SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA
2. LAS DOS NATURALEZAS DE CRISTO Y CÓMO ESTÁN UNIDAS
CONTINUACIÓN
2.2. LA VERDADERA HUMANIDAD DE CRISTO
2.2.1. Realidad de la naturaleza humana de Cristo
Tesis 2ª
"Cristo asumió un cuerpo real, no aparente", (de
fe).
2.2.1.1. Explicación
En esta tesis queremos afirmar que Cristo asumió un cuerpo
humano real, es decir, no aparente. En efecto Jesús, nacido de la Virgen María
es verdaderamente uno de los nuestros, no sólo por tener cuerpo y alma como la
nuestra, sino también porque pertenece a nuestra familia humana, a la
descendencia de Adán, a través de Abrahán, Isaac, Jacob y, con el correr de las
generaciones, también pertenece al linaje de David según la carne, Lc 1, 27;
Rom 1, 3.
2.2.1.2. Adversarios
Docetismo: Negaba la realidad del cuerpo humano de Cristo
reduciendo a simple apariencia los hechos de la vida terrenal y humana de
Cristo, principalmente su Pasión y muerte.
El Docetismo: Doctrina herética según la cual: "El Hijo
de Dios, Jesucristo, no tuvo más que una naturaleza humana aparente: nació,
padeció, murió, pero todo esto acaeció sólo en apariencia."
2.2.1.3. Magisterio de la Iglesia
S. Ignacio Obispo de Antioquía corrigió las doctrinas
docetistas, afirmando: "Cristo asumió un cuerpo real, no simplemente
aparente". (de fe). Denz 148. Finales del S. I y comienzos del S. II.
Santos Padres. Esta doctrina herética del docetismo fue
combatida por S. Ignacio de Antioquía. S. Ignacio para refutar el docetismo se
basa en los Santos Evangelios en los que se nos narran los hechos de la vida
terrena de Jesús, en una forma que no deja lugar a dudas sobre la realidad de
su cuerpo y de su alma. Y así, encontramos en el Evangelio de S. Lucas que
Jesús después de su resurrección se aparece a sus discípulos y les dice:
"palpad y ved, que un fantasma no tiene carne ni huesos, como véis que yo tengo".
Lc 24, 39. Pero es sobre todo el
Evangelista S. Juan el que con su evangelio y con sus cartas combate a los
herejes que niegan que Cristo se encarnó, l Jn 1, 1; 4, 2; 2 Jn 7.
Más tarde S. Ireneo y Tertuliano defendieron las fórmulas
teológicas de S. Ignacio de Antioquía.
2.2.1.4. Sagrada Escritura
- Mt, 1,1 s.s. Libro de la generación de Jesucristo, hijo de
David, hijo de Abraham".
- Jn 1, 14: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre
nosotros".
- Gal 4, 4: "Llegada la plenitud de los tiempos, envió
Dios a su Hijo, nacido de mujer, bajo la ley...".
También vemos que en la resurrección, Jesús, para convencer
a sus discípulos, que todavía andaban vacilantes acerca de su persona, les
confirma la realidad de su cuerpo humano diciendo: "Palpad y ved; que un
espíritu no tiene carne ni huesos, como véis que yo tengo". Lc 24, 39.
2.2.1.5. Argumento teológico
Jesucristo asumió un cuerpo real en el seno virginal de la
Virgen María. Si no hubiera asumido un cuerpo real, la Encarnación hubiera sido
una mera apariencia, pero no fue así, Cristo tuvo una naturaleza humana igual a
la nuestra en todo, menos en el pecado. Una naturaleza humana compuesta de
cuerpo y alma. No admitimos de ninguna manera que Cristo tuvo una naturaleza
humana aparente, o fantasmal, esto sería negar el valor intrínseco del misterio
de la Encarnación y el misterio de la Redención. Asumimos como verdadero lo que
enseña la Iglesia: "que Cristo asumió un cuerpo real, no simplemente
aparente", Denz 148. Esta afirmación coincide con las palabras de Jesús
después de su Resurrección en las que Cristo afirma a sus discípulos que
Jesús posee un verdadero cuerpo humano antes y después de su muerte. Si negamos
esta verdad de fe invalidamos todo el misterio de la Encarnación, los méritos
de Cristo en la Cruz, en fin, todo el misterio de la Redención. etc.
