P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
II MINISTERIO DE JESÚS EN GALILEA
(Mayo 28 - Mayo 29)
B. SERMÓN DE LA MONTAÑA
29.- SAL DE LA TIERRA
- LUZ DEL MUNDO
TEXTOS
Mateo 5, 13-16
"Vosotros sois la sal de la tierra. Mas
si la sal se desvirtúa, ¿Con qué se salará? Ya no sirve para nada más que para
tirarla afuera y ser pisoteada por los hombres.
Vosotros sois la
luz del mundo. No puede estar oculta una ciudad situada en la cima de un monte.
Ni tampoco se enciende una lámpara para ponerla debajo del celemín, sino sobre
el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa.
Brille así vuestra luz delante de los hombres,
para que vean nuestra buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en
los cielos”.
Marcos 4, 21.
Les decía también:
" ¿Acaso se trae una lámpara para colocarla debajo del celemín o debajo
del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero?".
Lucas 8, 16.
"Nadie
enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de un lecho,
sino que la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz".
INTRODUCCIÓN
Mateo, después de exponernos el programa que
Cristo ha señalado para todos los cristianos en su predicación de las Bienaventuranzas,
continúa con la enseñanza de Cristo sobre la misión que tiene todo cristiano en
el mundo, misión sublime que debe dar sentido a toda la vida. Aceptar a Cristo,
aceptar sus enseñanzas, es comprometernos a ser sal de la tierra, luz del
mundo, ciudad colocada en lo alto de un monte. Son metáforas que explican la responsabilidad
de todo cristiano y que pone de manifiesto que todos los dones que recibe el
cristiano, sobre todo el don de la fe y del seguimiento a Cristo, son dones
para compartir con todos los hombres.
MEDITACIÓN
1) "Vosotros sois la sal de la tierra"
Todos conocemos
las cualidades principales de la sal y el uso que de ella hace el hombre. La
sal se utiliza para preservar los alimentos de la corrupción; al mismo tiempo,
da sabor y hace agradables los alimentos.
Estas son las
cualidades que quiere el Señor que cada cristiano desarrolle en el mundo.
Misión del cristiano será luchar en este mundo para preservarlo de la
corrupción del pecado, de todo mal moral. Para cumplir con esta misión es
necesario que la sal no esté desvirtuada; es decir, si el cristiano, él mismo
vive en la corrupción del pecado, le será imposible preservar a otros,
preservar el ambiente, de lo que es pecado, vicio, alejamiento de Dios. Tiene,
pues, que vivir él esa pureza de vida que le haga ser verdadera sal de la
tierra.
Pero además, su vida
tiene que ser "buen olor de Cristo" como nos dirá San Pablo (2 Cor 2,
15). Tiene que dar sabor cristiano, tiene que mostrar la alegría y felicidad de
seguir a Cristo. Hace agradable el cumplimiento de los mandamientos de Dios, su
santísima voluntad. Hacer agradable la convivencia humana en espíritu
cristiano. Que cualquiera que se acerque a un verdadero cristiano, sienta en él
la presencia de Cristo, y una presencia que atraiga, que le mueva a conversión.
Las palabras de
Cristo sobre la "sal desvirtuada" son palabras que expresan el rechazo
del Señor a los malos cristianos.
"No sirve
para nada, sino para tirarla afuera y ser pisoteada por los hombres". Hay
una referencia clara a la exclusión del Reino de Dios.
2) "Vosotros sois la luz del mundo"
Es la misión del
cristiano como participación en Cristo, verdadera luz del mundo, como él mismo
se proclamó en varias oportunidades (Cfr. Jn 8; 12,46)
La luz ilumina las
tinieblas, señala y nos guía en nuestro caminar, muestra la belleza de la
creación, da calor, vivifica y fecunda la tierra. Esas son las propiedades de
esa gran luminaria que es el sol que Dios creó para bien del hombre.
Y si echamos una
mirada al mundo que nos rodea, encontramos que es un inundo que vive en
tinieblas, en ceguera de fe y de los principios morales más transcendentales;
que vive confundido sin comprender cuál es el verdadero sentido del hombre y
su destino. Es un mundo frío, helado por el egoísmo, donde reinan las
injusticias, la violencia, el odio, la miseria, el hambre; un mundo que irá
creciendo en lo que se refiere a ciencia y a técnica, pero que va camino de
una muerte espiritual.
Pues, es en este
mundo, donde Cristo nos pide a los cristianos que seamos luz verdadera que
disipe tanta tiniebla, tanto error, tanta ceguera y podamos proyectar la
verdadera luz de Cristo. Irradiar a Cristo que ilumina todos los problemas más
trascendentales del hombre y la humanidad; Cristo que es verdadero guía y
camino que lleva la auténtica felicidad; Cristo, que es amor infinitamente misericordioso
que nos enseña con sus palabras y su ejemplo verdadera caridad fraterna; Cristo,
el único capaz de dar vida sobrenatural, vida de hijos de Dios, vida de tal
fecundidad que sus frutos permanecen hasta la vida eterna.
Misión grandiosa y
dignísima que tiene que dar un sentido muy profundo a toda nuestra vida. Pero
como explicábamos antes al hablar de la sal, para cumplir con está misión
tenemos nosotros que ser plenamente iluminados por la luz de Cristo y vivir de
esa luz todos los momentos de nuestra vida.
Sólo así podremos
irradiar la luz de Cristo.
3) "La ciudad colocada sobre el monte"
En los profetas Isaías (2,2) y Miqueas (4,1)
se nos habla del monte del Señor y se nos dice que sobre ese monte se construirá
la casa, la ciudad de Dios, que necesariamente tendrá que ser vista y conocida
por todos los pueblos.
Evidentemente, que
este pasaje puede considerarse como una profecía referente a la Iglesia que
Cristo había de fundar y, que fundada sobre Cristo, había de ser conocida por
todos los hombres.
Pero el Señor, en
el pasaje que comentamos, aplica la metáfora a cada uno de sus discípulos.
Todos han de ser como ciudad colocada en alto. Es decir, la vida santa de cada
cristiano tiene que ser vista, colocada a la luz del mundo para que cuando el mundo
mire a los cristianos, cuando el mundo contemple esa vida santa según Cristo,
tenga que reconocer en ella el sello de Dios, un reflejo de gloria divina, y
pueda sacar de ahí edificación y un ejemplo y motivo para su conversión y para
glorificar a Dios.
Con estas
metáforas están unidas las últimas palabras de Señor:
"Brille así
vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y
glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos". No se trata de hacer
las cosas con la finalidad vanidosa de ser alabados por los hombres. Se trata
de la fuerza intrínseca que tiene toda vida sinceramente cristiana de ser sal,
luz y ciudad puesta en alto, de manera que todos puedan recibir esa sal,
compartir esa luz, y contemplar esa ciudad; de manera que puedan contemplar la
bondad y la gloria de Dios y alabarle por todos los beneficios que concede a
los hombres.
El mundo cambiaría
radicalmente si, en verdad, los cristianos cumpliesen con su misión dada por
Cristo. Pero desgraciadamente, son muy pocos los que son sal de la tierra, luz
del mundo y ciudad colocada en lo alto. Misión que deben cumplir los cristianos
en todos los campos de su vida, familiar, profesional, social, político, cultural.
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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