SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA
2.3. LA UNIÓN
DE AMBAS NATURALEZAS EN CRISTO
2.3.1. LA UNIDAD DE LA PERSONA DE CRISTO
Tesis 5ª
"La
naturaleza divina y la humana se hallan en Cristo unidas hipostáticamente, es
decir, en la unidad de la Persona divina del Verbo".
(de fe).
2.3.1.1.
Explicación
A
continuación vamos a recordar un poco lo que significan los siguientes
términos: "Naturaleza", "Persona" e "Hipóstasis".
Al estudiar
la gracia de la Unión Hipostática, es inevitable referirse a los conceptos de
"naturaleza" y "persona", como conceptos que designan
realidades distintas.
- Naturaleza: responde a la pregunta de "qué" es una cosa, (quid). Naturaleza: (en griego = fisis) Es la esencia de una cosa; se dice que es el principio del cual se sirve el que obra para obrar, por ejemplo: en el hombre, el alma y el cuerpo. La "naturaleza"" es todo aquello que hace que un ser sea lo que es y que se distinga de cualquier otro ser. Así, por poseer Pedro y Pablo la misma naturaleza humana se dice de ellos que son hombres. Hay un término que es en la práctica sinónimo: esencia.
- Persona: responde a la pregunta "quién" es, (quis). Persona: (en griego = prosopon = máscara), es una hipóstasis racional. Fue Boecio quien propuso la clásica definición: "Persona, es una substancia de naturaleza racional".
La persona es
un individuo, pero un individuo dotado de inteligencia. Es un ser que subsiste
por sí mismo (individuo) en una naturaleza humana. Así considerada la persona
es:
- El principio último de operación del ser (el "yo" actúa en su propio nombre)
- El sujeto de atribución de sus actos (aquel a quien se atribuyen sus actos)
- El centro de responsabilidad (aquel que debe de responder por ellos)
Podemos decir
que la persona se expresa verbalmente con la palabra "yo".
Estas
nociones, cuando se aplican a Dios no se toman en el sentido vulgar sino que
las tomamos del sentido más profundo como es el filosófico.
"Hipóstasis": (en griego:
“Hipo” = bajo; y “stasis”= lo que permanece permanentemente), es una substancia
individual, completa, subsistente en si.
La hipóstasis (o persona) y la
naturaleza están subordinadas recíprocamente de forma que la hipóstasis es la
portadora de la naturaleza y el último sujeto de todo el ser y de todas sus
operaciones (es el principium quod) y la naturaleza es aquello mediante lo cual
la hipóstasis es y obra (es el principium quo).
Persona e Hipóstasis son sinónimos,
filosófica y teológicamente significan lo mismo. La definición que hemos dado
de persona y de hipóstasis coinciden. En la teología sistemática se habla, en
el caso de la Encarnación, como "gracia de unión hipostática", es
decir gracia de unión que se da en la Persona del Verbo.
El dogma dice que en Cristo hay una
sola Persona, o hipóstasis, a saber: la Persona divina del Verbo, y dos
naturalezas: divina y humana; subsistentes las dos, en una misma Persona
divina, el Verbo divino. La naturaleza humana ha sido asumida en la unidad y
dominio de la Persona divina del Verbo, de suerte que es la misma Persona
divina la que obra en la naturaleza humana y por medio de la naturaleza humana
como por un órgano suyo.
2.3.1.2. Adversarios
Nestorianismo
Nestorio, Obispo de
Constantinopla, año 428 desarrolla la herejía concerniente a la relación entre
la divinidad y la humanidad en Jesucristo y enseña lo siguiente: Jesús, nacido
de la Virgen María es distinto del Hijo de Dios, el Verbo divino engendrado por
el Padre; admitía que así como en Cristo hay dos naturalezas, hay que admitir
que existen en El dos personas. Estas dos personas están vinculadas entre sí
por una simple unión accidental o moral.
Así, Nestorio en vez de atribuir a la
única Persona del Verbo hecho carne, las dos naturalezas, la divina y la
humana, y por lo tanto las propiedades y las acciones de una y
otra, afirmaba que Cristo estaba
constituido por dos personas, una persona divina, el Logos, y una persona
humana, Jesús.
