Domingo IV Tiempo Ordinario. Ciclo B – Jesús enseña con autoridad
Primera Comunión 2023 en San Pedro, Lima
Luego de la pandemia del COVID 19, en la parroquia de San Pedro en Lima, que también es el Santuario Arquidiocesano del Corazón de Jesús, en el 2023 se han retomado las catequesis con las sesiones presenciales en su totalidad, tanto para la preparación a la primera comunión como para la confirmación.
De esta manera, los catequistas, tanto de primera comunión como de confirmación, bajo la dirección del P. Alejandro Muñoz S.J. actual párroco de San Pedro quien asumió sus funciones a inicios de marzo 2023, han desarrollado sus respectivos programas con participación numerosa de entusiastas niñas, niños y jóvenes.
La catequesis de primera comunión tuvo como equipo de coordinación a las catequistas Guisella Ramírez Mejía, Miriam Torres Escobar y a la Hna. Araceli Sierra de la Comunidad Agua Viva, quien participó por primera vez en la coordinación.
Durante todo este proceso, participaron 18 catequistas quienes se distribuyeron en 06 grupos, clasificados por edades:
- Grupo 01 Comunidad María Goretti: (Edades: De 8 – 9 años), Catequistas: Dora Luz Casas Carnero, Rosalinda Gomero Mejía (apoyo).
- Grupo 02 Comunidad San Francisco de Borja: (Edades: Niños de 09 – 10 años), Catequistas: Guisela Ramírez Mejía, Cecilia Ttito Condori, Jordan Pluas García (Estudiante jesuita – Apoyo).
- Grupo 03 Comunidad San Ignacio de Loyola: (Edades: Niños de 10 años), Catequistas: Mirian Torres Escobar, Diego Chahuayo Robles y Mónica Villanueva Huamán (apoyo).
- Grupo 04 Comunidad Virgen de Fátima: (Edades: Niños de 11 años), Catequistas: Hermanitas de la Comunidad Agua Viva: Hermana Araceli Sierra, Hermana Olivia Posita, Hermana Teresa Tao (nueva integrante), Rocio Tarmeño.
- Grupo 05 Comunidad San Francisco Javier: (Edades: Jóvenes de 11-12 años). Catequistas: Reynaldo Gonzaga, Astrid Ayala Espinoza, Christian Reyes Campos
- Grupo 06 Comunidad Virgen de Lourdes: (Edades: Jóvenes de 13 -14años), Catequistas: Julio Pita Pita, Maritza Sánchez Quiquiche, Susana Murillo Flores
Las inscripciones a la catequesis fueron en dos fechas, el 19 y 26 de marzo 2023 llegándose a inscribir 95 niñas, niños y jóvenes; se iniciaron las sesiones el domingo 23 de abril, todas las sesiones fueron presenciales en los nuevos ambientes acondicionados especialmente para las catequesis y reuniones de los demás grupos parroquiales.
La catequesis finalizó el domingo 03 de diciembre y la Misa de la primera comunión se realizó el 08 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción, la Misa fue celebrada por el P. Alejandro Muñoz S.J. párroco de San Pedro, y concelebrada con el P. Miguel Ángel Carbajal Baca S.J. invitado para esta ceremonia. Ese día 94 niñas, niños y jóvenes recibieron por primera vez a Jesús presente en la Eucaristía.
Para los catequistas este año ha sido muy especial, recibieron con mucha alegría al nuevo Párroco el P. Alejandro Muñoz S.J., asimismo a la Hna. Araceli de la Comunidad de Agua Viva y a Jordan Pluas García estudiante jesuita, quienes aportaron mucho a la catequesis.
El retornar a una catequesis que se realizó en su totalidad de manera presencial, motivó mucho al grupo de catequistas, que mostró mayor integración, compromiso y entrega para desarrollar la catequesis.
El programa comprendía la sesión dominical de catequesis y finalizaba la jornada con la Misa de las 12 del medio día, presidida por nuestro Párroco el P. Alejandro Muñoz S.J., acompañados con la participación del Coro Los Castillos, quienes ensayaban las canciones con las niñas, niños y jóvenes de la catequesis.
Asimismo, se coordinó con los encargados de Liturgia y de los Acólitos para facilitar la participación activa de las niñas, niños y jóvenes de la catequesis durante la Misa.
Los niños y adolescentes, pese a provenir muchos de ellos de hogares disfuncionales, siempre mostraron mucha alegría, entusiasmo y gran nivel de participación.
