Cristología - 5° Parte: La Unión de ambas Naturalezas en Cristo

P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA



2.3. LA UNIÓN DE AMBAS NATURALEZAS EN CRISTO
 
2.3.1. LA UNIDAD DE LA PERSONA DE CRISTO

Tesis 5ª
"La naturaleza divina y la humana se hallan en Cristo unidas hipostáticamente, es decir, en  la  unidad de la Persona divina del Verbo". (de fe).
       

2.3.1.1. Explicación

A continuación vamos a recordar un poco lo que significan los siguientes términos: "Naturaleza", "Persona" e "Hipóstasis".

Al estudiar la gracia de la Unión Hipostática, es inevitable referirse a los conceptos de "naturaleza" y "persona", como conceptos que designan realidades distintas.

  • Naturaleza: responde a la pregunta de "qué" es una cosa, (quid). Naturaleza:  (en griego = fisis) Es la esencia de una cosa; se dice que es el principio del cual se sirve el que obra para obrar, por ejemplo: en el hombre, el alma y el cuerpo. La "naturaleza"" es todo aquello que hace que un ser sea lo que es y que se distinga de cualquier otro ser. Así, por poseer Pedro y Pablo la misma naturaleza humana se dice de ellos que son hombres. Hay un término que es en la práctica sinónimo: esencia.
  • Persona: responde a la pregunta "quién" es, (quis). Persona: (en griego = prosopon = máscara), es una hipóstasis racional. Fue Boecio quien propuso la clásica definición: "Persona, es una substancia  de naturaleza racional".

        
La persona es un individuo, pero un individuo dotado de inteligencia. Es un ser que subsiste por sí mismo (individuo) en una naturaleza humana. Así considerada la persona es:
  • El principio último de operación del ser (el "yo" actúa en su propio nombre)
  • El sujeto de atribución de sus actos (aquel a quien se atribuyen sus actos)
  • El centro de responsabilidad (aquel que debe de responder por ellos)

Podemos decir que la persona se expresa verbalmente con la palabra "yo".

Estas nociones, cuando se aplican a Dios no se toman en el sentido vulgar sino que las tomamos del sentido más profundo como es el filosófico.

"Hipóstasis": (en griego: “Hipo” = bajo; y “stasis”= lo que permanece permanentemente), es una substancia individual, completa, subsisten­te en si.

La hipóstasis (o persona) y la naturaleza están subordinadas recíprocamente de forma que la hipóstasis es la portadora de la naturaleza y el último sujeto de todo el ser y de todas sus operaciones (es el principium quod) y la naturaleza es aquello mediante lo cual la hipóstasis es y obra (es el principium quo).

Persona e Hipóstasis son sinónimos, filosófica y teológicamente significan lo mismo. La definición que hemos dado de persona y de hipóstasis coinciden. En la teología sistemática se habla, en el caso de la Encarnación, como "gracia de unión hipostática", es decir gracia de unión que se da en la Persona del Verbo.
         
El dogma dice que en Cristo hay una sola Persona, o hipóstasis, a saber: la Persona divina del Verbo, y dos naturalezas: divina y humana; subsistentes las dos, en una misma Persona divina, el Verbo divino. La naturaleza humana ha sido asumida en la unidad y dominio de la Persona divina del Verbo, de suerte que es la misma Persona divina la que obra en la naturaleza humana y por medio de la naturaleza humana como por un órgano suyo.
       

2.3.1.2. Adversarios
         
Nestorianismo

Nestorio, Obispo de Constantinopla, año 428 desarrolla la herejía concerniente a la relación entre la divinidad y la humanidad en Jesucristo y enseña lo siguiente: Jesús, nacido de la Virgen María es distinto del Hijo de Dios, el Verbo divino engendrado por el Padre; admitía que así como en Cristo hay dos naturalezas, hay que admitir que existen en El dos personas. Estas dos personas están vinculadas entre sí por una simple unión accidental o moral.

Así, Nestorio en vez de atribuir a la única Persona del Verbo hecho carne, las dos naturalezas, la divina y la humana, y por  lo tanto las  propiedades y las acciones de una y otra,  afirmaba que Cristo estaba constituido por dos personas, una persona divina, el Logos, y una persona humana, Jesús.
         
