jesuita, inicia un nuevo apartado en el estudio sobre la Biblia, en esta ocasión comenzaremos a estudiar los libros SAPIENCIALES, llamados así por su finalidad educadora, como son los Proverbios, Job, Eclesiastés, Eclesiástico y Sabiduría. Empezamos con una mirada general a todos ellos y luego iremos presentando a cada libro es esa secuencia. Acceda AQUÍ.
Venerable P. Francisco del Castillo, jesuita
El P. Francisco del Castillo, jesuita, vivió en Lima entre los años 1615 y 1673, fue un verdadero apóstol de la ciudad que se dedicó a los más necesitados, con especial caridad a los morenos a quienes les predicaba cada domingo en la plazuela del Baratillo en el distrito del Rímac, junto a una cruz que él llevó y que aún se conserva en la Iglesia de San Pedro. Actualmente la Compañía de Jesús de Perú ha retomado el proceso de canonización del P. Francisco del Castillo, por lo que invitamos a orar por su pronta beatificación. Para mayores detalles sobre su vida acceda AQUÍ.
Novena al Venerable P. Francisco del Castillo, jesuita
Catequesis sobre el "Padre Nuestro": 5. "¡Abba, Padre!"
Compartimos la última catequesis del Papa Francisco donde continúa con la quinta entrega sobre el Padre Nuestro, nos dice: "Después de haber conocido a Jesús y de escuchar su predicación, el cristiano ya no considera a Dios como un tirano a quien temer, no le tiene miedo sino que siente que su confianza en él florece: puede hablar al Creador llamándolo “Padre”. Acceda AQUÍ.
Ofrecimiento Diario - Orando con el Papa Francisco en el mes de ENERO 2019
El Papa Francisco para este mes de enero, pide al Apostolado de la Oración y a todos los fieles a orar por los jóvenes y su tarea de comunicadores de la alegría del Evangelio, acompañamos la intención con el vídeo del Papa, la oración por los jóvenes y las propuestas para este mes que nos recomienda Click to Pray. Como todos los meses incluimos un enlace a la reflexión de la intención del Papa y el afiche descargable para difundir esta intención. Acceda AQUÍ.
Intención del Papa Francisco para el mes de Enero: Los jóvenes y el anuncio de la alegría del Evangelio
El P. José Enrique Rodríguez, jesuita, nos comparte su reflexión sobre la intención del Papa Francisco por los desafíos de la humanidad, correspondientes al mes de enero 2019, destacando las ideas principales de la Exhortación Apostólica "La alegría del Evangelio". La intención del Papa Francisco está orientada hacia los jóvenes como comunicadores de la alegría del Evangelio, en este mes en que se realizará la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá. Acceda AQUÍ.
Jesús en las bodas de Caná de Galilea
P. Adolfo Franco, jesuita
DOMINGO II
del Tiempo Ordinario
Juan, 2, 1-12
Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús. Fueron invitados también a la boda Jesús y sus discípulos. Al quedarse sin vino, por haberse acabado el de la boda, le dijo a Jesús su madre: «No tienen vino.» Jesús le respondió: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.» Pero su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.» Había allí seis tinajas de piedra, destinadas a las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua.» Ellos las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora —les dijo— y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llamó al novio y le dijo: «Todos sirven primero el vino bueno, y cuando ya están bebidos, el inferior. Tú, en cambio, has reservado el vino bueno hasta ahora.» Éste fue el comienzo de los signos que realizó Jesús, en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y creyeron en él sus discípulos. Después bajó a Cafarnaún con su madre, sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.
Palabra del Señor.
El milagro de las Bodas de Caná significa el vino nuevo y la fiesta de la redención de la humanidad.
San Juan se encarga bien de subrayar que este milagro de las bodas de Caná es el primer milagro que hizo Jesús. Estaba Jesús acompañado por su Madre y por el primer grupo de apóstoles, recién llamados. San Juan además prefiere llamar “signo” a esta actuación de Jesús, más que milagro; y esto, no porque no sea un milagro, una actuación por encima de lo natural y que es sólo propia de Dios, sino porque lo que importa que consideremos es su significado, y no tanto su aspecto de prodigio.
Y el significado de este hecho milagroso de Jesús es muy grande y muy profundo. San Juan, al narrar el milagro del agua convertida en vino (y en un banquete de bodas), ya está adelantando una relación matrimonial de Jesús con la humanidad salvada, en la que la boda se celebra con un vino nuevo, la propia sangre de Cristo. Este milagro-signo sería casi como una representación adelantada de la redención. Una redención en que habrá un vino que nadie había probado antes, y que es una verdadera fiesta de bodas, porque todo lo que reina ahí es el amor. Y a este nuevo banquete de bodas están invitados especialmente sus seguidores y de forma particular la Virgen María. Cuando narre Juan la crucifixión de Jesús también subrayará que de su costado brotó sangre y agua; esto ocurre en la última escena de la Redención. Y hay ahí una alusión del agua convertida en vino, que es la primera escena de la obra de la Redención. San Juan subraya por eso, que el milagro de las bodas de Caná es el primer signo que hizo Jesús.
Pero además hay muchas más consideraciones que podemos sacar de esta escena cargada de simbolismo. Jesús transforma el agua en vino. Esto está adelantando todos los milagros “invisibles” que se realizan en cada sacramento, y en cada uno de ellos hay una transformación, como la del agua en vino. En el sacramento del bautismo, es el agua corriente que adquiere una fuerza salvadora y purificadora, que antes no tenía: es un agua transformada por la presencia de Jesús. Y lo mismo pasa en cada sacramento, y especialmente en la Eucaristía, donde hay además la transformación de la misma sustancia del pan y del vino. Pero en todos los sacramentos hay algún tipo de transformación del material empleado, y en todos se produce por la presencia y la intervención de Cristo. Podríamos decir así que cada sacramento es una especie de “bodas de Caná”.
Es muy importante también destacar los aspectos humanos de Jesús que aparecen en su actuación en el milagro. Primero su cercanía con los hombres y con su vida: Jesús presente en una fiesta de bodas. Estará igualmente presente en cada actividad que desarrollen los hombres, siempre. En toda actividad podemos tener presente a Jesús y estará si lo invitamos. Además el detalle de hacer un milagro generoso: aproximadamente seiscientos litros de vino y del mejor vino. Y podríamos añadir que Jesús hace un milagro casi innecesario ¿qué cosa importante estaba de por medio? Simplemente se trata de una manifestación de su bondad y de su interés por todas las circunstancias de los hombres.
Junto con esto hay también que pensar que el milagro no se habría producido sin la colaboración de los sirvientes y su obediencia a lo Jesús dice. “haced lo que El os diga” (que les dijo la Virgen). Jesús transforma todo, todo lo llena de un sentido nuevo, pero a nosotros nos toca poner nuestra colaboración, sin la cual Jesús no quiere actuar, aunque pudiera, poniendo a su disposición nuestra docilidad a su palabra.
Otra cosa que es notable es la presencia de la Virgen. Porque entre otras cosas, es el único milagro del Evangelio en que consta que ella estuvo presente. Como meditábamos más arriba es la primera escena (por así decirlo) de la Redención. Y María está presente en ella, de la misma forma que estará en la última escena, cuando ella esté presente al pie de la Cruz, donde se estará realizando esa “boda tan especial” de su propio Hijo. María tiene el papel de intercesora: ella no hace el milagro, pero es la “promotora” del milagro. Ella, al pie de la Cruz acompaña a Jesús en nuestra salvación y se compromete con cada uno, al aceptarnos como hijos: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”.
Y finalmente la presencia de los apóstoles. Ya serán sus compañeros siempre, pero debe instruirles en la fe. Su fe la irá construyendo Jesús en ellos poco a poco, con su palabra, con su vida y con las manifestaciones de su poder; es lo que San Juan dice en la narración del milagro: y los discípulos creyeron en El como si el milagro hubiera sido hecho para suscitar la de esos apóstoles. Así podrán ser ellos en el futuro de alguna manera la presencia continuada de Jesús en la vida de la Iglesia.
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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.
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La sabiduría en la Biblia, libros sapienciales
Rey Salomón |
P. Fernando Martínez Galdeano, S.J.
El problema de la sabiduría y el buen juicio está presente de un modo u otro en bastantes libros de la Biblia. Pero en este particular apartado nos centramos en cinco de ellos, llamados “sapienciales”, por su finalidad educadora en la difícil disciplina de vivir con los demás de forma “útil” y sabia. Si seguimos un orden cronológico según su antigüedad, estos cinco escritos son: Proverbios (400 a.C.), Job (400 a.C.), Eclesiastés (250 a.C.), Eclesiástico (190 a.C.) y Sabiduría (50 a.C.). Vamos a presentarlos conforme a esta clasificación. Antes, conviene hacer de ellos una observación general.
No parecen estar de moda
No han sido frecuentes los comentarios pastorales sobre estos escritos sapienciales. Es cierto que no son numerosas las referencias de estos libros en la liturgia ordinaria de nuestras iglesias. No parece haber estado de moda hasta el presente entre los cristianos la literatura sapiencial bíblica. Es conocida su extendida preferencia por el éxodo y los profetas. Y la razón de ello ha podido residir en que éstos últimos son los libros que se prestan para ser interpretados como un compromiso entre el Dios “liberador” y un proceso desde la esclavitud en tierra extranjera a una independencia en una tierra “prometida” y soñada.
Por otra parte es bien conocido, que a partir del exilio judío en Babilonia, perdida ya la independencia del reino de Judá (587 a.C.), la literatura bíblica que se va produciendo en esos años, sin olvidar la vertiente colectiva (“judaismo”), tiende a tener cada vez más en cuenta a la persona que busca dar sentido a su vida en medio de sus necesidades de supervivencia y fracaso de lo colectivo. El tema de la identidad propia en tierra extraña también entra en juego. Quizás sea todo ello y desde una situación compleja de indudable frustración, el motivo por el que fueron escritos estos libros inspirados de la Biblia.
Dimensión humana
El tono general de los libros sapienciales es más bien de consejo, como si un padre se dirigiera a su hijo predilecto: “Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la lección...” (Prov 1,8). Como el de un pensador a quien todo lo de este su mundo interesa: "Reflexioné de nuevo sobre la sabiduría, la locura y la necedad (...) Reconozco que la sabiduría aventaja a la necedad, como la luz a las tinieblas” (Ecl l,12s.). Como el de un hombre cualquiera que pone de su parte lo que puede para comunicar a los demás un buen sentir y hacer: “Ojalá puedan usarlo (este libro) también los que, en el extranjero, desean instruirse y reformar sus costumbres para vivir conforme a la ley.” (Eclo, prólogo sin numerar del traductor griego).
Llama sin duda la atención el que los libros sapienciales no hablan mucho y de forma directa sobre Dios mismo. Su interés es el hombre en su vida diaria. Pero su valor más original es que la dimensión humana sea realizada desde un respeto a Yahvéh: "El temor de Yahvéh es el principio de la sabiduría” (Prov 1,7); “Toda sabiduría viene del Señor, y está con él por siempre” (Eclo 1,1). Nos insisten en respetar a la persona concreta precisamente porque nosotros a su vez somos respetuosos con Dios. El respeto a Dios y la consideración a las personas son inseparables.