2.2.2. Integridad de la naturaleza humana de Cristo
Tesis 3ª
"Cristo no solamente asumió un cuerpo humano sino
también un alma racional". (de fe).
2.2.2.1. Explicación
Esta tesis está en perfecta conexión con la tesis anterior.
Al afirmar que Cristo asumió realmente una naturaleza humana, ésta comprende
cuerpo y alma, no solamente un cuerpo sino cuerpo y alma. Tomamos esta
afirmación del Concilio de Calcedonia (451) que enseña, a propósito de la
humanidad de Cristo: "Enseñamos unánimemente que hay que confesar a un
solo y mismo Hijo y Señor nuestro Jesucristo. Perfecto en la divinidad y
perfecto en la humanidad; verdaderamente Dios y verdaderamente hombre,
compuesto de alma racional y cuerpo; consustancial con el Padre según la
divinidad perfecto en su humanidad, en todo semejante a nosotros menos en el
pecado, ..." Denz. 301
2.2.2.2. Adversarios
Apolinarismo
Apolinar de Laodicea, Obispo de Laodicea (390): "Negaba
el alma humana en Cristo juzgándola incompatible con su divinidad, enseñando
que: El Logos tomó un cuerpo humano y un alma animal, ocupando el Logos divino
el lugar del alma racional y espiritual que le faltaba".
Apolinar, (390), fue quien trató de hacer que la unión de la
humanidad y divinidad de Cristo fuera lo más íntima posible. Pero deseoso de
proteger la unidad de la persona de Cristo sacrificó la dignidad y realidad de
su humanidad, negando la existencia del alma humana en Cristo.
Para lo cual adoptó una teoría tricotómica de la naturaleza
humana; es decir, predicó que el hombre es un compuesto triple, a saber: Cuerpo
(soma). Alma sensitiva (psijé). Y Alma pensante, intelectiva o espiritual (nous
= sede de la libertad y del propio yo humano). Por tanto Cristo se compone
tricotómicamente de: Cuerpo, Alma y el Verbo, que era la fuerza dominante de su
humanidad. Y afirmaba: "Si Cristo tiene un entendimiento humano, estamos
en presencia de dos naturalezas perfectas y hemos de confesar dos hijos, un
Hijo de Dios y un Hijo de adopción; esta conclusión está en contra del
Evangelio, y por lo tanto, el Verbo ocupa en Cristo el lugar, no ya del alma,
sino del entendimiento. Además, la voluntad divina, cualidad esencial del
"nous" es impecable, por el contrario, toda voluntad humana es
pecaminosa.
2.2.2.3. Magisterio de la Iglesia
El Concilio Constantinopolitano I, (381), enseña contra
Apolinar de Laodicea lo siguiente: "Anatematizamos a aquellos que dicen
que el Verbo de Dios estuvo en la carne humana en lugar del alma
racional". Denz 159
La reacción de los Padres que profesaban la verdadera fe se
fundaba en la realidad del misterio de la Encarnación, y decían: si Cristo no
tiene un alma racional no es un hombre como nosotros, su humanidad no es
consubstancial a la nuestra. Además, si no hay en Cristo ni voluntad, ni
libertad humanas, no pudo merecer en favor de nosotros los pecadores, pues
"nada que no haya sido asumido (por la encarnación) puede ser redimido".
La condenación solemne a esta herejía fue dada en el
Concilio de Constantinopla en el año 381, que dice: "Cristo es verdadero
Dios y verdadero hombre, asumiendo no solamente un cuerpo sino también un alma
racional". Denz 159
2.2.2.4. Sagrada Escritura
Acerca de la integridad de la naturaleza humana de
Jesucristo:
Jesús mismo habla de su alma humana: "Mi alma está
triste hasta la muerte", Mt 26, 38. Y en Lc 23, 46, dice: "¡Padre en
tus manos escomiendo mi espíritu!".
