Lc. 2, 10-14
Contempla a Dios que encarnado es un pobre desvalido y frágil recién nacido, aplica todos tus sentidos, huele el heno, el acre de los animales, la humedad del establo, el viento helado.
El plan de salvación de Dios es un “misterio”: ¿Por qué eligió tomar nuestra naturaleza humana? Este Dios de grande majestad ¿por qué escogió nacer pobre, vivir y morir como lo hizo? Entra en el corazón de María que atesoró y reflexionó sobre estos hechos; pregúntaselo, escucha su respuesta… Repite el nombre de Jesús, una y otra vez en tu corazón, sintiendo su suavidad y fuerza curativa.
Pide la gracia de profundizar más en el misterio del amor de Dios, para que puedas comprender mejor a Jesús y quieras seguirle con un corazón generoso.
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Así sea +*
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