HIJO MÍO, NO OLVIDES MIS INSTRUCCIONES, (SUARDA EN EL CORAZÓN MIS PRECEPTOS, PORQUE TE TRAERÁN LARGOS DÍAS, VIDA Y PROSPERIDAD; NO ABANDONES LA BONDAD Y LA LEALTAD, CUÉLGATELAS AL CUELLO, ESCRÍBELAS EN LA TABLA DEL CORAZÓN; ALCANZARÁS FAVOR Y ACEPTACIÓN ANTE DIOS Y ANTE LOS HOMBRES.
CONFÍA EN EL SEÑOR CON TODA EL ALMA, NO TE FÍES DE TU PROPIA INTELIGENCIA; EN TODOS TUS CAMINOS PIENSA EN ÉL, Y ÉL ALLANARÁ TUS SENDAS; NO TE TENGAS POR SABIO, TEME AL SEÑOR Y EVITA EL MAL; Y SERÁ SALUD DE TU CARNE Y JUGO DE TUS HUESOS
(Prov. 3,1-8)
DICHOSO EL QUE ENCUENTRA SABIDURÍA,
EL QUE ALCANZA INTELIGENCIA; ADQUIRIRLA VALE MÁS QUE LA PLATA Y SU RENTA MÁS QUE EL ORO, ES MÁS VALIOSA QUE LAS PERLAS NI SE LE COMPARAN LAS JOYAS; EN LA DIESTRA TRAE LARGOS AÑOS Y EN LA IZQUIERDA HONOR Y RIQUEZAS; SUS CAMINOS SON DELICIOSOS Y SUS SENDAS SON PRÓSPERAS;
ES ÁRBOL DE VIDA PARA LOS QUE LA COGEN, SON DICHOSOS LOS QUE LA RETIENEN. EL SEÑOR CIMENTÓ LA TIERRA CON SABIDURÍA
Y AFIRMÓ EL CIELO CON INTELIGENCIA;
CON SU SABER SE ABREN LOS MANANTIALES DE AGUA Y LAS NUBES DESTILAN ROCÍO
(Prov. 3,13-20)
De Salomón a los Proverbios
Desde el momento en que la escritura aparece en la administración del rey David (aprox. 1,000 a.C.), podemos encontrarnos con numerosos dichos, sentencias y hasta refranes de origen popular que son coleccionados por quienes ya practicaban el admirado y el envidiado arte de escribir (los “escribas”). El rey David impulsó la llegada de “sabios” egipcios, con el fin de organizar y administrar mejor su reino.
Con Salomón, la influencia egipcia en este sentido se puso de moda. Su primera esposa era hija de un faraón. La tradición bíblica considera que Salomón fue un rey sabio y prudente, y por eso le atribuye la autoría de los Proverbios (1,1), del Cantar de los Cantares (1,1), del Eclesiastés (1,1) y del libro de la Sabiduría (9,7-8).
Cuando se hace referencia a la sabiduría egipcia, ¿qué es lo que se quiere indicar? Significa que una persona sobre todo es sabia, cuando contempla los fenómenos y acontecimientos en los que vive y trata de distinguir entre lo que puede ser útil y lo que puede ser perjudicial, para poder así alcanzar la cima de lo que es bueno en la práctica. De la reflexión y ponderación de tales experiencias de los más conscientes se va formando un cúmulo de apreciaciones, consejos y advertencias que se constituyen en máximas de una responsable conducta y consiguiente buena educación. Egipto fue el país por excelencia de este tipo de sabiduría práctica. Sus cargos eran ocupados por funcionarios salidos de las escuelas dirigidas por los escribas y sabios. En estas escuelas se ofrecía a los alumnos, hijos de funcionarios, la oportunidad de adquirir una formación integral. Aquellos jóvenes se transformaban en personas útiles.
Después del exilio en Babilonia, la literatura sapiencial bíblica conoce su edad de oro. Entre los siglos VI y III a.C. se recogen por escrito numerosas sentencias y máximas, algunas de las cuales se remontan hasta Salomón, David e incluso antes.
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Agradecemos al P. Fernando Martínez, S.J. por su colaboración.
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Catequesis sobre el "Padre Nuestro": 5. "¡Abba, Padre!"
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Aula Pablo VI
Miércoles, 16 de enero de 2019
Miércoles, 16 de enero de 2019
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Continuando las catequesis sobre el “Padre nuestro”, hoy partimos de la observación de que, en el Nuevo Testamento, la oración parece querer alcanzar lo esencial, hasta el punto de concentrarse en una palabra: Abba, Padre.
Hemos escuchado lo que escribe San Pablo en la Carta a los Romanos: «No recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor, antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace exclamar: “¡Abba, Padre!”» (8.15). Y a los Gálatas, el apóstol dice: «La prueba de que sois hijos es que Dios, ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: “¡Abba, Padre!”» (Gal 4,6). Retorna dos veces la misma invocación, que condensa toda la novedad del Evangelio. Después de haber conocido a Jesús y de escuchar su predicación, el cristiano ya no considera a Dios como un tirano a quien temer, no le tiene miedo sino que siente que su confianza en él florece: puede hablar al Creador llamándolo “Padre”. La expresión es tan importante para los cristianos que a menudo se ha mantenido intacta en su forma original: “Abba”.
Es raro que en el Nuevo Testamento las expresiones arameas no se traduzcan al griego. Debemos imaginar que en estas palabras arameas, haya quedado “grabada” la misma voz de Jesús: han respetado el idioma de Jesús. En la primera palabra del “Padre Nuestro” encontramos inmediatamente la novedad radical de la oración cristiana.
No se trata solo de usar un símbolo —en este caso— la figura del padre, vinculada con el misterio de Dios; se trata, en cambio, de tener, por así decirlo, traspasado a nuestro corazón todo el mundo de Jesús. Si llevamos a cabo esta operación, podemos rezar con verdad el “Padre nuestro”. Decir “Abba” es algo mucho más íntimo, más conmovedor que llamar a Dios “Padre” simplemente. Por eso alguno ha propuesto que se tradujese esta palabra original aramea Abba con “Papá”. En vez de decir, “Padre nuestro”, decir “Papá”. Nosotros seguimos diciendo “Padre nuestro”, pero con el corazón estamos invitados a decir “Papá”, a tener una relación con Dios como la de un niño con su papá, que lo llama “papá”. De hecho, estas expresiones evocan afecto, calidez, algo que nos proyecta en el contexto de la infancia: la imagen de un niño completamente envuelta en el abrazo de un padre que siente una infinita ternura por él. Y por eso, queridos hermanos y hermanas, para rezar bien hay que llegar a tener un corazón de niño. No un corazón autosuficiente: así no se puede rezar bien. Como un niño en brazos de su padre, de su papá.
Pero seguramente son los evangelios los que mejor nos introducen en el sentido de esta palabra. ¿Qué significa esta palabra para Jesús? El “Padre nuestro” toma significado y color si aprendemos a rezarlo después de haber leído, por ejemplo, la parábola del padre misericordioso en el capítulo XV de Lucas (cf. Lc 15, 11-32). Imaginemos esta oración pronunciada por el hijo pródigo, después de sentir el abrazo de su padre que lo había esperado durante mucho tiempo, un padre que no recuerda las palabras ofensivas que él le había dicho, un padre que ahora hace que entienda, sencillamente, cuánto lo extrañaba. Descubrimos entonces cómo esas palabras cobran vida, se fortalecen. Y nos preguntamos: ¿es posible que Tú, oh Dios, conozcas solo amor? ¿Tú no conoces el odio? No, contestaría Dios, yo conozco solo amor. ¿Dónde está en ti la venganza, la demanda de justicia, la rabia por tu honor herido? Y Dios contestaría: Yo conozco solo amor.
El padre de esa parábola tiene, en su forma de hacer, algo que recuerda mucho el alma de una madre. Son las madres, sobre todo, las que excusan a sus hijos, las que los cubren, las que no interrumpen la empatía con ellos, las que los siguen queriendo, incluso cuando ellos ya no se merezcan nada.
Basta con evocar esta sola expresión, Abba, para que se desarrolle una oración cristiana. Y San Pablo, en sus cartas, sigue este mismo camino, y no podría ser de otra manera, porque es el camino que enseñó Jesús: en esta invocación hay una fuerza que atrae todo el resto de la oración.
Dios te busca, aunque tú no lo busques. Dios te ama, aunque tú te hayas olvidado de Él. Dios vislumbra en ti una belleza, aunque pienses que has desperdiciado todos tus talentos en vano. Dios no es solo un padre, es como una madre que nunca deja de amar a su criatura. Por otra parte, hay una “gestación” que dura siempre, mucho más allá de los nueve meses de la física; es una gestación que genera un circuito infinito de amor.
Para un cristiano, rezar es simplemente decir “Abba”, decir “papá”, decir “Padre”, pero con la confianza de un niño.
Puede ser que a nosotros también nos suceda que caminemos por sendas alejadas de Dios, como le pasó al hijo pródigo; o que precipitemos en una soledad que nos haga sentirnos abandonados en el mundo; o, también, que nos equivoquemos y estemos paralizados por un sentimiento de culpabilidad.
En esos momentos difíciles, todavía podemos encontrar la fuerza para rezar, recomenzando de la palabra “Padre”, pero dicha con el sentimiento tierno de un niño:“Abba”, “Papá”. Él no nos ocultará su rostro. Acordaos: quizás alguno lleva dentro cosas difíciles, cosas que no sabe cómo resolver, tanta amargura por haber hecho esto y esto… Él no nos ocultará su rostro. Él no se encerrará en el silencio. Tú dile “Padre” y él te contestará. Tú tienes un Padre. “Sí, pero yo soy un delincuente...” ¡Pero tienes un padre que te ama! Dile, “Padre”, empieza a rezar así y en el silencio nos dirá que nunca nos ha perdido de vista. “Pero, padre, yo he hecho esto...” “No te he perdido nunca de vista, lo he visto todo. Pero he estado siempre allí, cerca de ti, fiel a mi amor por ti”. Esa será la respuesta. Nunca os olvidéis de decir “Padre”. Gracias.
Tomado de:
http://w2.vatican.va
http://w2.vatican.va
Venerable P. Francisco del Castillo, jesuita
Infancia
Francisco del Castillo nació en Lima el 9 de febrero de 1615, siendo el último hijo de Juan Rico y Juana Morales del Castillo. Sus padres tuvieron seis hijos, cinco varones y una mujer. En ese tiempo era optativo elegir el apellido y optaron por el apellido materno. Francisco quedó muy pronto huérfano de padre, pues murió cuando apenas tenía un año de edad y fue criado por su abuela materna hasta su ingreso a la Compañía de Jesús. Fue bautizado el 23 de febrero de ese mismo año en la Parroquia del Sagrario de la Catedral de Lima. A partir de 1627 asiste como alumno al Colegio Real de San Martín, Escuela de Gramática de los jesuitas, donde realiza sus estudios de menores, medianos y mayores según los años y grados de estudio.
