ORACIÓN DE AÑO NUEVO

 



Dios lleno de amor,

Te damos gracias por este año pasado

con sus momentos positivos y sus momentos más difíciles.

Te agradecemos el amor que hemos recibido de la familia y de los amigos

Y por los éxitos que hemos tenido en el trabajo y en casa.


También te agradecemos los momentos difíciles.

Los momentos en los que luchamos;

los momentos de desafío; los momentos de incertidumbre;

los momentos en que hemos tenido miedo

por nuestra seguridad y por la de nuestros seres queridos;

los momentos en que perdimos a nuestros seres queridos.


Mientras esperamos el próximo año,

pedimos Tu gracia y bendición.


Danos salud y fuerza;

danos fe y esperanza.

Envíanos Tu Espíritu.

Danos paz con las decisiones que tomamos.

Concédenos alegría al mirar hacia adelante y discernir el futuro.

Sobre todo, danos el amor que nos guiará

a través de cualquier desafío que nos encontremos.


Ayúdanos a caminar uno al lado del otro con paciencia y perdón,

poniendo nuestras manos en las manos de Tu Hijo Jesús.

Él nos guía y nos fortalece.

Él siempre está a nuestro lado.

Nos da esperanza.

Nos ayuda a ver, más allá del pequeño “ahora”,

un panorama más grande y un sueño más amplio.

El sueño imaginado para nosotros por Ti, nuestro Padre.


Tú que vives y amas

por siempre y para siempre. 


AMÉN.





FUENTE:

https://www.jesuits.global/es/2020/12/30/oracion-de-ano-nuevo/


Ofrecimiento Diario - Orando con el Papa Francisco en el mes de ENERO 2025: Por el derecho a la educación

 



RED MUNDIAL DE ORACIÓN DEL PAPA
APOSTOLADO DE LA ORACIÓN

INTENCIONES DEL PAPA PARA EL MES DE ENERO






OFRECIMIENTO DIARIO

Padre Bueno, sé que estás conmigo.
Aquí estoy en este nuevo día.
Pon una vez más mi corazón
junto al Corazón de tu Hijo Jesús,
que se entrega por mí y que viene a mí en la Eucaristía.
Que tu Espíritu Santo me haga su amigo y apóstol, 
disponible a su misión de compasión.
Pongo en tus manos mis alegrías y esperanzas,
mis trabajos y sufrimientos, todo lo que soy y tengo,
en comunión con mis hermanos y hermanas de esta red mundial de oración.
Con María te ofrezco mi jornada por la misión de la Iglesia y por la intención de Oración del Papa para este mes:

«Oremos para que migrantes, refugiados y afectados por las guerras vean siempre respetando su derecho a la educación, necesaria para construir un mundo mejor.»

AMÉN




ORACIÓN

Padre bueno, Tú quieres que todos podamos aportar en la construcción de un mundo mejor, construyendo puentes en vez de muros. Te pedimos hoy particularmente por los migrantes, refugiados y afectados por las guerras, que en muchos casos ven amenazados sus derechos a la educación, para que sean respetados y protegidos. Que al modo del Corazón de tu Hijo Jesús, cultivemos sociedades acogedoras, promoviendo e integrando a quienes por necesidad han debido partir y alejarse de sus redes de apoyo. Danos tu Espíritu de parresía, para que nuestras palabras y acciones fortalezcan responsablemente la seguridad de quienes nos llamas a abrazar en razón de su inalienable dignidad. Amén.

Padre Nuestro…

Ave María...

Gloria...

Amén




VIDEO DEL PAPA








LUEGO DEL OFRECIMIENTO DIARIO
RECEMOS DURANTE LA MAÑANA, EL DÍA Y POR LA NOCHE


ENLACES AQUÍ

DESCARGUE EN PDF LAS ORACIONES
Revista virtual RED MUNDIAL DE ORACIÓN DEL PAPA, ENERO 2025, Nº99.
AQUÍ.



INTENCIÓN DEL MES


El Papa denuncia la catástrofe educativa mundial
En su intención de oración para el mes de enero, Francisco defiende el derecho a la educación de los niños y jóvenes que, a causa de las migraciones, los desplazamientos producidos por las guerras y la pobreza, carecen de cualquier tipo de instrucción.

Vatican News

“A causa de las guerras, las migraciones y la pobreza, unos 250 millones de niños y niñas carecen de instrucción”. Una afirmación alarmante con la que el Papa Francisco denuncia la catástrofe educativa mundial en curso, al comienzo de su video con la intención para la oración de este mes de enero 2025: Por el derecho a la educación”

En el Video del Papa, realizado por su Red Mundial de Oración, el Santo Padre habla de una auténtica “catástrofe educativa”, sobre todo, los que viven las consecuencias de las migraciones.  En efecto, los niños y jóvenes que migran o se desplazan a causa de las guerras se enfrentan a interrupciones en el proceso de su educación debido a la necesidad de huir de su tierra natal. En muchos casos, las escuelas en zonas de conflicto o los campos de refugiados tienen un acceso muy limitado a materiales educativos, infraestructuras adecuadas y docentes capacitados.

