A los seis años, seguimos de servicio
Al cumplir, el 1 de septiembre, seis años en la web, agradecemos a Dios por darnos la gracia de seguir a su servicio a través de este medio.
Como Equipo Editor queremos compartir esta alegría con nuestros más cercanos colaboradores, quienes son parte del blog: P. Adolfo Franco, S.J.; P. Ignacio Garro, S.J.; P. Fernando Martínez, S.J. y P. Enrique Rodríguez, S.J.; quienes con sus trabajos y las facilidades de los materiales que nos entregan, nos permiten continuar brindándoles semanalmente el mensaje de Jesucristo, siempre actual y necesario para nuestra vida cristiana.
Asimismo, recordar al +P. Vicente Gallo, S.J., quien nos acompañó desde un inicio compartiendo su experiencia pastoral con matrimonios, y agradecer a todos los que en algún momento han colaborado con nosotros, haciendo del blog un instrumento de su apostolado.
Encomendamos nuestro trabajo a la voluntad de Dios y a la intercesión de Nuestra Madre María Santísima, como también a las oraciones de todos y todas quienes nos visitan diariamente, y renovamos nuestro compromiso de continuar con esta labor, esforzándonos por mejorar el servicio para la Mayor Gloria de Dios.
Equipo Editor
01 de septiembre del 2014
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Publicaciones por aniversario:
Estamos cumpliendo un año: 1° de Septiembre 2009
A los dos años de singladura
Cumplimos cuatro años de servicio
La Iglesia - 29º Parte: Estructura Jerárquica de la Iglesia - Sacramentalidad y Episcopado
P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA
29.2. SACRAMENTALIDAD Y EPISCOPADO. ESTRUCTURA JURÍDICA
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SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA
29.2. SACRAMENTALIDAD Y EPISCOPADO. ESTRUCTURA JURÍDICA
En
la terminología teológico - eclesiástica, "jurisdicción", designa la
potestad soberana de gobierno que Cristo otorgó a los Apóstoles y que se ejerce
en el ámbito de la Iglesia por aquellos que han sido llamados a dicho
ministerio. La jurisdicción es uno de los dos poderes otorgados a la Iglesia en
orden al cumplimiento de su misión salvífica.
La
Teología y el Derecho Canónico hablan de una doble potestad de los Apóstoles y
sus sucesores: Potestad de orden (orden sagrado), y potestad de jurisdicción,
(misión canónica). El Papa es el titulado del primado de jurisdicción. Los
Obispos reciben el poder de jurisdicción del Papa. Los obispos delegan el
poder de jurisdicción en sus párrocos u otros clérigos. La potestad de
jurisdicción se dirige inmediatamente a regir y ayudar a los fieles a conseguir
el fin de la salvación eterna.
El
poder de jurisdicción se ejercita con la enseñanza autorizada de las verdades
reveladas (sagrado magisterio), con la promulgación de leyes (potestad
legislativa), con la decisión auténtica de las causas entre los súbditos
bautizados, (potestad judicial), con la aplicación de sanciones penales contra
los transgresores de la ley, (potestad coactiva).
La
potestad de jurisdicción se subdivide:
1. Potestad
de fuero externo, cuando se dirige principalmente al bien común del
cuerpo de la Iglesia; en cuanto regula las relaciones sociales de los miembros
y produce efectos jurídicos públicos.
2. Potestad
de fuero interno, cuando se dirige principalmente al bien particular;
en cuanto regula las relaciones de las conciencias con Dios y se ejerce de suyo
en secreto y con efectos preferentemente morales.
a. Potestad
ordinaria, cuando "ipso iure" se encuentra ligada a
un oficio.
b. Potestad
delegada, cuando se concede en comisión a una persona.
La
potestad ordinaria, se subdivide en potestad propia, si está unida a un oficio
y se ejerce en nombre propio; y potestad vicaria, si está unida a un oficio,
pero se ejerce en nombre de otro.
El
Concilio. Vaticano I, en la sesión 4ª, (18 julio 1870), habla sobre la
institución del Primado Apostólico en S. Pedro y la plenitud en la potestad de
jurisdicción sobre toda la Iglesia y dice: "Enseñamos, pues, y
declaramos, siguiendo el testimonio evangélico, que el Primado de jurisdicción
sobre toda la Iglesia de Dios, fue prometido y conferido por Cristo el Señor
inmediata y directamente al apóstol S. Pedro. Porque sólo a Simón, a quien ya
antes le había dicho: "Tú te
llamarás roca (piedra)", Jn 1, 42, le dirigió el Señor, después de que
Pedro le había confesado en estos términos:
"Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo", estas solemnes
palabras: "Bienaventurado eres,
Simón, hijo de Jonás, porque ni la carne ni la sangre te lo ha revelado, sino
mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres "roca" y
sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y el poder del infierno no prevalecerá
contra ella; y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que atares
sobre la tierra quedará atado en el cielo y lo que desatares sobre la tierra
quedará desatado en el cielo" , Mt 16, 16, s.s".
"Y
sólo a Simón Pedro le confirió Jesús, después de su Resurrección, la
jurisdicción de sumo pastor y jefe supremo de todo su redil, cuando le dijo: "apacienta mis corderos, apacienta mis
ovejas", Jn 21,15, s.s. A estas doctrinas tan claras de las Sagradas
Escrituras, tal y como la ha entendido siempre la Iglesia Católica, se opone
abiertamente la falsa opinión de quienes trastornando la forma de gobierno
establecida por Cristo nuestro Señor en su Iglesia, niegan que sólo Pedro
hubiera sido investido por Cristo con un verdadero y propio primado de
jurisdicción, por encima de los demás apóstoles, bien tomados individualmente,
bien tomados colectivamente, o de quienes afirman que el primado de Pedro no
fue conferido a S. Pedro inmediata y directamente, sino a la Iglesia, y
mediante ella, transferido a Pedro como a su ministro. Si alguien, pues, dijere
que el apóstol S. Pedro no fue establecido por Cristo nuestro Señor jefe de
todos los apóstoles y cabeza visible de toda la Iglesia de la tierra; o que no
recibió directa e inmediatamente de Cristo un primado de jurisdicción verdadera
y propiamente dicha, sino sólo un primado de honor, se anatema". Denz.
1822.
