Amigo y Señor nuestro Jesucristo,
¡qué grande eres!
Con tus palabras y tus obras nos has revelado
quién es Dios, Padre tuyo y Padre de todos nosotros,
y quién eres Tú: nuestro Salvador.
Nos llamas a estar contigo.
Queremos seguirte adonde vayas.
Te damos gracias por tu Encarnación;
eres el Hijo Eterno de Dios, pero no te importó rebajarte y hacerte hombre.
Te damos gracias por tu Muerte y Resurrección;
obedeciste la voluntad del Padre hasta el final
y por eso eres Señor de todos y de todas las cosas.
Te damos gracias porque en la Eucaristía te has quedado entre nosotros;
tu Presencia, tu Sacrificio, tu Banquete
nos invitan siempre a unirnos a Ti.
Nos llamas a trabajar contigo.
Queremos ir adonde Tú nos envíes
a anunciar tu Nombre, a curar en tu Nombre, a acompañar a nuestros
hermanos hasta Ti.
Danos tu Espíritu Santo, que nos ilumine y fortalezca.
La Virgen María, la Madre que nos diste en la cruz, nos anima siempre a
hacer lo que Tú nos dices.
Tú eres la Vida. ¡Que nuestro pensamiento, nuestro amor y nuestro obrar tengan sus raíces en Ti!
Tú eres nuestra Roca. ¡Que la fe en Ti sea el fundamento sólido de toda nuestra vida!
Te pedimos por el Papa Benedicto XVI, por los Obispos y por todos los que preparan la próxima Jornada Mundial de los Jóvenes en Madrid.
Te pedimos por nuestras familias y nuestros amigos, y en especial por los jóvenes que te van a conocer en ese encuentro por el testimonio firme y gozoso de la fe.
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