La doctrina de nestorianismo,
afirmaba:
- "Jesús, el hijo de la Virgen María, es distinto del Hijo de Dios. Análogamente a como hay dos naturalezas en Cristo, es menester admitir también que existen en El dos sujetos o personas distintas".
- Estas dos personas están vinculadas entre sí por una simple unidad accidental o moral. El hombre Cristo no es Dios, sino portador de Dios y afirmaba: "Por la encarnación el Logos divino no se ha hecho propiamente hombre sino que ha pasado a morar en el hombre Jesucristo de manera parecida a como Dios habita en los justos".
Nestorio mismo nos dice: "Es
recto y conforme a la tradición evangélica confesar que el cuerpo es el templo
de la divinidad del Hijo; templo unido por una divina y suprema unión, de modo
que la naturaleza de la divinidad se apropia lo que pertenece a este
templo. Por tanto esta unión no es
necesaria, sino voluntaria".
- Nestorio también enseñaba: "Las propiedades humanas de Jesús (nacimiento, pasión y muerte) sólo se pueden predicar del hombre‑Cristo. Las propiedades divinas (creación, omnipotencia etc) únicamente se pueden enunciar del Logos - Dios". Negaba así la comunicación de idiomas.
En resumen: Nestorio, enseña que en
Cristo hay dos naturalezas, la divina y la humana y por lo tanto son dos
personas. Estas dos personas están vinculadas entre sí por una simple unión
accidental o moral:
- Las propiedades divinas: creación, eternidad, etc., se predican solamente del Verbo divino.
- Las propiedades de la naturaleza humana: nacimiento, pasión y muerte, del hombre Jesús.
2.3.1.3. Magisterio de
la Iglesia
El Concilio de Efeso enseña, (431).
"Si alguno no confiesa que el Verbo de Dios Padre se unió a la carne según
hipóstasis y que Cristo es uno con su propia carne, a saber, que el mismo es
Dios al mismo tiempo que hombre, sea anatema". (de fe). Denz 253
Nestorio halló su más resuelto
adversario en S. Cirilo, Obispo de Alejandría. El dogma fue definido en el
Concilio de Efeso, que enseñó y corrigió oficialmente que:
- En el hombre‑Dios no hay más que una persona: El Verbo encarnado
- Las dos naturalezas están unidas, no moral o accidentalmente sino físicamente y substancialmente en la Persona del Verbo.
- Atribuye a Cristo un alma humana verdadera: racional, inteligente y libre.
- Antes como después de la unión hay una distinción perfecta de los dos principios de acción en la unidad de una misma Persona. De aquí se sigue que a este único sujeto hay que atribuir las acciones que proceden tanto de la humanidad como de la divinidad. Es el Verbo de Dios el que se encarnó y por lo tanto el que nació, sufrió, oró y murió por nosotros.
- Dado que la filiación cae sobre la persona y no sobre la humanidad o la divinidad, Jesús debe ser llamado Hijo de Dios por naturaleza.
En el mismo Concilio de Efeso (431) se
confirmaron los doce anatematismos de S. Cirilo de Alejandría, pero sin
definirlos formalmente. Denz 113‑124.
He aquí, condensados,
sus puntos principales:
- Cristo con su propia carne es un ser único, es decir, una sola Persona. Jesucristo es Dios y hombre al mismo tiempo.
- El Logos‑Dios está unido a la carne (naturaleza humana) con una unión intrínseca, física o sustancial. Cristo no es portador de Dios, sino Dios verdaderamente.
- Las propiedades humanas y divinas de que nos hablan las Sagradas Escrituras y los Santos Padres no deben repartirse entre dos personas o hipóstasis (el hombre Cristo y el Logos Dios), sino que deben de referirse al único Cristo, el Logos encarnado. El Logos divino fue quien padeció "en la carne" y fue crucificado, muerto y resucitado.
Es imposible entender el verdadero
alcance del dogma católico si no se tienen es cuenta estas dos nociones
elementales:
1º. La fe nos enseña que en Cristo hay dos naturalezas perfectamente
distintas, la divina y la humana: es verdadero Dios y verdadero hombre.
2º. Pero no hay en El más que una
sola Persona, uno solo yo, a saber: la Persona divina del Verbo, el yo divino
del Hijo de Dios.