Compañía de Jesús
Ingresó al Noviciado el 31 de diciembre de 1632, a los 17 años de edad. El 2 de enero de 1635 pronuncia los Votos del Bienio. Luego, entre 1635 a 1640, continúa su proceso de formación, haciendo estudios de Humanidades, Retórica y Artes (Filosofía) en el Colegio de San Pablo. En ese tiempo alterna los estudios con la enseñanza a los alumnos en los Colegios de San Martín y del puerto del Callao. Continúa sus estudios de Teología (1641-1642) en el Colegio de San Pablo y enseña a los alumnos menores en los Colegios de San Martín y en el del Callao.
El 15 marzo de 1642 se ordena de Subdiácono en la Catedral de Lima en la Capilla de Nuestra Señora de la Antigua, y el 5 abril se ordena de Diácono en la misma Catedral y en la misma Capilla. El 19 abril, sábado santo, se ordena de Sacerdote en el Monasterio de la Inmaculada y Purísima Concepción por la imposición de manos del Arzobispo de Lima Pedro de Villagómez. El día 27 abril celebra su primera Misa en el Colegio Real de San Martín, en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, donde fue recibido en la Compañía.
Vocación Misionera
Experimentó gran vocación misionera. Deseaba ir a donde hubiese mayor necesidad con plena disponibilidad y espíritu de obediencia, comunicándole a un hermano suyo de comunidad “los deseos grandes que yo tenía de ir a tierra de infieles y derramar la sangre por Cristo Redentor y Salvador nuestro… me dió licencia el Padre Provincial Bartolomé de Recalde, para ir a Santa Cruz de la Sierra, a la misión de los Chiriguanos”.
En ese tiempo, con la dirección del ilustre misionero P. Antonio Ruiz de Montoya SJ, comenzó a aprender el idioma de los Chiriguanos. Ignoraba aún que el campo de sus proezas sería la misma Lima, sus arrabales, obrajes y haciendas cercanas. “Yo quiero que me sirvas en el ministerio de los morenos”, le había dicho interiormente el Señor.
Pero esta misión fue cambiada para que acompañe y sirva de Capellán de la Expedición naval a Chile, para la cual se embarca el 31 de diciembre de 1644. Luego de tres meses regresa nuevamente al Perú y se vuelve a ofrecer para ir a misiones, pero es enviado a hacer su última etapa de formación jesuita, la llamada “Tercera Probación”, antes de incorporarse definitivamente a la Compañía de Jesús mediante la profesión de sus Últimos Votos, el 6 de febrero de 1650, en Lima.
Ministerio sacerdotal en Lima
En 1646 inicia su ministerio sacerdotal con los esclavos africanos, con la gente morena como los llamaba, que constituían dos tercios de la población limeña de aquel entonces. Fue fundador del Hospital San Bartolomé para los esclavos de color y del Hospital San Lázaro para enfermos de lepra.
Dos años después, a partir del 10 de marzo de 1648 inicia lo que va a ser en adelante su ministerio principal, en el barrio de San Lázaro, en la periferia de Lima, donde se encontraba el mercado del Baratillo, al que acudían los negros e indios, los más pobres de la ciudad. Allí había una plaza donde empieza su catequesis dominical anunciándoles el evangelio y enseñándoles la doctrina cristiana, adaptándola con creatividad e ingenio a la población que acudía a su llamado, encarnándose en su realidad pobre, sencilla y humilde. Con la ayuda de un hermano jesuita procuró que la doctrina “se predicase en su misma lengua a los indios, por ser muchos los que allí acuden, así serranos como ladinos, con ocasión de la feria”.
Cruz del Baratillo |
El 2 de marzo de 1653 el Arzobispo de Lima Pedro de Villagómez bendijo una gran cruz en la Iglesia de San Lázaro que luego es llevada en procesión a la plaza del Baratillo y la instalaron en una peana junto a la cual el P. Francisco del Castillo predicaba. Esta cruz es la que se conoce como la Cruz del Baratillo, y que años más tarde fue colocada al lado de los restos del Venerable Padre en la Iglesia de San Pedro, en Lima. La vida y apostolado del P. Francisco del Castillo fue extendiéndose a más personas y asumió nuevos ministerios pastorales. A partir del 10 de enero de 1659 se encarga de la atención de la Capilla de Desamparados. Al año siguiente, en 1660, funda la Escuela del Santísimo Crucifijo de la Agonía conocida también como la Escuela de Cristo. El 11 de enero de 1666 inaugura la Escuela de niños pobres adjunta a la Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados. Un hecho que merece ser subrayado en el ministerio pastoral del P. Francisco del Castillo fue el sermón de protesta que pronunció en la Plaza del Baratillo por la profanación de los cadáveres de ocho indios ejecutados en la plaza de armas, en 1666, por planear un levantamiento. Las autoridades no habían atendido sus ruegos para que los indios reciban una sepultura eclesiástica.
Sermón de las Siete Palabras
El 29 de junio de 1669 coloca la primera piedra de la nueva Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados. Fue allí donde, ante la imagen del Cristo de la Agonía, inició con ocasión de la celebración litúrgica del Viernes Santo, el Sermón de las Tres horas o de las Siete palabras de Cristo en la cruz, con los alumnos de la Escuela de Cristo por él fundada, desde el mediodía hasta las tres de la tarde. Esta tradición continúa hoy y que luego más adelante se hizo extensiva a otras partes del mundo.
Enfermedad
Su salud se fue deteriorando y el 8 de abril de 1673 cae enfermo víctima de una epidemia de tabardillo (tifus) que afectó a la ciudad. Por deseo suyo se traslada de la Comunidad de la Iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, adjunta a la Iglesia del mismo nombre, a la Enfermería del Colegio de San Pablo. El lunes 10 de abril, la fiebre subió más todavía. Esa noche hizo su última confesión y recibió el viático.
El martes 11 el Padre Castillo había entrado en agonía. Le administraron el Sacramento de la Extremaunción, mientras la comunidad asistía de rodillas y el P. Messía sostenía un crucifijo ante la mirada del enfermo. Su rostro mostraba gran paz y serenidad.
Muerte
Entregó su alma a Dios a las cuatro y treinta de la tarde del 11 de abril de 1673. Tenía 58 años, 47 de Compañía, 31 de sacerdote y 23 de Últimos Votos. El Diario de Lima registra escuetamente la noticia de la muerte y del sepelio: “Murió el padre Castillo de la Compañía de Jesús a los cuatro meses y cinco días que había muerto el señor Virrey Conde de Lemos y su compadre dos veces, y fue enterrado miércoles siguiente en la casa grande de la Compañía de Jesús”.
El día siguiente, miércoles 12 de abril, se abrió muy temprano la Capilla, pues la gente deseaba orar ante los restos. Siguiendo una antigua costumbre, los Superiores de las distintas comunidades religiosas celebraron misas de cuerpo presente. A las diez de la mañana dieron comienzo los funerales. El cuerpo fue trasladado a la Iglesia de San Pablo, distante sólo unos cuantos pasos de la Capilla de la Virgen de la O. El templo se hallaba repleto de personas de toda condición social, que mostraban su pesar por la pérdida del padre, del apóstol, del amigo. Un testigo cuenta que asistió “innumerable y nunca visto concurso de pueblo, así de personas nobles y graves como plebeyas”.
Finalizados los responsos el ataúd fue llevado a la cripta sepulcral de la Iglesia, siendo acompañado por una enorme y desordenada muchedumbre de hombres y mujeres que deseaban acercarse al féretro para tocar los restos del venerado Padre. Finalmente, el ataúd con los restos mortales quedó depositado en la cripta, bajo el altar mayor, en un rincón “estrecho y húmedo”.
Tomado de:
http://padredelcastillo.pe/biografia/apostol-de-lima/
Para mayores detalles acceda a la página web que la Compañía de Jesús de Perú a elaborado, acceda AQUÍ.
Novena al Venerable P. Francisco del Castillo, jesuita
GUIÓN DE ORACIÓN
1.Elogio del Venerable Siervo de Dios P. Francisco del Castillo de la Compañía de Jesús, del XVI Padre General de la Compañía de Jesús Ignazio Visconti a todas las Provincias de la Compañía” Roma. Fue P. General de 1751 a 1755).
“El día 11 de abril del año de 1673, passo a mejor vida en Lima el V.P. Francisco del Castillo, a quien por su heroica santidad, y zelo apostólico llaman comúnmente los Ciudadanos de Lima su Santo Apóstol”.
2. Papa Juan Pablo II: Primera vista al Perú. Homilía en ordenación de diáconos y sacerdotes, Lima 3 de febrero de 1985:
“¡Queridos jóvenes! Habéis sido llamados para servir al Pueblo de Dios, que ya desde antiguo tiene, por instinto de fe, un sentido muy certero de la misión del sacerdote y de su necesidad en la Iglesia. Así lo reconoció en una ejemplar figura sacerdotal, el padre Francisco del Castillo, nacido en esta ciudad”.
3. Papa San Juan Pablo II: Segunda visita al Perú. Mensaje a sacerdotes, religiosos y seminaristas. Lima 14 mayo 1988:
“Quiero ahora, especialmente dirigirme a ustedes, queridos religiosos, continuadores de aquellos misioneros de la primera evangelización y de eximios apóstoles en tiempos más recientes, como el padre Francisco del Castillo, ejemplo de amor a los pobres desde el evangelio”.
PRIMER DÍA: LA FAMILIA
Presencia de Dios
Nos ponemos en presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de perdón
Delante de Dios compasivo y misericordioso, le pedimos perdón:
Yo confieso, ante Dios Todopoderoso …. Amén.
Oración
Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero en el camino de nuestra vida, como Maestro y Salvador; y por haber concedido al Venerable Padre Francisco del Castillo, Apóstol de Lima, vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, preferentemente dedicándose por entero al servicio de los más pobres y abandonados, los enfermos, los morenos y esclavos, de nuestra ciudad de Lima. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Lectura: Del Evangelio según San Lucas 2, 41-52
“Sus padres iban cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años subieron a las fiestas según la costumbre, y cuando éstas terminaron, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Estos, creyendo que iba en la caravana, al terminar la primera jornada se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; y, como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén, en su busca. A los tres días lo encontraron, por fin, en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que lo oían quedaban desconcertados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo se quedaron extrañados, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? ¡Mira con qué angustia te buscábamos tu padre y yo! Él les contestó: ¿Por qué me buscan? ¿No sabían que yo tenía que estar en la casa de mi Padre? Ellos no comprendieron lo que quería decir. Jesús bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba en su interior el recuerdo de todo aquello. Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres”.