La educación es una esperanza
Además, cuando los niños y jóvenes se trasladan a otros países o regiones, su estatus migratorio puede impedirles acceder a la educación y, por consiguiente, a un futuro mejor. Por eso, el Papa Francisco afirma en el video que “todos los niños y jóvenes tienen derecho a ir a la escuela, sin importar su situación migratoria”. En ocasiones anteriores, el Pontífice ha pedido que se asegure a los migrantes y refugiados “el acceso regular a la educación primaria y secundaria”, así como “la permanencia regular al cumplir la mayoría de edad y la posibilidad de continuar sus estudios”.

“La educación es una esperanza para todos: puede salvar a los migrantes, a los refugiados, de la discriminación, de las redes de delincuencia y de la explotación…”, lo afirma Francisco la recordar que la educación nos abre puertas a un futuro mejor. Integrar a los migrantes, permitir que contribuyan a la sociedad y, sobre todo, no olvidar que “quien acoge al forastero, acoge a Jesucristo”.

La Iglesia, en primera línea
La nota de la Red Mundial de Oración explica que  son precisamente los niños y adolescentes que huyen de los conflictos o la pobreza quienes protagonizan las imágenes que acompañan las palabras de Francisco. Por ello, el Vídeo del Papa de este mes testimonia el compromiso en primera línea de la Iglesia para garantizarles educación incluso en los contextos más complicados.

Existen centros educativos realizados por la Fundación AVSI para niños refugiados -en su mayoría sirios- en Jordania y Líbano. Hay escuelas salesianas en Palabek, en Uganda, donde el 60% de los migrantes procedentes de Sudán del Sur tiene menos de 13 años. Está el Instituto Madre Asunta, de Tijuana, en la frontera entre México y Estados Unidos, dirigido por la familia scalabriniana, al que acuden menores procedentes de diversos países latinoamericanos. Está el compromiso, en diversos continentes, del JRS, el Servicio de los jesuitas para los refugiados, presente también en el este de Chad, junto a generaciones enteras nacidas y criadas en los campos de refugiados. Están los voluntarios de la Asociación Papa Juan XXIII, que acompañan en el estudio a los menores llegados a Grecia e Italia a través de las rutas migratorias.

Y no faltan los esfuerzos de las organizaciones internacionales, como Unicef, presente con proyectos educativos en numerosos países de acogida; gracias a ello, en los últimos años, muchos niños que han huido de la guerra en Ucrania han podido asistir a cursos de idiomas.

La preocupación del Papa por migrantes y refugiados
El Santo Padre ya ha dedicado anteriormente diversas intenciones de oración a la crisis de los migrantes y refugiados, uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo; la más reciente fue la de junio de 2024, cuando pidió que se rezara “para que los migrantes que huyen de las guerras o del hambre, obligados a viajes llenos de peligro y violencia, encuentren aceptación y nuevas oportunidades de vida en sus países de acogida”.

El Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, Padre Cristóbal Fones, S.J., recuerda que “en repetidas ocasiones, el Papa Francisco ha afirmado que es preciso acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes y refugiados. Estas son actitudes para la vida cotidiana que todos podemos y debemos cultivar. Deseamos ayudar durante este mes a descubrirlas y desarrollarlas en nuestros contextos concretos. El Papa nos dice que cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que en el Evangelio se identifica con el extranjero acogido o rechazado, en cualquier época de la historia.”

“También en la Bula de Convocación del Jubileo Ordinario que estamos celebrando, el Papa pide que se garantice a los migrantes y refugiados no sólo seguridad y acceso al trabajo, sino también instrucción -continúa el P. Fones-. Es bueno recordar, a propósito del Jubileo, que una de las condiciones necesarias para obtener las indulgencias concedidas con motivo de este Año Santo es, precisamente, orar por las intenciones del Sumo Pontífice, que son muy concretas y que durante este mes se centran en el respeto a este derecho fundamental de personas muy vulnerables”. 

 

Nota de prensa de la Red Mundial de oración del Papa. 

Tomado de:
https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2025-01/video-papa-intencion-oracion-enero-2025-derecho-educacion.html




ACTITUDES PARA LA VIDA COTIDIANA


Respetar el derecho a la educación

“Que a los numerosos exiliados, desplazados y refugiados, a quienes los conflictivos sucesos internacionales obligan a huir para evitar guerras, violencia y discriminaciones, se les garantice la seguridad, el acceso al trabajo y a la instrucción, instrumentos necesarios para su inserción en el nuevo contexto social” (Papa Francisco).