2.3.1.4. Sagrada
Escritura
a. Consta claramente que Cristo es
verdadero Dios y verdadero hombre; lo cual no podría ser si no existieran en El
las dos naturalezas, la divina y la humana, íntegras y perfectas.
b. Divinidad de Cristo: Jn 8, 58:
"En verdad os digo antes de que Abraham naciese, era yo". Jn 10, 30:
"El Padre y yo somos una sola cosa".
Mt 26, 63‑64: "Y el Pontífice le dijo: "Te conjuro por el
Dios vivo que nos digas si eres el Mesías, el Hijo de Dios". Díjole Jesús:
"Tú lo has dicho".
c. Humanidad de Cristo: Lc 2, 52:
"Jesús crecía en sabiduría y edad y gracias ante Dios y ante los
hombres".
En Jn 4, 6-7 Jesús se fatigó y tuvo
sed: "Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús como se había fatigado del
camino, estaba sentado junto al pozo, ... "Jesús le dice: "Dame de
beber".
En Mt 8, 24, durmió: "De pronto
se levantó una gran tempestad, ... pero él estaba dormido".
En Jn 11, 35. Lloró ante el sepulcro
de su amigo Lázaro: "Jesús derramó lágrimas".
En Jn 19, 30: finalmente murió en la
Cruz: "Cuando tomó Jesús el vinagre dijo:" Todo está cumplido",
e inclinando la cabeza entregó el espíritu".
2.3.1.5. Argumento
teológico
a. Que la gracia de unión hipostática es la unión del Verbo divino con la naturaleza
humana. Es una unión
hipostática, esto es,
se hizo en el mismo "supuesto" o "hipóstasis" del Verbo.
b. La persona asumente es la Segunda
Persona de la Santísima Trinidad, el Verbo divino, (y no el Padre ni el
Espíritu Santo).
c. La naturaleza asumida, es la
naturaleza humana compuesta de cuerpo material y alma racional, no es correcto
decir, en vez de naturaleza humana, decir: un hombre, o una persona humana,
hay que decir: "fue asumida la naturaleza humana".
d. La Iglesia enseña: "La unión
de las dos naturalezas en Cristo se realizó en la Persona divina del Verbo; y
por lo mismo, no hay en Cristo más que una sola Persona, no humana, sino
divina". (de fe). Denz 250
2.3.2. LA DUALIDAD DE NATURALEZAS
Tesis 6ª
"Las dos naturalezas de Cristo, después
de su unión hipostática continúan poseyendo íntegro su modo propio de ser sin
transformarse ni mezclarse". (de fe).
2.3.2.1. Explicación
Hemos dicho que en Cristo hay dos
naturalezas, la divina: consubstancial al Padre y al Espíritu Santo, y por ello
verdadero Dios; y la naturaleza humana, tomada de las entrañas purísimas de la
Virgen María, y por ello verdadero hombre.
2.3.2.2. Adversarios
Monofisismo
(Del griego:
"Monos" = único y "fisis" = naturaleza). Eutiques,
Archimandrita bizantino, al ir contra la doctrina de Nestorio cae en el defecto
contrario. Enseña que en Cristo no hay más que una sola Persona, la divina, y
una sola naturaleza, la divina. De sus seguidores, unos proponían que la
naturaleza humana se transformaba en la naturaleza divina y otros recurrían a
una fusión de las dos naturalezas: la divina y la humana, dando lugar a una
tercera naturaleza distinta a las dos anteriores.
El monofisismo es una doctrina
herética que afirma que en Cristo "una sola naturaleza"
("phisis"), la naturaleza divina, negaban así una humanidad completa
en Cristo, es decir una naturaleza humana compuesta de cuerpo y alma. Los
monofisitas se atienen a la fórmula de Cristo tiene una sola naturaleza, la
divina.
La doctrina herética de Nestorio había
dividido a Cristo al negar la unión de las dos naturalezas, la divina y la
humana en la unidad de persona. Pero algunos de sus oponentes llegaron al
extremo contrario al negar en Cristo la existencia de dos naturalezas,
afirmando que sólo la naturaleza divina existía pues la naturaleza humana había
sido absorbida por la divina. Esta es la herejía del monofisismo.