Palabra del Señor: Te alabamos Señor
Lectura: De la vida del Venerable Padre Francisco del Castillo
Francisco del Castillo nació en Lima el 9 de febrero de 1615 Sus padres se llamaban Juan Rico y Juana Morales del Castillo, siendo el último de cinco hermanos.
Formó parte de una familia profundamente cristiana, donde aprendió a vivir amando a Dios y amando a los más pobres, como él mismo nos lo narra en su autobiografía:
“Nací en esta ciudad de Lima, de padres cristianos viejos, humildes y virtuosos, el año de cuando mi padre murió, y aunque mi madre vivió después muchos años con mucha virtud y ejemplo, cuidó de mi educación y enseñanza lo más del tiempo de mi niñez, una abuela mía muy sierva de Dios y santa, en cuya casa viví lo más del tiempo que estuve y viví en el siglo”.
(Autobiografía, pp. 3 – 4).
Silencio y reflexión
Hagamos un momento de silencio y reflexionemos delante de Dios sobre nuestra vida en familia.
1. ¿Qué nos hace sentirnos unidos en la familia?
2. ¿Qué nos quita la alegría en la familia?
3. ¿Cómo podemos vivir plenamente en nuestra familia?
Peticiones personales
Oración final
Oh Dios, dador de todo bien, que diste a tu Siervo Francisco del Castillo los dones de la oración asidua, la predicación apostólica y entrega generosa a los desamparados.
Si es para tu mayor gloria y para exaltación de tu siervo concédenos la gracia que te
pedimos:Y danos a nosotros el espíritu de oración, de apostolado y de entrega a los desamparados. Te
lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN FINAL QUE SOLÍA RECITAR EL VENERABLE PADRE FRANCISCO DEL CASTILLO
Dios te salve, Hija de Dios Padre.
Dios te salve, Madre de Dios Hijo.
Dios te salve, Esposa del Espíritu Santo.
Dios te salve, Templo de la Santísima Trinidad.
Madre Admirable, Consoladora de los Afligidos.
Reina de todos los Ángeles, Abogada nuestra.
Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
Ahora y en la hora de nuestra muerte. Así sea.
SEGUNDO DÍA: LA VOCACIÓN
Presencia de Dios
Nos ponemos en presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de perdón
Delante de Dios compasivo y misericordioso, le pedimos perdón:
Yo confieso, ante Dios Todopoderoso …. Amén.
Oración
Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero en el camino de nuestra vida, como Maestro y Salvador; y por haber concedido al Venerable Padre Francisco del Castillo, Apóstol de Lima, vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, preferentemente dedicándose por entero al servicio de los más pobres y abandonados, los enfermos, los morenos y esclavos, de nuestra ciudad de Lima. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
“Paseando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos: a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, que estaban echando una red en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: vengan conmigo y los haré pescadores de hombres. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Pasando adelante vio a otros dos hermanos: a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en la barca repasando sus redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Jesús recorría Galilea entera, enseñando en aquellas sinagogas, proclamando la buena noticia del Reino y curando todo achaque y enfermedad del pueblo. Se hablaba de él en toda Siria: le traían enfermos con toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. Lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania”.
Palabra del Señor: Te alabamos, Señor
Lectura: De la vida del Venerable Padre Francisco del Castillo
Desde joven sintió el llamado del Señor a entregarle su vida como sacerdote en la Compañía de Jesús. Leemos en su autobiografía:
“Entré en la Compañía santísima de Jesús a treinta y uno de diciembre de mil y seiscientos y treinta y dos, recibióme el Padre Provincial Diego de Torres Vásquez, en el Colegio real de San Martín, este mesmo día por la mañana, víspera de año nuevo, en la capilla de Nuestra Señora de Loreto, feliz anuncio y pronóstico de las muchas misericordias y beneficios que Dios me había de hacer en la Compañía, por medio e intercesión de aquesta Soberana Señora, madre y amorosa y abogada de pecadores, como lo comencé a experimentar desde luego que comencé el noviciado, en donde experimenté un favor singular y una gran misericordia y merced de Dios, y fue que en todo el tiempo del noviciado, no tuve ningún ofrecimiento ni movimiento contra la vocación a la religión, siendo así que fueron las mortificaciones muy grandes y los trabajos interiores de espíritu que sufrí. Hice los votos a dos de enero de mil y seiscientos y treinta y cinco; salí del noviciado y fui al Colegio de San Pablo, en donde comencé el seminario” (Autobiografía, pp. 11-12).
Silencio y reflexión
Hagamos un momento de silencio y reflexionemos delante de Dios sobre nuestra vocación cristiana
1. ¿De qué manera Dios te ha hablado a ti?
2. ¿Cuál es tu vocación, tu misión en el mundo?
3. Haz una oración pidiendo el aumento de vocaciones cristianas, a la vida laical, religiosa y sacerdotal.
Peticiones personales
Oración final
Oh Dios, dador de todo bien, que diste a tu Siervo Francisco del Castillo los dones de la oración asidua, la predicación apostólica y entrega generosa a los desamparados.
Si es para tu mayor gloria y para exaltación de tu siervo concédenos la gracia que te pedimos:
Y danos a nosotros el espíritu de oración, de apostolado y de entrega a los desamparados. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Padre Nuestro – Ave María - Gloria.
ORACIÓN FINAL QUE SOLÍA RECITAR EL VENERABLE PADRE FRANCISCO DEL CASTILLO
Dios te salve, Hija de Dios Padre.
Dios te salve, Madre de Dios Hijo.
Dios te salve, Esposa del Espíritu Santo.
Dios te salve, Templo de la Santísima Trinidad.
Madre Admirable, Consoladora de los Afligidos.
Reina de todos los Ángeles, Abogada nuestra.
Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
TERCER DÍA: SU SALUD Y SU AMOR A LA COMPAÑÍA
Presencia de Dios
Nos ponemos en presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de perdón
Delante de Dios compasivo y misericordioso, le pedimos perdón:
Yo confieso, ante Dios Todopoderoso …. Amén.
Oración
Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero en el camino de nuestra vida, como Maestro y Salvador; y por haber concedido al Venerable Padre Francisco del Castillo, Apóstol de Lima, vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, preferentemente dedicándose por entero al servicio de los más pobres y abandonados, los enfermos, los morenos y esclavos, de nuestra ciudad de Lima. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
“Viendo a la muchedumbre, le dio lástima de ellos, porque andaban maltrechos y olvidados como ovejas sin pastor, Entonces dijo a sus discípulos: La mies es abundante y los obreros pocos; por eso, rueguen al dueño que mande obreros a su campo.
Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y curar todo achaque y enfermedad. Los nombres de los doce apóstoles son éstos: el primero Simón, al que llaman Pedro, y su hermano Andrés; Santiago Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el recaudador, Santiago Alfeo y Tadeo, Simón el Fanático y Judas Iscariote el que lo traicionó”.
Palabra del Señor: Te alabamos, Señor
Lectura: De la vida del Venerable Padre Francisco del Castillo:
Su salud en estos tiempos no era buena. Interrumpe los estudios y es enviado a trabajar al Colegio del Callao a enseñar a los alumnos menores y luego continuar sus estudios. Nos sigue diciendo:
“En este tiempo en que acabé de oír Artes y comencé a oír Teología, no sé cómo poder escribir y explicar la tormenta tan especial y penosa que padecía en el espíritu con varias y fortísimas tentaciones, recelos, desconfianzas, temores de que me habían de echar de la Compañía, porque no había de ser de provecho en ella; esto era lo que más me afligía y atormentaba, lo que más apreturas y congojas causaba en mi corazón, esto era lo que me hacía saltar y correr las lágrimas de los ojo, y los sentimientos penosos del corazón por la boca, solo sabe nuestro Señor lo que entonces sentía en mi corazón y lo que sentí también una tarde en que la santa obediencia me envió a San Juan a acompañar a un hermano procurador porque entendí y temí entonces que me llevaban a despedir de la Compañía, que no pude en aquella noche dormir, sobresaltado y llorando, no hallo a qué poder comparar aquesta pena y tormento, porque era para mí entonces un purgatorio penoso; arrepentíame de
las faltas que había tenido en la Compañía, ya proponía fervorosamente la enmienda, ya hacía firmes propósitos de ponerme debajo los pies de todos los que había en la Compañía; otras ves me consolaba hablando conmigo y diciendo, que si acaso me echasen de la Compañía por mis pecados, pediría y rogaría a los superiores que me dejasen servir y asistir en alguna de las chacras de la Provincia, y con esto me consolaba, porque me daba Dios a sentir lo mucho que su Magestad Soberana estimaba y debemos estimar todos a esta santísima Compañía, amada y querida suya, fuera de la cual y sin defensa me parecía imposible salvarme” (Cf. Autobiografía, pp. 15).
Silencio y reflexión
Hagamos un momento de silencio y reflexionemos delante de Jesucristo puesto en cruz y de nuestra Madre la Virgen María, Nuestra Señora de los Desamparados.
1. ¿Nos ponemos siempre en manos de Dios y deseamos siempre y en toda circunstancia cumplir su voluntad, a ejemplo del Venerable Padre Francisco del Castillo?
2. ¿Oramos por aquellas personas a quienes amamos y servimos, de quienes nos hacemos próximos, por las intenciones del Papa, de nuestra Iglesia, de nuestro país y ciudad donde vivimos?
Peticiones personales
Oración final
Oh Dios, dador de todo bien, que diste a tu Siervo Francisco del Castillo los dones de la oración asidua, la predicación apostólica y entrega generosa a los desamparados.
Si es para tu mayor gloria y para exaltación de tu siervo concédenos la gracia que te pedimos:
Y danos a nosotros el espíritu de oración, de apostolado y de entrega a los desamparados. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Padre Nuestro – Ave María - Gloria.
ORACIÓN FINAL QUE SOLÍA RECITAR EL VENERABLE PADRE FRANCISCO DEL CASTILLO
Dios te salve, Hija de Dios Padre.
Dios te salve, Madre de Dios Hijo.
Dios te salve, Esposa del Espíritu Santo.
Dios te salve, Templo de la Santísima Trinidad.
Madre Admirable, Consoladora de los Afligidos.
Reina de todos los Ángeles, Abogada nuestra.
Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
Presencia de Dios
Nos ponemos en presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de perdón
Delante de Dios compasivo y misericordioso, le pedimos perdón:
Yo confieso, ante Dios Todopoderoso …. Amén.
Oración
Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero en el camino de nuestra vida, como Maestro y Salvador; y por haber concedido al Venerable Padre Francisco del Castillo, Apóstol de Lima, vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, preferentemente dedicándose por entero al servicio de los más pobres y abandonados, los enfermos, los morenos y esclavos, de nuestra ciudad de Lima. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
“Una vez estaba él orando en cierto lugar; al terminar, uno de sus discípulos le pidió: Señor, enséñanos una oración, como Juan les enseñó a sus discípulos. Él les dijo: Cuando oren, digan: Padre, proclámese que tú eres santo, llegue tu reinado, nuestro pan del mañana dánoslo cada día y perdónanos nuestros pecados, que también nosotros perdonamos a todo el que nos ofende, y no nos dejes caer en la prueba.