¿Conoces a los inmigrantes de tu zona? Si hay niños de por medio, ten en cuenta que son vulnerables a la prostitución, la esclavitud como trabajadores y el tráfico de drogas. La educación puede preservarlos. ¿Cómo puedes ayudarlos maternalmente y alentar su esperanza en este jubileo?


Acoger

“Cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extranjero acogido o rechazado.” (Papa Francisco).

Recuerda que acoges a Cristo mismo en el hermano migrante. Él no es una carga y también tiene muchas riquezas a intercambiar. Piensa en un gesto concreto para que sean mejor recibidos en tu comunidad.


Proteger

“Proteger, se conjuga en toda una serie de acciones en defensa de los derechos y de la dignidad de los emigrantes y refugiados, independientemente de su estatus migratorio.” (Papa Francisco).

Recuerda que este año del jubileo del Corazón de Jesús, el lema es «Devolver amor por amor». En oración pide al Señor te muestre como proteger al hermano vulnerable que cruza tu camino. ¿Qué acciones concretas están al alcance de tu mano para entregar el amor que recibes de Él?


Promover

“Promover quiere decir esencialmente trabajar con el fin de que, a todos los emigrantes y refugiados, así como a las comunidades que los acogen, se les dé la posibilidad de realizarse como personas en todas las dimensiones que componen la humanidad querida por el Creador.” (Papa Francisco).

Busca alguna asociación de servicio al migrante o refugiado Considera la manera de ayudarles, según tus posibilidades.


Integrar

“Integrar, está en el plano de las oportunidades de enriquecimiento intercultural generadas por la presencia de los emigrantes y refugiados. … El contacto con el otro lleva, más bien, a descubrir su “secreto”, a abrirse a él.” (Papa Francisco).

La sinodalidad busca enriquecerse con la diversidad. ¿Sabes valorar al hermano? ¿Ves sus diferencias como una oportunidad de enriquecimiento? Cada uno tiene un don personal y original para poner al servicio. ¿Cómo puedes ayudar al necesitado a integrarse en la comunidad?





RECURSOS EN LA RED

A. Cada Primer Viernes en Youtube, se pude buscar "El Video del Papa".

B. "Click To Pray" es una aplicación para teléfonos inteligentes (iOS y Android) en donde puedes unirte cada día a la red Mundial de Oración del Papa. Descarga ClickToPray [App Store] [Google Play]






 




VÍA PACIS - Quinta Contemplación: Los pastores de Belén.


 

QUINTA CONTEMPLACIÓN

 

LOS PASTORES DE BELÉN

(Lucas 2, 8 – 12)

 

 

Canción de Adviento:

Lector: En el principio la Palabra existía y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.

Todos: Y la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros.

 

LECTURA BÍBLICA: del Evangelio según San Lucas 2, 8 -12

En la región había pastores que vivían en el campo y que por la noche se turnaban para cuidar sus rebaños. Se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de claridad. Y quedaron muy asustados. Pero el ángel les dijo: 'No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor. Miren cómo lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

 

LECTURA ESPIRITUAL: Papa Francisco: Carta Apostólica “El Hermoso signo del Pesebre” sobre el significado y el valor del nacimiento, Roma, 1 diciembre 2019

 

4. Me gustaría ahora repasar los diversos signos del belén para comprender el significado que llevan consigo. En primer lugar, representamos el contexto del cielo estrellado en la oscuridad y el silencio de la noche. Lo hacemos así, no sólo por fidelidad a los relatos evangélicos, sino también por el significado que tiene. Pensemos en cuántas veces la noche envuelve nuestras vidas. Pues bien, incluso en esos instantes, Dios no nos deja solos, sino que se hace presente para responder a las preguntas decisivas sobre el sentido de nuestra existencia: ¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿Por qué nací en este momento? ¿Por qué amo? ¿Por qué sufro? ¿Por qué moriré? Para responder a estas preguntas, Dios se hizo hombre. Su cercanía trae luz donde hay oscuridad e ilumina a cuantos atraviesan las tinieblas del sufrimiento (cf. Lc 1,79).

 

Merecen también alguna mención los paisajes que forman parte del belén y que a menudo representan las ruinas de casas y palacios antiguos, que en algunos casos sustituyen a la gruta de Belén y se convierten en la estancia de la Sagrada Familia. Estas ruinas parecen estar inspiradas en la Leyenda Áurea del dominico Jacopo da Varazze (siglo XIII), donde se narra una creencia pagana según la cual el templo de la Paz en Roma se derrumbaría cuando una Virgen diera a luz. Esas ruinas son sobre todo el signo visible de la humanidad caída, de todo lo que está en ruinas, que está corrompido y deprimido. Este escenario dice que Jesús es la novedad en medio de un mundo viejo, y que ha venido a sanar y reconstruir, a devolverle a nuestra vida y al mundo su esplendor original.

