P. Fernando Martínez Galdeano, S.J.
Los sapienciales son de esos libros para ser leídos de forma ocasional, conforme al estado de ánimo del momento y hojeando como por azar sus páginas. Supuesto este criterio práctico, no estará de más el ofrecer aquí algunas de sus perlas para una lectura más metódica.
Comenzando por el escrito de los Proverbios, podemos dejarnos empapar de su presentación (1,1-9); de su fuerte motivación para conseguir la sabiduría (2,1-17; 3,13-26; 4,1-9); podemos sorprendernos por la personificación de la sabiduría como si fuera un icono de Dios (8,1-36; 9,1-6); y podemos saltar hasta el final para dejarnos seducir con la imagen idealizada de la mujer valiosa (31,10-31).
Acerca de la masa de refranes, un lector avispado podría hacer el intento de clasificarlos y ordenarlos según temas positivos, sean éstos humanos o religiosos. Sobre el poder y la justicia, el tipo de mujer perfecta, el trabajo y el dinero, el respeto de Dios, la conducta según la Ley, etc.
Pasemos al libro del honesto y paciente Job. Hemos de evitar su lectura corrida de principio a fin, pues sentiríamos el cansancio que producen sus discursos brillantes, pero repetitivos. Su línea circular del interés, su guión se esconde en la aceptación “positiva” del dolor y del sufrimiento en las personas cuya conducta de fe es justa y desinteresada. ¿Puede tener algún significado el sufrimiento de estas personas inocentes y justas? La actitud del lector orante habrá de ser la de escucha, incluso ante el silencio incomprensible de un Dios que ama a los hombres “de buena voluntad”.
Job siente su propia miseria como algo intolerable y su máximo deseo será morir antes que vivir en aquella miseria y frustración (3,1-26); el mismo Dios es causa de su gran dolor (6,1-7,21); ¿es que el hecho de ser un Dios tan poderoso justifica su actuación en este caso flagrante sobre un hombre honesto? (cap. 9 y 10); yo (Job) no puedo pelear así contra Dios, pero le suplico que no se esconda en el silencio y que me responda y me ilumine al menos con su modo de ver (cap. 12-14; 16-17); tengo confianza en que Dios mismo sabrá defenderme y no acusarme como lo hacéis vosotros mis amigos (19,1-29); deseo encontrar a Dios pero siento un respeto y un miedo intenso (cap. 23-24); Job se ve a sí mismo inocente, y también injustamente maltratado (cap. 29-31); y por fin, Dios mismo le responde. El no actúa como los hombres. Job ha de confiar en el, mas allá de cualquier esperanza (cap. 38-41); y Job incluso en la oscuridad del sufrimiento es capaz de mantener su fe (42,1-6).
Para leer con fruto el libro del Eclesiastés (Qohélet) conviene ponerse en sintonía con él. Todo lo existente, incluida nuestra propia vida, tiene un valor relativo. El único que vale de verdad es Dios. Y la muerte pareciera que acaba con nuestra existencia toda. Pues bien, —señala el autor—, aunque la experiencia sea ésta, vivamos conforme a la sabiduría que pro¬viene de Dios. Disfrutemos a su tiempo de los placeres honestos de esta vida temporal y mantengamos nuestra confianza en este mismo Dios, incluso frente a una muerte ineludible que se nos presenta así como un término de sombras y oscuridad.
Esta linea del autor, iluminada por la fe en un Jesucristo (como un ser viviente y actual) acrecienta sin duda en nosotros el desapego y desprendimiento de lo temporal, al tiempo que nos ofrece un horizonte de futuro confiado quizás lejano, bajo el reinado de un Dios bueno. El Eclesiastés tiene su hondura y nos dispone a aceptar con fe serena y en paz, la misma vida y la muerte. Se intuye el que la persona esperanzada existe con una mayor dignidad y felicidad, incluso en esta vida.
Se puede hacer una provechosa lectura, con los párrafos y versículos siguientes: nada novedoso hay bajo el sol que brilla (1,1-11); todo tiene su tiempo oportuno (3,1-15); la sabiduría (8,16-9,18); juventud y vejez que acaba (11,7-12,8).
Sobre el libro del Eclesiástico (Sirácida) y de forma parecida a lo indicado para la lectura del escrito de los Proverbios (véase más arriba) se pueden agregar colecciones de textos según ciertos temas, conforme al interés personal del lector. Apuntamos algunos capítulos y versículos: el temor y el respeto de Dios, vía hacia el saber pleno (1,11-20; 32,14-24; 34,13-17); paciencia y fidelidad (2,1-18); gozo en la sabiduría (4,11-19; 14,20-15,10; 37,16-26; 39,1-11); la verdadera amistad (6,5-17; 22,19-26; 37,1-6); el trato con las mujeres (9,1-9; 26,1-18); el aceptarse y el existir uno mismo (10,26-11,6); Dios como creador y Señor (16,24-17,14; 39,12-35; 42,15^13,33); y el retrato del sumo sacerdote Simón (50,1-21) que es un poema. El inspirado apéndice (cap. 51) es de recomendada y obligada lectura.
