P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
I.- LOS COMIENZOS DE LA VIDA PÚBLICA DE JESÚS
(Fines del Año 27 - Principios del Año 28)
A. - PREDICACIÓN DE JUAN BAUTISTA Y PRIMERA ACTIVIDAD APOSTÓLICA DE JESÚS
8.- CAMINO DE GALILEA:
ENCUENTRO CON FELIPE Y NATANAEL
TEXTO
Juan 1, 43-51
Al día siguiente,
Jesús quiso partir para Galilea. Se encuentra con Felipe y le dice:
"Sígueme". Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro.
Felipe se encuentra con Natanael y le dice: "Hemos encontrado a aquel de
quien escribieron Moisés en la Ley y también los profetas: Jesús, el hijo de
José, el de Nazaret". Le respondió Natanael: "¿De Nazaret puede haber
cosa buena?". Le dice Felipe: "Ven y lo verás". Vio Jesús que se
acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tenéis a un israelita de verdad, en
quien no hay engaño". Le dice Natanael: "¿De dónde me conoces?"
Le respondió Jesús: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo
de la higuera, te vi." Le respondió Natanael: "Rabbí, tú eres el hijo
de Dios; tú eres el Rey de Israel". Jesús le contestó: "Porque te he
dicho que te vi debajo de la higuera, ¿crees? Has de ver cosas mayores".
Y le añadió: "Yo te aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángel de Dios
subir y bajar sobre el Hijo del hombre".
INTRODUCCIÓN
Sería más o menos
a fines de Febrero o principios de Marzo, cuando el Señor vuelve a Galilea,
después de haber permanecido en las orillas del Jordán por espacio de dos meses
o algo más. Estamos en el año 28. Ya se acercaba la fiesta de la Pascua de aquel
año, y Jesús dejando de nuevo Galilea marchará a Jerusalén para celebrar allí
la gran fiesta judía y darse a conocer. Sin embargo, antes de ir a Jerusalén,
quiere ir a Galilea donde, después de la Primera Pascua, se establecerá por
más de un año para predicar el mensaje del Reino.
Es en este camino
hacia Galilea donde encontramos las escenas de dos encuentros de Jesús con
Felipe y Natanael, que serán futuros apóstoles. Jesús vuelve a Galilea
acompañado de Andrés, Juan y Pedro.
MEDITACIÓN
1) Vocación de Felipe.
Felipe era de
Betsaida, como Andrés y Pedro, y se considera como probable que fuese amigo de
ellos, y que él también, movido por la predicación del Bautista, hubiera bajado
de Galilea al Jordán.
¿Dónde fue el
encuentro con Jesús? No lo sabemos. Bien pudo ser antes de emprender el Señor
la vuelta a Galilea. Quizá, Pedro y Andrés le habían hablado de Jesús, y le
habrían-dicho que habían encontrado al Mesías. Es posible que el mismo día que
Jesús y sus tres discípulos se disponían a partir para Galilea, Andrés y Pedro
le presentasen a Felipe, que debía de estar ya bien dispuesto por lo que había
oído de sus amigos.
De hecho, el
Señor, que penetra los corazones de los hombres, vio en Felipe un israelita
sencillo, y con una fe incipiente hacia su persona; y sin mediar diálogo
alguno, el Señor le extiende la invitación a seguirle: "Sígueme".
Elección totalmente gratuita del Señor manifestada con una sola palabra de
enorme eficacia: "Sígueme". Esa invitación debió de llenar el alma
de Felipe con una nueva luz y una nueva fuerza, y sin dudarlo, decide seguir a
Jesús, se junta a los otros discípulos, y en seguida él mismo comienza a
ejercer el apostolado con otro compañero o amigo: Natanael.
En esta vocación
de Felipe, podemos meditar profundamente la gratuidad de la vocación por parte
del Señor; y por otra parte, también considerar la plena disponibilidad de
Felipe para escuchar ese llamado de Cristo. El Señor se entrega totalmente a
las almas que están abiertas a sus gracias y a sus predilecciones.
2) Vocación de Natanael.
Natanael era de
Caná de Galilea. Tampoco podemos conocer con exactitud dónde fue el encuentro
con Jesús. Algunos autores suponen que pudo ser también en el valle del Jordán.