A través del proceso de catequesis se buscó que las niñas, niños y jóvenes conocieran a Jesús, a su madre la Virgen Santísima, a cultivar la comunicación con Dios a través de la oración, a la lectura de la biblia, a la práctica de los valores cristianos, al rezo del rosario, y ahora que ya recibieron su Primera Comunión, cultivar el amor a Jesús sacramentado y la importancia de recibirlo frecuentemente en la eucaristía.
La experiencia en San Pedro es un ejemplo de lo que se vive anualmente en todas las parroquias durante el servicio de catequesis; agradecemos la labor que realizan los catequistas para la Iglesia en favor de las niñas, niños y jóvenes en su formación cristiana, experiencia espiritual y vivencia en comunidad.
...
Agradecemos a las catequistas Miriam Torres, Guisela Ramírez y a la Hna. Araceli Sierra por la información brindada y por compartir las imágenes.
Vida - Parte 5: Las señales del camino
P. Adolfo Franco, jesuita
Continuación...
LAS SEÑALES DEL CAMINO.
Ya que hemos descrito la vida como camino, y también hemos considerado
sobre las elecciones y decisiones que hay que tomar para hacer este recorrido,
porque a veces hay incertidumbres, podemos preguntarnos ¿hay señales en el
camino para saber que no nos desviamos, que vamos por el camino que nos conduce
a nuestra meta?
Hay un cuento infantil en que un niño que entra por un bosque, y no sabe cómo volverá, y quiere después tener segura la retirada hasta su casa, va dejando por el bosque piedrecitas blancas. Cuando quiera regresar, le bastará seguir el camino de las piedrecitas blancas. ¿Hay esas piedrecitas que nos indican que no estamos perdidos en el camino, y que seguimos la ruta acertada? La respuesta es sí, sí hay señales, para poder conocer si el camino es el correcto. Falta saber reconocer esas señales e interpretarlas bien.
Es necesario afirmar que en nuestra vida hay señales que nos indican si estamos en el camino correcto. Hay posibilidad de descubrir esas señales e interpretarlas rectamente. Ya se han ido dando algunas “señales” para la orientación, al hablar de criterios para el cambio, ver el mundo cómo es y la vida como un camino (o sea en los capítulos vida-2, vida-3 y vida-4). Ahora intentaremos dar un mapa más completo de lectura, para conocer si el camino es correcto o no.
1 Nuestros
estados de ánimo.
Y lo vamos a hacer examinando nuestros estados de ánimo, que si son bien leídos nos dicen muchas cosas sobre nuestra vida y sobre nuestros aciertos y equivocaciones; esos estados de nuestra alma tienen señales bastante completas para que sigamos el camino correcto. Los estados de tristeza y alegría, de temor y de audacia, de melancolía, de temor, de aburrimiento, de exaltación. La variedad de los estados de ánimo es muy grande. Y siempre en ellos hay un mensaje. Y en muchos de ellos un mensaje espiritual de aprobación o desaprobación. Es verdad que no siempre es fácil leer correctamente en la conciencia (que es el lugar donde ocurren los estados de ánimo). Intentemos, pues, adentrarnos en nuestros estados de ánimo y en su interpretación.
Para empezar algunos distinguen entre los estados de ánimo y los estados del espíritu. Los primeros son situaciones naturales que ocurren por diversas causas naturales. Y los segundos, los estados del espíritu son situaciones interiores causadas por el Espíritu Santo que habita en nosotros. Pero la distinción en la práctica no es siempre fácil: podemos confundir a veces una euforia con una consolación espiritual y no son lo mismo. Lo primero puede estar provocado por un éxito, por el despertar de la primavera, por diversas causas naturales; lo segundo deriva de la acción del Espíritu que nos hace sentir el “gusto” de Dios, y también produce un estado interior de satisfacción.
Resumiendo: hay que distinguir entre unos y otros, porque básicamente podemos decir que en los estados del espíritu, sí encontraremos las señales de que hablábamos, y en los estados de ánimo no siempre hay señales. Aunque algunas veces también se puede encontrar algún indicio.
