Algunos pensamientos de San Ignacio de Loyola
Itinerario Espiritual de Ignacio de Loyola
Seguir al Espíritu según Ignacio de Loyola
La experiencia de Cristo en Ignacio de Loyola
IV. JESÚS REGRESA A GALILEA Y MARCHA A TIERRAS DE PAGANOS
PASA DE NUEVO POR GALILEA
(Junio - Setiembre, año 29)
Meditaciones de la 131 a la 133
Asimismo, se presenta la Introducción y Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones presentadas por el autor, con la finalidad de dar orientaciones básicas a los ejercitantes, y se complementa con orientaciones para realizar el examen de la meditación.
Estas meditaciones se publicarán semanalmente en grupo correspondientes a un tema. Esperamos que estas publicaciones sean de provecho espiritual, con la gracia de Dios.
ACCEDA A LAS MEDITACIONES AQUÍ
P. Ignacio Garro, jesuita †
6. LA EMPRESA. CONFLUENCIA DE CAPITAL Y TRABAJO
(Continuación)
6.7.2.- EL SOCIALISMO [1]
El término "socialismo"
constituye el denominador común de todos los sistemas que atribuyen a cualquier
primacía a lo social por encima del interés de la persona. Fue empleado por vez
primera en 1820 por R. Owen, en su manifiesto que luchaba en defensa de una
reforma radical de la sociedad de su tiempo y que intentó realizar sus ideas
socialistas en una colonia fundada por él en los Estados Unidos de América.
Podemos distinguir
el socialismo como "doctrina" y el socialismo como "sistema".
Como "doctrina" traduce la primacía de lo social sobre la persona en
términos inmanentistas, es decir, el fin y la razón de ser de la persona es la
sociedad o el grupo social en el cual tiene pleno predominio, ya sea el Estado
como es el fascismo, ya sea la raza, como en el nacionalsocialismo alemán de
Hitler, o la dictadura de clase como el Estado Comunista. El socialismo es
naturalmente inmanentista y por lo tanto materialista, en el sentido de que no
admite en la persona humana la presencia de una realidad espiritual por la cual
ella se destine a un fin que trasciende la sociedad y la historia.
Como sistema
político y social, traduce la primacía de lo social sobre los intereses de la
persona, en una organización en la cual el Estado, órgano de un partido único, detenta
la totalidad del poder político, económico y social.
En la historia de
Occidente ha habido varios intentos de planteamientos socialistas. En la Edad
Moderna, en Inglaterra, Tomás Moro, en su libro "Utopía". Socialistas
franceses e ingleses como Fourier (1772-1837), Saint Simon (1760-1825).
Proudhon (1809-1865). R. Owen (1771-1858), elaboraron algunos elementos de un
sistema socialista e intentaron inclusive organizar comunidades socialistas. El
alemán Karl Marx (1818-1883) los llamó a todos estos socialistas, socialistas románticos
y él pretendió inaugurar el verdadero socialismo científico. Ya vimos
anteriormente las características del sistema marxista, (Pags: 28-29).
El socialismo soñó
que la raíz de la alienación del proletario era el sistema de propiedad privada
de los bienes de producción, y pensó que la liberación de este sistema
consistía en suprimirla. He aquí los siguientes textos:
León XIII en RN, Nº
2: "Añádase a esto que no solo la
contratación del trabajo, sino también las relaciones comerciales de toda índole,
se hallan sometidas al poder de unos pocos, hasta tal punto que un número
sumamente reducido de opulentos y adinerados ha impuesto poco menos que el yugo
de la esclavitud a una muchedumbre infinita de proletarios... Para solucionar
este mal los socialistas, atizando el odio de los indigentes contra los ricos,
tratan de acabar con la propiedad privada de los bienes".
Vemos en este texto
citado que así lo constata el papa León XIII en su experiencia del S. XIX.
Igualmente Pío XI, en
QA, Nº 112, de 1931, hablando del bloque del socialismo que evolucionó hacia el
comunismo: el cual "enseña y
persigue dos cosas, y no oculta y disimuladamente, sino clara y abiertamente,
recurriendo a todos los medios, aun a los más violentos: la encarnizada lucha
de clases y la total abolición de la propiedad privada".
