Poesía
P. Miguel Girón Esteso, S.J.
Al contemplarte, Señor,
clavado sobre el madero,
con la cabeza inclinada
y con el costado abierto,
pienso siempre en mi pasado
y me pregunto en silencio:
sobre la cruz está muerto?
Fuiste llevado al Calvario
como oveja al matadero
humillado y despreciado;
como un cordero al degüello,
mudo, no abriste la boca.
Fueron nuestros sufrimientos,
nuestros dolores y culpas
cargados sobre tu cuerpo,
los que tu amor soportó,
y no tenías aspecto
ni apariencia, ni presencia,
aunque no hiciste atropello
ni engaño hubo en tu boca:
siendo el Autor de la Vida?
Porque al hombre en el desierto
le diste la libertad,
y siendo Tú mismo siervo
y obediente hasta la muerte
clavado sobre el madero,
tu Padre te levantó
por encima de los cielos
para ser Dueño y Señor
de los vivos y los muertos.
confesándote Dios nuestro,
toda rodilla se dobla
en la tierra y en el cielo.
Lima, 30 de setiembre de 1985.
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Agradecemos al P. Miguel Girón, S.J. por su colaboración.
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