Los estados de ánimo los pueden producir: causas físicas, psíquicas, ambientales. Todo un conjunto de causas naturales que influyen en nosotros para producir: alegría, tristeza, exaltación, depresión, aburrimiento, satisfacción, desgana. Es notorio cómo algunos productos químicos (medicinas, drogas) causan estados de ánimo de delirio, o de melancolía o de risa. Y ahí no hay que leer la acción de Dios que nos guía, más bien hay que leer la causa que los ha producido. También hay circunstancias sociales, como un éxito, un desprecio sufrido, una injusticia padecida, una promoción en el trabajo. Estas son causas diferentes a las causas químicas, pero también son naturales y también crean estados de ánimo. Tampoco se puede decir que Dios esté produciendo esos estados interiores. Esos estados son simplemente el producto de una causa enteramente natural. Pero volvamos a insistir en que no siempre es fácil detectar si contienen o no contienen señales para el camino. Porque algunas veces también en los estados de ánimo producidos por causas naturales puede haber algunas señales de Dios.
2 Los estados del espíritu
Por eso hay que centrarse en los estados del espíritu y dejar de lado los estados de ánimo en esta reflexión. Y para esta distinción y elección nos servirá el estudio de las causas de donde proviene mi estado interior. Aunque, como estoy diciendo desde el principio, no es todo tan simple. Hay algunas veces estados de melancolía cuya causa se nos escapa (¿vendrá de una causa natural, o de una causa sobrenatural?). Hay días que nos levantamos con el pie derecho, y otros días nos levantamos con el pie izquierdo. Un día de repente me encuentro triste y no sé por qué. Pero se puede en muchos casos profundizar, reflexionar y se termina encontrando una causa. Y para complicar más las cosas tenemos una sicología oscilante, con subidas y bajadas. En los maníaco-depresivos esto está muy marcado. Pero creo que se puede afirmar que todos tenemos oscilaciones: unas veces estamos arriba y otras veces estamos abajo. En unos la altura y la hondura de los estados anímicos es más pronunciada, en otros menos. En unos la frecuencia de los cambios es muy rápida y en otros más lenta.
Todo esto sirve para comprobar que es un asunto complejo, y no siempre fácil. Y por eso tenemos que decir que algunas veces hay que recurrir a alguien que conoce de estos asuntos, para distinguir entre estados de ánimo y estados espirituales. Y para saber encontrar la señal que se oculta en estos estados del espíritu.
Entonces una vez entendido que hay que separar los estados
del espíritu de los estados de ánimo, empezamos ya a buscar qué señales
encontramos en los estados del espíritu. Y esto supone afirmar una realidad
fundamental: en el fondo de nuestro ser tenemos la fuerza de Dios, el Espíritu
Santo operante en nosotros, vivo y activo. Y se hace notorio en lo que llamamos
“la voz de la conciencia”. Esas reacciones espirituales, interiores, son
Se pueden dar algunas pautas generales para entender los
signos encerrados en los estados del espíritu. San Ignacio, en el libro de los
Ejercicios Espirituales tiene unas reglas para lo que él llama “discernimiento
de espíritus”, y que son una enseñanza para educarnos en distinguir las señales
de Dios. San Juan de
En general podemos agruparlos en dos: los estados del espíritu gratos, y los estados molestos. O sea en los que sentimos ánimo y gusto, y los otros en que sentimos fastidio, tristeza, disgusto. Y en estos dos grupos se dan grados diversos, de lo mínimo a lo máximo, tanto en los positivos como en los negativos (aunque la palabra positivo y negativo se puede prestar en este asunto a confusiones[1]).
3 Interpretación de las
consolaciones
Vayamos al grupo de las alegrías interiores: hay desde la paz serena, sin especiales emociones interiores, hasta el arrobamiento y la consolación llena de lágrimas. Y las hay que duran un poco de tiempo, y las que duran más tiempo. Y hay que saber distinguir entre el momento (generalmente breve) de un episodio de consolación a los momentos siguientes. ¿Está presente Dios en todos estos estados? No se puede afirmar sin más de antemano. Porque muchas veces hay engaños en estas situaciones. Ya dice San Ignacio que el “enemigo” se disfraza como ángel de la luz. Hay que hacer interpretación o discernimiento espiritual, para encontrar las señales que estamos buscando, para que esas situaciones nos impulsen hacia Dios.
De nuevo lo que sí podemos decir es que Dios nos guía, “conversa” con cada uno, de diversas maneras, para hacernos conocer sus planes y nuestros caminos; y que la forma de hacer Dios esta comunicación normalmente es mediante estos estados espirituales, en que sentimos su presencia. Pero a veces, el que está presente en estas situaciones es el “enemigo”. Es necesario estar entrenados en la interpretación de los estados espirituales, para distinguir un caso y otro. Y en general se puede decir que si la consecuencia de ese estado espiritual es bueno, nos conduce a mejorar la vida, a corregir defectos y a orar más al Señor, entonces podemos detectar que ahí ha habido presencia de Dios, y que la señal nos dirige al buen camino[2].