Los primeros cristianos aducían los textos del libro de la Sabiduría, el último del A.T., para demostrar los signos mesiánicos que ya se anunciaban sobre la muerte del “justo” (cap. 1-5). Pero su alma y corazón se halla en el elogio que se hace de la sabiduría y en cómo adquirirla (cap. 6-9).
UN PLAN DE VEINTE DÍAS
- Prólogo y motivación para adquirir la sabiduría (Prov 1,1-4,27).
- Recomendaciones iniciales; elogio de la sabiduría (Prov 5,1-9,18).
- Puede hojearse la gran colección de origen salomónico (Prov 10,1-22,16).
- Véase la colección de inspiración egipcia (Prov 22,17-24,22). Puede verse la colección de los sabios y la de Ezequías (Prov 24,23-29,27).
- Otras colecciones más recientes (Prov 30,1 -31,31). La prueba de Job, permitida por Dios (Job 1,1-3,26).
- Palabras de un amigo: hemos de poner la confianza en Dios (Job 4,1-5,27). Respuesta de Job: sólo el que sufre conoce lo que es sufrir (Job 6,1 -7,21).
- Diálogo entre amigos sobre la justicia divina y su sabiduría (Job 6,1-14,22).
- Los amigos le acusan de arrogancia; pero sólo Dios será su abogado (Job 15-21).
- Job insiste en que su sufrimiento no procede de su pecado (Job 22-27).
- Job se defiende y suplica de Dios una respuesta directa (Job 28-31).
- Discursos explicativos de un nuevo interlocutor (Job 32-37).
- Dios mismo responde a Job desde la tormenta (Job 32-41). La fe de Job y su aceptación por Dios que restaura su bienestar (Job 42,1-17).
- Primera parte: ¡vanidad de vanidades! (Ecl 1-6).
- Segunda parte: disfruta de la vida pero en el respeto de Dios (Ecl 7-12).
- Sabiduría, dominio de sí y temor de Dios (Eclo 1,1 -2,18). Pueden hojearse los consejos sobre la vida personal, familiar y social (Eclo 3-23).
- Elogio de la Sabiduría y su relación con la Ley (Eclo 24,1-34). Los proverbios aún actuales para una vida recta (Eclo 25,1-42,14).
- Sobre la gloria de Dios en la naturaleza e historia de Israel (Eclo 42,15-50,29). Acción de gracias y búsqueda de la sabiduría desde la juventud (Eclo 51,1-30).
- La Sabiduría y la muerte (Sab 1,1-5,23).
- Elogio de la Sabiduría y oración para alcanzarla (Sab 6,1-9,18).
- La Sabiduría en la historia de Israel (10,1-19,22).
LOS PENSAMIENTOS DE LOS HOMBRES SON INCIERTOS E INSEGURAS NUESTRAS IDEAS, PUES UN CUERPO CORRUPTIBLE AGOBIA EL ALMA Y ESTA MORADA DE TIERRA ABRUMA EL ESPÍRITU LLENO DE PREOCUPACIONES. (...) ¿QUIÉN PUDO CONOCER TU VOLUNTAD, SI TÚ NO LE HUBIERAS DADO LA SABIDURÍA Y NO LE HUBIERAS ENVIADO DE LO ALTO TU ESPÍRITU SANTO? (Sab. 9,14-15.17)
DE TUS ENEMIGOS APÁRTATE, Y DE TUS AMIGOS NO TE FÍES. EL AMIGO FIEL ES SEGURO REFUGIO, EL QUE LE ENCUENTRA, HA ENCONTRADO UN TESORO.
EL AMIGO FIEL NO TIENE PRECIO, NO HAY PESO QUE MIDA SU VALOR.
EL AMIGO FIEL ES REMEDIO DE VIDA, LOS QUE TEMEN AL SEÑOR LE ENCONTRARÁN. EL QUE TEME AL SEÑOR ENDEREZA SU AMISTAD, PUES COMO ÉL ES, SERÁ SU COMPAÑERO, (Eclo 6,13-17)
NO TE DEJES VENCER POR LA TRISTEZA NI ABATIR POR TU PROPIA CULPA; ALEGRÍA DE CORAZÓN ES VIDA DEL HOMBRE, EL GOZO ALARGA SUS AÑOS; CONSUÉLATE, RECOBRA EL ÁNIMO, ALEJA DE TÍ LA PENA, PORQUE A MUCHOS HA MATADO LA TRISTEZA, Y NO SE GANA NADA CON LA PENA. CELOS Y CÓLERA ACORTAN LOS AÑOS, LAS PREOCUPACIONES AVIEJAN ANTES DE TIEMPO. CORAZÓN ALEGRE ES GRAN FESTÍN QUE HACE PROVECHO AL QUE LO COME, (Eclo 30,21-25)
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Agradecemos al P. Fernando Martínez, S.J. por su colaboración.
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