San Estanislao de Kostka, S.J.


Fiesta: 13 de noviembre


Este joven santo es Patrono de la juventud y también Patrono de los novicios de la Compañía de Jesús.


Niñez y juventud.

Estanislao nace en Prasnitz, Polonia, el 28 de octubre de 1550. Fue el segundo hijo de una familia importante y con gran prestigio en su país. Sus padres, Juan Kostka, senador del reino, y Margarita Drobnin-Kristka, gozaban de una buena fortuna en tierras y negocios comerciales. En total fueron seis hermanos.
La infancia de Estanislao transcurre, normalmente, en un ambiente cristiano.
El matrimonio Kostka quiere dar una buena formación católica a los hijos. Por ello, decide enviar a los dos mayores, a Pablo y a Estanislao, al colegio de los jesuitas en Viena, la capital del Imperio. Las referencias de los educadores eran buenas.
Los dos hermanos, a su regreso, podrían servir a Polonia en la política, o en la diplomacia. Asegurarían su fe, y esto sería muy importante para la familia Kostka. Los dos eran responsables, tal vez algo más el menor.

Viena.

En julio de 1564, llegaron a Viena los dos jóvenes polacos, con ilusión e incertidumbre. Con ellos viaja un tutor, Juan Bilinski, graduado en Cracovia. También, dos criados y un camarero. El tutor debería ayudar en los estudios, administrar el dinero y cuidar de que nada faltara a los dos muchachos.
Sin dificultad, fueron -los dos- admitidos en el Colegio. Este tenía ya 13 años de vida y contaba con más de 400 alumnos. Frecuentaban también las aulas unos 40 muchachos polacos. Y entre ellos, algunos conocidos, o relacionados de familia.
San Estanislao es inscrito en el curso de Gramática. En los años siguientes debería hacer los cursos de Humanidades y de Retórica.
El internado, para los alumnos lejanos, ocupa un edificio anexo, prestado al Colegio por el Emperador Fernando I. Con los alumnos internos, conviven también algunos jóvenes que se preparan a ingresar en la Compañ¡a de Jesús. La excelente disciplina del Colegio, la acomodación a la personalidad de cada alumno y la cooperación activa de los educandos da en casi todos los mejores frutos.

Un buen alumno.

Estanislao fue, desde un comienzo, un buen alumno. No le costaron los estudios. Muchas cosas, por cierto, le parecieron nuevas en los comienzos. Pero no tuvo dificultad en asumirlas. La facilidad de su carácter y simpatía le ayudaron. Muy pronto logra establecer relaciones cordiales con los profesores. De sus compañeros, hace buenos amigos.
Con facilidad entra en la corriente humanista, muy en boga en esos tiempos. Anota, con su propia mano - tarea designada por los formadores - las obras de Erasmo.
Muy pronto, también, se integra a la Congregación Mariana (hoy, Comunidades de Vida cristiana, CVX) del Colegio. La Congregación tiene como patrones protectores a la Virgen María y a Santa Bárbara. También en ella, se distingue Estanislao por su devoción y prácticas apostólicas.
Estanislao decide tomar como Padre espiritual al P. Nicolás Doni, un sacerdote experimentado. Se hace, también, muy amigo del joven jesuita polaco Alberto Tobolski, uno de sus profesores.

Dificultades religiosas.

A comienzos de 1565, hubo un cambio decisivo en la vida de Estanislao. La Compañía de Jesús debe entregar el edificio del internado, a petición del nuevo emperador Maximiliano.
El tutor Juan Bilinski consigue entonces un departamento cómodo, cercano al Colegio, en la propiedad de un acaudalado luterano.
La primera amargura, intolerable para Estanislao, consiste en una decisión del dueño de casa. Este no permite entrar al Sacerdote que trae la Comunión, cuando él cae enfermo por unos días. Y por cierto, para Estanislao la Comunión es algo de suma importancia.


Diferencia entre hermanos.