Naturalmente que hay que tener la costumbre de reflexionar sobre nosotros mismos; porque, si no, ocurrirán estados de nuestro espíritu que se nos pasarán sin darnos siquiera cuenta de que algo está ocurriendo en nuestro espíritu. Y no es que tengamos que estar todo el día pensando, y mirándonos para dentro, que al final terminaría convirtiéndose en un narcisismo espiritual. Hay que recuperar la capacidad de reflexión y silencio, como un ingrediente de una vida seriamente humana.
Esto es lo que se puede decir como cosa general de esos estados del espíritu que llamamos positivos. Y hay que añadir otra cosa que si ese estado de elevación espiritual, o de consolación ocurre de improviso, de repente, sin causa previa, cuando menos lo esperamos, entonces es sólo de Dios, pues sólo El es capaz de entrar a nuestro espíritu así tan de repente.
4. Interpretación de la desolación
Vayamos ahora al otro tipo de estados del espíritu: los que algunos impropiamente dirían negativos. Desolación, sequedad, tristeza, noche oscura. Hay muchos términos que definen estos estados y una gran variedad de modalidades. A veces es una avalancha de tentaciones, a veces unas tremendas dudas de fe, o arranques de desesperación. Hay desde los más grandes abismos, a los pequeños baches del camino.
¿Todos estos estados vienen del mal espíritu? Tampoco se puede decir esto. ¿Dios nos tienta? Desde luego que no se puede decir esto, porque la tentación hablando con propiedad es un empujoncito hacia el mal; y Dios no hará eso nunca. Pero esos estados no necesariamente son empujoncitos hacia el mal. Dios algunas veces nos quiere purificar interiormente en esos estados, o los provoca para hacernos caer en la cuenta de que estamos flojeando y cayendo en tibieza espiritual y por eso nos hace sentir la sequedad espiritual. Entonces en el estado de sequedad hay encerrada una señal de Dios. Pero puede darse otra situación: la de la tristeza espiritual, con la inclinación a abandonar nuestra práctica espiritual, es una señal (pero en este caso una mala señal).
Así que en estos estados negativos, o digamos mejor, poco agradables, puede haber buenas y malas señales. Pero al fin son señales que nos hacen conocer el camino que vamos llevando. Nos empujan en la dirección correcta, o nos advierten de una dirección equivocada. Y hay que volver a decir que su interpretación no es siempre fácil, y que hay que evitar interpretaciones precipitadas y demasiado simples.
5 Dios dialoga constantemente con
nosotros
Dios está actuando desde nuestro interior, mediante esas experiencias, para que sigamos el camino que El nos marca. Tiene para cada uno de nosotros reservada una sorpresa, y tiene para cada uno de nosotros un proyecto; y El, que sabe el camino, nos lo está haciendo saber. Finalmente ésa es la aventura maravillosa de vivir: descubrir con Dios el propio camino, que tiene como meta a Dios mismo.
[1]
Por ejemplo, una llamada desolación (estado que se definiría como negativo)
puede algunas veces ser una manera como Dios interviene para hacernos crecer
espiritualmente, y en ese caso esta desolación no sería un estado negativo.
[2]
Puede ocurrir algo que nos parece una inspiración: acumular imprudentemente una
cantidad grande de prácticas espirituales y de buenos propósitos, que a la
larga (o a la corta) nos aburren y nos hacen dejar todo. La inspiración
parecería de Dios, pero en realidad no era sino del mal espíritu.
Continuará...
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Agradecemos al P. Adolfo Franco jesuita, por compartir con nosotros esta serie que busca ayudarnos a reflexionar sobre nuestras propias vidas, a la luz del mensaje cristiano.
Testimonios de la Confirmación 2023 en San Pedro, Lima
A continuación, compartimos algunos testimonios de confirmantes y nuevos catequistas que participaron en la preparación del 2023 en la parroquia de San Pedro, Lima.