 

5. ¡Cuánta emoción debería acompañarnos mientras colocamos en el belén las montañas, los riachuelos, las ovejas y los pastores! De esta manera recordamos, como lo habían anunciado los profetas, que toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías. Los ángeles y la estrella son la señal de que también nosotros estamos llamados a ponernos en camino para llegar a la gruta y adorar al Señor.

 

«Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado» (Lc 2,15), así dicen los pastores después del anuncio hecho por los ángeles. Es una enseñanza muy hermosa que se muestra en la sencillez de la descripción. A diferencia de tanta gente que pretende hacer otras mil cosas, los pastores se convierten en los primeros testigos de lo esencial, es decir, de la salvación que se les ofrece. Son los más humildes y los más pobres quienes saben acoger el acontecimiento de la encarnación. A Dios que viene a nuestro encuentro en el Niño Jesús, los pastores responden poniéndose en camino hacia Él, para un encuentro de amor y de agradable asombro. Este encuentro entre Dios y sus hijos, gracias a Jesús, es el que da vida precisamente a nuestra religión y constituye su singular belleza, y resplandece de una manera particular en el pesebre.

 

ORACIÓN: MARÍA DE LA ESPERANZA

 

María de Nazareth, madre de nuestro Señor, compañera de nuestras marchas, ven a visitarnos, quédate con nosotros. Te necesitamos, madre buena, vivimos tiempos difíciles,

atravesamos bajones, tenemos caídas, nos agarra la flojera, nos inmoviliza la apatía, nos indigna la injusticia y la indiferencia de muchos.

 

María, Virgen de la Esperanza. Contágianos tu fuerza, acércanos el Espíritu que llena tu vida. Ayúdanos a vivir con alegría, a pesar de las pruebas y las cruces que encontramos en el seguimiento de tu hijo. Que no nos desaliente la lentitud de los cambios, que las espinas de la vida no nos ahoguen la semilla del Evangelio. Que no perdamos la utopía, madre buena, de creer que es posible otro mundo y otra sociedad. Que no bajemos los brazos en la lucha por la justicia y en la práctica de la solidaridad.

Que no se enturbie nuestra mirada, al punto que no veamos la luz del Señor que nos acompaña siempre, que camina a nuestro lado, que nos sostiene en los momentos duros.

 

María, tu creíste y te jugaste la vida. Y no te fue fácil. También pasaste tiempos de incertidumbre, de no entender las cosas que pasaban, de sufrimiento y soledad. Y saliste adelante, con buen ánimo y entrega. Nos enseñaste con tu ejemplo que para dar vida hay que entregar la vida, todos los días, en las buenas, y en las malas, y en las más o menos.

Siendo una muchacha, estando comprometida, corriste el riesgo de decir sí al plan de Dios. Confiaste en El y el sueño de Dios se hizo realidad.

 

Madre, en nuestros días Dios sigue soñando. Su Reino de hermanos está muy lejos de ser realidad. Y nos pide, como a ti en Nazareth, que demos lo mejor de nosotros para ayudarlo a realizar su Proyecto. María, ¡cómo cuesta decirle sí al Señor! Cómo cuesta decir sí más allá de las palabras, decir sí con los hechos, con actitudes, con gestos... ¡con la vida!

Enséñanos a esperar en el Señor, a confiar en su palabra, a dejarnos guiar por su Espíritu, a llenarnos de su buen humor y alegría. Enséñanos a escuchar su voz, en la realidad de todos los días, en el sufrimiento de tantos, en las ansías de liberación y cambio, en la sed de justicia de las mayorías. Enséñanos a orar para no perder la Esperanza y para darle raíces sólidas. Enséñanos a orar para discernir donde poner los esfuerzos y descubrir nuestro lugar y misión. Enséñanos a orar para no desalentarnos en las dificultades y contratiempos.

María, camina cerca nuestro, acompáñanos madre buena, fortalece nuestra esperanza para que sea el motor de nuestra entrega, el pozo donde beber para seguir, el refugio donde descansar y retomar fuerzas. Anuda nuestra esperanza al proyecto del Padre. Danos firmeza y hasta terquedad para seguir adelante.

Llena nuestros corazones de la esperanza que libera para vivir el amor solidario. Lo que se espera se consigue con esfuerzo, con trabajo y con la vida. Nos confiamos en tus manos para que nos hagas fuertes en la fe comprometidos en la solidaridad y firmes, muy firmes, en la Esperanza del Reino. Así sea.


