SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA
2.4.
EXPLICACIÓN TEOLÓGICO ESPECULATIVA DE LA UNIÓN HIPOSTÁTICA
En estas
tesis hay que destacar el carácter
sobrenatural y absolutamente misterioso de la Unión Hipostática: La
Unión Hipostática es el misterio central del dogma y de la fe cristiana, al
cual se ordenan todos los demás misterios.
Hemos llegado
a la cuestión más profunda y difícil de todo el tratado de la encarnación: su
naturaleza íntima, o sea, de qué modo se realizó la unión de las dos
naturalezas, divina y humana, en la Persona única y divina del Verbo.
Lo
dividiremos en tres partes:
1°. La unión en sí misma.
2°. La persona asumente.
3°. La naturaleza asumida.
2.4.1. LA UNIÓN EN SÍ MISMA
Tesis 10ª. "En virtud de la unión
hipostática le fue comunicada a la humanidad de Jesucristo la santidad misma
del Verbo y es, por consiguiente, infinitamente santa".
2.4.1.1. Explicación
La Unión Hipostática, dijimos que era:
"la unión de dos naturalezas, la divina y la humana, se realizó en la
Persona divina del Verbo; y por lo mismo no hay en Cristo más que una sola
Persona, la divina, la del Logos".
Y que esta unión del Verbo divino (y su naturaleza
divina) con la naturaleza humana no se realizó fundiéndose las dos naturalezas
en una sola, sino que, después de la unión, las dos naturalezas permanecieron
íntegras, indivisas, e inconfusas".
Aquí vamos a estudiar la "gracia
de unión hipostática" como sustancialmente santificadora de la humanidad
de Cristo, o sea, en cuanto que constituye la santidad substancial de la
humanidad de Cristo.
2.4.1.2. Sagrada Escritura
Jn 17,5: “Ahora Padre, glorifícame tú,
junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese”.
Mt 26,63-64: “Díjole entonces el Sumo
Sacerdote: “Yo te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el
Cristo, el Hijo de Dios” Dícele Jesús: “Sí, tú lo has dicho”.
2.4.1.3. Adversarios
Sectas gnósticas:
Que atribuían a
Cristo un cuerpo aparente sin ninguna realidad, o bien lo consideraban como un
cuerpo astral.
Filosofía platónica:
Que afirmaba que
el verdadero ser era ideal, el ser espiritual, el ser material es un ser de
segunda categoría y caduco. Por lo tanto negaban que Cristo hubiera asumido una
naturaleza humana como la nuestra, es decir, cuerpo y alma.
2.4.1.4. Argumento
teológico
La razón es porque, al unirse
hipostáticamente al Verbo de Dios, la humanidad santísima de Cristo (toda ella,
o sea, no sólo el alma sino también el cuerpo), quedó incorporada, por decirlo
así, a la santidad misma del Verbo; no porque el Verbo la "informara"
propiamente, sino en virtud de la unión substancial de la naturaleza humana
(cuerpo y alma) con la Persona divina
del Verbo. Esto recibe el nombre de gracia de unión hipostática, y constituye,
por sí misma, la santidad substancial e infinita de Cristo en cuanto hombre.
Por eso la Iglesia ha podido definir
que la carne de Cristo es vivificante, lo cual no sería posible sin la gracia
de unión hipostática, ya que la gracia habitual santifica únicamente el alma
de Cristo, no su cuerpo. La gracia de
unión hipostática, en cambio, santifica el cuerpo y el alma de Cristo, o sea,
toda su humanidad santísima, comunicándole la santidad increada e infinita del
mismo Verbo divino.
Esto aparece claro también por el
hecho de que la filiación divina natural lleva consigo, necesariamente, la suma
santidad objetiva. Ahora bien, Cristo,
aún en cuanto hombre, en virtud de la unión hipostática, es Hijo natural de
Dios, no adoptivo. Luego esta unión
eleva inmediatamente y por sí misma al sumo grado de santidad, ya que la
santidad consiste en la "unión con Dios" y no puede pensarse una
unión más íntima con Dios que la unión hipostática.
Por eso concluimos: "La Gracia de
unión hipostática se extiende a toda la humanidad de Cristo, o sea, al alma y
al cuerpo".
También decimos la gracia de unión
hipostática es un misterio. Es decir,
misterio de fe, cuya realidad no podía alcanzarla la razón humana antes de la
revelación, y cuya posibilidad intrínseca tampoco se puede demostrar
positivamente después de la revelación, sigue requiriendo la fe para
entenderlo. La unión hipostática es una
unión singular de una criatura con Dios, de la que no puede haber analogía
humana.