Y añadió: Supongan que uno de ustedes tiene un amigo que llega a mitad de la noche diciendo: Amigo, préstame tres panes, que un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle. Y que, desde dentro, el otro le responde: Déjame en paz, la puerta está ya cerrada, los niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos.
Les digo que acabará por levantarse y darle lo que necesita, si no por ser amigos. al menos para librarse de su importunidad. Por mi parte, les digo yo: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá; porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra y al que llama le abren. ¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide pescado, en vez de pescado le va a ofrecer una culebra?; y si le pide un huevo, ¿le va a ofrecer un alacrán? Pues si ustedes, malos como son, saben dar cosas buenas a sus niños, ¿cuánto más su Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo piden”.
Palabra del Señor: Te alabamos, Señor
Lectura: De la vida del Venerable Padre Francisco del Castillo
Según afirma el P. Vargas Ugarte en la introducción a la Autobiografía, “el Venerable Padre Francisco del Castillo fue un místico en el verdadero sentido de la palabra y casi desde sus primeros años sintió el atractivo de la unión con Dios y su oración pasó los límites de la común y ordinaria para convertirse en sobrenatural. Y por este camino fue ascendiendo gradualmente hacia los más altos grados de la contemplación” (Cf. Un místico del siglo XVII, p. VI).
“No ha sido el menor amparo que de la Santísima Reina del cielo he sentido la venida del Venerable apostólico Padre Antonio Ruiz de Montoya a esta ciudad de Lima, por el grande consuelo y bien que ha sido para mi alma….Andaba yo en este tiempo con el espíritu muy inquieto con la variedad e inconstancia que entonces tuve en el modo y materia de mi oración, llegué un día a comunicar por mi dicha y a dar cuenta de mi conciencia y del modo y materiade mi oración al Venerable Padre Antonio Ruiz, que estaba en San Pablo entonces…Fuegrande el amor que me tuvo y la caridad que me hizo, sin merecerlo, aqueste gran Siervo de Dios, manifestando y descubriéndome algunas cosas de las más secretas del corazón, como se echará de ver claramente por lo que aquí apuntare en este compendio siguiente” (Cf. Autobiografía, pp. 99, 100,102).
"Aquí sentía mi alma unirse toda a Cristo, aquí sentía a Cristo unirse todo también a mi alma, aquí estaba amando mi alma a Cristo, aquí sentía a Cristo amando también a mi alma, viendo, oyendo, hablando y haciendo las acciones todas por los ojos, oídos, manos y cuerpo de Jesucristo. Aquí sentía mi alma a Cristo que veía, oía, hablaba y hacía las acciones también por mis ojos, oídos, boca, manos y cuerpo. Aquí sentía mi alma que toda vivía Cristo, sentía también mi alma que Cristo tan solamente estaba viviendo en ella y que había quedado el alma rendida ya y como muerta diciendo con el Apóstol a los Gálatas: Con Cristo quedé crucificado, y ya no vivo yo, vive en mí Cristo (Cfr. Autobiografía, 41-42, 2 de junio de 1663).
Silencio y reflexión
Hagamos un momento de silencio y reflexionemos delante de Dios sobre nuestro ser personas de oración:
1) ¿Somos personas de oración?
2) ¿Unimos oración y servicio, oración y compromiso por la justicia?
3) ¿Discernimos las mociones que sentimos en nuestra oración y hacemos examen de nuestra oración?
Peticiones personales
Oración final
Oh Dios, dador de todo bien, que diste a tu Siervo Francisco del Castillo los dones de la oración asidua, la predicación apostólica y entrega generosa a los desamparados.
Si es para tu mayor gloria y para exaltación de tu siervo concédenos la gracia que te pedimos:
Y danos a nosotros el espíritu de oración, de apostolado y de entrega a los desamparados. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Padre Nuestro – Ave María - Gloria.
ORACIÓN FINAL QUE SOLÍA RECITAR EL VENERABLE PADRE FRANCISCO DEL CASTILLO
Dios te salve, Hija de Dios Padre.
Dios te salve, Madre de Dios Hijo.
Dios te salve, Esposa del Espíritu Santo.
Dios te salve, Templo de la Santísima Trinidad.
Madre Admirable, Consoladora de los Afligidos.
Reina de todos los Ángeles, Abogada nuestra.
Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
Presencia de Dios
Nos ponemos en presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de perdón
Delante de Dios compasivo y misericordioso, le pedimos perdón:
Yo confieso, ante Dios Todopoderoso …. Amén.
Oración
Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero en el camino de nuestra vida, como Maestro y Salvador; y por haber concedido al Venerable Padre Francisco del Castillo, Apóstol de Lima, vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, preferentemente dedicándose por entero al servicio de los más pobres y abandonados, los enfermos, los morenos y esclavos, de nuestra ciudad de Lima. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Lectura: De la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 1, 26-31
“Y si no, hermanos, fíjense a quienes los llamó Dios; no a muchos intelectuales, ni a muchos poderosos, ni a muchos de buena familia; todo lo contrario: lo necio del mundo se lo escogió Dios para humillar a los sabios; y lo débil del mundo se lo escogió Dios para humillar a los fuertes y lo plebeyo del mundo, lo despreciado, se lo escogió Dios: lo que no existe, para anular a lo que existe, de modo que ningún mortal pueda engañarse ante Dios.
Pero de él viene que ustedes, mediante el Mesías Jesús, tengan existencia, pues él se hizo para nosotros saber que viene de Dios, honradez y, además. consagración y liberación, para que, como dice la Escritura: El que está orgulloso, que esté orgulloso del Señor”.Palabra de Dios: Te alabamos Señor
En el mercado del Baratillo: “En el tiempo en que estaba leyendo Gramática en la primera clase de mínimos, andaba con unas entretelas y luces grandes ante los ojos y una singular propensión y esperanza de alguna cosa de gran servicio y gloria de Dios, en el barrio de San Lázaro, sin acabar de saber ni entender lo que era hasta que el primer domingo de la cuaresma, a primero del mes de marzo de 1648, corrió la providencia divina la cortina y el velo al misterio, porque yendo a hacer la doctrina cristiana a la parroquia del Señor San Lázaro, aquella tarde, en donde se hacía la misión aquel año, y pasando como una cuadra del Baratillo, que es como la feria de España, me dijo el hermano compañero que iba conmigo, que volviese el rostro y viese la mucha gente que había en el Baratillo; volví el rostro y viendo el gran gentío que había, me dio un ansioso deseo y un gran fervor y determinación de ir allá, fui y rompí por entre la gente y con la cruz que llevaba en la mano, puesto sobre una piedra y arrimado a la peana de adobes que estaba en medio de la calle, en que estaba una cruz de mangles, comencé a levantar la voz poniendo y ponderando a la gente las palabras del capítulo cuarto y tercero de San Mateo, en que Cristo, Redentor nuestro y su santísimo Precursor, comenzaron su sagrada predicación, diciendo: “Hagan penitencia, se acerca el Reino de los Cielos”. Exhorté a penitencia a la gente y díjeles entre otras cosas que supuesto que aquel ligar se llamaba del Baratillo, lo era por lo barato que se vendían allí cielo, sólo por la penitencia y por un acto de contrición verdadera. Acabé la exhortación y la plática cantando y ponderado un ejemplo, y con un acto fervoroso de contrición”, (Autobiografía
29-30).
Silencio y reflexión
Hagamos un momento de silencio y reflexionemos delante de Dios sobre nuestra vocación cristiana, sobre nuestro ser testigos creíbles del Evangelio
1). ¿Cómo vivimos nuestra vocación cristiana cada día?
2). ¿Anunciamos el Evangelio y construimos el Reino con audacia y valentía apostólica?
Peticiones personales
Oración final
Oh Dios, dador de todo bien, que diste a tu Siervo Francisco del Castillo los dones de la oración asidua, la predicación apostólica y entrega generosa a los desamparados.
Si es para tu mayor gloria y para exaltación de tu siervo concédenos la gracia que te pedimos:
Y danos a nosotros el espíritu de oración, de apostolado y de entrega a los desamparados. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Padre Nuestro – Ave María - Gloria.
ORACIÓN FINAL QUE SOLÍA RECITAR EL VENERABLE PADRE FRANCISCO DEL CASTILLO
Dios te salve, Hija de Dios Padre.
Dios te salve, Madre de Dios Hijo.
Dios te salve, Esposa del Espíritu Santo.
Dios te salve, Templo de la Santísima Trinidad.
Madre Admirable, Consoladora de los Afligidos.
Reina de todos los Ángeles, Abogada nuestra.
Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
Presencia de Dios
Nos ponemos en presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de perdón
Delante de Dios compasivo y misericordioso, le pedimos perdón:
Yo confieso, ante Dios Todopoderoso …. Amén.
Oración
Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero en el camino de nuestra vida, como Maestro y Salvador; y por haber concedido al Venerable Padre Francisco del Castillo, Apóstol de Lima, vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, preferentemente dedicándose por entero al servicio de los más pobres y abandonados, los enfermos, los morenos y esclavos, de nuestra ciudad de Lima. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Hermanos míos, ¿de qué sirve a uno decir que tiene fe si no tiene obras? ¿Es que esa fe podrá salvarlo? Supongamos que un hermano o una hermana no tiene qué ponerse y andan faltos de alimento diario, y que uno de ustedes le dice: Vayan con Dios, caliéntense y buen provecho, pero sin darle lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve eso? Pues lo mismo la fe: si no tiene obras ella sola es un cadáver.
Y si alguno dijera que tú tienes fe y y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin obras, que yo te mostraré la fe con mis obras. Tú crees que hay un solo Dios; muy bien hecho, pero eso lo creen también los paganos y los hace temblar. ¿Quieres enterarte, estúpido, de que la fe sin obras es inútil? A nuestro padre Abrahán, ¿no se le rehabilitó por las obras, por ofrecer a su hijo Isaac sobre el altar? Fíjate en que la fe colaboraba con sus obras y que con las obras se realizó la fe; así llegó a cumplirse lo que dice aquel pasaje de la Escritura: Abrahán se fio de Dios y eso le valió la rehabilitación, y se le llamo amigo de Dios.
Palabra de Dios: Te alabamos, Señor
Lectura: De la vida del Venerable Padre Francisco del Castillo
“Experimentó también su vocación misionera, de ir a donde fuere enviado con plena disponibilidad y espíritu de obediencia donde hubiere mayor necesidad, comunicándole a un hermano suyo de comunidad que estaba enfermo “los deseos grandes que yo tenía de ir a tierra de infieles y derramar la sangre por Cristo Redentor y Salvador nuestro” (cf. Autobiografía, p. 20). Como también poco tiempo después “me dió licencia el Padre Provincial Bartolomé de Recalde, para ir a Santa Cruz de la Sierra, a la misión de los Chiriguanos” (Cf. Autobiografía, p. 21).