El
Concilio Vaticano II en Lumen Gentium nº 18 dice: “declara la doctrina sobre
los Obispos, sucesores de los apóstoles, que gobiernan la casa de Dios vivo
junto con el sucesor de Pedro, vicario de Cristo y Cabeza de toda la Iglesia”.
En
efecto, el Concilio Vat. II enseña que en la persona de los Obispos es el mismo
Cristo el que actúa y que lo hace a través de ellos mediante el anuncio de la
palabra, la realización de los sacramentos y el gobierno del pueblo de Dios.
Por su función paterna, incorpora nuevos miembros al Cuerpo de Cristo por medio
de la regeneración sacramental, siendo un reflejo de la paternidad misma de
Dios. Los Obispos son también los servidores de Cristo y administradores de los
misterios de Dios.
Para
cumplir tan altas responsabilidades apostólicas, el concilio enseña, los
apóstoles fueron enriquecidos por Cristo con una efusión especial del Espíritu
Santo, y ellos mismos transmitieron también a sus colaboradores, por la
imposición de las manos, 1 Tim 4, 14; 2 Tim 1, 6-7, el don espiritual que
habían recibido.
Y
añade el Concilio en Lumen Gentium nº 21: “Este santo Sínodo enseña que, con la
consagración episcopal, se confiere la plenitud del sacramento del orden que
por eso se llama, en la liturgia de la Iglesia, supremo sacerdocio o cumbre del
ministerio sagrado. Ahora bien, la consagración episcopal, junto con el oficio
de santificar, confiere también el oficio de enseñar y de regir, los cuales,
sin embargo, por su naturaleza, no pueden ejercitarse, sino en comunión con la
Cabeza y miembros del Colegio. En
efecto, según la Tradición, que aparece, sobre todo, en los ritos litúrgicos y
en la práctica de la Iglesia, tanto de Oriente como de Occidente, es cosa clara
que, con la imposición de las manos y las palabras consagratorias, se confiere
la gracia del Espíritu Santo y se imprime el sagrado carácter, de tal manera
que los Obispos en forma eminente y visible hagan las veces de Cristo, Maestro,
Pastor y Pontífice y obren en su nombre. Es propio de los Obispos el admitir,
por medio del sacramento del Orden, nuevos elegidos en el cuerpo episcopal”.
La
doctrina del Concilio es de una importancia suma, pues decide claramente la
sacramentalidad del episcopado, conferido por el rito de la imposición de las
manos, dado bien por todo el presbiterio 1 Tim 4, 14: “No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunicó por
intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio de
presbíteros”; o de modo más
explícito por el mismo Pablo, 2 Tim 1, 6-7: “Por esto te recomiendo que
reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos”.
Pues
bien, el Concilio Vaticano II enseña que el sacramento episcopal confiere la
plenitud del sacramento del orden, el supremo sacerdocio. Lumen Gentium en el
Nº 18 dice: “La consagración episcopal confiere, juntamente con el ministerio
de santificar, los de enseñar y gobernar”, determinando a continuación que los
oficios de enseñar y de gobernar no se pueden ejercer, en virtud de su
naturaleza, sino en comunión jerárquica con la cabeza del colegio (el Papa) y de sus miembros.. La consagración
confiere, por tanto, la triple potestad, pero las de enseñar y gobernar no se
pueden ejercer sino en el marco de la comunión jerárquica. Para que se dé la
potestad de jurisdicción, ésta debe de darse por la autoridad legítima, el
Papa.
Es
claro que, con el reconocimiento de la sacramentalidad del episcopado, éste he
conocido en el Concilio Vaticano II una perspectiva nueva y enriquecedora. De
no ser sacramento, el episcopado se ejercería simplemente como una función
meramente jurídica. Pero el Obispo, antes que jefe o delegado de alguien, es
padre en la fe de sus sacerdotes, presbiterio, y de los fieles creyentes. Si no
fuera sacramento, la unión con los demás obispos respondería sólo a una
exigencia de utilidad. Al ser sacramento, el Obispo se une a un colegio episcopal, en el que tiene una
comunión viva con los demás obispos y particularmente con el Obispo de Roma, el
Papa. Si no fuera sacramento el Obispo tendría sólo responsabilidad de su
diócesis, pero al ser miembro del colegio episcopal, en virtud del sacramento,
participa en la misión de toda la Iglesia. De no ser sacramento, el Obispo
habría recibido todo del Papa, viniendo a ser como una especie de vicario o
representante suyo. Siendo sacramento, el Obispo recibe un poder episcopal de
Cristo mismo a través de los apóstoles, aunque necesite la designación concreta
de jurisdicción del Papa.
El
oficio de consagrar a Obispos pertenece sólo a los Obispos, con la designación
y el permiso del Papa. Los simples sacerdotes no pueden consagrar a un Obispo.
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Agradecemos al P. Ignacio Garro S.J. por su colaboración.
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Historia de la Devoción al Corazón de Jesús en el Perú - 6° Parte: Su expansión
+P. Rubén Vargas Ugarte S.J.
2. LA EXPANSIÓN DE LA DEVOCIÓN
(Continuación)2.2. La primera Iglesia dedicada al Corazón de Jesús
Pero volvamos a la Iglesia dedicada al Corazón Santísimo. El día 19 de Noviembre de 1742, gobernando estos Reinos el Marqués de Villagracía, don José Antonio Gutiérrez de Zevallos, Arzobispo de Lima, puso la primera piedra de la Iglesia, cuyo título había de ser el Corazón de Jesús Sacramentado y Nuestra Señora del Consuelo. La iniciativa partió de los Hermanos de la Cofradía de Jesús Sacramentado de la Iglesia de los Huérfanos, cuyos Mayordomos eran en aquella sazón Don Fernando Carrillo de Córdoba y Don José Nieto de Lara. Se adquirió un solar situado en la esquina de los Huérfanos y la calle que conducía a la Chacarilla de San Bernardo de los Padres de la Compañía de Jesús. El terreno, ocupado entonces por una carrocería, era de propiedad de los Padres de San Agustín, los cuales accedieron, después de no pocas dificultades, a venderlo. El 13 de Marzo de 1742 se tomó posesión del sitio, luego de haber obtenido las licencias necesarias, así del Ordinario como del Virrey para la edificación de la nueva Iglesia. La que existía, y se denominaba de los Huérfanos, porque en efecto servía de Capilla al Hospicio de Nuestra Señora de Atocha de los Niños Huérfanos, era viceparroquia de la Catedral, pero su estrechez y la poca comodidad que ofrecía para el culto dio motivo para que se pensase en sustituirla por otra más capaz y más adornada.