Su hermano Pablo, con la tolerancia del tutor, aprovecha la mayor libertad conseguida al dejar el internado. Decide divertirse y pasar la vida agradable de la capital imperial. Estanislao, en cambio, sigue otros valores.
Estanislao siente gusto por la oración, y se da al servicio a los demás. Frecuenta la Eucaristía y profesa una más tierna devoción a la Virgen María.
Las diferencias entre los hermanos, al pasar los días, se marcaron. Prácticamente hubo un verdadero enfrentamiento. Los reproches de Pablo se hicieron frecuentes. Estanislao mantuvo su posición y no permitió que el hermano mayor dirigiera su vida.
En más de una ocasión hubo riñas y hasta golpes. El tutor no pudo dominar la situación. Tal vez no quiso tomar partido. Algo le pareció ir mal en la conducta de los jóvenes. Y Juan Bilinski permaneció inquieto.
A la vida liberal de su hermano Pablo, Estanislao responde aumentando sus prácticas religiosas. Dedica un tiempo mayor a la oración. Hace penitencias. Empieza a oir Misa todos los días y, para después de clases, toma la costumbre de hacer una larga visita al santísimo Sacramento. Recibe la Eucaristía los domingos y los días de fiesta. Esa era la mayor frecuencia permitida. Marca su vida con el signo de la austeridad, alejando toda apariencia de lujo.

Discernimiento.

Con frecuencia, Estanislao, mientras Pablo y el tutor juegan a las cartas o a los dados, después de almuerzo, él busca refugio en la vecina Iglesia de la Compañía de Jesús. Es un buen lugar para rezar sin ser molestado. En esa Iglesia empezó el discernimiento acerca de su vida futura.
Estanislao, en la oración, siente que Cristo lo llama a ingresar a la Compañía de Jesús. Lo conversa con su padre espiritual y con su amigo jesuita Alberto Toboslki.
"Estás muy joven. Estudia primero y más tarde tendrás permiso de tus padres. Sin el permiso de tu familia, no va a ser posible tu admisión".
En un viaje a Polonia, Estanislao tantea a su padre y se da cuenta de que la negativa sería rotunda. De regreso a Viena habla entonces con el Legado papal, el cardenal Commendono. Estanislao decidido, deseaba obtener del cardenal que intercediera por él ante los jesuitas. Pero sólo obtiene buenas palabras: que esperara. Pero al joven polaco esa solución no le satisface.

Enfermedad.

Admirable, por decir lo menos, fue lo sucedido en diciembre de 1565. Lo cuenta el mismo Juan Bilinski, el tutor, pocos años después, cuando fue llamado a declarar, bajo juramento, en el proceso de beatificación de Estanislao.
"Cuando Estanislao cayo gravemente enfermo en Viena, yo (Bilinski) pasé siete noches velando junto al lecho del enfermo. Una noche, velando junto a la cabecera, él me hizo señal de arrodillarme para hacer reverencia al Santísimo Sacramento de la Eucaristía, que por medio de un ángel se lo traía Santa Bárbara".
Santa Bárbara, recordemos, era la patrona de la Congregación mariana del Colegio.
Más tarde, el mismo Estanislao, en el Noviciado, contó que cuando estuvo enfermo en Viena, vio a la Virgen con el Niño y que ella le había pedido que entrara en la Compañía de Jesús. María habría colocado a Jesús en los brazos de Estanislao.
Estanislao es un muchacho normal y equilibrado. ¿Qué está sucediendo en este joven? Bien puede Dios comunicarse visiblemente. Pero, lo cierto es que, Estanislao se cura de su enfermedad y se siente confirmado en su vocación.

Huida.

El 10 de agosto de 1567 termina el discernimiento de Estanislao respecto a lo que debe hacer. Y la decisión no puede ser más resuelta y firme.
Ese día, terminado el curso, los Kostka preparan el viaje de regreso a Polonia, para las vacaciones largas del verano. Estanislao se decide a ejecutar lo que tiene planeado.
El Provincial de Austria no lo admitía. Iría, entonces, a Augsburgo, para ser admitido en la Compañ¡a por el Provincial de Alemania. San Pedro Canisio podría ser más benevolente. Estanislao pide una carta de recomendación al Padre Francisco Antonio, portugués y muy amigo suyo. Curioso, este mismo Padre tuvo, más tarde, algo que ver en la vocación de San Luis Gonzaga.