2.4.2. LA PERSONA ASUMENTE
Tesis 11ª. "La denominación
"asumente" conviene propia y primariamente a la Persona divina del
Verbo, y sólo secundariamente a la naturaleza divina".
2.4.2.1. Explicación
Después de haber estudiado la gracia
de unión hipostática vamos a estudiar en esta segunda parte la Persona divina
asumente.
La razón es porque, aunque la
naturaleza divina sea el principio de la Encarnación, como acción divina
"ad extra" común, por lo tanto, a las tres divinas Personas, el
término de la misma fue únicamente la Persona del Verbo. Fue únicamente la Persona divina del Verbo
quien asumió la naturaleza humana, aunque la acción asuntiva corresponda a las
tres divinas personas. Luego la expresión "asumente" conviene propia
y directamente a la Persona divina del Verbo y sólo secundariamente a la
naturaleza divina común a las tres Personas divinas.
2.4.2.2. Sagrada
Escritura
Jn 1, 14: “Y el Verbo se hizo carne y
habitó entre nosotros”
Filp 2, 6: “El cual, siendo de
condición divina, no codició ser igual a Dios”.
2.4.2.3. Adversarios
Sectas gnósticas:
Que atribuían a
Cristo un cuerpo aparente sin ninguna realidad, o bien lo consideraban como un
cuerpo astral.
Filosofía platónica:
Que afirmaba que
el verdadero ser era ideal, el ser espiritual, el ser material es un ser de
segunda categoría y caduco. Por lo tanto negaban que Cristo hubiera asumido una
naturaleza humana como la nuestra, es decir, cuerpo y alma.
2.4.2.4. Argumento
teológico
Sto. Tomás dice : "Fue más
conveniente que se encarnara el Hijo (Verbo) que el Padre o el Espíritu
Santo".
Y lo prueba con cuatro argumentos muy
bellos:
1°. Porque Dios creó al mundo por su Verbo, que es el
modelo o causa ejemplar del Universo entero.
Pero el artista, cuando se le rompe la obra que hizo, la restaura según
el mismo modelo que empleó para formarla.
Luego era convenientísimo que el Verbo restaurara al género humano, roto
por el pecado de Adán.
2°. El Verbo es la infinita sabiduría
divina, de la cual derivan todas las sabidurías creadas. Por lo mismo, el hombre progresa en
sabiduría, que es su perfección propia en cuanto ser racional, en la medida en
que participa del Verbo, como el discípulo va creciendo en sabiduría a medida que
recibe las enseñanzas de su maestro. Luego, fue convenientísimo, para la
perfección de la naturaleza humana, que fuera el Verbo divino quien se
encarnara.
3°. El fin de la encarnación fue la redención del Género Humano, o sea, el cumplimiento de
la predestinación de los hijos de Dios, devolviendo al hombre su filiación
adoptiva por la gracia y su derecho a la herencia del cielo, perdida por el
pecado. Fue convenientísimo, por lo
mismo, que el Hijo natural de Dios (Cristo) salvara a los hijos adoptivos (todo
el género humano) y el heredero natural del Padre devolviese la herencia
perdida a los herederos adoptivos.
4°. El pecado original cometido por
nuestros primeros padres consistió
en apetecer una sabiduría,
o sea, la ciencia del bien y del mal, que les había prohibido Dios, Gen 2, 16‑17; 3, 5. Luego fue conveniente que fuera el Verbo,
Sabiduría infinita del
Padre, quien redujera al hombre a Dios, comunicándole la verdadera sabiduría, que consiste en someterse
totalmente a Dios "hágase
tu voluntad", decimos en el Padrenuestro.
2.4.3. LA NATURALEZA ASUMIDA
Tesis 12ª. "La naturaleza humana
era la más asumible por el Verbo entre todas las naturalezas creadas".
2.4.3.1. Explicación
Dijimos anteriormente que en la unión
hipostática la Persona del Verbo divino asumió naturaleza humana en unidad de
Persona. La naturaleza humana desde el principio fue creada por Dios y es la
más apropiada para que fuera asumida por el Verbo. Porque Dios creó al hombre a
su imagen y semejanza. Dotándole de aquellas cualidades naturales y dones
sobrenaturales y para que viviera en estado de justicia original. No parece
conveniente ni lógico que el Verbo hubiera tomado una naturaleza animal irracional,
menos una naturaleza vegetal y aún más inconveniente que fuera una naturaleza
mineral.
La naturaleza humana, desde el
principio de la creación fue creada por Dios a su imagen y semejanza, y era lo
más conveniente y normal que fuera la
naturaleza humana la que asumiera el Verbo para por medio de ella salvar a todo
el Género Humano del pecado y de la muerte.