El
sitio estaba en buena parte ocupado por un muladar y para descombrarlo
interesaron los mayordomos a algunas mujeres pardas de la feligresía, las
cuales organizaron unas jornadas, y en breve tiempo, con ayuda de algunos
carretones dejaron el sitio desembarazado. La planta del nuevo templo la
delinearon el maestro alarife Cristóbal de Vargas, Juan de Matamoros y Don
Manuel de Torquemada. Habría de tener 22 varas de largo y 15 de ancho. No había
de ser un templo ancho, pero el artífice le dio a la Iglesia una forma
elíptica, que la convierten única en su género en nuestra capital. Se
comenzaron a abrir los cimientos y en Noviembre de 1742 se puso la primera
piedra, como hemos dicho.
Por
desgracia, la obra hubo de retrasarse, pues el 28 de Octubre de 1746 sobrevino
una de las más asoladoras ruinas que ha padecido Lima y la pequeña Iglesia de
los Huérfanos que acababa de ser reconstruida, pues desde el año 1687, en que
la derribó otro terremoto, no lo había sido sino en parte, se vino casi
totalmente al suelo y en la ruina sepultó la custodia con la sagrada forma y la
imagen titular de Nuestra Señora del Consuelo. Al fin, después de no pocos
trabajos, se llegó a dar con el viril de la custodia, aun cuando uno de los
vidrios que defendían la forma había desaparecido y del otro sólo quedaba una
parte. Se halló sin embargo la hostia intacta y se la pudo colocar en el
tabernáculo.
Hubo
de improvisarse una ramada para la celebración de la Santa Misa y poner a
cubierto lo que se había salvado de la catástrofe y luego se empezó a hacer una
capilla provisional con su correspondiente sacristía para que no sufriesen
interrupción los servicios religiosos. Sólo en Junio de 1758 se pudo reanudar
la obra de la nueva Iglesia, cuya construcción duró hasta el año 1761, no
obstante la diligencia de los Mayordomos y la generosidad de los fieles del
barrio. En dicho año de 1761 la estructura de los muros estaba terminada, pero
faltaba la obra de madera, para la cubierta y las ventanas, la portada, torres
y cementerio. Todo esto se fue haciendo lentamente, de modo que en el año 1766
se pudo dar la fábrica por acabada. El retablo mayor del templo fue obra del
tallador, José Manuel Palomares, al cual se debe también el del Santo Cristo y
el de San Joaquín y Santa Ana.
El
17 de Marzo de dicho año el cura Rector Bernardo de Zubieta, bendijo las cuatro
campanas de la torre principal y la cruz de piedra berenguela que está en el
cementerio y el día 20 se llevó a cabo la de la Iglesia, colocándose en su
nicho del altar mayor la efigie de la Virgen del Consuelo. Se señaló el día 6
de Abril, Domingo de Cuasimodo, para la solemne inauguración y en la noche
anterior se trasladó el Santísimo Sacramento con la debida pompa, en tanto que
un repique general de campanas en toda la ciudad anunciaba al vecindario la
fiesta del siguiente día. La portada, torres y corredores altos aparecían
iluminados y los tambores y clarines llenaban el aire con sus sones. Se
quemaron dos piezas de fuego muy ingeniosas y el público llenó las calles
inmediatas.
El
día 6 volvieron los repiques de campanas a alegrar el ambiente y a las siete de
la mañana sacó el Santísimo Sacramento de la Capilla el Cura Rector Domingo
Larrión, precediendo el cortejo los Niños Huérfanos y los alumnos del Colegio
Real de San Martín con muchos otros caballeros de la nobleza, con luces en las
manos y se hizo estación en la Iglesia del Noviciado de la Compañía, en el
Monasterio de la Encarnación, en el de la Trinidad y, por último, en el de
Santa Teresa. Una vez colocado el Santísimo en el depósito del altar mayor, se
dispuso todo para la misa solemne que celebró el Canónigo, Bernardo de Zubieta,
con asistencia del Arzobispo Diego Parada. Tuvo el sermón el P. Fermín Jiménez,
de la Compañía de Jesús, Prefecto del Real Colegio de San Martín. La
concurrencia que llenaba por completo la Iglesia quedó muy complacida, pues así
el adorno como la música fueron escogidos. Después de la misa entraron en la
Iglesia las comparsas de danzantes que habían intervenido en la procesión y.
siguiendo la costumbre del tiempo, echaron sus loas al Arzobispo.
La
devoción no se había limitado a Lima, se había extendidotambién a otras
ciudades y entre ellas merece especial mención la de Huamanga en Ayacucho, cuyo Obispo, Felipe Manrique de Lara, la
promovió eficazmente y, a fin de fomentar su culto en la Iglesia de la Compañía
de Jesús de dicha ciudad, fundó un censo de tres mil pesos en la Hacienda
Pomancay de Doña Tomasa de la Puente y Santa Cruz con este fin. Extendió la
escritura el 1º de Septiembre de 1758, en presencia del Rector del Colegio de
la Compañía, P. Bartolomé de Sandoval y por los datos en ella contenidos
venimos a saber, primero, que la imagen del Sagrado Corazón tenía su altar en
la Iglesia; segundo, el Obispo, para socorro espiritual de los vecinos, deseaba
se aplicasen 150 pesos de renta al año para el fomento dela Cofradía del
Sagrado Corazón, para la misa solemne en su fiesta y otras cuatro rezadas y las
nueve del novenario de preparación; tercero, cada primer viernes de mes se
cantaría una misa descubierto el Santísimo Sacramento. Al predicador del día de
la fiesta se le abonarían 25 pesos.
Según
los estatutos de estas Cofradías, tal como se entablaron en España, el número
de los Cofrades sería de 72, en memoria de los 72 discípulos del Señor, de los
cuales la mitad serían varones y la otra mitad mujeres. El Obispo determinó que
se podía pasar de ese número, probablemente lo hizo, por ser muchos los que
solicitaban pertenecer a la Cofradía. Por último, exhortaba el Prelado al
Hermano Mayor o Prefecto a que enfervorizara a los Cofrades y excitara su celo
en favor de esta devoción.