"Envío la presente con Estanislao de Kostka, natural de Polonia, noble por nacimiento y por virtud. Pequeño de cuerpo, pero de alma grande. Joven en edad, pero prudente como un viejo. Querido por todos, rechazado por ninguno. Habiendo deseado entrar aquí en la Compañía, los Superiores no se han decidido a recibirlo por temor a sus padres y porque estudiaba con nosotros, aunque era el mejor de su grupo y deseaba ardientemente entrar en la Compañía". Mejor carta, imposible.


Viaje a Augsburgo.

El 17 de agosto de 1567 se levanta temprano y se va a Misa. Dijo que no lo esperaran a almorzar porque tenía una invitación. Toma su carta. Pide la bendición a su Padre espiritual y emprende el viaje a Alemania, solo y a pie.
En el camino, fuera de la ciudad, se cambia de ropa. Viste la que trae preparada y regala las mejores a unos pobres. Se pone un sombrero de ala ancha y con el corazón alegre continúa la marcha.


La búsqueda inútil.

Entretanto, el tutor y su hermano Pablo se preocuparon. Lo buscaron en el Colegio y donde creían pudiera estar. Al día siguiente ambos salieron, a caballo y en un coche de cuatro ruedas, a traerlo de vuelta.
En un recodo del camino lo encontraron, pero no lo reconocieron. El mismo Estanislao escribe el hecho, más tarde, a un amigo. Para él, ésta fue una ayuda divina. Da gracias a Dios y prosigue el camino.
Pablo regresa solo a Viena. En un diccionario encuentra un escrito de Estanislao en el cual le comunica su determinación. Entonces decide viajar a Polonia con la noticia.
Los padres debieron esperar varios meses para tener noticias ciertas de su hijo Estanislao.


El viaje a Alemania.

Estanislao, en quince días, atraviesa toda Austria, de oriente a occidente. Y llega a Baviera, después de caminar un total de 600 km. Duerme en el campo y come lo que le dan de limosna.
Para él, fue un viaje muy feliz. Lo hizo con esperanza y con alegría.

Augsburgo.

En Augsburgo, Estanislao es muy bien recibido en el Colegio de los jesuitas. Si quería, podría descansar allí algunos días, pero San Pedro Canisio, el Provincial, estaba en Dillingen. La distancia no es muy grande.
El peregrino decide partir hacia allí, inmediatamente.

Otro hecho extraordinario.

En el camino pasa por una aldea. El mismo lo escribirá a un amigo. Vio a mucha gente entrar a la iglesia. Entonces, pensó, podría recibir la Comunión.
Entra, se arrodilla y ora fervorosamente. Pero al poco tiempo se da cuenta de que está en una iglesia luterana. Siente una profunda pena y los ojos se le llenan de lágrimas.
De repente - lo dijo él - se siente rodeado por un grupo de ángeles. Uno de ellos, de pie, los demás arrodillados, le da la sagrada Comunión.

Dillingen.

El encuentro con el Provincial, San Pedro Canisio, fue emocionante. Es un encuentro de gigantes. Se entendieron de inmediato.
San Pedro Canisio promete ayudarlo. Sin embargo, así lo creía él, debía probar, más, esa vocación. Había que discernir los pasos extraordinarios del llamado, especialmente todo lo relacionado con las visiones. Eran muchas y muy extraordinarias. Podría estar él frente a un joven visionario, un tanto iluso.
Estanislao debe quedarse en el Colegio de Dillingen, unas tres semanas, ejercitándose en servicios humildes. Se le pide compartir la vida de los auxiliares, servir a la mesa, hacer aseos, lavar platos y ollas. Pero sobre todo debe pedir mucho a Dios en la oración.
Al fin, San Pedro Canisio queda satisfecho, tranquilo y edificado. Estanislao había pasado muy bien la prueba impuesta. La mortificación verdadera y el servicio humilde fueron la confirmación de su vocación.
San Pedro Canisio, con todo, decide enviarlo a Roma, con otros dos jóvenes jesuitas. Su determinación tiene por objeto alejarlo, definitivamente, de Polonia. En Roma, el P. General tendría la última palabra.