“Le destinaron luego otra vez a su querida aula de “mínimos” en Lima. Los formaba con el afecto, el ejemplo y la palabra, con su espíritu de santidad y el rostro sonriente de joven sacerdote…Lo veían alegre y amable y ya entonces gozaba de fama de santo” (Summarium 123)….Además de frecuentar los sacramentos, lo acompañaban en sus asiduas visitas a los hospitales y en el servicio a pobres “Se destacaba sobre todo en su trato personal, ya que "era muy caritativo, servicial, atento y amoroso, jamás lo vi alterado ni con cólera ni disgustado con alguno"..."A todos asistía con amistad y decían de él que era un santo discreto, y que Dios le revelaba las necesidades de los otros, porque parecía un milagro que apenas uno se enfermaba y la noticia no había llegado a los demás, ya él se encontraba a la cabecera de la cama del enfermo, para asistir al afligido, consolando a todos con su amable presencia y santa conversación, motivo por el cual era como iris de paz para consuelo de todos, y conservaba con tan gratos oficios la paz doméstica y la unión religiosa, haciéndose en los corazones de todos el lugar que merecía un trato tan celestial" (Cf. Summarium 219).
Silencio y reflexión: Hagamos un momento de silencio y reflexionemos delante de Dios sobre nuestro ser personas de fe y compromiso cristiano.
1) ¿De qué manera compartimos nuestra fe con nuestros hermanos, en nuestra familia, en nuestra parroquia, con los más pobres y excluidos, con los desamparados y descartados?.
2) ¿Qué situaciones de incomprensiones o rechazos hemos enfrentado al ofrecer este servicio a la Iglesia, a nuestro país?
Peticiones personales
Oración final
ORACIÓN FINAL QUE SOLÍA RECITAR EL VENERABLE PADRE FRANCISCO DEL CASTILLO
SÉPTIMO DÍA: OPCIÓN POR LOS POBRES, MORENOS, ENFERMOS
Presencia de Dios
Nos ponemos en presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de perdón
Delante de Dios compasivo y misericordioso, le pedimos perdón:
Yo confieso, ante Dios Todopoderoso …. Amén.
Oración
Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero en el camino de nuestra vida, como Maestro y Salvador; y por haber concedido al Venerable Padre Francisco del Castillo, Apóstol de Lima, vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, preferentemente dedicándose por entero al servicio de los más pobres y abandonados, los enfermos, los morenos y esclavos, de nuestra ciudad de Lima. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Lectura: Del Evangelio según San Mateo 25, 31-46
Cuando este Hombre venga con su esplendor acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono real y reunirán ante él a todas las naciones. El separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras, y pondrá a las ovejas a su derecha y a las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha:
Vengan, benditos de mi Padre; hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, fui extranjero y me .acogieron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, estuve en la cárcel y fueron a verme.
Entonces los justos le replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer o con sed y te dimos de beber?, ¿cuándo llegaste como extranjero y te acogimos o desnudo y te vestimos?, ¿cuándo estuviste enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les contestarás: Se los aseguro: Cada vez que lo hicieron con un hermano mío de esos más humildes, lo hicieron conmigo.
Después dirá a los de su izquierda: Apártense de mí, malditos, vayan al fuego eterno preparado por el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, fui extranjero y no me acogieron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y en la cárcel y no me visitaron.
Entonces también éstos replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o extranjero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos?
Y él les contestará: Se los aseguro: cada vez que dejaron de hacerlo con uno de esos más humildes, dejaron de hacerlo conmigo. Estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna.
Palabra del Señor: Te alabamos Señor
Lectura: de la vida del Venerable Padre Francisco del Castillo
“Su amor preferencial a los más pobres y descartados lo llevó siempre a ver en ellos el rostro llagado de Jesús: “A 25 de Julio de 1668, por la mañana, acavando de decir missa, entró una pobre a esta Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados, y me pidió que la socorriese con una limosna, para remedio de una grave y extrema necesidad, ebn que estaba; dila luego la limosna que me pidió, que fueron dos patacones; y luego en saliendo de casa, y yendo yo por los portales de los Escrivanos, se me representó y figuró Christo nuestro Señor muy llagado y muy pobre, y que me parecía que me decía: Porque en los pobres me amparas, te tengo también de amparar a tí” (Cf. Autobiografía, p. 140).
"Acudió al hospital por más de diez años, buscaba a los enfermos negros y viejos e impedidos y los llevaba al hospital porque los hallaba desamparados y sin socorro humano en los muladares y rancherías y a todos los enfermos del hospital los confesaba, consolaba y platicaba y mediante su cuidado morían como cristianos" (Cf. Cfr. Autos y diligencias 1677-81, fol. 608-608v; Summarium 240; Testimonio del Capitán Francisco Tijero de Huerta, que fue mayordomo del Hospital y trató durante veintidós años al Padre Francisco).
"Era el padre de los pobres y de muchas otras personas que acudían a él en sus necesidades y aflicciones...Era comúnmente aclamado y llamado el Apóstol de Lima" declara el anciano sacerdote Diego de Frías (Cf. Summarium 214-216)
Silencio y reflexión
Hagamos un momento de silencio y reflexionemos delante de Dios sobre nuestra opción preferencial por los más pobres.
1) ¿Le tiendo mis manos a los pobres, promuevo una vida digna de ellos, me muestro compasivo y misericordioso?
2) ¿Estoy siempre dispuesto a defender la vida de los pobres, a denunciar las injusticias y a condenar toda clase de atropellos y violaciones a sus derechos humanos fundamentales?
Peticiones personales
Oración final
2) ¿Qué situaciones de incomprensiones o rechazos hemos enfrentado al ofrecer este servicio a la Iglesia, a nuestro país?
Peticiones personales
Oración final
Oh Dios, dador de todo bien, que diste a tu Siervo Francisco del Castillo los dones de la oración asidua, la predicación apostólica y entrega generosa a los desamparados.
Si es para tu mayor gloria y para exaltación de tu siervo concédenos la gracia que te pedimos:
Y danos a nosotros el espíritu de oración, de apostolado y de entrega a los desamparados. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Padre Nuestro – Ave María - Gloria.
ORACIÓN FINAL QUE SOLÍA RECITAR EL VENERABLE PADRE FRANCISCO DEL CASTILLO
Dios te salve, Hija de Dios Padre.
Dios te salve, Madre de Dios Hijo.
Dios te salve, Esposa del Espíritu Santo.
Dios te salve, Templo de la Santísima Trinidad.
Madre Admirable, Consoladora de los Afligidos.
Reina de todos los Ángeles, Abogada nuestra.
Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
Presencia de Dios
Nos ponemos en presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de perdón
Delante de Dios compasivo y misericordioso, le pedimos perdón:
Yo confieso, ante Dios Todopoderoso …. Amén.
Oración
Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero en el camino de nuestra vida, como Maestro y Salvador; y por haber concedido al Venerable Padre Francisco del Castillo, Apóstol de Lima, vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, preferentemente dedicándose por entero al servicio de los más pobres y abandonados, los enfermos, los morenos y esclavos, de nuestra ciudad de Lima. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Cuando este Hombre venga con su esplendor acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono real y reunirán ante él a todas las naciones. El separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras, y pondrá a las ovejas a su derecha y a las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha:
Vengan, benditos de mi Padre; hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, fui extranjero y me .acogieron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, estuve en la cárcel y fueron a verme.
Entonces los justos le replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer o con sed y te dimos de beber?, ¿cuándo llegaste como extranjero y te acogimos o desnudo y te vestimos?, ¿cuándo estuviste enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les contestarás: Se los aseguro: Cada vez que lo hicieron con un hermano mío de esos más humildes, lo hicieron conmigo.
Después dirá a los de su izquierda: Apártense de mí, malditos, vayan al fuego eterno preparado por el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, fui extranjero y no me acogieron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y en la cárcel y no me visitaron.
Entonces también éstos replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o extranjero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos?
Y él les contestará: Se los aseguro: cada vez que dejaron de hacerlo con uno de esos más humildes, dejaron de hacerlo conmigo. Estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna.
Palabra del Señor: Te alabamos Señor
Lectura: de la vida del Venerable Padre Francisco del Castillo
“Su amor preferencial a los más pobres y descartados lo llevó siempre a ver en ellos el rostro llagado de Jesús: “A 25 de Julio de 1668, por la mañana, acavando de decir missa, entró una pobre a esta Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados, y me pidió que la socorriese con una limosna, para remedio de una grave y extrema necesidad, ebn que estaba; dila luego la limosna que me pidió, que fueron dos patacones; y luego en saliendo de casa, y yendo yo por los portales de los Escrivanos, se me representó y figuró Christo nuestro Señor muy llagado y muy pobre, y que me parecía que me decía: Porque en los pobres me amparas, te tengo también de amparar a tí” (Cf. Autobiografía, p. 140).
"Acudió al hospital por más de diez años, buscaba a los enfermos negros y viejos e impedidos y los llevaba al hospital porque los hallaba desamparados y sin socorro humano en los muladares y rancherías y a todos los enfermos del hospital los confesaba, consolaba y platicaba y mediante su cuidado morían como cristianos" (Cf. Cfr. Autos y diligencias 1677-81, fol. 608-608v; Summarium 240; Testimonio del Capitán Francisco Tijero de Huerta, que fue mayordomo del Hospital y trató durante veintidós años al Padre Francisco).
"Era el padre de los pobres y de muchas otras personas que acudían a él en sus necesidades y aflicciones...Era comúnmente aclamado y llamado el Apóstol de Lima" declara el anciano sacerdote Diego de Frías (Cf. Summarium 214-216)
Silencio y reflexión
Hagamos un momento de silencio y reflexionemos delante de Dios sobre nuestra opción preferencial por los más pobres.
1) ¿Le tiendo mis manos a los pobres, promuevo una vida digna de ellos, me muestro compasivo y misericordioso?
2) ¿Estoy siempre dispuesto a defender la vida de los pobres, a denunciar las injusticias y a condenar toda clase de atropellos y violaciones a sus derechos humanos fundamentales?
Peticiones personales
Oración final
Oh Dios, dador de todo bien, que diste a tu Siervo Francisco del Castillo los dones de la oración asidua, la predicación apostólica y entrega generosa a los desamparados.
Si es para tu mayor gloria y para exaltación de tu siervo concédenos la gracia que te pedimos:
Y danos a nosotros el espíritu de oración, de apostolado y de entrega a los desamparados. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Padre Nuestro – Ave María - Gloria.
ORACIÓN FINAL QUE SOLÍA RECITAR EL VENERABLE PADRE FRANCISCO DEL CASTILLO
Dios te salve, Hija de Dios Padre.
Dios te salve, Madre de Dios Hijo.
Dios te salve, Esposa del Espíritu Santo.
Dios te salve, Templo de la Santísima Trinidad.
Madre Admirable, Consoladora de los Afligidos.
Reina de todos los Ángeles, Abogada nuestra.
Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
Presencia de Dios
Nos ponemos en presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de perdón
Delante de Dios compasivo y misericordioso, le pedimos perdón:
Yo confieso, ante Dios Todopoderoso …. Amén.
Oración
Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero en el camino de nuestra vida, como Maestro y Salvador; y por haber concedido al Venerable Padre Francisco del Castillo, Apóstol de Lima, vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, preferentemente dedicándose por entero al servicio de los más pobres y abandonados, los enfermos, los morenos y esclavos, de nuestra ciudad de Lima. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino y banqueteaba todos los días espléndidamente. Un mendigo llamado Lázaro estaba echado en el portal, cubierto de llagas; habría querido llenarse el estómago con lo que tiraban de la mesa del rico; más aún, hasta se le acercaban los perros a lamerle las llagas. Se murió el mendigo, y los ángeles lo pusieron a la mesa al lado de Abrahán. Se murió también el rico y lo enterraron. Estando en el abismo, en medio de los tormentos, levantó los ojos, vio de lejos a Abrahán con Lázaro echado a su lado, y gritó:
Padre Abrahán, ten piedad de mí; manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, que me atormentan estas llamas. Pero Abrahán le contestó: Hijo, recuerda que en vida te tocó a tí lo bueno y a Lázaro lo malo; por eso ahora él encuentra consuelo y tu padeces. Además, entre nosotros y ustedes se abre una sima inmensa; por más que quiera, nadie puede cruzar de aquí para allá ni de allí para acá.
El rico insistió: Entonces, padre, por favor, manda a Lázaro a mi casa, porque tengo cinco hermanos: que los prevenga, no sea que acaben también ellos en este lugar de tormento. Abrahán le contestó: Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen. El rico insistió: No, no, padre Abrahán; pero si un muerto fuera a verlos, se enmendarían. Abrahán le replicó: Sino escuchan a Moisés y a los profetas, no le harán caso ni a un muerto que resucite”.
Palabra del Señor: Te alabamos, Señor
Lectura: De la vida del Venerable Padre Francisco del Castillo
Un hecho que merece ser subrayado, ocurrió en enero de 1667 al predicar el sermón de protesta en la Plaza del Baratillo por la profanación de los cadáveres de ocho indios ejecutados, siendo así el P. Francisco del Castillo el defensor de los pobres y excluidos de la sociedad.
El hecho se publica en el Diario de Lima, como noticia ocurrida el jueves 16 de diciembre de 1666: “….octava de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, se descubrió la maldad de los indios que se querían levantar en esta ciudad y matar a todos los españoles y habían de pegar fuego a ella por muchas partes y soltar el agua de la acequia grande de Santa Clara” (Cf. Diario de Lima, I (Lima, 1918), p-130-131, citado por el P. Armando Nieto en su biografía del P. del Castillo.
“Ahorcaron ocho indios por el alzamiento que tenían intentado y azotaron tres indios para galeras por diez años y otros muchos que también fueron a galeras. Y después de ahorcados les quitaron las cabezas y fueron puestas en la fuente las ocho cabezas y fueron hechos cuartos y puestos por los caminos. Y esta justicia se hizo el lunes, dicho día por la tarde, donde concurrió toda la ciudad a la plaza, y la compañía del número de San Lázaro que estaba de guardia aquella tarde, estuvo de mampuesto en la plaza; y de las demás compañías fueron a 10 hombres con chuzos a asistir hasta que hicieron justicia de ellos (Cfr. Diario de Mugaburu, notación del día lunes 24 enero de 1667). Los restos de los ocho indios quedaron expuestos a la voracidad de los perros vagabundos.
El inhumano proceder de los verdugos, la extrema dureza de la represión y la injusticia de los Oidores sacudieron los sentimientos y despertaron la indignación del Padre Francisco del Castillo. Acudió ante los jueces para exponer su queja. Aún más: elevó su vehemente protesta en el sermón domingo de la plazuela del Baratillo. Con vibrante expresión, que conmovió a una sorprendida muchedumbre, dijo que como sacerdote no podía silenciar tamaña crueldad, aunque el hecho de protestar le costase el destierro del Reino. Que no era justo que se mostrase tanta saña con los indios, mientras que al mismo tiempo se dejaban impunes graves delitos cometidos por españoles. Que no le importaba el exilio si con ello dejaba de ver tantas injusticias como se hacían, sobre todo con los pobres (Cf. Armando Nieto, “Francisco del Castillo. El Apóstol de Lima, p. 126, PUCP, 1992).
Silencio y reflexión
Hagamos un momento de silencio y reflexionemos delante de Dios sobre nuestro ser promotores de la justicia.
1. ¿Como promuevo un país más justo, más fraterno, más reconciliado, sin corrupción, ni violencia de ninguna clase?
2) ¿Qué he hecho, que hago, que debo hacer por defender a los pobres?
Peticiones personales
Oración final:
ORACIÓN FINAL QUE SOLÍA RECITAR EL VENERABLE PADRE FRANCISCO DEL CASTILLO
NOVENO DÍA: AMOR FILIAL A LA VIRGEN
Presencia de Dios
Nos ponemos en presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de perdón
Delante de Dios compasivo y misericordioso, le pedimos perdón:
Yo confieso, ante Dios Todopoderoso …. Amén.
Oración
Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero en el camino de nuestra vida, como Maestro y Salvador; y por haber concedido al Venerable Padre Francisco del Castillo, Apóstol de Lima, vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, preferentemente dedicándose por entero al servicio de los más pobres y abandonados, los enfermos, los morenos y esclavos, de nuestra ciudad de Lima. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Lectura: De Evangelio según San Lucas 1, 46 – 56
Entonces dijo María:
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvado, porque se ha fijado en su humilde esclava.
Pues mira, desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho tanto por mí: él es santo y su misericordia llega a sus fieles generación tras generación. Su brazo interviene con fuerza, desbarata los planes de los arrogantes, derriba del trono a los poderosos y exalta a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide de vacío. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose, como lo había prometido a nuestros padres, de la misericordia en favor de Abrahán y su descendencia, por siempre.María se quedó con ella unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra del Señor: Te alabamos, Señor.
Lectura: De la vida del Venerable Francisco del Castillo
Al terminar la predicación dominical en la Plaza del Baratillo invocaba a la Virgen con esta oración: “Dios te Salve, hija de Dios Padre. Dios te Salve, madre de Dios Hijo. Dios te Salve, esposa del Espíritu Santo. Dios te Salve, templo y sagrario de la S. Trinidad”. Rezaba un padrenuestro y un avemaría y terminaba diciendo: “María, madre admirable, consoladora de los afligidos, reina de todos los ángeles, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus misericordiosísimos ojos, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén, Jesús” (Cf. Autobiografía, p. 33).
Su amor a la Virgen María fue tan grande que en su honor construyó la iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados y otras obras para el servicio de los pobres y necesitados, como la Casa de las Amparadas, para mujeres arrepentidas que quisieran cambiar su estilo de vida y dedicarse a la oración y al recogimiento. La casa llevaba este título y advocación de la “Inmaculada y Purísima Concepción de la Santísima Virgen María Nuestra Señora”. Uno de los testigos, Fernando Tardío, declara que siempre llevaba consigo el rosario de quince misterios y lo rezaba, de rodillas, entero todos los días. En sus oraciones a Nuestra Señora solía repetir: “Ampárame y mírame con ojos de misericordia, mírame con ojos de piedad y misericordia” (oración a Nuestra Señora, un día de abril 1642).
Silencio y reflexión
Hagamos un momento de silencio y reflexionemos delante de Dios sobre nuestro amor filial a la Virgen.
1) ¿Cómo vivimos nuestro ser hijos de la Virgen y cómo expresamos ese amor?
2) ¿La escuchamos cuando nos dice: hagan lo que Él les diga?, ¿la acompañamos al pie de la cruz y permanecemos firmes como ella’
Peticiones personales
Oración final:
ORACIÓN FINAL QUE SOLÍA RECITAR EL VENERABLE PADRE FRANCISCO DEL CASTILLO
FAMA DE SANTIDAD:
Algunos textos a considerar.
1.“En estos tiempos, distinguióse en la Provincia del Perú un hombre que ha dejado gratísimo recuerdo entre nosotros y a quien esperamos ver elevado al honor de los altares”. “Ejecutó en la ciudad de Lima lo que poco después había de hacer en Nápoles San Francisco de Jerónimo. Estos dos siervos de Dios son tal vez los modelos más perfectos que tiene la Compañía de la vida ordinaria en nuestras residencias”. (Cfr. P. Antonio Astrain: Historia Compañía de Jesús en la Asistencia de España, Madrid 1920, pp.531-539).
2. El P. Rubén Vargas Ugarte, S.J, en su “Historia de la Compañía de Jesús en el Perú”, se refiere a jesuitas que destacaron por sus virtudes heroicas y algunos con fama de santidad. “En vida y más aún después de su muerte el Padre Castillo comenzó a ser apellidado el Apóstol de Lima…Pero hubo razón de sobra para dárselo, porque fuera de su profunda humildad, el celo de la salvación de las almas fue su nota característica…. No parece creíble que un hombre de escazas fuerzas corporales y que trataba tan ásperamente su cuerpo pudiese atender a tantos y tan variados ministerios como emprendió por el bien de las almas.
Palabra del Señor: Te alabamos, Señor
Lectura: De la vida del Venerable Padre Francisco del Castillo
Un hecho que merece ser subrayado, ocurrió en enero de 1667 al predicar el sermón de protesta en la Plaza del Baratillo por la profanación de los cadáveres de ocho indios ejecutados, siendo así el P. Francisco del Castillo el defensor de los pobres y excluidos de la sociedad.
El hecho se publica en el Diario de Lima, como noticia ocurrida el jueves 16 de diciembre de 1666: “….octava de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, se descubrió la maldad de los indios que se querían levantar en esta ciudad y matar a todos los españoles y habían de pegar fuego a ella por muchas partes y soltar el agua de la acequia grande de Santa Clara” (Cf. Diario de Lima, I (Lima, 1918), p-130-131, citado por el P. Armando Nieto en su biografía del P. del Castillo.
“Ahorcaron ocho indios por el alzamiento que tenían intentado y azotaron tres indios para galeras por diez años y otros muchos que también fueron a galeras. Y después de ahorcados les quitaron las cabezas y fueron puestas en la fuente las ocho cabezas y fueron hechos cuartos y puestos por los caminos. Y esta justicia se hizo el lunes, dicho día por la tarde, donde concurrió toda la ciudad a la plaza, y la compañía del número de San Lázaro que estaba de guardia aquella tarde, estuvo de mampuesto en la plaza; y de las demás compañías fueron a 10 hombres con chuzos a asistir hasta que hicieron justicia de ellos (Cfr. Diario de Mugaburu, notación del día lunes 24 enero de 1667). Los restos de los ocho indios quedaron expuestos a la voracidad de los perros vagabundos.