TEOLOGIA LITURGICA PARA AGENTES DE PASTORAL



Presentamos la serie Teología Litúrgica para Agentes de Pastoral, que está basada en el libro del P. Sánchez-Arjona del mismo nombre. Fue una gran preocupación del P. Sánchez-Arjona compartir con los laicos el conocimiento de la Liturgia como plegaria que hace Jesucristo, dirigiéndose al Padre, de la que participamos los fieles como miembros del Cuerpo de Cristo. 
Estaremos presentando semanalmente las entregas de esta serie, y podrán acceder a través de los siguientes enlaces:


PRESENTACIÓN
CAPÍTULO I: EL MISTERIO LITURGICO DE LA IGLESIA
Conocimiento simbólico en el hombre - Poder gnoseológico del símbolo

El símbolo religioso - Diversos niveles de los símbolos religiosos

Dificultad actual frente al misterio litúrgico de la Iglesia

El misterio litúrgico de la Iglesia y la experiencia religiosa cristiana.


CAPÍTULO II: EL ENCUENTRO MISTÉRICO CON EL MÉDICO CORPORAL Y ESPIRITUAL































¿Cómo nos preparamos para vivir el Jubileo?

 



Compartimos los enlaces a nuestras publicaciones que nos pueden ayudar a prepararnos para vivir el Año Jubilar





 










Logo del Jubileo 2025

 



Logo del Jubileo 2025

El logo representa cuatro figuras estilizadas que indican la humanidad proveniente desde los cuatro rincones de la tierra. Abrazadas entre ellas, indican la solidaridad y la fraternidad que une a los pueblos. 

La primera figura está aferrada a la cruz. Es el signo no solo de la fe que abraza, sino también de la esperanza que nunca puede ser abandonada, porque necesitamos siempre de ella, sobre todo en los momentos de mayor necesidad. 

Es útil observar las olas que la rodean y que están en movimiento, porque muestran que la peregrinación de la vida no siempre pasa por aguas tranquilas. Muchas veces las experiencias personales y los eventos del mundo exigen con mayor intensidad el llamado a la esperanza. Es por esto que se debe subrayar la parte inferior de la cruz que se alarga transformándose en un ancla y que se impone sobre el movimiento de las olas. Bien sabemos que el ancla ha sido usada como metáfora de la esperanza. De hecho, el ancla de la esperanza es el nombre que en la jerga marina se da al ancla de reserva usada por las embarcaciones para hacer maniobras de emergencia que permitan estabilizar la barca durante las tormentas. 

No se olvide el hecho de que la imagen muestra cómo el camino del peregrino no es un hecho individual, sino comunitario con la impronta de un dinamismo en crecimiento que tiende cada vez más hacia la cruz. 

La cruz no es estática, sino dinámica y se curva hacia la humanidad, saliendo a su encuentro y no dejándola sola, ofreciendo la certeza de la presencia y la seguridad de la esperanza. 

Se destaca, finalmente, con color verde el lema del jubileo 2025: Peregrinos de Esperanza.




Referencia

https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/logo.html


Norma sobre la concesión de la indulgencia durante el Jubileo Ordinario del Año 2025, convocado por Su Santidad el Papa Francisco

 

Norme sulla Concessione dell’Indulgenza durante il Giubileo Ordinario dell’anno 2025 indetto da Sua Santità Papa Francesco, 13.05.2024



SOBRE LA CONCESIÓN DE LA INDULGENCIA DURANTE EL JUBILEO ORDINARIO DEL AÑO 2025 CONVOCADO POR SU SANTIDAD EL PAPA FRANCISCO



“Ahora ha llegado el momento de un nuevo Jubileo, para abrir de par en par la Puerta Santa una vez más y ofrecer la experiencia viva del amor de Dios” (Spes non confundit, 6). En la bula de convocación del Jubileo Ordinario del 2025, el Santo Padre, en el momento histórico actual en el que “la humanidad, desmemoriada de los dramas del pasado, está sometida a una prueba nueva y difícil cuando ve a muchas poblaciones oprimidas por la brutalidad de la violencia” (Spes non confundit, 8), llama a todos los cristianos a hacerse peregrinos de esperanza. Esta es una virtud que hay que redescubrir en los signos de los tiempos, los cuales, encerrando “el anhelo del corazón humano, necesitado de la presencia salvífica de Dios, requieren ser transformados en signos de esperanza” (Spes non confundit, 7), que deberá provenir sobretodo de la gracia de Dios y de la plenitud de su misericordia.