J. Pablo II, en CA, Nº 12c, quien llega a
afirmar: "Al poner de manifiesto que
la naturaleza del socialismo de su tiempo estaba en la supresión de la
propiedad privada, León XIII llegaba de veras al núcleo de la cuestión".
Y en LE, Nº 11,
comenta: "es decir, que la
liberación de la injusticia consistía en expropiar a los propietarios de los
bienes de producción y apropiárselos los proletarios, estableciéndose la dictadura
del proletariado".
Así, según los socialistas,
desaparece la sociedad de clases y aparece la sociedad monoclase o sociedad sin
clases. En ella los proletarios son liberados de la injusticia, recogen el
fruto íntegro de su trabajo productivo, sin que ningún dueño se lo usurpe,
ellos mandan, dominan, son los señores. ¡Trabajan en su producto propio!...
Pura fantasía. ¿Por qué? Porque el socialismo no llegó a superar el esquema
capitalista: los ex - proletarios son (supuestamente) los amos..., pero en
cuanto (supuestamente) "propietarios", no en cuanto
"trabajadores".
Como hemos dicho,
los trabajadores en el bloque socialista han sido más explotados que en el
bloque capitalista, las diferencias de salarios, de bienestar social, etc,
entre un grupo y otro son enormes. Pero, ¿por quién han sido explotados los
trabajadores socialistas? No por propietarios capitalistas, que en el sistema
socialista no los había, sino que fueron explotados por los trabajadores
socialistas directivos de las Empresas estatales socialistas. Es decir, los
trabajadores socialistas eran explotados por los mismos directivos dirigentes
de empresa socialista, cambiaron la esclavitud del capitalista por la
esclavitud del Estado Socialista.
Y es que la clave del problema
social no está en la propiedad privada, sino en la "gestión" de dicha
propiedad privada, como lo contemplamos en los siguientes textos de la DSI:
LE, Nº 14f: Describe
la situación anterior, y señala su causa y raíz en que hay "personas que, aunque no tengan la propiedad (de los medios de producción),
disponen de ellos", es decir, disponen de los medios de producción, no
en la propiedad, sino en la gestión de los medios. Dice más adelante: "En efecto, hay que tener presente que
la simple remoción de esos medios de producción (el capital) de las manos de sus
propietarios privados, no es suficiente para socializarlos de modo
satisfactorio. Los medios de producción dejan de ser propiedad privada de un
determinado grupo social, o sea, de propietarios privados, para pasar a ser propiedad
de la sociedad organizada, quedando sometidos a la administración y al control
directo de otro grupo de personas; es decir, de aquellas que, aunque no tengan
su propiedad, disponen de ellos a escala de la entera economía nacional, o bien
local... Este grupo dirigente y responsable puede cumplir su cometido de manera
satisfactoria desde el punto de vista de la primacía del trabajo; pero puede
cumplirlo mal, reivindicando para sí, el mismo tiempo, el monopolio de la administración
y disposición de los medios de producción y/o dando marcha atrás no siquiera
ante la ofensa a los derechos fundamentales del hombre".
Damos gracias a Dios por la vida del P. Ignacio Garro, SJ † quien, como parte del blog, participó con mucho entusiasmo en este servicio pastoral, seguiremos publicando los materiales que nos compartió.
Escuchar AUDIO o descargar en MP3
P. Adolfo Franco, jesuita
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12, 13 - 21):
En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:
«Maestro, dije a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo:
«Hombre, ¿Quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo:
«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola:
«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose:
“¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. Y se dijo:
“Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.
Pero Dios le dijo:
“Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”.
Así es el que atesora para SÍ y no es rico ante Dios».
Palabra del Señor.
Jesús nos da una vez más una severa lección sobre las riquezas, contándonos una parábola. La del rico que tiene una gran cosecha y se llena de satisfacción por la enorme acumulación de riquezas, que ya ni tiene dónde guardarlas.
Jesús utiliza en esta narración varias frases muy claras y alguna bastante dura: Guárdense de toda avaricia, porque la vida no queda asegurada por nuestras riquezas. Y al rico lleno de placer por sus riquezas le dice ¡insensato!