La doctrina de nestorianismo, afirmaba:
         
  • "Jesús, el hijo de la Virgen María, es distinto del Hijo de Dios. Análogamente a como hay dos naturalezas en Cristo, es menester admitir también que existen en El dos sujetos o personas distintas".
  • Estas dos personas están vinculadas entre sí por una simple unidad accidental o moral.  El hombre Cristo no es Dios, sino portador de Dios y afirmaba: "Por la encarnación el Logos divino no se ha hecho propiamente hombre sino que ha pasado a morar en el hombre Jesucristo de manera parecida a como Dios habita en los justos".

         
Nestorio mismo nos dice: "Es recto y conforme a la tradición evangélica confesar que el cuerpo es el templo de la divinidad del Hijo; templo unido por una divina y suprema unión, de modo que la naturaleza de la divinidad se apropia lo que pertenece a este templo.  Por tanto esta unión no es necesaria, sino voluntaria".
  • Nestorio también enseñaba: "Las propiedades humanas de Jesús (nacimiento, pasión y muerte) sólo se pueden predicar del hombreCristo. Las propiedades divinas (creación, omnipotencia etc) únicamente se pueden enunciar del Logos - ­Dios". Negaba así la comunicación de idiomas.

En resumen: Nestorio, enseña que en Cristo hay dos naturalezas, la divina y la humana y por lo tanto son dos personas. Estas dos personas están vinculadas entre sí por una simple unión accidental o moral:
  • Las propiedades divinas: creación, eternidad, etc., se predican solamente del Verbo divino.
  • Las propiedades de la naturaleza humana: nacimiento, pasión y muerte, del hombre Jesús.


2.3.1.3. Magisterio de la Iglesia
         
El Concilio de Efeso enseña, (431). "Si alguno no confiesa que el Verbo de Dios Padre se unió a la carne según hipóstasis y que Cristo es uno con su propia carne, a saber, que el mismo es Dios al mismo tiempo que hombre, sea anatema". (de fe). Denz 253
         
Nestorio halló su más resuelto adversario en S. Cirilo, Obispo de Alejandría. El dogma fue definido en el Concilio de Efeso, que enseñó y corrigió oficialmente que:
  • En el hombreDios no hay más que una persona: El Verbo encarnado
  • Las dos naturalezas están unidas, no moral o accidentalmente sino físicamente y substancialmente en la Persona del Verbo.
  • Atribuye a Cristo un alma humana verdadera: racional, inteligente y libre.
  • Antes como después de la unión hay una distinción perfecta de los dos principios de acción en la unidad de una misma Persona. De aquí se sigue que a este único sujeto hay que atribuir las acciones que proceden tanto de la humanidad como de la divinidad. Es el Verbo de Dios el que se encarnó y por lo tanto el que nació, sufrió, oró y murió por nosotros.
  • Dado que la filiación cae sobre la persona y no sobre la humanidad o la divinidad, Jesús debe ser llamado Hijo de Dios por naturaleza.

En el mismo Concilio de Efeso (431) se confirmaron los doce anatematismos de S. Cirilo de Alejandría, pero sin definirlos formal­mente. Denz 113124. He aquí, condensados, sus puntos principales:
  • Cristo con su propia carne es un ser único, es decir, una sola Persona. Jesucristo es Dios y hombre al mismo tiempo.
  • El LogosDios está unido a la carne (naturaleza humana) con una unión intrínseca, física o sustancial. Cristo no es portador de Dios, sino Dios verdaderamente.
  • Las propiedades humanas y divinas de que nos hablan las Sagradas Escrituras y los Santos Padres no deben repartirse entre dos personas o hipóstasis (el hombre Cristo y el Logos Dios), sino que deben de referirse al único Cristo, el Logos encarnado. El Logos divino fue quien padeció "en la carne" y fue crucificado, muerto y resucitado.

         
Es imposible entender el verdadero alcance del dogma católico si no se tienen es cuenta estas dos nociones elementales:

1º. La fe nos enseña que en Cristo hay dos naturalezas perfectamente distintas, la divina y la humana: es verdadero Dios y verdadero hombre.
         