En Constantinopla, Eutiques, monje
piadoso pero regular teólogo, en su lucha acalorada contra el nestorianismo,
cayó en el peligro contrario del nestorianismo. Enseñó que en Cristo no había
más que una sola persona y una única naturaleza, la divina. Decía que Cristo
constaba "de" dos naturalezas, pero no era "en" dos
naturalezas. Según Eutiques la carne de Cristo no era consubstancial a la
nuestra .
2.3.2.3. Magisterio de
la Iglesia
El Concilio de Calcedonia (451),
aclaró las consecuencias de la gracia de la unión de las dos naturalezas en
unidad de unión hipostática y formuló esta declaración de fe, definiendo:
"Que se ha de reconocer a un solo y mismo Cristo Señor, Hijo unigénito en
dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación"
Denz 302
Como notamos este Concilio elabora la
gran síntesis cristológica. El Dios hecho hombre es uno. Pero no deben
confundirse las dos naturalezas, si bien están unidas las dos naturalezas en
una sola persona. Cristo no es un hombre divinizado sino un "Dios‑hombre", y como tal es verdadero
mediador entre Dios y los hombres, pues El es verdadero Dios y verdadero
hombre.
El Concilio de Calcedonia resolvió el
problema doctrinal teológico, pero no unió la inteligencias y los corazones de
los hombres de su tiempo. La distinción
de "naturaleza" y "persona" había sido afirmada pero no
bien explicada, y esto no logró calmar a los monofisitas.
Por otro lado, el monofisimo se
dividió en verbal y real. El monofisismo verbal que rehusaba la terminología
del Concilio de Calcedonia e identifica "naturaleza" con
"persona". Y el monofisimo real que siguiendo a Eutiques afirman que
después de la unión de la divinidad con la humanidad no existe realmente sino
una sola naturaleza, la divina. Además afirman que el cuerpo de Cristo no es
consubstancial al nuestro.
2.3.2.4. Sagrada
Escritura
Según testimonio de la Sagrada Escritura,
Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre; lo cual quiere decir que es
poseedor de la íntegra naturaleza humana y de una íntegra naturaleza divina.
Jn 1.14 : " Y la Palabra se hizo
carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria que
recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad";.
Filp 2, 6: "El cual siendo de
condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios".
2.3.2.5. Argumento
teológico
Hemos demostrado en tesis anteriores que
Cristo posee dos naturalezas: la divina y la humana. En esta tesis aceptamos lo
que los Concilios de Calcedonia y Concilio Constantinopolitano II enseñan:
"las dos naturalezas de Cristo después de su unión (hipostática),
continúan poseyendo íntegro su modo propio de ser sin transformarse ni
mezclarse".
Por lo tanto afirmamos lo que enseña
el Magisterio de la Iglesia: "Que se ha de reconocer a un solo y mismo
Cristo Señor, Hijo unigénito en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin
división, sin separación. La diferencia de naturalezas de ningún modo queda
suprimida por su unión, sino que quedan a salvo las propiedades de cada una de
las naturalezas y confluyen en una sola
persona y en una sola hipóstasis, no partido o dividido en dos personas, sino
uno solo y el mismo Hijo Unigénito, Dios Verbo Señor Jesucristo,...", Denz 302
2.3.3. DUALIDAD DE VOLUNTADES Y OPERACIONES
Tesis 7ª
"Cada una de las
naturalezas en Cristo posee una propia voluntad física y una propia operación
física". (de fe).
2.3.3.1. Explicación
Esto quiere decir lo siguiente: En
Cristo había dos voluntades: una voluntad divina y otra voluntad humana. Y
también: En Cristo había dos tipos de operaciones naturales, la divina y la
humana.
2.3.3.2. Adversarios
Monotelismo
(Del griego: Monos = uno
y Telein = querer= un solo querer, una sola voluntad). El patriarca Sergio de
Constantinopla enseña: En Cristo hay dos naturalezas: divina y humana, pero una
sola voluntad: la divina. Hay un sólo género de operación (proveniente de la
naturaleza divina). La naturaleza humana no es sino un instrumento sin voluntad
propia.