Las riquezas pueden pervertir al ser humano. Eso es claro. Por conseguir riquezas hay gente en nuestro mundo que se dedica al narcotráfico, a la venta de armas, al negocio de la prostitución. Hay gente que por conseguir dinero se enriquece con los bienes del Estado, gente que engaña, que estafa, que es capaz de asesinar por obtener dinero. En fin la diversidad de modalidades de enriquecimiento ilícito son tantas, que no se puede ni intentar enumerarlas todas. Pero hay que ir más allá en nuestra reflexión. Un cristiano debe ir más allá, porque se trata en esta enseñanza del Señor de algo más; es demasiado claro que el dinero obtenido ilícitamente, es una riqueza malvada que hace perverso al hombre.
¿Pero qué decir de las riquezas obtenidas lícitamente? En la parábola que cuenta el Señor, el hacendado que es juzgado tan duramente, no ha obtenido sus riquezas por medios ilícitos; simplemente se goza de la superabundancia de su cosecha y está pensando en ampliar sus graneros, y anticipa la buena vida que ahora se podrá dar. ¿Es que la riqueza en sí misma es mala? La respuesta es clara: la riqueza en sí misma no es mala; lo malo puede ser su uso. Pero aún así no se resuelve todo el problema de la riqueza.
La riqueza no es mala, pero puede convertirse en veneno para el corazón humano. Puede hacer avaro a un ser, o lo puede hacer materialista, sensual, egoísta. La riqueza puede manchar el corazón. La riqueza es atractiva y seductora y puede acaparar el corazón del hombre; hay que decirlo: nuestro corazón tiende a dejarse seducir por la riqueza. La riqueza puede ocupar el corazón humano. Podemos amar las cosas, la abundancia, el lujo, el despilfarro. Podemos amar las cosas, los objetos, la riqueza, en el verdadero sentido de la palabra amar. Estas cosas nos producen un atractivo y pueden seducir nuestro corazón. Y un corazón ocupado por las riquezas, es un corazón donde Dios no cabe. Desde que Jesús nació en un pesebre nos está indicando que El no puede nacer en nuestros corazones llenos de riqueza.
Y tampoco es cuestión de cantidad de riquezas; también el que tiene poco puede permitir que eso poco ocupe su corazón. Por eso el Señor en las bienaventuranzas nos habla de “pobreza de espíritu”. Es el corazón, lo que hay que vaciar de toda clase de riqueza, ser completamente libre y despegado de todas las cosas.
Y para que esta libertad del corazón sea posible no hay más remedio que emprender el camino del desprendimiento. El ideal del cristiano con respecto a las riquezas debería ser: no tener en el corazón ninguna riqueza, ningún deseo material; y fuera del corazón, en la vida corriente tener sólo lo que Dios quiere que tengamos, dada nuestra naturaleza humana; esa naturaleza humana tal como está creada por Dios tiene necesidad de algunas cosas materiales y no es posible dejarlas. Se trataría de tener sólo eso.
Ese es el ideal cristiano con respecto a las riquezas. Puede parecer una utopía, o puede parecer una meta que solo es posible para determinados escogidos, que deciden vivir perpetuamente en el sacrificio. Y no es así. Jesús en este párrafo dice una frase, que arriba he repetido: no se tiene asegurada la vida con las riquezas. O sea que hay que desenganchar esos dos términos que con frecuencia unimos: riqueza y bienestar de la vida. La calidad de vida no tiene que ver con la riqueza material. Y con frecuencia la riqueza material más bien obstaculiza la calidad de vida.
Cuando el Señor entra plenamente en la vida, y le dejamos entrar, nos trae un gran regalo; y es regalo de verdad: el deseo de la pobreza total. Esa pobreza produce una felicidad diferente de toda otra aparente felicidad. Es una felicidad que podríamos calificar de sustancial: la felicidad de la paz, de la libertad de espíritu, y de la intimidad con el Señor. Porque entonces El encuentra el corazón vacío de toda materialidad y entra plenamente a ocupar el corazón del que ha hecho esa purificación interior.
Escuchar AUDIO o descargar en MP3
P. Mark Link, jesuita.
Examina
y comparte la Semana 9
¿Eres consciente de tus pecados personales?
Lectura de
la escritura Salmo 51; 1-13
1. ¿Por qué algunos pecados de omisión pueden
ser más graves que los de comisión?