2º. Pero no hay en El más que una sola Persona, uno solo yo, a saber: la Persona divina del Verbo, el yo divino del Hijo de Dios.


2.3.1.4. Sagrada Escritura
        
a. Consta claramente que Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre; lo cual no podría ser si no existieran en El las dos naturalezas, la divina y la humana, íntegras y perfectas.
         
b. Divinidad de Cristo: Jn 8, 58: "En verdad os digo antes de que Abraham naciese, era yo". Jn 10, 30: "El Padre y yo somos una sola cosa".
Mt 26, 6364: "Y el Pontífice le dijo: "Te conjuro por el Dios vivo que nos digas si eres el Mesías, el Hijo de Dios". Díjole Jesús: "Tú lo has dicho".
         
c. Humanidad de Cristo: Lc 2, 52: "Jesús crecía en sabiduría y edad y gracias ante Dios y ante los hombres".
En Jn 4, 6-7 Jesús se fatigó y tuvo sed: "Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo, ... "Jesús le dice: "Dame de beber".
En Mt 8, 24, durmió: "De pronto se levantó una gran tempestad, ... pero él estaba dormido".
En Jn 11, 35. Lloró ante el sepulcro de su amigo Lázaro: "Jesús derramó lágrimas".
En Jn 19, 30: finalmente murió en la Cruz: "Cuando tomó Jesús el vinagre dijo:" Todo está cumplido", e inclinando la cabeza entregó el espíritu".


2.3.1.5. Argumento teológico
         
a. Que la gracia de unión hipostá­tica es la unión del Verbo divino con la naturaleza humana. Es una unión hipostática, esto es, se hizo en el mismo "supuesto" o "hipóstasis" del Verbo.
         
b. La persona asumente es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Verbo divino, (y no el Padre ni el Espíritu Santo).
         
c. La naturaleza asumida, es la naturaleza humana compuesta de cuerpo material y alma racional, no es correcto decir, en vez de naturaleza humana, de­cir: un hombre, o una persona humana, hay que decir: "fue asumida la naturaleza humana".
        
d. La Iglesia enseña: "La unión de las dos naturalezas en Cristo se realizó en la Persona divina del Verbo; y por lo mismo, no hay en Cristo más que una sola Persona, no humana, sino divina". (de fe). Denz 250



2.3.2. LA DUALIDAD DE NATURALEZAS

Tesis 6ª
"Las dos naturalezas de Cristo, después de su unión hipostática continúan poseyendo íntegro su modo propio de ser sin transformarse ni mezclarse". (de fe).


2.3.2.1. Explicación
         
Hemos dicho que en Cristo hay dos naturalezas, la divina: consubstancial al Padre y al Espíritu Santo, y por ello verdadero Dios; y la naturaleza humana, tomada de las entrañas purísimas de la Virgen María, y por ello verdadero hombre.
       

2.3.2.2. Adversarios
         
Monofisismo

(Del griego: "Monos" = único y "fisis" = naturaleza). Eutiques, Archimandrita bizantino, al ir contra la doctrina de Nestorio cae en el defecto contrario. Enseña que en Cristo no hay más que una sola Persona, la divina, y una sola naturaleza, la divina. De sus seguidores, unos proponían que la naturaleza humana se transformaba en la naturaleza divina y otros recurrían a una fusión de las dos naturalezas: la divina y la humana, dando lugar a una tercera naturaleza distinta a las dos anteriores.
         
El monofisismo es una doctrina herética que afirma que en Cristo "una sola naturaleza" ("phisis"), la naturaleza divina, negaban así una humanidad completa en Cristo, es decir una naturaleza humana compuesta de cuerpo y alma. Los monofisitas se atienen a la fórmula de Cristo tiene una sola naturaleza, la divina.
         
La doctrina herética de Nestorio había dividido a Cristo al negar la unión de las dos naturalezas, la divina y la humana en la unidad de persona. Pero algunos de sus oponentes llegaron al extremo contrario al negar en Cristo la existencia de dos naturalezas, afirmando que sólo la naturaleza divina existía pues la naturaleza humana había sido absorbida por la divina. Esta es la herejía del monofisismo.
         