2.4.3.2. Adversarios
Sectas gnósticas:
Que atribuían a
Cristo un cuerpo aparente sin ninguna realidad, o bien lo consideraban como un
cuerpo astral.
Filosofía platónica:
Que afirmaba que
el verdadero ser era ideal, el ser espiritual, el ser material es un ser de
segunda categoría y caduco. Por lo tanto negaban que Cristo hubiera asumido una
naturaleza humana como la nuestra, es decir, cuerpo y alma.
2.4.3.3. Sagrada
Escritura
Gen 1, 27: "Creó Dios, pues, al
ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los
creó".
2.4.3.4. Argumento
teológico
La naturaleza humana es la que reúne
mayores perfecciones por dos razones principales:
1. Por su dignidad, ya que es una naturaleza racional que puede conocer y amar
el Verbo.
2. Por su necesidad ya que, por razón del pecado original, esta naturaleza
humana necesita ser redimida. La primera condición falta a las criaturas
irracionales, y la segunda a los ángeles que no necesitan redención (ángeles
buenos) o son incapaces de ella (ángeles malos).
Respecto a la naturaleza humana hay
que advertir lo siguiente: "El Verbo divino no asumió una persona humana,
sino una naturaleza humana".
Esta conclusión, que es de fe, fue
expresamente definida contra la herejía nestoriana, como ya vimos. No pudo la persona divina del Verbo asumir
una persona humana, porque la personalidad es absolutamente incomunicable a
otra persona, y porque ‑aunque
fuera posible ‑ tendríamos
en Cristo dos personas, contrario a la doctrina de la fe. Pues ya vimos que Cristo es una Persona
divina (no humana) en dos naturalezas la divina y la humana.
Tampoco puede decirse que: "El Verbo
asumió un hombre, sino una naturaleza humana". La razón es la misma de antes. Habitualmente por la palabra
"hombre" entendemos una persona humana, y ya hemos dicho, y es de fe,
que el Verbo no asumió ni pudo asumir una persona humana, sino únicamente una
naturaleza humana, o por decirlo así, "un hombre desprovisto de su
personalidad humana, que fue sustituida por la personalidad divina del
Verbo".
También hay que añadir: "Fue
conveniente que el Hijo de Dios asumiera una naturaleza humana procedente del
linaje de Adán".
2.4.4. EL ACTO DE LA UNIÓN HIPOSTÁTICA
Tesis 13ª. "El acto de la unión
hipostática fue realizado en común por las tres Divinas Personas". (de
fe).
2.4.4.1. Explicación
En el tratado de Dios Trino afirmamos que:
"las operaciones divinas ad extra son comunes a las tres divinas
Personas". Y también decíamos que en dichas operaciones "ad
extra", (y la Encarnación es una de ellas), la operación de las tres
divinas Personas es una y la misma en la realidad y en el número; quiere esto
decir que en las operaciones de Dios "ad extra", es toda la Trinidad
un solo principio "quod", de modo que no hay más que una sola acción
común.
También afirmábamos que en las
operaciones divinas "ad extra", sin embargo, se atribuyen o apropian
a las distintas Personas. La apropiación, o "atribución", consiste en
que una operación o un atributo esencial, común a las tres divinas Personas, se
atribuye a una con preferencia sobre las demás, por cierta afinidad entra la
obra realizada "ad extra", o el atributo, y el carácter personal de
aquella Persona a la cual se le atribuye. Así afirmamos que a Dios Padre se le
atribuye la obra de la Creación; a Dios Hijo la obra de la Redención; y al
Espíritu Santo la obra de la Santificación. Y sin embargo las tres Personas
intervienen en la Creación, Redención y Santificación, conservando cada Persona
divina su propia "atribución".
2.4.4.2. Magisterio de
la Iglesia
Este tesis es una enseñanza de fe que
se expresa en el Símbolo del II Concilio de Toledo: "Sólo el Hijo asumió
nuestra naturaleza en la unidad de su Persona. Se ha de creer también que toda
la Trinidad realizó la encarnación del Hijo de Dios, pues las obras de la
Trinidad son inseparables" Denz 535.
El Concilio XI de Toledo aclara:
"Ha de creerse que la encarnación de este Hijo de Dios fue obra de toda la
Trinidad, porque las obras de la Trinidad son inseparables. Sin embargo, sólo
el Hijo de Dios "tomó la forma de siervo" en la singularidad de la
persona, no en la unidad de la naturaleza divina, para aquello que es propio
del Hijo, no lo que es común a la Trinidad". Denz 284
2.4.4.3. Sagrada
Escritura
Se indica la unidad de operación
"ad extra" de las tres divinas Personas, atribuyendo la Encarnación
bien:
1. Al Padre
Gal 4,4: "Pero al
llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de mujer
(María), nacido bajo la Ley".
