VATICANO, 20 Jun. 13 / 04:18 pm (ACI/EWTN Noticias).- La oración no es magia y los cristianos no le rezan a un "Dios cósmico" sino a un Dios cercano, a un Dios que es Padre y no solo padre de uno, sino padre de todos. Lo afirmó esta mañana el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
En su homilía de esta mañana el Papa explicó: "¿a quién rezo? ¿A Dios Omnipotente? Demasiado lejano. Ah, esto yo no lo siento. Ni siquiera Jesús lo sentía. ¿A quién rezo? ¿Al Dios cósmico? Un poco habitual, en estos días, ¿no?... rezar al Dios cósmico, ¿no? Esta modalidad politeísta que llega con esta cultura ‘light’… ¡Tú debes rezar al Padre! Padre es una palabra fuerte".
"Tú debes rezar al que te ha generado, al que te ha dado la vida. No a todos: a todos es demasiado anónimo. A ti. A mí. Y también al que te acompaña en tu camino: al que conoce toda tu vida. Todo: aquello que es bueno, aquello que no es tan bueno. Conoce todo. Si nosotros no comenzamos la oración con esta palabra, no dicha por los labios, sino dicha de corazón, no podemos rezar ‘en" cristiano’".
El Papa dijo luego que "oración no es una cosa mágica, no se hace magia con la oración".
Alguien, prosiguió, me dice que cuando uno va a ver a un "brujo" éste le dice tantas palabras para curarlo. Pero ese es un "pagano". A nosotros, Jesús nos enseña que "no debemos ir a Él con tantas palabras", porque "Él sabe todo". Y añadió: la primera palabra es "Padre", ésta "es la clave de la oración". "Sin decir, sin sentir esta palabra no se puede rezar":
"Padre precisó el Papa- es una palabra fuerte" pero "abre las puertas". En el momento del sacrificio, dijo el Santo Padre, Isaac se da cuenta de que "algo no iba", porque "faltaba la ovejita", pero se fía de su padre y "su preocupación" la "dejó en el corazón de su padre".
Y añadió: "Padre" es la palabra que ha pensado decir "aquel hijo" que se fue con la herencia "y después quería volver a su casa". Y aquel padre "lo ve llegar y sale corriendo a su encuentro", "se le tira al cuello", "para caer sobre él con amor". "Padre, he pecado": es ésta, reafirmó Francisco, "la clave de toda oración, sentirse amados por un Padre":
"Tenemos un Padre. Cercanísimo, ¡eh!, que nos abraza… Todos estos afanes, todas estas preocupaciones que nosotros podemos tener, dejémoselos al Padre: Él sabe de qué cosa tenemos necesidad. Pero, Padre, ¿qué? ¿Padre mío? No: ¡Padre nuestro! Porque yo no soy hijo único, ninguno de nosotros, y si yo no puedo ser hermano, difícilmente podré llegar a ser hijo de este Padre, porque es un Padre de todos. Mío, seguramente, pero también de los demás, de mis hermanos. Y si yo no estoy en paz con mis hermanos, no puedo decirle ‘Padre’ a Él".
De este modo se explica el hecho de Jesús, después de habernos enseñado el Padrenuestro, subraye que si no perdonamos a los demás, ni siquiera el Padre perdonará nuestras culpas: "es tan difícil perdonar a los demás, es verdaderamente difícil, porque nosotros siempre tenemos ese pesar dentro. Pensemos: ‘Me la hiciste, espera un poco… para volver a darle el favor que me había hecho’":
Para concluir el Pontífice indicó que "no se puede rezar con enemigos en el corazón, con hermanos y enemigos en el corazón: no se puede rezar. Esto es difícil: sí, es difícil, no es fácil. ‘Padre, yo no pudo decir Padre, no me sale’. Es verdad: esto yo lo entiendo. ‘No puedo decir nuestro, porque este me ha hecho esto, y aquello y… ¡no se puede!’ ‘Estos deben ir al infierno, ¿no?, ¡no son de los míos!’. Es verdad, no es fácil. Pero Jesús nos ha prometido al Espíritu Santo: es Él quien nos enseña, desde dentro, del corazón, como decir ‘Padre’ y como decir ‘nuestro’. Pidamos hoy al Espíritu Santo que nos enseñe a decir ‘Padre’ y a decir ‘nuestro’, haciendo la paz con todos nuestros enemigos".
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Tomado de ACIPRENSA.
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