En Constantinopla, Eutiques, monje piadoso pero regular teólogo, en su lucha acalorada contra el nestorianismo, cayó en el peligro contrario del nestorianismo. Enseñó que en Cristo no había más que una sola persona y una única naturaleza, la divina. Decía que Cristo constaba "de" dos naturalezas, pero no era "en" dos naturalezas. Según Eutiques la carne de Cristo no era consubstancial a la nuestra .


2.3.2.3. Magisterio de la Iglesia
         
El Concilio de Calcedonia (451), aclaró las consecuencias de la gracia de la unión de las dos naturalezas en unidad de unión hipostática y formuló esta declaración de fe, definiendo: "Que se ha de reconocer a un solo y mismo Cristo Señor, Hijo unigénito en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación" Denz 302
          
Como notamos este Concilio elabora la gran síntesis cristológica. El Dios hecho hombre es uno. Pero no deben confundirse las dos naturalezas, si bien están unidas las dos naturalezas en una sola persona. Cristo no es un hombre divinizado sino un "Dioshombre", y como tal es verdadero mediador entre Dios y los hombres, pues El es verdadero Dios y verdadero hombre.
         
El Concilio de Calcedonia resolvió el problema doctrinal teológico, pero no unió la inteligencias y los corazones de los hombres de su tiempo.  La distinción de "naturaleza" y "persona" había sido afirmada pero no bien explicada, y esto no logró calmar a los monofisitas.
         
Por otro lado, el monofisimo se dividió en verbal y real. El monofisismo verbal que rehusaba la terminología del Concilio de Calcedonia e identifica "naturaleza" con "persona". Y el monofisimo real que siguiendo a Eutiques afirman que después de la unión de la divinidad con la humanidad no existe realmente sino una sola naturaleza, la divina. Además afirman que el cuerpo de Cristo no es consubstancial al nuestro.
                          

2.3.2.4. Sagrada Escritura
         
Según testimonio de la Sagrada Escritura, Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre; lo cual quiere decir que es poseedor de la íntegra naturaleza humana y de una íntegra naturaleza divina.
         
Jn 1.14 : " Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad";.
Filp 2, 6: "El cual siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios".


2.3.2.5. Argumento teológico
         
Hemos demostrado en tesis anteriores que Cristo posee dos naturalezas: la divina y la humana. En esta tesis aceptamos lo que los Concilios de Calcedonia y Concilio Constantinopolitano II enseñan: "las dos naturalezas de Cristo después de su unión (hipostática), continúan poseyendo íntegro su modo propio de ser sin transformarse ni mezclarse".
         
Por lo tanto afirmamos lo que enseña el Magisterio de la Iglesia: "Que se ha de reconocer a un solo y mismo Cristo Señor, Hijo unigénito en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación. La diferencia de naturalezas de ningún modo queda suprimida por su unión, sino que quedan a salvo las propiedades de cada una de las naturalezas  y confluyen en una sola persona y en una sola hipóstasis, no partido o dividido en dos personas, sino uno solo y el mismo Hijo Unigénito, Dios Verbo Señor Jesucristo,...",  Denz 302



2.3.3. DUALIDAD DE VOLUNTADES Y OPERACIONES
        
Tesis 7ª
"Cada una de las naturalezas en Cristo posee una propia voluntad física y una propia operación física". (de fe).


2.3.3.1. Explicación
         
Esto quiere decir lo siguiente: En Cristo había dos voluntades: una voluntad divina y otra voluntad humana. Y también: En Cristo había dos tipos de operaciones naturales, la divina y la humana.


2.3.3.2. Adversarios
         
Monotelismo

(Del griego: Monos = uno y Telein = querer= un solo querer, una sola voluntad). El patriarca Sergio de Constantinopla enseña: En Cristo hay dos naturalezas: divina y humana, pero una sola voluntad: la divina. Hay un sólo género de operación (proveniente de la naturaleza divina). La naturaleza humana no es sino un instrumento sin voluntad propia.
         
