P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
II MINISTERIO DE JESÚS EN GALILEA
(Mayo 28 - Mayo 29)
B. SERMÓN DE LA MONTAÑA
TEXTOS
Mateo 5, 38-42
"Habéis oído
que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo que no resistáis
al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha, preséntale
también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica,
déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla, vete con él
dos. A quien te pida da, al que desee que le prestes no le vuelvas la espalda".
Lucas 6,29-30
"Al que te
hiera la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le
niegues la túnica. Da a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo, no se lo
reclames".
INTRODUCCIÓN
Jesucristo intenta
en estas enseñanzas corregir el espíritu de venganza que predominaba en todas
las sociedades de su tiempo; de hecho ese espíritu de venganza prevalece
también hoy en el corazón de muchísimos hombres, como individuos y como grupos
sociales.
La Ley del Talión
era una ley admitida generalmente, que en cierto sentido quería poner freno al
espíritu desmesurado de venganza. Según esta ley, había que corresponder a la
ofensa recibida con otra ofensa semejante, más o menos de la misma gravedad. No
debía ser excesiva, como por ejemplo sería el caso de responder a un insulto
con el asesinato.
Pero Cristo
condena no sólo el espíritu desmesurado de venganza, sino cualquier género de
venganza, y a ese espíritu de venganza opone lo que podríamos llamar el
espíritu de mansedumbre.
MEDITACIÓN
1) "No resistáis al mal..."
Sería una
equivocación entender estas palabras del Señor como una invitación a mantener
una actitud de connivencia, de dejar pasar, de total pasividad ante el mal que
nos rodea y ante. el malvado que provoca ese mal. El Señor jamás predica que se
toleren las injusticias, que no se ponga resistencia a todos los males que
aquejan a la sociedad y que son la causa del sufrimiento de tantísimos millones
de seres humanos. Más aún, todos tienen obligación de luchar contra esas injusticias
y esos males; y por supuesto, de manera muy especial, los que están
constituidos en autoridad, tienen obligación gravísima de hacer todo lo
posible, y usar todos los medios justos de erradicar esos abusos y favorecer a
los más pobres y necesitados. Cada uno individualmente podrá renunciar a
ciertos derechos, pero cuando se trata de derechos de terceras personas, sobre
las que hay cierta responsabilidad, la obligación estricta es la de defenderlos,
reclamarlos y luchar por ellos. Todas las sentencias que el Señor pronuncia
aquí no hay que entenderlas literalmente.
El Señor usa
muchas veces el género literario de paradojas, hipérboles, para grabar su
enseñanza en el corazón de los hombres. Pero esas paradojas y esas hipérboles
no se pueden interpretar al pie de la letra. Ya consideramos este problema en
la meditación 32 donde analizábamos el texto: "Si tu mano es para ti
ocasión de pecado, córtatela y tírala de ti." Y pusimos otros ejemplos
similares. En todas las sentencias que estamos meditando de este pasaje, lo
que el Señor trata de inculcarnos es corregir todo lo que hay en el corazón del
hombre, de cólera, odio, resentimiento, deseo de venganza, falta de generosidad
para con el prójimo.
El mismo Jesucristo cuando fue golpeado en una
mejilla en casa de Anás; al comienzo de su Pasión, no ofreció la otra; mas
bien, se quejó del porqué le habían golpeado sin razón alguna. (Cfr. Jn 18,19-23)
Podríamos decir
que la enseñanza del Señor se identifica con la bienaventuranza de la
mansedumbre. "Bienaventurados los mansos de corazón" que una de las
interpretaciones que tiene es la de "Bienaventurados los que saben
devolver bien por mal". Y es lo que San Pablo escribirá más tarde a los
romanos: "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de
beber...; no te dejes vencer por lo malo, más bien vence el mal a fuerza de
bien." (Rom 12,21)
Y esta enseñanza
de Cristo deberíamos comprenderla en la contemplación de todos los misterios de
su vida y en la experiencia íntima de Dios nuestro Padre que siempre
manifiesta una paciencia, misericordia y bondad con nosotros, a pesar de todas
nuestras ofensas e ingratitudes.
2) "Da al que te pida"
Aquí Cristo se
refiere a otra enseñanza distinta; nos enseña la generosidad en dar al
necesitado. Tampoco se trata de dar a cualquiera que pida, si se trata de una
persona que por sus vicios, su vida irresponsable, su vida de plena
holgazanería, quiere abusar de la bondad de otros. Se trata de la persona
verdaderamente necesitada y que se haya en circunstancias que sólo pueden
solucionarse con la ayuda y solidaridad de otros.
No queremos tratar
aquí con más detalle lo referente a la limosna, pues en este mismo Sermón del
Monte, el Señor, al comienzo del capítulo 6 nos hablará de esta virtud, y al
explicar ese pasaje procuraremos profundizar en esta obligación cristiana. (Cfr.
Meditación 37)
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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