Problemas en el matrimonio ocasionados por la jubilación


P. Vicente Gallo, S.J.

Otros temas difíciles, 2º Parte



Otra situación que ocasiona problemas en la vida de relación de pareja es la de la jubilación. Anteriormente hemos visto los problemas que surgen a propósito del trabajo, y también llegado el caso de perderlo por un despido que no se deseaba. Pero lo de la jubilación es distinto. Es asunto de la edad y de leyes laborales razonables. Es algo que tiene que ser así; pero que le dejará a uno en una desocupación difícil de digerir y de no saber qué hacer en adelante con la vida, cuando uno se siente aún con fuerzas y valioso. Después de un montón de años acostumbrado a estar ocupado trabajando, para muchos se hace harto dura esa ociosidad obligada.

En los países que gozan de alto progreso social, la cosa se atenúa, se hace más llevadera, porque se percibe una pensión económica satisfactoria como recompensa por los años trabajados; y porque la sociedad misma tiene en cuenta el problema de la desocupación, proporcionándoles unos centros de esparcimiento adecuados y de convivencia feliz con los otros jubilados. Pero en países en vías de desarrollo, la pensión que dan es con frecuencia como para pasar hambre y penurias de toda clase, miserable recompensa por toda una vida sirviendo con el trabajo; y no hay para los jubilados mucho espacio organizado donde puedan atenuar el vacío de su desocupación, con los problemas que ocasiona a su persona y a la relación de pareja.

Ocurre que no sabe uno a dónde ir para “matar el tiempo”. Si se queda en casa, se le dice que está estorbando; y si va a la calle, se le reprocha que “a dónde irá”. Si lo aprovecha, ahora que puede, para dormir más tiempo que antes, se le hecha en cara llamándole ocioso; y si no lo hace así, le dirán que para qué se levanta tan temprano. Haga lo que hiciere, se le critica. Si no sucede que se le echa en cara esa mísera pensión que percibe. Y así años y años que puede durar tal situación hasta, al final, morir.

Los sentimientos que van minando el ánimo de quien se ve desocupado, son muchos y muy negativos. Generalmente optará por callárselos, porque se vería censurado con el reproche de no ser capaz de admitir que la jubilación es cosa obligada, y que así tiene que ser ahora su vida. Cuando el trabajo le impedía poder gozar de la compañía de su pareja, no podía gozar de veras de su matrimonio. Ahora, cuando ya no trabaja y podría gozarlo, se lo prohíben de cualquier modo. Sólo le queda aguantarlo sin saber cuántos años tendrá que sufrir esa situación, ni tampoco cómo atenuarla. Sus sentimientos negativos son, a veces, muy fuertes. Al verse no comprendido por nadie, le resulta muy difícil desahogarse comunicándolos como son a quienes le rodean, a no ser a los amigos fuera de casa.

Ojalá suceda que su pareja sea consciente de lo penoso que le resulta verse desocupado e incomprendido. Pero que no le diga “mira, vamos a conversar sobre ello para aclararnos”; no ganarían nada sino hacerle gustar más su amargura. Desahogarse reprochándole su comportamiento por no aceptar estar jubilado, sería una pelea, de peores efectos aún. Lo único que procede es decidirse a sentarse un día juntos, y pedirle, al que está afectado por sentimientos tan dolorosos, que se los cuente confiado, en auténtico diálogo. Dejándole hablar y explayarse a satisfacción; siendo todo oídos y corazón para escucharle, con el fin de darle el apoyo grato de su compañía que no le falla. Solamente su pareja debe ser su apoyo en las penas. Ojalá sea en su pareja donde halle la comprensión y el verdadero amor que necesita igual que cuando se casó, y no tenga que ir a mendigarlo a otra parte fuera de su propia familia.
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Agradecemos al P. Vicente Gallo, S.J. por su colaboración.
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2 comentarios:

Rogelio Flores Meléndez dijo...

Estoy en la situacón,descrita,edad 75 años,Jubilado,con escasos recursos,economicos.
Ahora al fín,estoy haciendo lo que realmente me tranquiliza,me ocupa todo el tiempo,no molesta a mi familia,ni esposa ni hijos.
Estoy en un curzo de Biblia otro de oración,voy a misa casi a diario y comulgo.De verdad,me siento Feliz
Rogelio.

Anónimo dijo...

Tanto mi esposo como yo estamos jubilados.Me llama la atención en el artículo que refiriéndose a la pensión diga que es algo así como una gratificación por los años trabajados.Creo que más bien es la justa correspondencia de los años que hemos estado dando parte de nuestro sueldo al estado para que otros pensionistas pudieran cobrar a su vez lo q ellos en su momento habían aportado.En cuanto a vivir la jubilación en eso tenemos mucha suerte porque los dos entendemos cómo nos sentimos al dejar tantos años de trabajo e intentamos hacernos agradable la vida uno al otro ya que antes apenas teníamos tiempo ni de mirarnos con tanta obligación como había que atender.Por lo demás él artículo me ha gustado.