En
la actual Iglesia de la Compañía de Jesús, el Sagrado Corazón tiene su altar al
lado del evangelio y cerca del presbiterio, pero la imagen que allí se venera
es moderna. No sabemos qué se haya hecho de la antigua, pero es muy posible que
antaño esta imagen no fuera de bulto sino de lienzo. En el mismo templo existe
un lienzo antiguo que ofrece una particularidad que no hemos visto en otras
partes. El Sagrado Corazón aparece vestido con la sotana y manteo usado por los
Jesuitas. Es casi de tamaño natural y de buen pincel. Esta circunstancia la
hace más apreciable, pues nos ratifica en la idea de haber sido los Padres de
la Compañía los que más se esforzaron por difundir esta devoción, cumpliendo
con el encargo que el mismo Sagrado Corazón les había confiado.
No
quiere esto decir que fuesen ellos los únicos propagadores de la misma, pero,
sin duda, fueron los principales. Otros entraron a la parte, como vamos a verlo
posteriormente. En el Cuzco, parece quela primera Iglesia en donde se dio culto
público al Sagrado Corazón fue la de Santa Teresa, o de las Carmelitas, aun
cuando es posible que en la Iglesia de la Compañía se entablara también. Aun
después de la extinción de la Compañía, las carmelitas continuaron honrando al
Corazón Deífico y a comienzos del siglo XIX solicitaban del Delegado Apostólico
Mons. Baluffi, que residía en Bogotá, la concesión de algunas indulgencias para
el día de la fiesta y ara todos los primeros viernes del mes.
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Bibliografía:
P. Rubén Vargas Ugarte S.J. Historia de la Devoción al Corazón de Jesús en el Perú.
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Adoración Eucarística para la Santificación de los Sacerdotes y la maternidad espiritual - Eliza Vaughan
Es una verdad evangélica que las vocaciones sacerdotales
tienen que ser pedidas con la oración. Jesús lo subraya en el Evangelio cuando dice:
“¡La mies es abundante, pero los obreros son pocos!
¡Rogad, pues, al Dueño de la mies que mande obreros!” (Mt 9,37-38).
Nos ofrece al respecto un ejemplo particularmente significativo, la inglesa Eliza Vaughan, madre de familia y mujer dotada de espíritu sacerdotal, que rezó mucho por las vocaciones.
Eliza provenía de una familia
protestante, la de los Rolls, que fundó sucesivamente la famosa industria
automovilística Rolls-Royce, pero desde joven, durante su permanencia y
educación en Francia, quedó muy impresionada por el ejemplar compromiso de la
Iglesia católica con los pobres.
En el verano del 1830, después
de su matrimonio con el coronel John Francis Vaughan, Eliza, a pesar de la
fuerte resistencia por parte de sus parientes, se convirtió al catolicismo.
Había tomado esta decisión con convicción y no sólo porque había entrado a
formar parte de una conocida familia inglesa de tradición católica. Los antepasados
Vaughan, durante la persecución de los católicos ingleses bajo el reino de
Isabel I (1558-1603), habían aceptado la expropiación de los bienes y la cárcel
en lugar de renunciar a su fe.
Courtfield, la residencia originaria de la familia
del esposo, durante las décadas del terror, se volvió un centro de refugio para
sacerdotes perseguidos, un lugar donde en secreto se celebraba la Santa Misa.
Desde entonces pasaron casi tres siglos, pero nada cambió en el espíritu
católico de la familia.
Foto: Convencida de la potencia de
la oración silenciosa y fiel, Eliza Vaughan dedicaba cada día una hora a la
adoración en la capilla doméstica, rezando por las vocaciones en su familia.
Volviéndose madre de seis sacerdotes y cuatro religiosas, fue escuchada abundantemente.
Muerta en 1853, Mamá Vaughan fue enterrada en Courtfield, en la propiedad de
familia tanto amada por ella. Hoy Courtfield es un centro para ejercicios
espirituales de la diócesis inglesa de Cardiff. Inspirándose en la santa vida
de Eliza, en 1954, la capilla doméstica fue consagrada por el obispo como “Santuario de Nuestra Señora de las
vocaciones”, título que fue confirmado en el 2000.
Demos nuestros hijos a Dios
Convertida en lo profundo del corazón, llena de celo, Eliza propuso al
marido dar sus hijos a Dios. Esta mujer de elevadas virtudes rezaba cada día
durante una hora delante del Santísimo Sacramento en la capilla de la
residencia de Courtfield, pidiéndole a Dios una familia numerosa y muchas
vocaciones religiosas entre sus hijos. ¡Fue atendida! Tuvo 14 hijos y murió
poco después del nacimiento del último hijo en 1853. De los 13 hijos que
vivieron, entre los cuales ocho varones, seis se ordenaron sacerdotes: dos en
órdenes religiosas, un sacerdote diocesano, uno obispo, un arzobispo y un
cardenal. De las cinco hijas, cuatro fueron consagradas religiosas. ¡Qué
bendición para la familia y cuáles efectos para toda Inglaterra!
Todos los hijos de la familia
Vaughan tuvieron una infancia feliz, porque en la educación su santa madre
poseía la capacidad de unir de manera natural la vida espiritual y las
obligaciones religiosas con las diversiones y la alegría. Por voluntad de la
madre, formaban parte de la vida cotidiana la oración y la Santa Misa en la
capilla doméstica, como también la música, el deporte, el teatro no
profesional, la equitación y los juegos. Los hijos no se aburrían cuando la
madre les contaba la vida de los santos, que lentamente se volvieron para ellos
íntimos amigos. Eliza se hacía también acompañar por los hijos durante las
visitas a los vecinos enfermos y a los que sufrían, para que pudieran en estas
ocasiones aprender a ser generosos, a realizar sacrificios, a donar a los pobres
sus ahorros o los juguetes.
Ella murió poco después del
nacimiento del decimocuarto hijo, John. Dos meses después de su muerte, el
coronel Vaughan, convencido que ella había sido un don de la Providencia,
escribió en una carta: “Hoy,
durante la adoración, agradecí al Señor, porque pude devolverle mi amada
esposa. Le abrí mi corazón con gratitud por haberme donado Eliza como modelo y
guía; a ella me une todavía un vínculo espiritual inseparable. ¡Qué consuelo
maravilloso y cuánta gracia me transmite! Todavía la veo como siempre la vi
delante de Santísimo, con su pura y humana gentileza, que le iluminaba el
rostro durante la oración”.