Confirmandos
Mi nombre es Marco Junior Gutiérrez Contreras. Soy del grupo San Francisco de Borja, me sentí llamado a participar de esta confirmación, ya que durante pandemia pasé momentos en los que no me sentía bien y vi el llamado de la confirmación después de pandemia y ya pude inscribirme. Durante todo este proceso y durante todos estos meses, me ha ayudado a poder encontrar el camino que siempre quise tener y también, algo que me ayudó bastante, fue el retiro que hubo, en donde pude encontrar respuestas a muchas preguntas que tenía acerca de mi fe. Me comprometo a dar testimonio de mi fe y también poder trasmitirla a las demás personas, también tengo como meta ser catequista.
Mi nombre es Ángela Barrientos Quispe del grupo San Ignacio de Loyola. Yo tomé la decisión de prepararme para la confirmación por el hecho de que fue mucho tiempo que estuve alejada de Dios y porque yo ya sentía la necesidad de culminar con los sacramentos iniciales. Una cosa que más me incentivó fue el testimonio de mi catequista, él nos habló sobre los momentos difíciles que él pasó y cómo el proceso de la catequesis de la confirmación le ayudó a superarlos. Esto me ayudó a mí a incrementar mi fe en todo este tiempo de preparación, a reencontrarme con Dios mediante la oración, que dejé de hacerlo por mucho tiempo, y a volver a asistir a misa todos los domingos. También lo que me gustó fue convivir con los miembros de mi comunidad que, a pesar de la diferencia de edades, nos ayudamos mutuamente en esa convivencia. Ahora al momento de finalizar este proceso, yo me he comprometido a difundir la Palabra, la Buena Nueva de Jesús, ser un agente de cambio para todas las personas que puedo ayudar mediante la palabra, gracias.
Nuevos catequistas
Mi nombre es Boris Canchapoma Aguirre, yo prácticamente crecí frecuentando San Pedro porque desde niño, con mis padres y mis hermanos veníamos a la misa, … hice mi primera comunión … y justamente con los amigos quedamos para hacer el reencuentro en la confirmación.…
La confirmación fue una experiencia muy muy bonita, … (el proceso) me hizo reflexionar varios aspectos de mi vida, en ese momento estaba en la universidad y me movió mucho en la parte religiosa, en mis compromisos personales, … no hacía lo que muchas veces debí haber hecho, sino la tomaba de forma más ligera ... siempre quería regresar a San Pedro que dejó una marca muy importante en mí, es así que este año (2023) me decidí a organizar mi tiempo y me contacté con Gabriel amiga, que participa en San Pedro como catequista de confirmación y ella me contactó con Joaquín, Francisco y María…
Este primer año como apoyo en la catequesis, para mí ha sido prácticamente recordar lo que hice en mi confirmación, estuve alejado de todo esto, así que, durante las charlas, más que nada me sentía un confirmando más, … me hizo reflexionar muchos aspectos de mi vida, también he compartido mi experiencia con los jóvenes, espero que a ellos también le sirva para que puedan inclinarse por este camino espiritual. Espero seguir el próximo año aprendiendo y preparándome para asumir un grupo de jóvenes para compartir con ellos los conocimientos y mi experiencia, predicar más abiertamente el amor de Dios y mejorar algunas conductas personales.
(Extractos de su testimonio)
Vida - Parte 4: Ver la vida como es, un viaje
P. Adolfo Franco, jesuita
Continuación...
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Agradecemos al P. Adolfo Franco jesuita, por compartir con nosotros esta serie que busca ayudarnos a reflexionar sobre nuestras propias vidas, a la luz del mensaje cristiano.
Sacramento de la Confirmación 2023 en San Pedro, Lima
En el 2023 en la parroquia de San Pedro, Lima que también es el Santuario Arquidiocesano del Corazón de Jesús, se retomó las catequesis con sesiones presenciales en su totalidad, interrumpidas por la pandemia del COVID 19. La coordinación de la catequesis estuvo a cargo de los catequistas Inés Pérez, María Escobedo, Francisco Fernández y Joaquín Toguchi.
El programa de confirmación inicio el 23 de abril y finalizó el 3 de diciembre, fiesta de San Francisco Javier, fecha en que se realizó la Misa que estuvo presidida por el P. Víctor Hugo Miranda Tarazona, quien es el Padre Provincial de los jesuitas en la provincia de Perú, también concelebrada con el P. Alejandro Muñoz S.J., párroco de San Pedro, que asumió esta función a inicios del mes de marzo del 2023.
Se confirmaron 56 jóvenes, quienes fueron 49 del programa de San Pedro y 7 invitados de la Universidad jesuita Antonio Ruiz de Montoya de Lima.