2. Describe alguna ocasión especial en que
hiciste un sacrificio por otra persona o lo hizo alguien por ti.
3. ¿Hasta dónde eres capaz de admitir tus
errores, o tienes disposición a hacerlo? ¿Crees que “la honestidad es siempre
la mejor política”?
4. ¿Cuál es el significado de la palabra
“engañar” en la anécdota de la imagen del hombre que se refleja en el vidrio?
5. Piensa en algo que hiciste mal y describe cómo
te sentiste después.
6. ¿Es lo mismo conocer a una persona
directamente que escuchar hablar de ella? Aplica esto a tu relación con Dios.
7. Las tres preguntas delante del crucificado
son básicas en la vida cristiana. ¿Cómo las respondes?
---
Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
---
P. Mark Link, jesuita.
Día siete
“Mis culpas recaen sobre mí y no hay salida, me falla el corazón”
Salmo 40; 13
Ponte con la
imaginación en lo que pasaba por la cabeza de la primera mujer y el primer
hombre después de pecar. Visualiza todo el sufrimiento que su pecado habría
originado en el mundo, no sólo en el antiguo, sino también en el actual. Imagina,
siguiendo la historia del Génesis, todas las personas que han pecado desde que
se cometió aquella primera falta. Date cuenta de cómo el pecado genera como un
huayco de dolor sin medida en sus consecuencias. Ahí tienes un ejemplo de lo
que es el pecado. No sólo un obstáculo al amor de Dios sino también un
instrumento para el sufrimiento y destrucción de todos.
Imagina a Jesús
cargando la cruz y sufriendo. Habla con El y pregúntale por qué El, el hijo de
Dios, decidió morir por nuestros pecados, tus pecados. Luego, pregúntate:
¿Qué he hecho yo por Cristo?
¿Qué estoy haciendo por Cristo ahora?
¿Qué debo hacer por Cristo en el futuro?
¿Cómo responderías estas preguntas? ¿Cómo respondería Jesús estas preguntas por ti? Habla con Jesús sobre esto.
---
Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
---
P. Mark Link, jesuita.
Día seis
“Él soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados”.
Isaías 53; 5
Necesitamos admitir
dos cosas de nosotros mismos. La primera, que somos pecadores. La segunda, que
a pesar de eso, nuestro Padre que está en el cielo nos ama. Juliana de Norwich,
escritora mística inglesa, explica que los pecados cometidos pueden
transformarse en algo bueno, si los reconocemos como tales. Dice en un texto:
Si nunca caemos, no sabríamos qué tan débiles y
miserables podemos ser, ni podríamos apreciar el amor inmenso de nuestro
Creador. Siempre pecamos, pero por eso no dejamos de ser valiosos a los ojos de
Dios. Por el simple hecho de caer, adquirimos conocimiento de lo que significa
el amor de Dios.
Estas palabras son
una bella ilustración de lo que Pablo decía: “Dios dispone las cosas para bien
de los que ama” (Romanos 8; 28). La teóloga y escritora podría agregar al
escrito de Pablo: “incluso en el pecado”.
¿Te has preparado para admitir tus fallas? Habla con Dios sobre cómo puedes sacar algo bueno de tus errores.
---
Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
---
P. Mark Link, jesuita.
Día cinco
“Crea en mi oh Dios un corazón puro, renueva en mi interior un firme espíritu"
Salmo 51, 12
Thomas Merton
recién había concluido la Secundaria y hacía un tour por Europa. Su padre había
muerto el año anterior, llevaba una vida desenfrenada. Una noche en su cuarto,
vivió una experiencia conmovedora que lo hizo profundamente consciente de todas
las tonterías que estaba haciendo. Así escribió más adelante en “La montaña de
los siete círculos”:
Estaba horrorizado y todo mi ser se rebeló contra lo que
había dentro de mí, mi alma deseaba escapar de todo con la necesidad y urgencia
que nunca había tenido. Por primera vez en mi vida trataba realmente de pensar.
Empecé a rezar a un Dios que nunca había conocido, para que me hiciera salir de
la oscuridad y para que me ayudara a librarme de todas esas cosas terribles que
me esclavizaban.