Ya en la bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia del 2015, el Papa Francisco subrayó cuánto adquiría la Indulgencia en ese contexto “una relevancia particular” (Misericordiae Vultus, 22), pues la misericordia de Dios “se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado” (ibid.). Análogamente hoy el Santo Padre declara que el don de la Indulgencia “permite descubrir cuán ilimitada es la misericordia de Dios. No sin razón en la antigüedad el término «misericordia» era intercambiable con el de «indulgencia», precisamente porque pretende expresar la plenitud del perdón de Dios que no conoce límites” (Spes non confundit, 23). La Indulgencia es entonces, una gracia jubilar.

Por este motivo, también con ocasión del Jubileo Ordinario del 2025, por voluntad del Sumo Pontífice, este “Tribunal de Misericordia”, a quien corresponde disponer todo lo que concierne a la concesión y al uso de la Indulgencia, pretende motivar los ánimos de los fieles para desear y alimentar el pío deseo de obtener la Indulgencia como don de gracia, propio y peculiar de cada Año Santo y establece las siguientes prescripciones, para que los fieles puedan usufructuar de las “disposiciones para poder obtener y hacer efectiva la práctica de la indulgencia jubilar” (Spes non confundit, 23).

Durante el Jubileo Ordinario del 2025 permanece en vigor cualquier otra concesión de Indulgencia. Todos los fieles verdaderamente arrepentidos, excluyendo todo afecto al pecado (cfr. Enchiridion Indulgentiarum, IV ed., norm. 20, § 1) y movidos por espíritu de caridad y que, en el curso del Año Santo, purificados a través del sacramento de la penitencia y alimentados por la Santa Comunión, oren por las intenciones del Sumo Pontífice, podrán conseguir del tesoro de la Iglesia, plenísima Indulgencia, remisión y perdón de sus pecados, pudiéndose aplicar a las almas del Purgatorio en forma de sufragio:

I.- En las sagradas peregrinaciones

Los fieles, peregrinos de esperanza, podrán conseguir la Indulgencia Jubilar concedida por el Santo Padre si emprenderán una pía peregrinación:

hacia cualquier lugar sagrado jubilar: participando devotamente en la Santa Misa (siempre que lo permitan las normas litúrgicas se podrá utilizar especialmente la Misa propia por el Jubileo o bien, la Misa votiva: para la reconciliación, por el perdón de los pecados, para pedir la caridad y para fomentar la concordia); en una Misa ritual para conferir los sacramentos de iniciación cristiana o la Unción de los enfermos; en la celebración de la Palabra de Dios; en la Liturgia de las Horas (oficio de lecturas, laudes, vísperas); en el Via Crucis; en el Rosario mariano; en el himno del Akathistos; en una celebración penitencial, que concluya con las confesión individual de los penitentes, como está establecido en el rito de la Penitencia (forma II);

en Roma: en al menos una de las cuatro Basílicas Papales Mayores: de San Pedro en el Vaticano, del Santísimo Salvador en el Laterano, de Santa María la Mayor, de San Pablo Extramuros;

en Tierra Santa: en al menos una de las tres Basílicas: del Santo Sepulcro en Jerusalén, de la Natividad en Belén, de la Anunciación en Nazaret;

en otras circunscripciones eclesiásticas: en la iglesia catedral u otras iglesias y lugares sagrados designados por el Ordinario del lugar. Los Obispos tendrán en cuenta las necesidades de los fieles, así como la oportunidad misma para mantener intacto el significado de la peregrinación con toda su fuerza simbólica, capaz de manifestar la necesidad apremiante de conversión y de reconciliación;

II.- En las pías visitas a los lugares sagrados

También, los fieles podrán conseguir la Indulgencia jubilar si, individualmente o en grupo, visitarán devotamente cualquier lugar jubilar y ahí, durante un período de tiempo adecuado, realizarán adoración eucarística y meditación, concluyendo con el Padre Nuestro, la Profesión de Fe en cualquier forma legítima e invocaciones a María, Madre de Dios, para que en este Año Santo todos “puedan experimentar la cercanía de la más afectuosa de las madres que nunca abandona a sus hijos” (Spes non confundit, 24).

Con la especial ocasión del Año jubilar, se podrán visitar también, además de los insignes lugares de peregrinación anteriormente dichos, estos otros lugares sagrados con las mismas condiciones:

en Roma: la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén, la Basílica de San Lorenzo al Verano, la Basílica de San Sebastián (se recomienda vivamente la devota visita llamada “de las siete Iglesias”, tan querida por San Felipe Neri), el Santuario del Divino Amor, la Iglesia de Santo Spirito in Sassia, la Iglesia de San Pablo alle Tre Fontane, lugar del Martirio del Apóstol, las Catacumbas cristianas; las iglesias de los caminos jubilares dedicadas respectivamente al Iter Europaeum y las iglesias dedicadas a las Mujeres Patronas de Europa y Doctoras de la Iglesia (Basílica de Santa María sopra Minerva, Iglesia de Santa Brígida en Campo de’ Fiori, Iglesia de Santa María della Vittoria, Iglesia de Trinità dei Monti, Basílica de Santa Cecilia en Trastevere, Basílica de San Agustín en Campo Marzio);