Los jóvenes participantes de San Pedro se distribuyeron en 5 comunidades que fueron acompañados por 16 catequistas. Las comunidades y sus catequesis fueron:
- Comunidad Venerable P. Francisco Del Castillo. Catequistas Joaquín Toguchi, Rossmery Araujo y Fiorella Loja.
- Comunidad San Luis Gonzaga. Catequistas Liz Encarnación, Gianella Morí y Boris Canchapoma (nuevo).
- Comunidad San Francisco de Borja. Catequistas Pedro Jesús Salinas, Kimberly Ramirez y Sebastián Reyes (nuevo).
- Comunidad San Francisco Javier. Catequistas María Escobedo, Francisco Fernández y Gabriela De la Cruz.
- Comunidad San Ignacio de Loyola. Catequistas Jordan Pluas (estudiante jesuita de Ecuador), Dalia Flores, Cristhian Flores y Greta Romero.
Las actividades que ayudaron mucho en la formación y experiencia a los jóvenes confirmantes fueron la jornada de Pentecostés, jornada de Familia y el retiro espiritual que se realizó al final.
...
Agradecemos a Joaquín Toguchi, que formó parte de la coordinación, por la información brindada y las imágenes de la ceremonia.
Domingo III Tiempo Ordinario. Ciclo B – Una respuesta de conversión y seguimiento - Jesús llama a sus primeros apóstoles
Vida - Parte 3: Ver el mundo como es
P. Adolfo Franco, jesuita
Continuación...
VER EL MUNDO COMO ES
La reflexión primera hacía muchas preguntas sobre si le sacamos el jugo a la vida, si empleamos adecuadamente el tiempo del que podemos disponer libremente. Eso con respecto al uso del tiempo. Intentamos un camino de solución analizando nuestro origen. Pero todo esto tiene otros muchos aspectos que considerar.
1. NUESTRA PERCEPCIÓN DEL MUNDO
Por ejemplo, la percepción que del mundo tenemos. Hay que destacar esto bien, que nuestra forma de ver el mundo, de entenderlo, de relacionarnos con él, influye bastante en nuestra conducta; tanto que podríamos afirmar que nuestra conducta globalmente, manifiesta cómo entendemos el mundo. La elección de nuestras ocupaciones, depende mucho de cómo entendemos lo placentero y lo negativo, lo útil y lo frívolo. En todo eso está encerrada una percepción global del mundo. Percibir el mundo, procurar entenderlo; eso es una ocupación importante, y nada fácil. Al hablar de mundo, no me refiero sólo y principalmente al planeta, sino a todo lo que no soy yo mismo: o sea paisaje, personas, objetos, distracciones, acontecimientos, etc.; o sea todo lo que no soy yo mismo.
El problema está en cómo conocemos el mundo, y si lo conocemos bien, si cada una de las cosas, las personas, las situaciones las valoramos en su justo valor. Y aquí no tenemos más remedio que hacer una afirmación dolorosa: en nuestros juicios con respecto al mundo, nos equivocamos con frecuencia. Y por eso hay personas, tantas personas por sendas equivocadas.
2. POR QUÉ NOS EQUIVOCAMOS AL CONOCER EL MUNDO
¿Por qué hay tantas equivocaciones en la apreciación del mundo? ¿Es que Dios nos ha dado un instrumento de conocimiento malogrado? Apreciamos el mundo por medio de los sentidos, y éstos se equivocan muchísimas veces. Valdría la pena recordar las “ilusiones ópticas” que se nos manifestaban en nuestros primeros estudios de ciencias. Vemos torcida una varilla cuando está sumergida en un vaso de agua, y sin embargo no está torcida.
Vamos a tomar esa equivocación como un símbolo de todo nuestro conocimiento del mundo. Nos equivocamos y vemos torcido lo que está recto, y vemos recto lo que está torcido. Y las causas de todo esto son muchas: nuestros apetitos corporales, nuestros instintos influyen demasiado en nuestras apreciaciones y así vemos como bueno lo que es placentero, lo que satisface mi instinto tiendo a verlo como bueno. Nuestros instintos buscan la propia satisfacción, y en forma a veces exagerada. Y así considero bueno, lo que me gusta, y malo lo que me disgusta. Lo que satisface un instinto me atrae en forma, a veces, irresistible.