¿Alguna vez has tenido alguna experiencia similar? Habla con Jesús sobre qué pasos debes seguir para atenuar el pecado que hay en tu vida.
---
Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
---
P. Mark Link, jesuita.
Día cuatro
“Graba en tu corazón los mandamientos que hoy te entrego”
Deuteronomio 6; 6
Si consigues lo que quieres
en la lucha por la vida
y el mundo te hace rey por un día,
tan solo ve a un espejo, mira,
y escucha lo que esa imagen dirá.
No son tu padre, madre o hermano
quienes te van a juzgar.
El veredicto que contará más
es el de la imagen del espejo.
A ese le has de rogar
dejando de lado al resto.
A tu lado hasta el fin él ha de estar
y tú la prueba más ardua has de pasar
si del hombre del espejo la amistad cultivas.
Al mundo podrás engañar
recibiendo palmaditas al pasar,
pero tu recompensa final dolor será
si al del espejo pretendiste engañar.
(Dave Wibourn)
Medita este poema
verso por verso. Habla con Dios después de hacerlo.
---
Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
---
P. Mark Link, jesuita.
Día tres
“Si decimos que no tenemos pecado, sería como decir que Dios miente”
1 Juan 1,10
La peor maldad no es realizar la maldad, sino en realizarla pensando que se está haciendo el bien. Si reconocemos nuestros errores podremos ser felices, pero no lo seremos si hacemos lo que está mal y luego no lo admitimos para aparecer justos ante nuestros propios ojos.
Luis Evely ha
escrito mucho sobre esto en su libro “En su presencia”. Allí anota: Te arrepentirás más fácilmente de haber
cometido un pecado si estás seguro de ello y no si es que dudas. No ensucies las
aguas en las que después volverás a pescar. También dice: Si pecas, hazlo con la misma sinceridad con
que después te arrepentirás. Si eres débil para pecar, que tu orgullo no te
impida reconocerlo.
¿Eres honesto y reconoces tus pecados? Habla con Dios sobre algún problema que tengas en este sentido.
---
Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
---
P. Mark Link, jesuita.
Día dos
“El cuerpo es uno, así también es Cristo”
1 Corintios 12;12
Un crítico de
música tuvo que ir a un concierto al que le invitaron a último minuto, por lo
que tuvo que cancelar la cena programada con una amiga. Una hora después, la
hija del solista que iba a cantar en el concierto murió en un accidente, por lo
que el concierto se canceló. El crítico llamó a su amiga y le dijo: “Buenas
noticias, la hija del solista murió, así que cancelaron el concierto”. Luego se
dio cuenta de lo que había dicho. La muerte de una muchacha no podía ser una
buena noticia para nadie.
Cuántas veces nos
pasa igual que al crítico de música. Estamos tan sumergidos en nuestro pequeño
mundo, que perdemos de vista lo que pasa en el mundo más grande. Estamos tan
concentrados en nuestros propios intereses preferencias y gustos, que nos
volvemos ciegos a las necesidades y las tristezas de otros.
“El cuerpo es uno, así también es Cristo, si un miembro sufre, todos sufren con el” 1 Corintios 12; 12,26
¿Qué tanto te concentras sólo en ti mismo y no ves las necesidades de los otros? Habla con Jesús sobre cómo puedes abrir tus ojos y tu corazón para las necesidades de los demás.
---
Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
---
P. Mark Link, jesuita.
Día uno
“Tiende tus manos hacia él” Job 11; 13
Dos pequeños
ejemplos. Al protagonista de la serie de TV “Lobos del aire” le preguntaron si
estaba satisfecho con su actuación. Su respuesta fue negativa. Así respondió al
periodista: Siento como si no le hubiera puesto empeño a la serie, no siento
que haya dado el cien por ciento de mi capacidad. Cuando le preguntaron el
porqué, respondió “sencillamente porque he sido flojo”
El otro ejemplo es
de un vendedor de libros que iba por pueblos del campo. Encontró a un campesino
descansando sentado en una piedra mirando el paisaje. Se presentó y dijo: “Señor,
tengo un libro que vale oro. Ahí se describe cómo trabajar bien la tierra, es
decir, cómo hacer diez veces mejor lo que usted está haciendo ahora”. El hombre
de campo le respondió: “Joven, yo ya sé cómo trabajar mi tierra diez veces
mejor de lo que lo estoy haciendo ahora. El asunto no es saber qué tengo que
hacer, sino hacerlo”.