Obreros en la Viña del Señor
Las numerosas vocaciones en el
matrimonio Vaughan son realmente una insólita herencia en la historia de Gran
Bretaña y una bendición que provenía sobre todo de la madre Eliza.
Cuando Herbert, el hijo mayor, a
dieciséis años anunció a sus padres de quería ser sacerdote, las reacciones
fueron diferentes. La madre, que había rezado mucho por esto, sonrió y dijo: “Hijo
mío, lo sabía desde hace tiempo”. El padre en cambio necesitó un poco de
tiempo para aceptar el anuncio, porque justamente sobre el hijo mayor, el
heredero de la casa, había repuesto muchas esperanzas y había pensado para él
una brillante carrera militar. ¿Cómo hubiera podido imaginar que Herbert un día
habría llegado a ser arzobispo de Westminster, fundador de los Misioneros de
Millhill y luego cardenal? Pero también el padre se convenció pronto y escribió
a un amigo: “Si Dios quiere a Herbert para sí, puede tener también a todos
los otros”. Pero Reginaldo se casó, como también Francis Baynham, que
heredó la propiedad de familia. Dios llamó también a otros nueve hijos de los
Vaughan. Roger, el segundo, fue nombrado prior de los Benedictinos y más tarde
el muy querido arzobispo de Sydney, en Australia, donde hizo construir la catedral.
Kenelm se consagró como cisterciense y más tarde sacerdote diocesano. Giuseppe,
el cuarto hijo de los Vaughan, fue benedictino como su hermano Roger y fundador
de una nueva abadía.
Bernardo, quizás el más vivaz de
todos, que amaba mucho la danza y el deporte y que tomaba parte en todas las
diversiones, se hizo jesuita. Se dice que el día anterior a su ingreso en la
orden, participó en un baile y le dijo a su pareja: “Esto que hago con usted
es mi último baile porque me convertiré en jesuita!”. Sorprendida, la joven
exclamó: “¡Pero por favor! Justo usted que ama tanto el mundo y baila
maravillosamente quiere convertirse en jesuita?”. La respuesta, si bien
interpretable de varios modos, es muy bonita: “Justamente por esto me
entrego a Dios!”.
John, el más joven, fue ordenado
sacerdote por el hermano Herbert y más tarde fue obispo de Salford en
Inglaterra. De las cinco hijas de la familia, cuatro se consagraron religiosas.
Gladis entró en la orden de la Visitación, Teresa fue religiosa de la Misericordia,
Claire religiosa clarisa y Mary priora de las Agustinas. También Margareta, la
quinta hija de los Vaughan, hubiera querido ser una religiosa, pero no le fue
posible por la frágil salud. Sin embargo ella vivió en casa como consagrada y transcurrió los últimos años de su vida en
un monasterio.
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Tomado de Congregatio Pro Clericis
www.clerus.org
Jesús anuncia su pasión
P. Adolfo Franco, S.J.
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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.
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DOMINGO XXII
Del Tiempo Ordinario
Mateo 16, 21-27
El Señor descubre a sus apóstoles el plan de la Redención y quedan desconcertados; también la cruz y el sufrimiento nos desconciertan a nosotros.
Jesús manifiesta a sus apóstoles el plan de
la Redención ;
les dice todo lo que le va a suceder en su Pasión. Y ellos reaccionan, y Pedro
reacciona con un vigor excesivo y dice a Jesús: ¡eso no te va a pasar! Y Jesús
responde a Pedro, como pocas veces lo hizo: ¡Apártate de mí Satanás! Y tomando
pie de esta situación añade además varias afirmaciones fundamentales sobre el
camino que se debe tomar para seguirlo: cargar con la propia cruz y perder la
vida.
¿Y qué hacemos con esta página del
Evangelio? ¿La borramos? Evidentemente que es muy central esta enseñanza de
Jesús. Sabemos que es muy central para la Redención que Cristo padeciese lo que padeció.
Pero de todas formas resulta complicado. Y más complicado aún es aplicarse a
uno mismo la enseñanza referente al cargar la cruz y al perder la vida.
Esta enseñanza de Cristo para nuestra vida
nos resulta chocante e incomprensible; pero, en contra de nuestro sentido común
todo esto que Jesús nos dice es la mayor verdad que nos puede presentar para
guiarnos en la vida. Aquí nos movemos en
un terreno completamente desconocido, porque desafía de manera radical nuestra
lógica, y el sentido común.
Después de muchos años de fe, después de
dos mil años la Pasión de Cristo se ha
hecho lejana y la hemos dulcificado, y por eso fácilmente la aceptamos en
Cristo. Aunque deberíamos devolver a esta enseñanza su realismo y recuperar la
crudeza de los hechos. Y Cristo afirma, y es la verdad, que ahí está la
salvación, que ahí se encuentra el amor, y que para eso valió la pena su vida.
La plenitud, la realización ¿cómo puede
estar dónde aparece el sacrificio, una aparente destrucción?
¿Cómo puede ganar la vida el que la pierde?
Pienso que aquí se encuentra la más hermosa lección sobre la vida, que Cristo
podía darnos. Al entregarse a la
Pasión , a la suya, Jesús no sólo cumplió la voluntad del
Padre, sino que nos enseñó el camino de nuestra propia vida.
Hay que darlo todo, dárselo todo, sin
condiciones y sin límites. Sin tener previsiones, sin que se nos dé un adelanto
de cómo será el resultado, y cómo será el camino. Fiarse plenamente y a ciegas,
aunque las cosas parezcan diferentes, aunque todo lo veamos al revés:
permitirle que El me tome de la mano y me lleve por caminos que ignoro, por
sitios que parecen oscuros, por situaciones de abandono. Y esto sin temores,
sin titubeos, creyendo, sobre toda apariencia, que El sabe lo que hace y que lo
que hace es lo mejor que me puede pasar.
Firmar así un cheque en blanco no es fácil y
sin embargo es el reto que nos plantea la Pasión del Señor, y el camino que Jesús en este
pasaje nos indica: de seguirle con nuestra cruz, y perder la vida. Y
ciertamente es la pura verdad que uno alcanza el tope de la vida, cuando
descubre que hay Alguien al que podemos darle todo, y mejor aún, Alguien al que
permitirle que tome todo: como quien pone a sus pies el baúl de nuestra vida
abierto completamente, para que se lleve todo, de la manera que El decida,
sabiendo que esto es el tope y la plenitud de la existencia: así se experimenta
(no sólo se sabe) que el que pierda la vida por El, la encontrará.