Jn 3, 16: "Porque tanto amó Dios
al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca
sino que tenga vida eterna".
2. Ora al Hijo
Filp 2, 6- 7:
"El cual siendo de condición divina no retuvo ávidamente el ser igual a
Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomado condición de siervo haciéndose
semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre".
3. Ora al Espíritu Santo
Lc 1, 35:
"El ángel le respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será
llamado Hijo de Dios".
2.4.4.4. Argumento
teológico
En el tratado de Dios Trino afirmamos
que en todas las operaciones "ad extra", la operación de las tres
divinas Personas es Una y la misma en la realidad y en el número. Quiere esto
decir que en las operaciones de Dios "ad extra", es toda la Trinidad
un solo principio "quod", de modo que no hay más que una sola acción
común.
Suele atribuirse al Padre la obra de
la Creación, por una muy razonable "apropiación", como un atributo de
su omnipotencia, pero no porque le corresponda únicamente a él como algo propio
ya que Dios creó todas las cosas por medio de su Palabra (2ª Persona) y con la
sabiduría de su Espíritu Santo (3ª Persona) le dio vida.
Al hijo se atribuye la Redención (comienza
en la Encarnación y acaba con la Resurrección), como un atributo propio de él
por su obediencia, por dar su vida en favor de los hombres, pero fue el Padre
quien lo envió y el Espíritu Santo colaboró activamente en la obra de la
salvación.
Y la Santificación es propia del
Espíritu Santo, el Espíritu Santo fue enviado por el Padre y el Hijo
(Pentecostés), para continuar la obra de Cristo en la tierra hasta el final de
los tiempos y así los hombres poder cumplir en todo la voluntad del Padre.
Luego el acto de la Unión Hipostática
fue realizado en común por las tres divinas Personas.
2.4.5. EL TÉRMINO DE LA UNIÓN HIPOSTÁTICA
Tesis 14ª. "La segunda Persona de la Trinidad es la
única que se hizo hombre". (de fe).
2.4.5.1. Explicación
En esta tesis afirmamos que sólo la
Segunda Persona de la Trinidad se encarnó, es decir se hizo hombre, asumió
naturaleza humana completa, es decir, cuerpo y alma.
Los símbolos de la fe siempre lo han
proclamado: "El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros". A pesar
de la consubstancialidad de las tres divinas Personas, la unión de la
naturaleza humana con una persona divina (el Verbo) no tiene como consecuencia
que tal naturaleza (humana) tuviera que unirse también con las otras dos
personas divinas (el Padre y el Espíritu Santo). Pues la unión no tuvo lugar en la naturaleza
divina de la Trinidad, que es igual a las tres personas divinas, sino en la Persona
divina del Verbo. Y las personas divinas son realmente distintas entre sí. La
naturaleza divina está unida tan sólo indirectamente con la naturaleza humana
mediante la persona del Verbo, realmente idéntica con la mencionada naturaleza
divina.
2.4.5.2. Magisterio de
la Iglesia
El Credo del II Concilio de Toledo
dice: "Sólo el Hijo asumió nuestra naturaleza en la unidad de su Persona.
Se ha de creer también que toda la Trinidad realizó la encarnación del Hijo de
Dios, pues las obras de la Trinidad son inseparables". (Denz 535).
2.4.5.3. Sagrada
Escritura
Jn 1, 14: "El Verbo se hizo carne
y habitó entre nosotros".
Jn 3, 16-17: "Porque tanto amó
Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no
perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él".
2.4.5.4. Argumento
teológico
La causa eficiente de la Encarnación
es toda la Trinidad. En efecto, la Encarnación es una operación "ad
extra" en la Trinidad, y toda operación "ad extra" tiene por
principio la actividad divina común a las tres divinas personas.
Por consiguiente esta obra de la
Encarnación, realizada por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es una, si se
la considera en su principio (la Trinidad); no es compleja si se la considera
en su término (la Encarnación del Verbo). Si bien el acto de "asumir la
naturaleza humana" proviene del poder divino común a las tres divinas
personas, su término final es la segunda persona divina del Verbo (Hijo). Sto.
Tomás dice en III, q. 3, a. 4: "las tres Personas hicieron que la
naturaleza humana se uniera a la persona del Hijo".
Esta doctrina confirma un aspecto
importante del dogma cristológico de la Encarnación: La unión del Verbo a la naturaleza
humana tuvo lugar en la Persona divina (del Verbo) y no en su naturaleza
divina. Sto Tomás en III, q. 2, a. 2, (insiste): "Si la naturaleza humana
no está unida en la Persona al Verbo de Dios, no le está unida de ninguna
manera. Y así la fe en la encarnación queda totalmente anulada".
Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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