Hagamos la relación
entre las dos historias y preguntemos a nuestra conciencia si somos responsables
de no hacer lo que debemos hacer.
Hay pecado de comisión (hago lo que no debo hacer), y pecados de omisión (no hago lo que debía hacer). Habla con Jesús sobre en cuál de estos dos aspectos debes trabajar más.
---
Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
---
El domingo 31 de julio, fiesta de San Ignacio de Loyola, iniciaremos la publicación del Programa Desafío del P. Mark Link, jesuita, basado en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.
Este Programa de Ejercicios Espirituales está diseñado para realizarse en la Vida Cotidiana, con meditaciones diarias, se recomienda que se desarrolle bajo la dirección de un acompañante espiritual.
Las meditaciones se publicarán por semanas, es decir, meditaciones diarias para cada día de la semana.
Se publicarán las recomendaciones a tenerse en cuenta para las meditaciones diarias, y cada meditación tendrá un enlace para acceder a ellas cuando el ejercitante lo necesite.
A.M.D.G.
P. Ignacio Garro, jesuita †
6. LA EMPRESA. CONFLUENCIA DE CAPITAL Y TRABAJO
(Continuación)
6.7.- MODELOS DE RELACIONES ENTRE EL CAPITAL Y EL TRABAJO. POSTURA DE LA IGLESIA
Una vez aclarados los
términos de "capital" y "trabajo" pasemos a examinar los
principales modelos de relaciones entre capital y trabajo a la luz de la DSI,
presentándolos brevemente en su origen y trayectoria histórica y en su
proyección hacia le futuro. especialmente estudiaremos el régimen de sociedad o
"cogestión", apuntando las importantes implicaciones que contiene.
6.7.1.- EL CAPITALISMO LIBERAL [1]
Es el
sistema económico que se basa en la supremacía del capital sobre el trabajo,
esto es, que otorga la última instancia de las decisiones que controlan el
proceso productivo a aquellos que poseen el capital. El surgir del capitalismo
fue propiciado por la convergencia de varias circunstancias históricas, y
coincidió con el comienzo de la revolución industrial. Entre estas circunstancias,
las principales fueron las siguientes:
a.- Los rápidos progresos de la tecnología que reveló la posibilidad de utilizar nuevas formas de energía (energía de vapor, eléctrica, etc), dando lugar a nuevos procesos de producción, sustituyéndose la producción de tipo artesanal por la producción en serie.
b.- La enorme ampliación ofrecida a los mercados europeos, por la colonización de Asia, África y las Américas.
c.- El aplastamiento de las estructuras corporativas de la Edad Media, que reglamentaban el ejercicio de las profesiones u oficios y controlaban la competencia.
Podemos decir, que
el capitalismo nació bajo el signo del liberalismo que inauguraba una total
libertad de la iniciativa privada en el proceso productivo y excluía de este
proceso la intervención del Estado.
Como sistema económico,
el capitalismo no tenía ética alguna. Se reglamentaba exclusivamente mediante
las indicaciones de mercado y, en éste, mediante mecanismos de la formación de
los precios, que obedecía a la ley de la oferta y la demanda. Así pues, los
comienzos del capitalismo fueron marcados por un violento espíritu de
competencia, en el cual los diferentes productores veían aumentar sus
ganancias, al disminuir los precios de producción. El capitalismo fue responsable
de tremendas injusticias contra la clase trabajadora, obligada a trabajar a
cambio de salarios de hambre, hasta quince horas diarias, incluyendo a mujeres
y niños menores de edad. Como vimos anteriormente, esta situación originó la
situación que se llamó la "cuestión social", como situación de verdadera
injusticia de parte de los capitalistas en contra de los trabajadores.
En breve tiempo se
vio que el sistema capitalista tenía defectos muy graves y de difícil solución.