La Sagrada Escritura nos habla de la muerte de Jesús
diciendo que entregó su espíritu, Mt 27, 50; Jn 19, 30. La espiritualidad del
alma de Cristo resalta de manera especial en sus oraciones de súplica y de
acción de gracias, y en el sometimiento de su voluntad humana a la voluntad
divina: "Padre, no se haga mi voluntad sino la tuya". Lc 22, 42.
2.2.2.5. Argumento teológico
En esta tesis hemos demostrado que la naturaleza humana de
Cristo es íntegra, es decir, está compuesta de cuerpo y alma. No es suficiente
decir que Cristo asumió un cuerpo humano, hay que decir que asumió cuerpo y
alma humanos, y por lo tanto asumió una verdadera naturaleza humana y por ello
es consubstancial a los hombres.
Y por ello afirmamos con el Concilio Constantinopolitano I
(381) que: "Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre, asumiendo no
solamente un cuerpo (humano) sino también un alma racional". Denz 159. Y
las razones teológicas son muy claras:
- Porque el alma racional, lo mismo que el cuerpo, es una
parte "esencial" de la naturaleza humana, de la que no puede
prescindirse sin destruirla. Si Cristo ni hubiera asumido el alma racional, no
sería verdadero hombre.
- El Logos no puede hacer las veces del alma racional
humana, puesto que el alma humana es la forma sustancial del cuerpo y el Verbo
no es la forma sustancial del cuerpo humano porque el Verbo no puede entrar en
composición con ninguna cosa.
2.2.3. Origen adamítico de la naturaleza humana de Cristo
Tesis 4ª
"Cristo fue verdaderamente engendrado y nació de una
hija de Adán, la santísima Virgen María". (de fe)
2.2.3.1. Explicación
Una particular garantía de la realidad e integridad de la
naturaleza humana de Cristo es el haber sido verdaderamente engendrado por una
madre humana y nacido de ella. Al nacer de una hija de Adán quedó incorporado,
según su humanidad, a la descendencia de Adán. Su igualdad específica con los
hombres llegó a ser de esta manera una comunidad de linaje; Cristo se convirtió
en nuestro hermano.
2.2.3.2. Adversarios
Sectas gnósticas
Algunos Gnósticos como Valentín y Apeles, decían que Cristo
había bajado de los cielos a la tierra con un cuerpo de índole espiritual y que
pasó por la Virgen María sin tomar nada de ella: "de la misma manera que
el agua fluye por un canal".
2.2.3.3. Sagrada Escritura
La Iglesia defendió en sus discusiones con estos gnósticos
que Cristo fue engendrado y nació de la Virgen María, es decir, que fue
concebido por ella y que tomó de ella su misma sustancia o naturaleza humana.
- Mt 1, 16 : "(María) de la cual nació Jesús".
- Lc 1, 31, : "Y he aquí que concebirás en tu seno y parirás
un hijo ...".
- Gal 4, 4: "llegada la plenitud de los tiempos, envió
Dios a su Hijo, nacido de mujer...".
Santos Padres, se señala principalmente a S. Ignacio de
Antioquía como inculcador de que: "Cristo procede verdaderamente del
linaje de David según la carne.. y que nació verdaderamente de una
virgen".
2.2.3.4. Argumento teológico
La importancia redentora de la verdadera y completa
humanidad de Cristo y de su descendencia común con nosotros radica, por una
parte, en que asumió la misma naturaleza humana que iba a redimir: esta
naturaleza humana la asumió de una hija de Adán, la santísima Virgen María, que
estaba libre del pecado original y era el habitáculo ideal para que El Verbo
del Padre por obra del Espíritu Santo asumiera una verdadera naturaleza humana
completa, es decir, cuerpo y alma, así
estaba preparado para redimir del pecado y de la muerte eterna como verdadero
Dios y como verdadero hombre a todo el género humano con Dios Padre en la
reconciliación de la cruz, que El realizó por nosotros como verdadero hermano
nuestro que era.
Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
Para acceder a las otras publicaciones de esta serie acceda AQUÍ.
...
Para acceder a las otras publicaciones de esta serie acceda AQUÍ.
...
No hay comentarios:
Publicar un comentario