Cuando se acepta eso, la entrega total sin
límites, el corazón a la vez encuentra que todo es amor, y que eso es el
significado hondo de la vida y nos llega a envolver una paz, como nunca
habíamos sentido. Es verdad: solamente es capaz de amar de verdad el que da la
vida entera. Y realmente si uno vive para amar, entonces descubre que la vida
que aparentemente se había perdido, se la encuentra de la mejor manera.
El problema es cuando uno se queda a mitad
de camino en la entrega, porque entonces no se llega a la luz, y la entrega se
convierte más que en muerte, en tormento, y en absurdo.
Paradojas que nos desafían, y que nos
invitan: por eso El toma la delantera, para que nosotros simplemente carguemos
cada uno la propia cruz y sigamos sus huellas.
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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.
Para acceder a otras reflexiones del P. Adolfo acceda AQUÍ.
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Ofrecimiento Diario - Intenciones del Papa Francisco para el mes de SEPTIEMBRE
APOSTOLADO
DE LA
ORACIÓN
INTENCIONES PARA EL
MES DE SEPTIEMBRE
Ofrecimiento Diario
Ven Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con él, por la redención del mundo.
Señor mío y Dios mío Jesucristo:
Por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo sacrificio del altar; con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu reino.
Te pido en especial por las intenciones encomendadas al Apostolado de la Oración.
Por las Intenciones del Papa
Intención General
Para que las personas con discapacidad mental reciban el amor y la ayuda que necesitan para
llevar una vida digna.
Intención Misional
Para que los cristianos, inspirados en la Palabra de Dios, se comprometan al servicio de los
pobres y de los que sufren.
Por la Conferencia Episcopal Peruana
Para que las autoridades de todos los niveles promuevan con eficacia el bienestar cultural, humano, sanitario y material de nuestras poblaciones más necesitadas.
VIDA DIGNA DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD MENTAL
“... quisiera hacerme espiritualmente presente para reflexionar sobre la situación de los enfermos mentales en el mundo... En muchas partes los servicios para estos enfermos no existen o son insuficientes. Todo cristiano está llamado a dar su aportación para que se reconozca, respete y promueva la dignidad de estos hermanos nuestros...” Benedicto XVI Jornada Mundial del enfermo 8.12.2005 Extracto.
AL SERVICIO DE LOS POBRES Y DE LOS QUE SUFREN
“... El compromiso de hacer que quien está solo o en situación de necesidad se sienta en familia... nace de la escucha atenta de la Palabra de Dios y de la oración. Deseo alentar a todos a perseverar en este camino de fe...” ¡Qué riqueza de la vida el amor a Dios, que se expresa en el amor concreto a los hermanos necesitados! ... Benedicto XVI, 27.12.2009. Extracto.
APARECIDA - MISIÓN CONTINENTAL
“... las desigualdades marcan tristemente nuestro continente y mantienen en la pobreza a una multitud de personas...” (62)
Eucaristía
Evangelización de los pueblos.
Reflexionemos
¿Conozco alguna persona con discapacidad?
¿Qué valores enriquecen a quien ayude a tales personas?
¿Qué puedo hacer en favor de tales personas?
Invitación
A participar de la Misa dominical de 11:00 AM en la Parroquia de San Pedro y a acompañarnos en las reuniones semanales a las 12:00 M en el claustro de la parroquia, todos los domingos.
Asimismo, invitamos a la Misa de los primeros viernes de cada mes en Honor al Sagrado Corazón de Jesús, a las 7:30 PM en San Pedro.
Para conocer más acerca del Apostolado de la Oración y sus actividades acceda AQUÍ
Visítenos en:
http://www.apostlesshipofprayer.net. Elegir idioma ESPAÑOL, hacer clic en ventana “Oración y Servicio”
www.jesuitasperu.org Apostolado parroquial
www.sanpedrodelima.org
¡ADVENIAT REGNUM TUUM!
¡Venga a nosotros tu reino!
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Testimonio de San Pedro
El P. Adolfo Franco, S.J. nos comparte su reflexión para el evangelio del Domingo 24 de agosto, "¿Cómo responde nuestra vida y nuestras obras a la pregunta de Jesús, quién dices tú que es Él? Acceda AQUÍ.
Santa Rosa de Lima
La santa limeña se dedicó a una vida de piedad y de virtud y cuando vistió el hábito de la tercera Orden de Santo Domingo, hizo grandes progresos en el camino d la penitencia y de la contemplación mística. Compartimos su biografía con motivo de su fiesta litúrgica el 30 de agosto. Acceda AQUÍ.
Testimonio de San Pedro
P. Adolfo Franco, S.J.
DOMINGO XXI
Del Tiempo Ordinario
Mateo 16, 13-20
¿Cómo responde nuestra vida y nuestras obras a la pregunta de Jesús, quién dices tú que es Él?
En este momento de la vida de Jesús, los
apóstoles ya han estado bastante tiempo con Él. Y se ha dado a conocer a las
multitudes con sus milagros y sus predicaciones en diversas regiones de Israel.
Jesús hace una pregunta a sus discípulos ¿quién dice la gente que soy yo? Una
pregunta muy importante. No se trata de curiosidad, sino de ver hasta qué punto
ha llegado el mensaje que predica. Porque unos lo veían como un simple
bienhechor que resolvía los problemas con sus milagros, otros lo veían con
agrado por sus palabras hermosas, pero también había quienes lo veían con
disgusto, como un peligro, como un pecador inclusive. Tantas formas diferentes
como veían a Jesús sus contemporáneos en ese momento y en la actualidad.
Y Jesús les dirige entonces la pregunta a
sus discípulos y nos la dirige a nosotros ¿Y vosotros quién decís que soy yo?
Entonces Pedro tomó la palabra y dijo... y ahora soy yo mismo el interpelado
por esta pregunta que es fundamental: Jesús se dirige a mí y me la pregunta en
forma más insistente ¿tú de veras sabes quién soy yo?
Es claro que nadie podrá responder
correctamente a esa pregunta, si no lo conoce. Además se trata de un
conocimiento diferente a los otros conocimientos. ¿Podemos llegar a conocerlo?
¿Estaremos alguna vez en capacidad de responderle a la pregunta que El nos
hace?