Otros, sin embargo, prefieren ponerlo a la llegada de Jesús con sus discípulos
a Galilea, concretamente, a la llegada a Caná de Galilea adonde se dirigieron.
Lo que sí es
cierto es que Felipe era conocido, amigo de Natanael. Felipe no puede contener
para sí solo la alegría de la fe que había brotado en él al conocer a Jesús y
creer en verdad que era el Mesías prometido, y siente la necesidad de
comunicarle tan buena nueva a su amigo. Y le especifica que ese Mesías
anunciado por Moisés y los profetas era Jesús, el hijo de José, de Nazaret.
La primera
reacción de Natanael es negativa, debida a los prejuicios sobre el Mesías. El
Mesías tenía que proceder de linaje noble, y presentarse ante el pueblo con los
signos de poder, de prestigio, centrar su actividad en Jerusalén, etc. y
resulta que este Jesús es hijo de un carpintero y de una ciudad nunca citada en
la Biblia, totalmente desconocida, y de la que se decía que nada bueno podía
salir de ahí.
Pero Felipe no
desiste en su apostolado. No discute con Natanael sobre sus prejuicios.
Solamente le dice: "Ven y lo verás". Felipe estaba seguro que el
encuentro personal con Cristo sería el medio más eficaz para quitar tales
prejuicios y que quedaría cautivado por la personalidad del Señor. Y efectivamente
así es en todos los casos: para llegar a creer de verdad en Cristo con una fe
fuerte, eficaz, ardiente, el único camino es ver y tratar largamente con el
Señor. Nadie que trate de verdad con él, se alejará sin creer en él, y sin
amarle.
Lo mismo que Jesús
había penetrado en el corazón de Felipe, ahora penetraba en el corazón de
Natanael, cuando Felipe se lo presentó. Y Jesús, primero le alaba y reconoce en
él un alma sin doblez, sincera y honesta. Un israelita fiel, que sin duda él
también estaría esperando la llegada del Mesías. Y en segundo lugar, le dice
algo que desconcierta a Natanael, porque supone en Jesús un conocimiento de
hechos íntimos de su persona, conocimiento humanamente inexplicable.
Le dice Jesús:
"Antes de que e te llamara, cuando
estabas debajo de la higuera, te vi".
La mención de la higuera debía de recordar a
Natanael un hecho personal, del que nadie sino él sólo podía tener noticia y esto,
para él, era una prueba fehaciente de que Jesús penetraba con poder divino
hasta el fondo de los corazones.
Nadie puede saber
a qué suceso en concreto se refirió Cristo, cuando le dijo que le había visto
debajo de la higuera. ¿Estaba entonces en oración pidiendo a Dios le diera el
conocimiento del advenimiento del Mesías?
El impacto sobre
Natanael fue enorme y su respuesta fue: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios,
tú eres el Rey de Israel".
Tenemos aquí la
primera profesión de fe en Cristo como Hijo de Dios, aunque no tuviese la
profundidad de sentido que tuvo cuando Pedro hizo la misma profesión en
Cesarea de Filipo. Lo que ciertamente Natanael quiso decir es que Jesús era el
Mesías prometido. Y ya se une al grupo de los otros cuatro discípulos.
Desde siempre se
ha identificado a Natanael con Bartolomé. Este sería el, nombre patronímico;
Natanael, el nombre personal. (Cfr. Jn 21,2). Termina la escena de la vocación
de Natanael con una frase algo enigmática del Señor: ¿"Porque te he visto
debajo de la higuera, crees? Pues yo te aseguro que veréis el cielo abierto y
a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre".
Jesucristo evoca aquí un texto de Daniel (Dan
7,13) para confirmar y dar profundidad a las palabras-que ha pronunciado el
nuevo discípulo. Jesucristo se identifica aquí con ese hijo del hombre que
aparece en la visión de Daniel, que viene del cielo y a quien se le entrega todo el poder, y a quien
sirven los ángeles. Jesucristo al citar este texto conocido de Daniel y
aplicárselo a sí mismo, no quiso sino confirmar a sus discípulos que
verdaderamente El sí era el Mesías prometido en los Profetas.
Sobre este texto
de Daniel y sobre el título de Hijo de Hombre insistiremos en una meditación
ulterior.
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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