El monotelismo es un doctrina
herética, según la cual sólo hay en Cristo una sola voluntad, la divina. El
monotelismo propuesto en el S. VII por el Patriarca Sergio de Constantinopla
con la esperanza de atraer a sí a los monofisitas a la unidad de la fe.
El Patriarca Sergio de
Constantinopla, que le pareció poder satisfacer a los partidarios de
monofisismo atribuía a Cristo una sola energía, es decir, una sola operación; y
quería satisfacer también al Concilio de Calcedonia manteniendo la duplicidad
de naturalezas en Cristo. A esta doctrina del Patriarca Sergio se le llamó
"monotelismo" cuya fórmula decía: "en Cristo hay dos naturalezas,
la divina y la humana, pero hay una sola voluntad, la divina y un sólo género
de operación". Así la actividad humana de Cristo estaría subordinada a la
divinidad y actuaría sólo mientras el Verbo divino lo quiere. Y afirmaban:
"El hecho de que todas las operaciones, tanto las humanas como las
divinas, hayan de atribuirse en Cristo a su única persona, ¿no equivale a decir
que es único el principio de tales operaciones y, por tanto que es única la
energía que actúa?".
Toda esta doctrina suscitó la reacción
de la doctrina ortodoxa y esto por dos razones principales:
a. Negar a Cristo su voluntad humana
equivalía a convertir
en algo inerte su humanidad.
b. En consecuencia, si se niega la
voluntad humana de Cristo esto equivale a negar el valor "meritorio"
de su vida, pasión y muerte redentora de Cristo, y por tanto, el valor de toda
la obra de la redención.
2.3.3.3. Magisterio de
la Iglesia
El Concilio Constantinopolitano III
(680-681), corrigiendo el error de Sergio de Constantinopla y sus seguidores y
enseña: "Y predicamos igualmente en Él dos voluntades naturales o quereres
y dos operaciones naturales, sin división, sin conmutación, sin separación, sin
confusión, según la enseñanza de los Santos Padres, ..." Denz 556
2.3.3.4. Sagrada
Escritura
Lc 22, 42: "Padre, si quieres,
aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya". Jn 5,
30: "Yo no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió". Jn
6, 38: "He bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me
envió".
Ahora bien: Cristo, en cuanto Verbo,
tenía ciertamente voluntad divina; y como la voluntad divina de Cristo coincide
y se identifica absolutamente con la del Padre (ya que es un atributo de la
divinidad, común a las tres divinas personas), síguese que en estos textos y
otros parecidos alude Cristo a su voluntad humana en cuanto distinta de su
voluntad divina, que coincide en absoluto con la del Padre. El argumento para
demostrarlo es muy sencillo.
Si en Cristo hay dos naturalezas
íntegras y perfectas, como nos enseña la fe, hay que concluir que había en El
dos voluntades perfectamente distintas, la divina y la humana. De lo contrario, habría que decir, o que la
voluntad racional no pertenece a la integridad y perfección de la naturaleza
humana (lo que sería un verdadero error), o que la naturaleza humana de
Jesucristo no era íntegra y perfecta lo cual significaría que no era verdadero
hombre, y esto es una herejía.
2.3.3.5. Argumento
teológico
Hemos dicho que Cristo posee dos naturalezas:
la divina y la humana y cada una de las dos naturalezas posee una propia
voluntad física y una propia operación física. En Cristo su voluntad divina no
anula la voluntad humana, cada una de ellas permanece en su propia
operatividad, y hacemos nuestras las enseñanzas del Concilio
Constantinopolitano III, que dice: "Y predicamos igualmente en Él dos
voluntades naturales o quereres y dos operaciones naturales, sin división, sin
conmutación, sin separación, sin confusión, según la enseñanza de los Santos
Padres, ..." Denz 556.
Y negamos lo que dice el patriarca
Sergio de Constantinopla que dice que la naturaleza humana no es en Cristo sino
un instrumento sin voluntad propia, este argumento es falso pues niega la
integridad de la verdadera naturaleza humana de Cristo al anular la voluntad
humana de Cristo.
2.3.4. COMIENZO DE LA UNIÓN HIPOSTÁTICA
Tesis 8ª
"La unión hipostática de la naturaleza
humana de Cristo con el Logos divino tuvo comienzo en el instante mismo de la
concepción". (de fe).