Y junto a los instintos se alían para hacernos cometer errores las pasiones: el orgullo, el odio, la venganza, la codicia, la sensualidad. Todas las pasiones que pueden anidar en el alma, pueden empujar nuestros conocimientos a la senda equivocada. Que las pasiones nos hacen cometer equivocaciones es demasiado evidente y frecuente. Un sujeto para mí antipático, siempre tenderé a juzgarlo mal, y a no valorar nada de él, aunque haga cosas buenas, yo le buscaré la mala intención, o cualquier otro defecto. Y eso porque mi juicio está deformado por la pasión. Es como nos pasa cuando sufrimos de miopía, que el mundo lo vemos desenfocado.
Pero hay algo peor que le ocurre a todo el ser humano, que pretende buscar su camino en el mundo, y con el mundo, y es que está cargado con algo que podríamos llamar “un defecto de origen”, o sea el pecado original. Eso produce unas inclinaciones desviadas: una ceguera al ver, y una sordera al oír. Nuestro ser en sí mismo, por nuestro pecado original, es propenso a no entender adecuadamente la realidad, y por eso ocurre tantas veces que vemos lo bueno como malo y lo malo como bueno.
Y como nuestro conocimiento del mundo no se puede liberar de lo que somos cada uno, en limitaciones sensoriales, de inteligencia, en instintos y en pasiones, terminamos con un conocimiento imperfecto o equivocado del mundo, y esto nos lleva inevitablemente a tomar decisiones equivocadas.
3. SE PUEDEN CORREGIR ESOS ERRORES
Es necesario subrayar esta sospecha sobre nuestros conocimientos y sobre nuestros criterios. Estábamos hablando (en el primer capítulo) de criterios para el uso adecuado de la vida. ¿En qué consiste la felicidad? ¿Qué es una vida realizada y fecunda? ¿Cómo medir la calidad de vida? Y para apuntar a esto disponemos de instrumentos tan pobres. ¿Estaremos resignados a no podernos guiar en el mundo que nos rodea? ¿Cómo corregir esa equivocación en el conocimiento del mundo?
Dios acude directamente algunas veces para que apreciemos el mundo en su verdadera dimensión. En un momento dado, y sin previo aviso, parece que vemos el mundo de un modo nuevo; esto nos llega con una nueva Luz. Como si se disiparan las nieblas de repente por un momento o por mayor tiempo. Y todo se ve con una nitidez como nunca antes, como si las cosas y el mundo estuvieran completamente de estreno. Todo nítido y diáfano. Ocurre algunas veces, y entonces se valoran las cosas de otra manera, y al mismo tiempo uno ve que debe desmontar muchos criterios que tenía, y muchas certezas. Simplemente porque hacían referencia a un mundo que no era. Ahora al ver de esta forma más real, uno percibe que hay que modificar mucho. Y tiene que aceptarlo. Ya no se ve el mundo con las diversas deformaciones de que hablaba arriba. Con esa nueva luz, ya no son apetecibles cosas que antes nos parecían imprescindibles, y también nos resultan gustosas, cosas que antes nos fastidiaban, o simplemente que no nos importaban. Toda nuestra valoración del mundo ha cambiado. Tenemos la impresión de que antes de esa experiencia hemos estado viendo el mismo mundo, pero al revés.
4. OTRAS AYUDAS ORDINARIAS
Pero así es fácil rectificar nuestras equivocaciones, porque literalmente vemos el error. Pero ¿y cuándo no ocurre esa experiencia? ¿Hay forma de rectificar? Sí, tenemos auxilios que vienen en nuestra ayuda, con tal de que los tomemos en serio.
Hay frecuentemente alguno o algunos indicios que nos advierten: ¡estás mirando el mundo al revés! Hay en nuestro interior una voz que nos da la alerta. Si hay una equivocación seria, algo dentro de nosotros se rebela. Claro que si no hacemos caso, esa voz terminará callando, porque ¿para qué hablar si no se nos escucha? Pero existe la voz de alerta, y ahí ya tenemos algo que nos ayuda en la corrección de nuestros juicios sobre lo real y lo bueno.
5. EL EVANGELIO DESAFIA NUESTRO SENTIDO COMUN Y LO CORRIGE
Pero hay algo más claro que todo esto. Dios mismo viene en nuestra ayuda por la Revelación. Nos cuesta mucho entenderlo, porque sus afirmaciones parecen contradecir nuestro sentido común; y entonces nos ponemos a dudar. Si el sentido común es una guía recta que nos da Dios al nacer, ¿cómo vamos a aceptar orientaciones reveladas, que contradicen (así parece) el sentido común? Y este es uno de los problemas más serios de la fe. El que la revelación nos dé enseñanzas que parecen desafiar nuestro sentido común. Además, cuando intentamos llevar a la práctica esas enseñanzas, todo nuestro ser se rebela, contra algo que nos parece profundamente antinatural.