Si nos fijamos bien, en nuestra vida ha
habido momentos en que hemos conocido de forma especial a Jesús, y poco a poco
esos conocimientos se han ido juntando para ir formando su imagen en nuestro
corazón. Porque, y esto es claro, a esa pregunta de Jesús solo se responde con
el corazón.
Quizá la primera experiencia del
conocimiento de Jesús, fue esa noche víspera de nuestra Primera Comunión.
Estábamos en el umbral de la niñez (a punto de salir de ella) y todo nuestro
candor se convirtió en una ilusión pura: al día siguiente recibiríamos por
primera vez al amigo Jesús: estar con Él era en ese momento lo más importante
de nuestra vida. Y así esa podría ser una respuesta (aunque incompleta) a la
pregunta de Jesús: Señor, tú fuiste la mayor ilusión de mi niñez.
Pero hay más y mucho más. Seguramente hemos
tenido clases sobre la vida de Jesús y de su misterio, clases de biblia y
teología. Lecturas que nos han enardecido. Todo eso se ha ido acumulando para
ayudar a formar también esa respuesta. Pero lo principal son esas experiencias
hondas, que nos han acercado al conocimiento interior. Alguna vez en especial
hemos sentido el peso de nuestro pecado, nos hemos sentido sucios y
desalentados. Quién me devolviera la ilusión y me permitiera volver a comenzar
y en ese momento apareció Él a través de una confesión honda y suplicante; y
salimos de ese perdón con la sensación de que Él nos había abrazado y que
empezábamos de nuevo a estrenar la vida. Y también podríamos responder a la
pregunta, diciendo: Tú Jesús fuiste el que me devolvió la dignidad perdida y me
hiciste vivir de nuevo con ilusión.
¿Quién dices tú que soy yo? Jesús nos
pregunta y nuestra experiencia de vida le va contestando, etapa por etapa. ¿Y
cuántos otros momentos en que lo hemos visto? En la intimidad del silencio, en
la oración, cuando toda nuestra vida quiere convertirse en adoración a nuestro
“único Amor” su imagen se va completando en nuestro corazón. Y en algunos
momentos nuestra única respuesta a su pregunta es mirarlo con los ojos cerrados
sabiendo que Él es capaz de leer en
nuestro centro mismo la respuesta para la cual no encontramos palabras
suficientes. Y terminaríamos diciéndole pobremente: JESÚS TÚ ERES TODO.
Qué pregunta tan sorprendente ¿quién dices
tú que soy yo? La pregunta central, a la cual vale la pena dedicarle toda la
vida.
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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.
Para acceder a otras reflexiones del P. Adolfo acceda AQUÍ.
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Agradecemos al P. Adolfo Franco, S.J. por su colaboración.
Para acceder a otras reflexiones del P. Adolfo acceda AQUÍ.
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Curso Bíblico en la Parroquia de San Pedro - Lima
SECRETARIADO NACIONAL DEL APOSTOLADO DE LA ORACIÓN
PARA LEER MEJOR
"CURSO BÍBLICO"
PONENTE: P. JESÚS VALVERDE S.J.
TODOS LOS SÁBADOS
A PARTIR DEL 23 DE AGOSTO,
DE 10 DE LA MAÑANA A 11:30
INFORMES Y MATRÍCULA: OFICINAS DE LA PARROQUIA SAN PEDRO - LIMA
JR. AZÁNGARO 451
TELÉFONO 427-0266
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Papa Francisco en visita apostólica a Corea del Sur
Acceda a las publicaciones de los mensajes, homilías y discursos del papa Francisco en su visita apostólica a Corea del Sur, visitando a través de este enlace a la web de la Santa Sede y de ACIPRENSA.
Acceda AQUÍ.
Acceda AQUÍ.
La curación de la hija de una cananea
El P. Adolfo Franco, S.J. nos comparte su reflexión sobre el evangelio del Domingo XX TO. "Un milagro diferente: Jesús no quería hacerlo, se resistía, pero la fe de una mujer lo consiguió. ¿Tenemos tanta fe como para superar un aparente rechazo de Dios?. Acceda AQUÍ.
Homilía del papa Francisco en beatificación de Paul Yun Ji-Chung y 123 compañeros mártires en Corea
En la principal celebración religiosa del papa Francisco durante su visita apostólica a Corea del Sur, se beatificó a Paul Yun Ji-Chung y 123 compañeros mártires. El Papa nos recuerda que "los mártires nos invitan a poner a Cristo por encima de todo y a ver todo lo demás en relación con él y con su Reino eterno. Nos hacen preguntarnos si hay algo por lo que estaríamos dispuestos a morir." Acceda AQUÍ.
La Iglesia - 28º Parte: Estructura Jerárquica de la Iglesia
El P. Ignacio Garro, S.J. inicia un nuevo apartado en su estudio de la Iglesia, en esta oportunidad nos presenta la estructura jerárquica - Sacramento del Orden; en este aspecto la Iglesia es una sociedad orgánica y jerárquica, animada y vivificada por el Espíritu Santo y gobernada por los Obispos, sucesores de los Apóstoles, en comunión con el sucesor de Pedro, vicario de Cristo y cabeza visible de toda la Iglesia. Acceda AQUÍ.
Historia de la Devoción al Corazón de Jesús en el Perú - 5° Parte: Su expansión
Continuamos compartiendo los escritos del +P. Rubén Vargas Ugarte, S.J. sobre la expansión de la devoción del Sagrado Corazón de Jesús, en esta entrega nos presenta a la Congregación del Purísimo Corazón de María como un espacio donde se vivió la devoción al Corazón de Jesús y contribuyó a su extensión en el Perú. Acceda AQUÍ.
Adoración Eucarística para la Santificación de los Sacerdotes y la maternidad espiritual - Cardenal Nicola Cusano
Compartimos el testimonio del Cardenal Nicola Cusano, sobre su experiencia sobre el poder la oración de las hermanas de convento para la santificación de los sacerdotes. Acceda AQUÍ.
Jesús camina sobre las aguas
El P. Adolfo Franco, S.J. nos comparte su reflexión del evangelio del Domingo XIX. "El Señor nos invita a salir de la seguridad de la barca y que arriesguemos aunque nos parezca que caminamos sobre las aguas". Acceda AQUÍ.
