Pruebas de la existencia de Dios - Conocimiento científico y conocimiento de Dios




La Ciencia y Dios - 2º Parte

P. José Ramón Martínez Galdeano, S.J.



I. La confirmación por la ciencia física y química de las pruebas de la existencia de Dios

1.1. - El problema.- Es muy normal decir que la ciencia es experimental y sus conocimientos están probados por la experiencia, que se ha visto y se puede ver. En ciencia no hay que creer nada, ni se prueba nada recurriendo a principios lógicos ni metafísicos. En ciencia se hace el experimento y se ve. Y es sólo de esto de lo que se puede estar cierto. Esta es la respuesta del positivismo. Los conocimientos de la fe (la referencia más normal de los positivistas, aunque no única, es a la moral y la religión) o la metafísica no alcanzan el rango de científicos. Su admisión es libre, según el gusto de cada uno o de cada época o comunidad humana, y no pueden demostrarse.

1.2.- Hay todavía un concepto más restrictivo, aunque no tan popular, de ciencia: en ciencia todo se puede experimentar repetidamente y "medir".

1.3.- No siendo normalmente posible una experiencia de garantía y medible sino en laboratorio, los positivistas consideran que el método inductivo es el único válido. Especulaciones metafísicas y teológicas no valen para probar nada.


2.- El objeto de la física.

2.1.- Cada ciencia trata de saber todo lo que puede sobre algo determinado y preciso. Con eso no afirma ni niega nada sobre otros conocimientos y sobre los objetos y valor de otras ciencias.
2.2.- El objeto de la física y de la química es conocer la naturaleza inanimada (y no toda; pensemos en la astronomía, que es otra ciencia).
2.3.- Dios no es objeto de la física ni de la química. Luego no tienen por qué investigar sobre Dios. Por eso no es de extrañar que no lo descubran.
2.4.- Es muy normal en la investigación científica (especialmente “ciencias humanas”) utilizar conocimientos de otras ciencias; v.g. en la historia, en la medicina, astronomía, etc.
2.5.- La física utiliza también principios y modos de razonar comunes a otras ciencias (Ha hecho uso masivo de las matemáticas y las necesita para progresar).
En la medida en que se valga de ellos con éxito y repetitivamente (una y otra vez) está confirmando su legitimidad y capacidad para la verdad, que de ellos se deriva. Es lo que decimos: La física y la química confirman los argumentos de que se vale la metafísica para probar la existencia de Dios en la medida en que ella misma los utiliza para demostrar la verdad de sus afirmaciones sobre el mundo físico.


3.- El objeto de la Teodicea y de la Teología.


3.1.- El conocimiento de Dios por la mera razón es el objeto de la Teodicea, parte de la Metafísica. El conocimiento de Dios por la Revelación es el objeto de la Teología.
Pero los argumentos de la Teodicea hacen hincapié 1) en el principio metafísico de causalidad, "no hay efecto sin causa eficiente", y 2) sobre el hecho del orden mundano, que necesita de un ser inteligente ordenador.
3.2.- Pues bien la física apoya el valor de las pruebas de la existencia de Dios en cuanto que 1) acepta el principio de razón suficiente y el de causalidad y se basa en ellos; y 2) acepta el orden constante del mundo como un hecho incontrovertible y 3) por fin rechaza el recurso al azar como no válido.


4.- Los principios fundamentales

4.1.- Principio de razón suficiente.
Expresa que toda realidad objetiva (ser subsistente o cualidad) tiene algo (así mismo objetivo, presente en el objeto) que, si es conocido por el entendimiento, da a éste la garantía de ser conocimiento verdadero, es decir que ese conocimiento está afirmando algo que es así y está en el objeto fuera del entendimiento humano.
La verdad del principio la capta el entendimiento espontáneamente: Nada puede ser ni ser así sin haber una realidad objetiva que lo justifique. Así la razón suficiente para establecer el nexo de causalidad entre el accionar del interruptor y el encenderse o apagarse de la luz, está en el hecho de haber sucedido una o varias veces.

4.2.- Principio de causalidad. Se formula de diversas maneras. La manera más apta en física es: No hay efecto sin causa (eficiente).
También capta el entendimiento que si algo nuevo se ha producido, algo o alguien lo ha producido. La nada no obra nada.

4.3.- Orden.
4.3.1.- "Conspiratio plurium in unum" (S.Agustín): Confluencia intentada de varias realidades (seres, actividades, influjos) hacia un efecto.
4.3.2.- En un orden hay pluralidad de elementos, iguales o desiguales. Además están establemente dispuestos según una razón o norma común: Se orientan, se refieren intencionalmente, apuntan todos hacia un objetivo o norte común.
4.3.3.- Clases: Estático y dinámico.a) Orden estático. Los componentes no se mueven: el orden de un edificio, de un texto escrito o de unas ruinas arqueológicas.
b) Orden dinámico: los elementos integrantes actúan, son causas eficientes, activas o pasivas, establemente dispuestas en orden a un determinado efecto a producir en común, v.g. el orden del reloj.
En el orden dinámico los elementos son causas eficientes. El conjunto de ellas produce un efecto; si ese efecto determinado es repetido constantemente, su razón suficiente no puede ser sino el orden establecido por una causa ajena al conjunto e inteligente (que se oriente hacia algo que todavía no existe).
También es un principio que el entendimiento capta inmediatamente.

4.4.- Orden cósmico.
4.4.1.- Por orden cósmico universal entendemos el de los seres anorgánicos todos, no sólo los de nuestra tierra, sino de todos los existentes en el universo y aptos para ser objeto de nuestra experiencia sensible. Se conoce por experiencia.
4.4.2.- Es un orden dinámico, que se mueve manteniéndose ordenado. Constante y uniforme: no se trata de un orden momentáneo, sino permanente. Sus leyes de funcionamiento son constantes y uniformes, de forma que en su virtud se puede obtener un conocimiento más preciso y coherente del conjunto y se pueden explicar y predecir ciertos fenómenos.


5. La ciencia y el principio de causalidad.

5.1.- El principio de causalidad, con el que se demuestra la existencia de Dios, es confirmado por la ciencia físico-química.

La física ha nacido, crecido y vive preguntándose por qué suceden así las cosas. En física no se aceptará nunca: “¿Quién sabe? Algo habrá pasado. Es una pregunta inútil; sucede y basta. Nada ni nadie lo ha provocado; ha sucedido solo sin causa ninguna”.
Esto es igual a interrogarse por las causas eficientes de unos efectos. Cuando capta algo nuevo, sorprendente, busca qué causa eficiente lo ha producido. Por los efectos conoce la naturaleza de las causas. Esta actitud está siempre constante y actuante en la íntima persuasión de todo trabajo del físico. Si los fenómenos físicos pudieran suceder así no más, no tendrían sentido las preguntas. Esto es independiente de que el físico tenga o no conciencia refleja de ello. Se dé cuenta o no, el físico piensa que esto sucede por una causa que trata de identificar y conocer (por los mismos efectos). Así distingue el calor de la electricidad, los ácidos de las bases, etc.



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Continuará...

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