Por ejemplo, si alguien me pide que le acompañe media hora, y en esa media hora me hace sentir mal, porque se manifiesta como un perfecto egoísta, uno procura desaparecer y no encontrarse con ese personaje otra vez. Eso es de sentido común. Eso es normal, y procede del juicio de una persona equilibrada, que sabe situarse en el mundo, el mundo de las relaciones. Pero en el Evangelio encuentro esa frase: “al que te pide que lo acompañes mil pasos, ve con él dos mil”. Y esto nos desconcierta, como si la enseñanza fuera absurda. Y, si alguna vez encontramos que alguien actúa así, lo calificamos de fanático, o de loco, o de infantil.
Es evidente que hay un choque entre nuestra forma de ver el mundo (con nuestro equilibrado sentido común) y la forma de ver el mundo que nos plantea el Evangelio. El día en que no sintamos la paradoja y la contradicción al leer el Evangelio, se podrá dudar si lo que estamos leyendo es el Evangelio.
Pero no debe extrañarnos tanto ese contraste entre la enseñanza de Dios y nuestro sentido común, ya que vimos desde el principio que nuestros instrumentos de conocimiento estás seriamente averiados.
Entonces, lo que dice el Evangelio, y que contrasta con nuestras ideas, debería ser aceptado como una corrección a nuestra “miopía” natural. Y no es fácil aceptarlo así. Pero hay que ver dos cosas más que refuerzan esto.
6. EJEMPLO DE PERSONAS QUE HAN ACERTADO EN FORMA EXTRAÑA
Ha habido personas que se han tomado en serio “los absurdos” del Evangelio, y se han convertido en personas de una gran transparencia, de una paz inalterable, cuyo rostro refleja bondad, plenitud. Personas que han logrado lo que todos quisiéramos llegar a ser. O sea que parece que el Evangelio, llevado a la práctica con realismo, funciona. No produce locos de atar, sino personas luminosas y realizadas profundamente.
Por otro lado, a veces nos ocurre una experiencia espiritual, muy especial: como entrar en la dimensión sobrenatural. Y resulta que desde ahí se ven las cosas exactamente como las ve el Evangelio: se ve el desprendimiento, como la mayor riqueza. Las cosas superficiales parecen aburridas. La paz es accesible, aunque nos tiren todos los dardos. El descanso en la Providencia se descubre, como la mejor planificación. Y todo eso se llega a ver con una nitidez, que no deja la menor duda, de que ése es el camino. Que ésa es la verdadera interpretación del mundo.
Ambas comprobaciones: las experiencias “especiales” y las vidas “arriesgadas” de que hablaba hace un momento, pueden ayudar a optar por la paradoja, en contra de ese sentido común, que es una ayuda en nuestra vida ordinaria, pero sobre el que vale la pena sembrar a veces, algunas dudas. Una vida llevada sólo por el sentido común termina siendo una vida mediocre. Hay que hacer algunas rupturas (guiados por los “nuevos” criterios) para que la vida valga la pena y salga del montón.
Pero lo que más nos acerca a movernos bien, dentro del mundo real, es Jesús mismo, que se ha definido como “camino, verdad y vida”. Conocerlo y seguirlo, es ir hacia el buen camino. Pero esto habrá que desarrollarlo más despacio, porque al fin es lo fundamental en todo este discurso. El se convierte, al fin, en la razón fundamental y en el motivo principal de nuestro discernimiento y de nuestras decisiones.
Continuará...
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Agradecemos al P. Adolfo Franco jesuita, por compartir con nosotros esta serie que busca ayudarnos a reflexionar sobre nuestras propias vidas, a la luz del mensaje cristiano.
Ofrecimiento Diario - Orando con el Papa Francisco en el mes de ENERO 2024: Por el don de la diversidad en la Iglesia
junto al Corazón de tu Hijo Jesús,
que se entrega por mí y que viene a mí en la Eucaristía.
Que tu Espíritu Santo me haga su amigo y apóstol,
Pongo en tus manos mis alegrías y esperanzas,
en comunión con mis hermanos y hermanas de esta red mundial de oración.
Padre Nuestro…
Ave María...
Gloria...
Amén