Textos claves del Nuevo Testamento - 2. "¡Padre mío!"

 


P. Fernando Martínez Galdeano, jesuita.

Dios ama a los hombres, y ésto lo sabemos por su Hijo: “A Dios nadie le vió jamás; el Hijo único que es Dios, y que está en el seno del Padre, nos le ha dado a conocer” (Jn 1,18); “Ni lo de arriba, ni lo de abajo, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rm 8,39); “Considerad qué amor tan grande nos ha demostrado el Padre; somos llamados hijos de Dios, y así es en verdad” (1 Jn 3,1). El amor de Dios por nosotros se expresa en Jesucristo: “El amor que Dios nos tiene se ha manifestado en que envió al mundo a su Hijo Unigénito, para que vivamos por él” (1 Jn 4,9); “Dios amó al mundo hasta el extremo de entregarle a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga una vida eterna” (Jn 3,16).

Jesús nos revela el amor que procede de Dios hacia nosotros ofreciendo su vida en beneficio nuestro, hasta la muerte: “A pesar de su condición divina, Cristo Jesús no quiso hacer de ello ostentación. Se despojó de su grandeza, tomó la condición de siervo y se hizo semejante a los humanos. Más aún, hombre entre los hombres, se rebajó a sí mismo hasta morir por obediencia, y morir en una cruz” (Flp 2,6-8); “Era la víspera de Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de dejar este mundo para ir al Padre. Y él que había amado siempre a los suyos que estaban en el mundo, llevó su amor hasta el fin” (Jn 13,1).

Pero necesitamos la ayuda del Espíritu para vivir la experiencia de Dios como Padre que nos ama: “Habéis recibido un Espíritu que nos transforma en hijos y que nos permite exclamar ¡Padre mío!” (Rm 8,15). Y la unión fraterna se transforma así en signo comunicable del Dios que nos quiere: “Te pido que todos vivan unidos. Padre, como tú estas en mí y yo en tí, que también ellos estén unidos a nosotros. De esta manera, el mundo podrá creer que tú me has enviado” (Jn 17,21); “El que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” (l Jn 4,8).


Agradecemos al P. Fernando Martínez SJ por su colaboración.

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