El monotelismo es un doctrina herética, según la cual sólo hay en Cristo una sola voluntad, la divina. El monotelismo propuesto en el S. VII por el Patriarca Sergio de Constantinopla con la esperanza de atraer a sí a los monofisitas a la unidad de la fe.  
         
El Patriar­ca Sergio de Constantinopla, que le pareció poder satisfacer a los partida­rios de monofisismo atribuía a Cristo una sola energía, es decir, una sola operación; y quería satisfacer también al Concilio de Calcedonia manteniendo la duplicidad de naturalezas en Cristo. A esta doctrina del Patriarca Sergio se le llamó "monotelismo" cuya fórmula decía: ­"en Cristo hay dos naturalezas, la divina y la humana, pero hay una sola voluntad, la divina y un sólo género de operación". Así la actividad humana de Cristo estaría subordinada a la divinidad y actuaría sólo mientras el Verbo divino lo quiere. Y afirmaban: "El hecho de que todas las operaciones, tanto las humanas como las divinas, hayan de atribuirse en Cristo a su única persona, ¿no equivale a decir que es único el principio de tales operaciones y, por tanto que es única la energía que actúa?".
         
Toda esta doctrina suscitó la reacción de la doctrina ortodoxa y esto por dos razones principales:
         
a. Negar a Cristo su voluntad humana equivalía a convertir en algo inerte su humanidad.
         
b. En consecuencia, si se niega la voluntad humana de Cristo esto equivale a negar el valor "meritorio" de su vida, pasión y muerte redentora de Cristo, y por tanto, el valor de toda la obra de la redención.


2.3.3.3. Magisterio de la Iglesia
         
El Concilio Constantinopolitano III (680-681), corrigiendo el error de Sergio de Constantinopla y sus seguidores y enseña: "Y predicamos igualmente en Él dos voluntades naturales o quereres y dos operaciones naturales, sin división, sin conmutación, sin separación, sin confusión, según la enseñanza de los Santos Padres, ..." Denz 556

        
2.3.3.4. Sagrada Escritura
         
Lc 22, 42: "Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya". Jn 5, 30: "Yo no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió". Jn 6, 38: "He bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió".
         
Ahora bien: Cristo, en cuanto Verbo, tenía ciertamente voluntad divina; y como la voluntad divina de Cristo coincide y se identifica absolutamente con la del Padre (ya que es un atributo de la divinidad, co­mún a las tres divinas personas), síguese que en estos textos y otros parecidos alude Cristo a su voluntad humana en cuanto distinta de su voluntad divina, que coincide en absoluto con la del Padre. El argumento para demostrarlo es muy sencillo.
         
Si en Cristo hay dos naturalezas íntegras y perfectas, como nos enseña la fe, hay que concluir que había en El dos voluntades perfectamente distintas, la divina y la humana.  De lo contrario, habría que decir, o que la voluntad racional no pertenece a la integridad y perfección de la naturaleza humana (lo que sería un verdadero error), o que la naturaleza humana de Jesucristo no era íntegra y perfecta lo cual significaría que no era verdadero hombre, y esto es una herejía.


2.3.3.5. Argumento teológico
        
Hemos dicho que Cristo posee dos naturalezas: la divina y la humana y cada una de las dos naturalezas posee una propia voluntad física y una propia operación física. En Cristo su voluntad divina no anula la voluntad humana, cada una de ellas permanece en su propia operatividad, y hacemos nuestras las enseñanzas del Concilio Constantinopolitano III, que dice: "Y predicamos igualmente en Él dos voluntades naturales o quereres y dos operaciones naturales, sin división, sin conmutación, sin separación, sin confusión, según la enseñanza de los Santos Padres, ..." Denz 556.
         
Y negamos lo que dice el patriarca Sergio de Constantinopla que dice que la naturaleza humana no es en Cristo sino un instrumento sin voluntad propia, este argumento es falso pues niega la integridad de la verdadera naturaleza humana de Cristo al anular la voluntad humana de Cristo.


2.3.4. COMIENZO DE LA UNIÓN HIPOSTÁTICA

Tesis 8ª
"La unión hipostática de la naturaleza humana de Cristo con el Logos divino tuvo comienzo en el instante mismo de la concepción".  (de fe).