El inhumano proceder de los verdugos, la extrema dureza de la represión y la injusticia de los Oidores sacudieron los sentimientos y despertaron la indignación del Padre Francisco del Castillo. Acudió ante los jueces para exponer su queja. Aún más: elevó su vehemente protesta en el sermón domingo de la plazuela del Baratillo. Con vibrante expresión, que conmovió a una sorprendida muchedumbre, dijo que como sacerdote no podía silenciar tamaña crueldad, aunque el hecho de protestar le costase el destierro del Reino. Que no era justo que se mostrase tanta saña con los indios, mientras que al mismo tiempo se dejaban impunes graves delitos cometidos por españoles. Que no le importaba el exilio si con ello dejaba de ver tantas injusticias como se hacían, sobre todo con los pobres (Cf. Armando Nieto, “Francisco del Castillo. El Apóstol de Lima, p. 126, PUCP, 1992).
Silencio y reflexión
Hagamos un momento de silencio y reflexionemos delante de Dios sobre nuestro ser promotores de la justicia.
1. ¿Como promuevo un país más justo, más fraterno, más reconciliado, sin corrupción, ni violencia de ninguna clase?
2) ¿Qué he hecho, que hago, que debo hacer por defender a los pobres?
Peticiones personales
Oración final:
Oh Dios, dador de todo bien, que diste a tu Siervo Francisco del Castillo los dones de la oración asidua, la predicación apostólica y entrega generosa a los desamparados.
Si es para tu mayor gloria y para exaltación de tu siervo concédenos la gracia que te pedimos:
Y danos a nosotros el espíritu de oración, de apostolado y de entrega a los desamparados. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Padre Nuestro – Ave María - Gloria.
ORACIÓN FINAL QUE SOLÍA RECITAR EL VENERABLE PADRE FRANCISCO DEL CASTILLO
Dios te salve, Hija de Dios Padre.
Dios te salve, Madre de Dios Hijo.
Dios te salve, Esposa del Espíritu Santo.
Dios te salve, Templo de la Santísima Trinidad.
Madre Admirable, Consoladora de los Afligidos.
Reina de todos los Ángeles, Abogada nuestra.
Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
Presencia de Dios
Nos ponemos en presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de perdón
Delante de Dios compasivo y misericordioso, le pedimos perdón:
Yo confieso, ante Dios Todopoderoso …. Amén.
Oración
Dios nuestro, Padre bueno, te damos gracias por habernos dado a Jesús, tu Hijo, como compañero en el camino de nuestra vida, como Maestro y Salvador; y por haber concedido al Venerable Padre Francisco del Castillo, Apóstol de Lima, vivir y morir buscando tu mayor gloria y el bien de sus hermanos, preferentemente dedicándose por entero al servicio de los más pobres y abandonados, los enfermos, los morenos y esclavos, de nuestra ciudad de Lima. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Entonces dijo María:
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvado, porque se ha fijado en su humilde esclava.
Pues mira, desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho tanto por mí: él es santo y su misericordia llega a sus fieles generación tras generación. Su brazo interviene con fuerza, desbarata los planes de los arrogantes, derriba del trono a los poderosos y exalta a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide de vacío. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose, como lo había prometido a nuestros padres, de la misericordia en favor de Abrahán y su descendencia, por siempre.María se quedó con ella unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra del Señor: Te alabamos, Señor.
Lectura: De la vida del Venerable Francisco del Castillo
Al terminar la predicación dominical en la Plaza del Baratillo invocaba a la Virgen con esta oración: “Dios te Salve, hija de Dios Padre. Dios te Salve, madre de Dios Hijo. Dios te Salve, esposa del Espíritu Santo. Dios te Salve, templo y sagrario de la S. Trinidad”. Rezaba un padrenuestro y un avemaría y terminaba diciendo: “María, madre admirable, consoladora de los afligidos, reina de todos los ángeles, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus misericordiosísimos ojos, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén, Jesús” (Cf. Autobiografía, p. 33).
Su amor a la Virgen María fue tan grande que en su honor construyó la iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados y otras obras para el servicio de los pobres y necesitados, como la Casa de las Amparadas, para mujeres arrepentidas que quisieran cambiar su estilo de vida y dedicarse a la oración y al recogimiento. La casa llevaba este título y advocación de la “Inmaculada y Purísima Concepción de la Santísima Virgen María Nuestra Señora”. Uno de los testigos, Fernando Tardío, declara que siempre llevaba consigo el rosario de quince misterios y lo rezaba, de rodillas, entero todos los días. En sus oraciones a Nuestra Señora solía repetir: “Ampárame y mírame con ojos de misericordia, mírame con ojos de piedad y misericordia” (oración a Nuestra Señora, un día de abril 1642).
Silencio y reflexión
Hagamos un momento de silencio y reflexionemos delante de Dios sobre nuestro amor filial a la Virgen.
1) ¿Cómo vivimos nuestro ser hijos de la Virgen y cómo expresamos ese amor?
2) ¿La escuchamos cuando nos dice: hagan lo que Él les diga?, ¿la acompañamos al pie de la cruz y permanecemos firmes como ella’
Peticiones personales
Oración final:
Oh Dios, dador de todo bien, que diste a tu Siervo Francisco del Castillo los dones de la oración asidua, la predicación apostólica y entrega generosa a los desamparados.
Si es para tu mayor gloria y para exaltación de tu siervo concédenos la gracia que te pedimos:
Y danos a nosotros el espíritu de oración, de apostolado y de entrega a los desamparados. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Padre Nuestro – Ave María - Gloria.
ORACIÓN FINAL QUE SOLÍA RECITAR EL VENERABLE PADRE FRANCISCO DEL CASTILLO
Dios te salve, Hija de Dios Padre.
Dios te salve, Madre de Dios Hijo.
Dios te salve, Esposa del Espíritu Santo.
Dios te salve, Templo de la Santísima Trinidad.
Madre Admirable, Consoladora de los Afligidos.
Reina de todos los Ángeles, Abogada nuestra.
Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
Algunos textos a considerar.
1.“En estos tiempos, distinguióse en la Provincia del Perú un hombre que ha dejado gratísimo recuerdo entre nosotros y a quien esperamos ver elevado al honor de los altares”. “Ejecutó en la ciudad de Lima lo que poco después había de hacer en Nápoles San Francisco de Jerónimo. Estos dos siervos de Dios son tal vez los modelos más perfectos que tiene la Compañía de la vida ordinaria en nuestras residencias”. (Cfr. P. Antonio Astrain: Historia Compañía de Jesús en la Asistencia de España, Madrid 1920, pp.531-539).
2. El P. Rubén Vargas Ugarte, S.J, en su “Historia de la Compañía de Jesús en el Perú”, se refiere a jesuitas que destacaron por sus virtudes heroicas y algunos con fama de santidad. “En vida y más aún después de su muerte el Padre Castillo comenzó a ser apellidado el Apóstol de Lima…Pero hubo razón de sobra para dárselo, porque fuera de su profunda humildad, el celo de la salvación de las almas fue su nota característica…. No parece creíble que un hombre de escazas fuerzas corporales y que trataba tan ásperamente su cuerpo pudiese atender a tantos y tan variados ministerios como emprendió por el bien de las almas.
El mismo nos ha dejado una lista de ellos y asombra que él solo pudiese llevar a cabo lo que bastaría a ocupar a tres o cuatro operarios…Como ha dicho muy bien un grave autor, lo que realizara en Nápoles, casi por el mismo tiempo, San Francisco de Gerónimo, esto mismo y con igual celo, realizó en Lima el Padre Castillo. De su fecundo apostolado no se ha extinguido las huellas” (Cf. Historia de la Compañía de Jesús en el Perú, Tomo II, pp.253 –254, Burgos 1963).
3. Conforme al testimonio del jesuita Lucas de la Cueva, misionero en el Marañón, dejo dicho lo siguiente en el proceso de esta causa: “que el Venerable Padre Francisco del Castillo era una columna sobre la cual Dios había puesto su mano y no la había retirado, y que así como antiguamente se canonizaba a los santos por la voz común del pueblo, así podría ser canonizado el Padre Castillo” (Cf. Summarium, 508).
4. Según testigos que lo conocieron “El Padre Castillo es verdaderamente santo por el gran sufrimiento que tiene, y no se ocupa de saber las vidas ajenas ni de criticar los defectos de los otros, que en la Comunidad no faltan, sino solamente de sí mismo (Cf. Summarium 343).
Y también “El Padre Castillo no es sólo luz sino farol que ha puesto Dios en esta Provincia para que la alumbre y encienda (Cfr. P. Andrés de Rada, Visitador del Perú, en Autos y diligencias, f.237v).
5. “La fama póstuma de santidad del Padre Francisco del Castillo no es una excepción en la larga tradición de los Siervos de Dios. Y así, desde los días inmediatos a su muerte hasta los tiempos actuales son innumerables los fieles y devotos que acuden a su intercesión en diversas formas: y muchos de ellos aseguran haber sido escuchados”. (Cf. P. Armando Nieto, S.J.: Francisco del Castillo. El Apóstol de Lima, p. 286).
NOTA: Las personas que obtengan algún favor o gracia por intercesión del Venerable Padre Francisco del Castillo, S.J., informen de ello Vice Postulador de la Causa de Beatificación y Canonización.
Casa Nuestra Señora de Fátima
Malecón de la Reserva 981,
Lima 18, Miraflores
...
Tomado de:
http://padredelcastillo.pe/beatificacion/novena/#submenu
3. Conforme al testimonio del jesuita Lucas de la Cueva, misionero en el Marañón, dejo dicho lo siguiente en el proceso de esta causa: “que el Venerable Padre Francisco del Castillo era una columna sobre la cual Dios había puesto su mano y no la había retirado, y que así como antiguamente se canonizaba a los santos por la voz común del pueblo, así podría ser canonizado el Padre Castillo” (Cf. Summarium, 508).
4. Según testigos que lo conocieron “El Padre Castillo es verdaderamente santo por el gran sufrimiento que tiene, y no se ocupa de saber las vidas ajenas ni de criticar los defectos de los otros, que en la Comunidad no faltan, sino solamente de sí mismo (Cf. Summarium 343).
Y también “El Padre Castillo no es sólo luz sino farol que ha puesto Dios en esta Provincia para que la alumbre y encienda (Cfr. P. Andrés de Rada, Visitador del Perú, en Autos y diligencias, f.237v).
5. “La fama póstuma de santidad del Padre Francisco del Castillo no es una excepción en la larga tradición de los Siervos de Dios. Y así, desde los días inmediatos a su muerte hasta los tiempos actuales son innumerables los fieles y devotos que acuden a su intercesión en diversas formas: y muchos de ellos aseguran haber sido escuchados”. (Cf. P. Armando Nieto, S.J.: Francisco del Castillo. El Apóstol de Lima, p. 286).
NOTA: Las personas que obtengan algún favor o gracia por intercesión del Venerable Padre Francisco del Castillo, S.J., informen de ello Vice Postulador de la Causa de Beatificación y Canonización.
Casa Nuestra Señora de Fátima
Malecón de la Reserva 981,
Lima 18, Miraflores
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