en otros lugares del mundo: las dos Basílicas Papales menores de Asís: de San Francisco y de Santa María de los Ángeles; las Basílicas Pontificias de la Virgen de Loreto, de la Virgen de Pompeya, de San Antonio de Padua; cualquier Basílica menor, iglesia catedral, iglesia concatedral, santuario mariano, así como, para utilidad de los fieles, cualquier insigne iglesia colegiada o santuario designado por cada Obispo diocesano o eparquial, como también santuarios nacionales o internacionales, “lugares santos de acogida y espacios privilegiados para generar esperanza” (Spes non confundit, 24), indicados por las Conferencias Episcopales.

Los fieles verdaderamente arrepentidos que no podrán participar en las solemnes celebraciones, en las peregrinaciones y en las pías visitas por graves motivos (especialmente todas las monjas y los monjes de clausura, los ancianos, los enfermos, los reclusos, como también aquellos que, en hospitales o en otros lugares de cuidados, prestan servicio continuo a los enfermos), conseguirán la Indulgencia jubilar, con las mismas condiciones si, unidos en espíritu a los fieles en presencia, particularmente en los momentos en los cuales las palabras del Sumo Pontífice o de los Obispos diocesanos sean trasmitidas a través de los medios de comunicación, recitarán en la propia casa o ahí donde el impedimento les permita (p. ej. en la capilla del monasterio, del hospital, de la casa de cuidados, de la cárcel…) el Padre Nuestro, la Profesión de Fe en cualquier forma legítima y otras oraciones conforme a las finalidades del Año Santo, ofreciendo sus sufrimientos o dificultades de la propia vida;

III.- En las obras de misericordia y de penitencia

Además, los fieles podrán conseguir la Indulgencia jubilar si, con ánimo devoto, participarán en las Misiones populares, en ejercicios espirituales u otros encuentros de formación sobre los textos del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica, que se realicen en una iglesia u otro lugar adecuado, según la intención del Santo Padre.

No obstante la norma según la cual se puede conseguir solo una Indulgencia plenaria al día (cfr. Enchiridion Indulgentiarum, IV ed., norm. 18, § 1), los fieles que habrán emitido el acto de caridad en favor de las almas del Purgatorio, si se acercan legítimamente al sacramento de la Comunión una segunda vez en el mismo día, podrán conseguir dos veces en el mismo día la Indulgencia plenaria, aplicable solo a los difuntos (se entiende al interno de una celebración Eucarística; cfr. can 917 y Pontificia Comisión para la interpretación auténtica del CICResponsa ad dubia, 1, 11 jul. 1984). A través de esta doble oblación, se realiza un laudable ejercicio de caridad sobrenatural, por el vínculo mediante el cual están unidos en el Cuerpo místico de Cristo los fieles que aun peregrinan en la tierra, junto con aquellos que ya han terminado su camino, pues “la indulgencia jubilar, en virtud de la oración, está destinada en particular a los que nos han precedido, para que obtengan plena misericordia” (Spes non confundit, 22).

Pero, de manera más peculiar, precisamente “en el Año jubilar estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de penuria” (Spes non confundit, 10): por lo tanto, la Indulgencia está unida también a las obras de misericordia y de penitencia, con las cuales se testimonia la conversión emprendida. Los fieles, siguiendo el ejemplo y el mandato de Cristo, sean estimulados a realizar más frecuentemente obras de caridad o misericordia, principalmente al servicio de aquellos hermanos que se encuentran agobiados por diversas necesidades. Redescubran más precisamente “las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos” (Misericordiae vultus, 15) y redescubran asimismo “las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos” (ibid.).

Del mismo modo, los fieles podrán conseguir la Indulgencia jubilar si se dirigirán a visitar por un tiempo adecuado a los hermanos que se encuentran en necesidad o en dificultad (enfermos, encarcelados, ancianos en soledad, personas con capacidades diferentes…), como realizando una peregrinación hacia Cristo presente en ellos (cfr. Mt 25, 34-36) y siguiendo las habituales condiciones espirituales, sacramentales y de oración. Los fieles, sin duda, podrán repetir tales visitas en el curso del Año Santo, obteniendo en cada una de ellas la Indulgencia plenaria, incluso cotidianamente.