Viaje a Roma.

Estanislao, con gozo, estuvo de acuerdo. Serían otros 800 km. No tiene ninguna dificultad. Le parece natural seguir peregrinando. Debería llegar, primero a Munich. Después, atravesaría los Alpes. En seguida, los Apeninos. Llegaría a Florencia y desde ahí se dirigiría a Roma. Le pareció normal.

La Carta de San Pedro Canisio al General de la Compañ¡a de Jesús, fue muy clara.

"El tercero, es Estanislao, noble polaco, joven bueno y estudioso. No fue recibido en nuestro noviciado de Viena para no exasperar a su familia. Fue probado en Dillingen, en la fe y en la vocación. Deseó que lo enviaran a Roma para estar más lejos de la persecución de los suyos ... de él esperamos grandes cosas".

Roma.

Un mes dura el viaje hasta Roma. Estanislao camina, con sus compañeros jesuitas, otros 800 kilómetros. A la ciudad eterna llega el 25 de octubre de 1567.
En la Casa del Gesù lo recibe paternalmente San Francisco de Borja, el tercer General de la Compañía de Jesús.
Estanislao estuvo tres días en la Casa donde vivió y murió San Ignacio. Para él fueron tres días de consolación.
Con San Francisco de Borja tiene unas largas conversaciones. Los santos siempre se han entendido. Vuelve a narrar todo su proceso de discernimiento. Manifiesta muy claramente su firme convicción y deseo de ser admitido en la Compañ¡a. Preguntado, no omite nada acerca de los signos extraordinarios de su vocación. Detalla sus entrevistas con San Pedro Canisio. Una a una cuenta las experiencias a las cuales había sido sometido. Hace especial hincapié en las grandes consolaciones recibidas durante todo ese tiempo de oración y mortificación.
San Francisco de Borja decide no hacer esperar más a Estanislao. Lo bendice y lo admite, por fin, al noviciado.

El Noviciado.

El 28 de octubre ingresa en el Noviciado de San Andrés del Quirinal.
Desde el primer día fue un novicio muy feliz. Sus compañeros testificaron, después, unánimente, la alegría que él siempre reflejó en el rostro y en todos sus actos.
Estanislao, en el Noviciado de San Andrés, tuvo la convicción y la satisfacción de que había encontrado lo que tanto había buscado. Con consolación y humildad, agradecido de Dios, sintió siempre que estaba en lo suyo.
La ruptura con su familia la sufrió intensamente. Pero jamás a nadie manifestó la menor amargura.
La carta que recibió de su padre, poco tiempo después, le resultó extremadamente dura.

"Con tu ligereza has deshonrado a tu familia, echando un baldón sobre toda la ilustre estirpe de los Kostka. Te has atrevido a recorrer Alemania e Italia como un simple mendigo. Si perseveras en esta locura, no quieras más poner un pie en Polonia, porque yo te sacaré de cualquier rincón, y en vez de las cadenas de oro que te tenía preparadas, hallarás cadenas de hierro y serás encerrado donde no puedas ver más la luz del sol".

La respuesta de Estanislao fue un modelo.

"Querido padre: no entiendo por qué usted deba afligirse tanto por mi entrada a la Compañía de Jesús. Más bien debería alegrarse y darle gracias a Dios, viendo que su hijo ha sido llamado a seguir a Cristo Rey. No espere, pues, que yo cambie mi propósito. Ya he hecho a Dios los votos de pobreza, castidad y obediencia. Y le aseguro de que estoy dispuesto a soportar todos los males del mundo, y aún la muerte, antes que abandonar el estado de vida que he escogido. Espero que el tiempo no tardar en devolverme aquel paternal cariño que hasta ahora me ha tenido...".