Adoración Eucarística para la Santificación de los Sacerdotes y la maternidad espiritual - Cardenal Nicola Cusano
EL SUEÑO DE UN CARDENAL
Lo increíble de esta visión es el hecho que estas religiosas en sus pobres y sutiles manos tenían hombres y mujeres, emperadores y reyes, ciudades y naciones. A veces las manos se estrechaban alrededor de una ciudad; otras veces una nación, reconocible por las banderas nacionales, se extendía sobre un muro de brazos que la sostenía. También en estos casos, alrededor de cada persona orante se extendía un halo de silencio y de discreción. Pero la mayor parte de las religiosas sostenían en la mano sólo un hermano o hermana.
En las manos de una joven y delgada religiosa, casi una niña, el cardenal Nicola vio al Papa. Se comprendía cuánto la carga pesaba sobre ella, pero su rostro brillaba de alegría. En las manos de una anciana religiosa estaba él mismo, Nicola Cusano, obispo de Bressanone y cardenal de la Iglesia romana. Él se reconoció claramente con sus arrugas y con los defectos de su alma y su vida. Observaba todo con ojos muy abiertos y asustados, pero enseguida el susto fue sustituido por una indescriptible beatitud.
La guía, que se encontraba a su lado, les susurró: “¡Ven cómo, a pesar de sus pecados, los pecadores que no han dejado de amar a Dios son sostenidos!”. El cardenal preguntó: “¿Entonces qué sucede a los que no aman más?”. Al improviso, siempre junto a su guía, se encontró en la cripta de la iglesia, donde rezaban otras millares de religiosas.
Mientras aquellas que había visto antes sostenían a las personas con sus manos, éstas en la cripta las sostenían con los corazones. Estaban profundamente involucradas, porque se trataba del destino eterno de las almas. “Vea, Eminencia”, dijo la guía: “así son sostenidos los que han dejado de amar. A veces sucede que se calientan con el calor de los corazones que se consuman por ellos, pero no siempre. A veces, en la hora de la muerte, pasan de las manos de quienes todavía los quieren salvar a aquellas del Juez divino, con quien luego deben justificarse también por el sacrificio ofrecido por ellos. Ningún sacrificio queda sin fruto, pero quien no acoge el fruto que se le ha ofrecido, madura el fruto de la ruina”.
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Tomado de:
http://www.clerus.org/
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El cardenal Nicola Cusano (1401-1464), obispo de
Bressanone (Brixen), no fue sólo un gran político de la Iglesia, famoso legado papal y reformador de la vida espiritual del clero y del pueblo del siglo
XV,
sino también un hombre de silencio y contemplación.
En un “sueño” le fue mostrada aquella realidad espiritual, que todavía vale hoy para todos los sacerdotes y para todos los
hombres:
el poder del abandono, de la oración y del sacrificio
de las madres espirituales en el secreto de
los conventos.
MANOS Y CORAZONES QUE SE SACRIFICAN
“... Entrando en una iglesia
pequeña y muy antigua, adornada con mosaicos y frescos de los primeros siglos,
al cardenal se le manifestó una visión desmesurada. Millares de religiosas
rezaban en la pequeña iglesia. Ellas eran tan delgadas y unidas que todas
cabían allí, a pesar que la comunidad era numerosa. Las religiosas rezaban y el
cardenal nunca había visto rezar tan intensamente. Ellas no estaban
arrodilladas, sino derechas de pie, la mirada fija no lejana, sobre un punto
cercano a él, pero no visible a sus ojos. Sus brazos estaban abiertos y las
manos dirigidas hacia lo alto, en una posición de ofrenda”.
Lo increíble de esta visión es el hecho que estas religiosas en sus pobres y sutiles manos tenían hombres y mujeres, emperadores y reyes, ciudades y naciones. A veces las manos se estrechaban alrededor de una ciudad; otras veces una nación, reconocible por las banderas nacionales, se extendía sobre un muro de brazos que la sostenía. También en estos casos, alrededor de cada persona orante se extendía un halo de silencio y de discreción. Pero la mayor parte de las religiosas sostenían en la mano sólo un hermano o hermana.
En las manos de una joven y delgada religiosa, casi una niña, el cardenal Nicola vio al Papa. Se comprendía cuánto la carga pesaba sobre ella, pero su rostro brillaba de alegría. En las manos de una anciana religiosa estaba él mismo, Nicola Cusano, obispo de Bressanone y cardenal de la Iglesia romana. Él se reconoció claramente con sus arrugas y con los defectos de su alma y su vida. Observaba todo con ojos muy abiertos y asustados, pero enseguida el susto fue sustituido por una indescriptible beatitud.
La guía, que se encontraba a su lado, les susurró: “¡Ven cómo, a pesar de sus pecados, los pecadores que no han dejado de amar a Dios son sostenidos!”. El cardenal preguntó: “¿Entonces qué sucede a los que no aman más?”. Al improviso, siempre junto a su guía, se encontró en la cripta de la iglesia, donde rezaban otras millares de religiosas.
Mientras aquellas que había visto antes sostenían a las personas con sus manos, éstas en la cripta las sostenían con los corazones. Estaban profundamente involucradas, porque se trataba del destino eterno de las almas. “Vea, Eminencia”, dijo la guía: “así son sostenidos los que han dejado de amar. A veces sucede que se calientan con el calor de los corazones que se consuman por ellos, pero no siempre. A veces, en la hora de la muerte, pasan de las manos de quienes todavía los quieren salvar a aquellas del Juez divino, con quien luego deben justificarse también por el sacrificio ofrecido por ellos. Ningún sacrificio queda sin fruto, pero quien no acoge el fruto que se le ha ofrecido, madura el fruto de la ruina”.
El cardenal miró fijamente a las mujeres víctimas
voluntarias. Él había siempre sabido de su existencia. Pero nunca le había sido
tan claro qué significaban ellas para la Iglesia, para el mundo, para los
pueblos y para cada persona; sólo ahora lo comprendía con consternación. Él se
inclinó profundamente delante de las mártires del amor.
Foto: Desde 550 Säben fue
durante 500 años la sede episcopal de la diócesis de Bressanone. Desde 1685, es
decir desde hace más que 300 años, el castillo episcopal se ha convertido en un
monasterio, en donde hasta hoy, una comunidad de Religiosas Benedictinas vive
la maternidad espiritual, rezando y consagrándose a Dios, precisamente como el
cardenal Nicola Cusano había visto en su sueño.
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Tomado de:
http://www.clerus.org/
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