La Indulgencia plenaria jubilar podrá ser conseguida también mediante iniciativas que ayuden en modo concreto y generoso al espíritu penitencial que es como el alma del Jubileo, redescubriendo en particular el valor penitencial del viernes: absteniéndose, en espíritu de penitencia, al menos durante un día de distracciones banales (reales y también virtuales, inducidas, por ejemplo, por los medios de comunicación y por las redes sociales) y de consumos superfluos (por ejemplo ayunando o practicando la abstinencia según las normas generales de la Iglesia y las especificaciones de los Obispos), así como otorgando una proporcionada suma de dinero a los pobres; sosteniendo obras de carácter religioso o social, especialmente en favor de la defensa y protección de la vida en cada etapa y de la calidad de la misma, de la infancia abandonada, de la juventud en dificultad, de los ancianos necesitados o solos, de los migrantes de diversos Países “que abandonan su tierra en busca de una vida mejor para ellos y sus familias” (Spes non confundit, 13); dedicando una adecuada parte del propio tiempo libre a actividades de voluntariado, que sean de interés para la comunidad u otras formas similares de compromiso personal.

Todos los Obispos diocesanos o eparquiales y aquellos que en el derecho son equiparables a ellos, en el día más oportuno de este tiempo jubilar, en ocasión de la principal celebración en la catedral y en cada una de las iglesias jubilares, podrán impartir la Bendición Papal con anexa Indulgencia plenaria, conseguible por todos los fieles que reciban tal Bendición con las habituales condiciones.

Para que sea pastoralmente facilitado el acceso al sacramento de la Penitencia y conseguir el perdón divino a través del poder de las Llaves, los Ordinarios locales están invitados a conceder a los canónigos y a los sacerdotes, que en las Catedrales y en las Iglesias designadas para el Año Santo podrán escuchar las confesiones de los fieles, las facultades limitadamente al foro interno, de las cuales, para los fieles de las Iglesias orientales, en el can. 728, § 2 del CCEO, y en el caso de una eventual reserva, aquellas para el can. 727, excluyendo, como es evidente, los casos considerados en el can. 728, § 1; mientras que, para los fieles de la Iglesia latina, las facultades referidas en el can. 508, § 1 del CIC.

En este sentido, esta Penitenciaría exhorta a todos los sacerdotes a ofrecer con generosa disponibilidad y dedicación de sí, la más amplia posibilidad a los fieles de aprovechar los medios de la salvación, asumiendo y publicando horarios para las confesiones, en acuerdo con los párrocos o rectores de las iglesias vecinas, encontrándose en el confesionario, programando celebraciones penitenciales con fechas fijas y frecuentes, ofreciendo también la más amplia disponibilidad de sacerdotes que, por alcanzar el límite de edad, no tienen encargos pastorales definidos. Además, según las posibilidades se recuerde, en conformidad con el Motu proprio Misericordia Dei, la oportunidad pastoral de escuchar las Confesiones también durante la celebración de la Santa Misa.

Para agilizar la tarea de los confesores, la Penitenciaría Apostólica, por mandato del Santo Padre, dispone que los sacerdotes que acompañarán o se unirán a peregrinaciones jubilares fuera de la propia Diócesis, puedan valerse de las mismas facultades de las cuales fueron provistos en la propia Diócesis por la legítima autoridad. Especiales facultades serán después conferidas por esta Penitenciaría Apostólica a los penitenciarios de las basílicas papales romanas, a los canónigos penitenciarios o a los penitenciarios diocesanos instituidos en cada circunscripción eclesiástica.

Los confesores, después de haber instruido a los fieles sobre la gravedad de los pecados a los cuales viene anexa una reserva o una censura, determinarán, con caridad pastoral, apropiadas penitencias sacramentales, tales que les conduzcan lo más posible a un arrepentimiento estable y, según la naturaleza de los casos, invitarán a la reparación de eventuales escándalos y daños.

Finalmente, la Penitenciaría invita vivamente a los Obispos, en cuanto detentores del triple munus de enseñar, de guiar y de santificar, a cuidar la exposición clara de las disposiciones y principios aquí propuestos para la santificación de los fieles, teniendo en cuenta de modo especial las circunstancias del lugar, de la cultura y de las tradiciones. Una catequesis adecuada a las características socio-culturales de cada pueblo, podrá proponer de manera eficaz el Evangelio y la totalidad del mensaje cristiano, radicando más profundamente en los corazones el deseo de este don único, obtenido en virtud de la mediación de la Iglesia.

El presente Decreto tiene validez durante todo el Jubileo Ordinario del 2025, independientemente de cualquier disposición en contrario.

Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría Apostólica, el 13 de mayo de 2024, Memoria de la Beata Virgen María de Fátima.

Angelo Card. De Donatis

Penitenciario Mayor

S.E. Mons. Krzysztof Nykiel

Regente






Tomado de:

https://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2024/05/13/0392/00808.html#es