2.3.4.1. Explicación
La unión hipostática empezó en el
momento de la concepción, de manera que no hubo ni un instante en que la
naturaleza humana de Cristo no tuviera el Yo del Logos. Al respecto S. Agustín
dice: "Desde el momento en que empezó a ser hombre, es también Dios".
Por lo tanto, ni el alma humana de
Cristo existió antes de ser concebido, ni fue en el bautismo del Jordán cuando
el Logos descendió a Cristo.
2.3.4.2. Adversarios
a. El Origenismo: Esta herejía dice:
El alma de Cristo pre‑existía ya antes de la encarnación y estaba unida en el Logos divino.
b. Los Gnósticos: Decían que el
Logos no bajó al hombre Jesús hasta el momento de su Bautismo en el Jordán.
2.3.4.3. Sagrada
Escritura
Testifica que el Hijo de Dios se hizo
hombre al "ser hecho", de la descendencia de David, es decir, al ser
concebido y dado a luz.
Rom 1, 3: "(El evangelio) de su
Hijo, que fue hecho de la simiente de David según la carne".
Gal 4, 4: "Llegada la plenitud
de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer... "
La ininterrumpida duración en el
futuro de la unión hipostática se halla testimoniada en Lc 1, 33: "Y
reinará en la casa de Jacob por siempre; y su reinado no tendrá fin".
Ahora bien, Cristo es rey del reino mesiánico en cuanto Dios-Hombre. Luego la
unión hipostática se perpetuará por siempre.
La carta a los Hebreos 7, 24, da
testimonio de la eterna duración de sacerdocio de Cristo y dice: "mas éste
(Cristo), por cuanto permanece para siempre, posee un sacerdocio
inmutable". Y Cristo es precisamente sacerdote como Dios - Hombre.
2.3.4.4. Argumento
teológico
La unión hipostática dijimos que es
una gracia de unión substancial, por lo tanto, ontológicamente hablando esta gracia
realiza su finalidad en el instante mismo que comienza a existir la naturaleza
humana y sabemos que la naturaleza humana comienza a existir en el instante
mismo de la concepción, luego la unión hipostática de la naturaleza humana de
Cristo con el Logos divino tuvo comienzo en el instante mismo de la concepción.
2.3.5. DURACIÓN DE LA UNIÓN HIPOSTÁTICA
Tesis 9ª
"La unión hipostática no se interrumpió
jamás". (sentencia cierta).
2.3.5.1. Explicación
El símbolo apostólico (El Credo) dice
que el Hijo de Dios padeció, fue crucificado, murió, fue sepultado (en cuanto
al cuerpo) y descendió a los infiernos (en cuanto al alma). En la muerte de
Cristo se separó el alma de su cuerpo; el cuerpo se quedó en el sepulcro, unido
al Logos divino, el alma bajó a los infiernos, unida al Logos divino. Se unieron de nuevo, cuerpo y alma humanos al
Logos divino en el momento de la Resurrección.
2.3.5.2. Sagrada
Escritura
La persistencia de la unión hipostática,
aún durante la pasión se prueba por las palabras de S. Pablo en 1 Cor. 2, 8:
"Si la hubieran conocido (la sabiduría oculta de Dios), nunca le hubieran
crucificado al Señor de la gloria (a Dios Logos)".
2.3.5.3. Adversarios
Gnósticos y Maniqueos: que se oponen a
esta doctrina de la Iglesia, según la cual el Logos abandonó al hombre Jesús
antes de la pasión.
2.3.5.4. Argumento
teológico
La unión hipostática no fue
interrumpida entre la muerte y la resurrección de Cristo. El credo de los
Apóstoles dice del Hijo único de Dios que fue sepultado y que descendió a los
infiernos. El Conc. IV de Letrán, Denz 801, precisa que descendió en su alma.
Síguese de ahí que el Hijo permaneció unido a su alma y también a su cuerpo
sepultado. Por tanto la muerte de Cristo operó la separación del cuerpo y el
alma, sin que hubiese separación entre la divinidad y la humanidad, es decir,
la unión hipostática no se interrumpió jamás.
Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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