2.3.4.1. Explicación
         
La unión hipostática empezó en el momento de la concepción, de manera que no hubo ni un instante en que la naturaleza humana de Cristo no tuviera el Yo del Logos. Al respecto S. Agustín dice: "Desde el momento en que empezó a ser hombre, es también Dios".
         
Por lo tanto, ni el alma humana de Cristo existió antes de ser concebido, ni fue en el bautismo del Jordán cuando el Logos descendió a Cristo.

2.3.4.2. Adversarios
         
a. El Origenismo: Esta herejía dice: El alma de Cristo preexistía ya antes de la encarnación y estaba unida en el Logos divino.

b. Los Gnósticos: Decían que el Logos no bajó al hombre Jesús hasta el momento de su Bautismo en el Jordán.

       
2.3.4.3. Sagrada Escritura
         
Testifica que el Hijo de Dios se hizo hombre al "ser hecho", de la descendencia de David, es decir, al ser concebido y dado a luz.
         
Rom 1, 3: "(El evangelio) de su Hijo, que fue hecho de la simiente de David según la carne".             
Gal 4, 4: "Llegada la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer... "
         
La ininterrumpida duración en el futuro de la unión hipostática se halla testimoniada en Lc 1, 33: "Y reinará en la casa de Jacob por siempre; y su reinado no tendrá fin". Ahora bien, Cristo es rey del reino mesiánico en cuanto Dios-Hombre. Luego la unión hipostática se perpetuará por siempre.
         
La carta a los Hebreos 7, 24, da testimonio de la eterna duración de sacerdocio de Cristo y dice: "mas éste (Cristo), por cuanto permanece para siempre, posee un sacerdocio inmutable". Y Cristo es precisamente sacerdote como Dios - Hombre.


2.3.4.4. Argumento teológico
         
La unión hipostática dijimos que es una gracia de unión substancial, por lo tanto, ontológicamente hablando esta gracia realiza su finalidad en el instante mismo que comienza a existir la naturaleza humana y sabemos que la naturaleza humana comienza a existir en el instante mismo de la concepción, luego la unión hipostática de la naturaleza humana de Cristo con el Logos divino tuvo comienzo en el instante mismo de la concepción.



2.3.5. DURACIÓN DE LA UNIÓN HIPOSTÁTICA
        
Tesis 9ª
"La unión hipostática no se interrumpió jamás".  (sentencia cierta).

       
2.3.5.1. Explicación
         
El símbolo apostólico (El Credo) dice que el Hijo de Dios padeció, fue crucificado, murió, fue sepultado (en cuanto al cuerpo) y descendió a los infiernos (en cuanto al alma). En la muerte de Cristo se separó el alma de su cuerpo; el cuerpo se quedó en el sepulcro, unido al Logos divino, el alma bajó a los infiernos, unida al Logos divino.  Se unieron de nuevo, cuerpo y alma humanos al Logos divino en el momento de la Resur­rección.


2.3.5.2. Sagrada Escritura
         
La persistencia de la unión hipostática, aún durante la pasión se prueba por las palabras de S. Pablo en 1 Cor. 2, 8: "Si la hubieran conocido (la sabiduría oculta de Dios), nunca le hubieran crucifi­cado al Señor de la gloria (a Dios Logos)".


2.3.5.3. Adversarios
         
Gnósticos y Maniqueos: que se oponen a esta doctrina de la Iglesia, según la cual el Logos abandonó al hombre Jesús antes de la pasión.


2.3.5.4. Argumento teológico

             
La unión hipostática no fue interrumpida entre la muerte y la resurrección de Cristo. El credo de los Apóstoles dice del Hijo único de Dios que fue sepultado y que descendió a los infiernos. El Conc. IV de Letrán, Denz 801, precisa que descendió en su alma. Síguese de ahí que el Hijo permaneció unido a su alma y también a su cuerpo sepultado. Por tanto la muerte de Cristo operó la separación del cuerpo y el alma, sin que hubiese separación entre la divinidad y la humanidad, es decir, la unión hipostática no se interrumpió jamás.        




Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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