Vivió como todos los novicios. No tuvo otras visiones. Le pareció normal. No las necesitaba.
La experiencia del mes de Ejercicios espirituales la hizo, recibiendo las orientaciones del novicio de segundo año Claudio Acquaviva, quien 13 años más tarde sería elegido 5° General de la Compañía de Jesús. El P. Acquaviva siempre recordó con cariño a Estanislao, como a su "compañero de armas".
Sus compañeros estrictos de promoción, el Bienaventurado Rodolfo Acquaviva, más tarde mártir en la India, su amigo polaco Estanislao Warszewicki y Estéfano Augusti, quien le ayudaba a perfeccionar el italiano, todos, atestiguaron que Estanislao vivió con gran perfección.
Estanislao creció en virtud, y en la búsqueda de Dios. Un día el Maestro de novicios le preguntó: "Estanislao, ¿ama usted a Mar¡a?". La respuesta vino rápida. ¿Cómo no voy a amarla, si es mi Madre".



Preparativos.

El 1° de agosto de 1568 San Pedro Canisio, de paso en Roma, dio una conferencia espiritual en el Noviciado. Estanislao no perdió palabra. Canisio dijo: "Debemos comenzar cada mes con tal entusiasmo y fervor como si fuera el último de nuestra vida". Al final de ella, Estanislao comentó a sus compañeros: "Esto lo ha dicho por mí, porque moriré en este mes".
Su caminar estaba ya terminado. En poco tiempo, había recorrido un largo camino.
El día 5 de agosto, fiesta de la Virgen de las Nieves, visitó y oró ante la imagen de María, que tanto le gustaba, en la basílica de Santa María la Mayor.
El 9 de agosto, cosa propia de novicio piadoso, escribió una carta a la Virgen María, pidiéndole que se lo llevara para celebrar la fiesta de la Asunción en el cielo.
Al día siguiente, cuando comulgó, llevó la carta en el bolsillo, junto al corazón. ¿Se sentía acaso mal? ¿Estaba deprimido? ¿O era una intuición? Sólo él supo que su misión estaba ya cumplida.


Ultima enfermedad.

Ese mismo día, un año exacto desde su fuga desde Viena, cayó con fuerte fiebre. ¿Una complicación pulmonar? ¿La fiebre de la malaria, tan común en la Roma de entonces?
El mal avanzó, rápidamente. Los médicos empezaron a darse por vencidos. Los novicios no podían creerlo. Estanislao se estaba muriendo.
El 14 de agosto pidió, con humildad, que su colchón fuera colocado en el suelo.

Muerte.

Estanislao recibió los últimos sacramentos serenamente. Con voz suave y el crucifijo en las manos siguió la oraciones de la comunidad.
Hacia las tres, al alborear la fiesta de la Asunción de María, sonrió dulcemente.
"María ha venido por mí, para llevarme con ella".
Esas fueron las últimas palabras que dijo al Padre Maestro de novicios que estaba a su lado, de rodillas.

Después de la muerte.

Unos pocos días después, llegó a Roma su hermano Pablo, con el encargo de su padre de conseguir, con toda clase de influencias, el regreso de Estanislao a Polonia. Tan sólo pudo visitar su tumba y llorar al hermano que no había sabido apreciar.
Más tarde, también Pablo fue admitido como novicio de la Compañ¡a, antes de su muerte, acaecida en 1607 a los 59 años de edad.


Glorificación.

En 1604, el Papa autorizó el culto privado de Estanislao de Kotska en Polonia, lo que hoy equivale a Beatificación.
San Estanislao fue canonizado en 1726, junto con san Luis Gonzaga y declarado Patrono de la juventud. Más tarde la Iglesia lo declaró uno de los Patrones de Polonia.
La pequeña Iglesia de San Andrés del Quirinal, obra maestra de Lorenzo Bernini, guarda en un cofre de mármol los restos de este generoso muchacho.
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Tomado de:
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