El mecanismo del sistema capitalista sólo es sensible a las necesidades que se traducen
en dinero, es decir, en ganancia material. Son múltiples las deficiencias de
este sistema. En primer lugar su carácter impersonal y anónimo, que deja la
determinación de los niveles del salario al mecanismo de la ley de la oferta y la demanda, sin ninguna consideración de tipo
ético o social. En un auténtico régimen capitalista, donde la oferta de mano de
obra excede la demanda, el salario debe bajar, aunque alcance niveles
inferiores a los de la mera subsistencia, esto origina una auténtica situación
de injusticia humana y social.
Consideraciones de
tipo moral no hallan lugar en el sistema capitalista, porque, para éste, la
economía como la política representan compartimentos separados cuya única regla
es la eficacia. El segundo defecto económico del capitalismo reside en el hecho
de que la competencia rara vez tuvo los efectos que de ella se esperaba. Los
monopolios, "holdings", y todo tipo de asociación monopólica iban
contra el poder adquisitivo del trabajador. Los capitalistas dominando con enorme
fuerza financiera, conseguían imponer leyes que les garantizaran en la
permanencia de sus privilegios. Por todo esto, el capitalismo nunca ha
conseguido eliminar el tercer defecto, que es le de las crisis periódicas de la
superproducción y el crecimiento, creando las condiciones para las cuales la
única salida de esta crisis es la destruir enormes cantidades de bienes, yendo
en contra de una humanidad necesitada y hambrienta.
¿Por qué razón
semejante sistema se llama capitalismo? Porque en el proceso sociopolítico y económico
se atribuye la superioridad indiscutible del capital sobre el trabajo. El
capitalismo está apoyado en la filosofía liberal llamada
"liberalismo", que nace de una concepción de la persona y de la
sociedad de una manera individualista. Por ello, capitalismo, liberalismo e
individualismo son así tres caras, orgánicamente solidarias, de la misma
realidad histórica que marcó el S. XIX y cuyos residuos (algo controlados)
permanecen hasta nuestros días. Es verdad que en nuestros días no existe el capitalismo
primitivo del S. XIX, ya que la presión de varios factores ha originado una
gran variedad de nuevos modelos neocapitalistas. Estos se distinguen por la
mayor o menor intervención del Estado en los mecanismos de control en la
cuestión económica, en la determinación de los precios y salarios. El
neocapitalismo parte de su rudeza, si embargo, aunque haya tolerado o asimilado
muchas novedades, en las relaciones de trabajo, todavía conserva el principio
inamovible de que el capital es más importante que el trabajo.
Por ello la DSI
desde León XIII en la RN, nº 6, demostraba que tenía una visión clara de la
situación de la injusticia social que reducía a una condición casi servil a la
inmensa multitud de trabajadores por la injusticia de los bajos salarios. Anota
como causa de esta situación la destrucción de las corporaciones artesanales o
gremios, que dejaban a las clases más pobres a merced de la ganancia y de la
competencia desleal de la oferta y la demanda. León XIII no llegó a percibir que
la situación se configuraba dentro de una forma y un sistema que entonces se
iniciaba y cuyo nombre era "capitalismo".
Fue le papa Pío XI,
cuarenta años más tarde, quien en su encíclica QA, nº 102-103, identificó el sistema que se llamó "régimen
capitalista", y que consideraba uno de los extremos que ha de ser evitado,
por cualquier tipo de régimen sociopolítico. En efecto, no considera el
capitalismo como un régimen
"condenable por sí mismo ni vicioso por su misma naturaleza", sino que
es condenable y vicioso e la medida en que "el capital esclaviza a los
obreros o a la clase proletaria con tal fin y tal forma, que los negocios y por
tanto, todo el capital, sirvan a su voluntad y a su utilidad, despreciando la
dignidad de la persona humana de los trabajadores, la índole social de la
economía y la misma justicia social y el bien común" .
Como hemos visto a
través de este tratado, la Iglesia se opuso de manera determinante a este
sistema económico por las injusticias a las que llevaba.
[1]
Cfr.- Tema "Capitalismo" en Pequeña Enciclopedia de la Doctrina
Social de la Iglesia" , F. Bastos de Avila, SJ. Edic. Paulinas.
Damos gracias a Dios por la vida del P. Ignacio Garro, SJ † quien, como parte del blog, participó con mucho entusiasmo en este servicio pastoral, seguiremos publicando los materiales que nos compartió.