Dificultad en el matrimonio para lograr el diálogo sobre los problemas en torno a la vida sexual de la pareja



P. Vicente Gallo, S.J.

Otros temas difíciles, 3º Parte


Un tema delicado, en el que se originan problemas muy profundos en la vida de relación de la pareja, y que muchas veces se dejan estar como algo irremediable o como si no hubiera que dar mayor importancia al asunto, son los conflictos que surgen en torno a la actividad sexual dentro del matrimonio. Hay en ellos una dificultad muy especial para abordarlos, sea por vergüenza que se tiene en este tema, sea por la educación errada que ambos recibieron al respecto, sea por el rubor natural que afecta a ambos al querer hablar de este tema tan específico y sobre los problemas que quizás se estén originando en la relación de pareja, acaso desde hace ya tiempo, por causa de no haber dialogado nunca sobre ello.

Cuando el uno (generalmente el hombre) exige al otro la relación sexual en una circunstancia en que el otro siente razonable rechazo. Cuando el uno (generalmente el hombre) tiene tal fuego pasional que exige esa relación sexual con excesiva frecuencia, y la otra persona se siente ya cansada de padecerlo. Cuando el uno (generalmente el hombre) quiere hacer uso del sexo de manera inadmisible por ser inmoral.

También cuando el uno (generalmente la mujer) se siente usada en vez de amada de veras en el acto sexual, y ojalá no sea sintiéndose chantajeada y manipulada hipócritamente. Cuando cualquiera de los dos dijo “no quiero” ante la petición del otro, en un caso en el que sería razonable decir “sí”. Acaso cuando el uno (generalmente la mujer) decide no tener ya en adelante relación sexual alguna y aun exige al otro dormir en lecho diferente de ella. Sería más grave aún el problema cuando se exige el sexo y hay de por medio un adulterio o sospechas fundadas del mismo.

En todos esos casos, y otros parecidos, los sentimientos negativos que afectan al uno y al otro son especialmente fuertes. Como son especialmente fuertes los sentimientos positivos que afectan al uno y al otro si se unen sexualmente con verdadero amor y con manifestaciones auténticas de lo que haciéndolo se aman. Porque la falta de esas manifestaciones también puede estar creando sentimientos negativos, aunque pareciesen cosas de menor importancia y aun sutiles.

Claramente son problemas difíciles en sí para abordarlos, como decíamos arriba al comienzo. En los sentimientos negativos fuertes que por esa causa de la relación sexual se están teniendo, lo normal sería acudir a la confrontación; pero no con amor, sino en una verdadera pelea de acusarse y defenderse los dos mutuamente, terminando en un mayor distanciamiento o en una verdadera ruptura del matrimonio. Sería muy raro que se optase por conversar con serenidad, siquiera intercambiando opiniones sobre el asunto; les parece un tema “tabú”.

Pero, una vez más, lo único válido, aunque difícil ciertamente, sería dialogar, con mucho amor y el deseo de amarse mejor, acerca de los sentimientos negativos que uno está experimentando; y ser escuchado por el otro con mucho respeto, con una escucha de veras “con el corazón”. Los dos tendrán sus sentimientos al respecto, y ambos deben compartírselo al otro. Cada uno hará suyos los sentimientos de su cónyuge, y cada uno debe asumir sinceramente lo que a él le corresponde de culpabilidad. Si es para ello el caso, los dos deben otorgarse el más auténtico perdón, necesario en el verdadero amor de pareja que desean recuperar. Y así, aceptándolo todo aunque doliese, se amarían mejor en adelante sin recelos ni distancias.

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Agradecemos al P. Vicente Gallo, S.J. por su colaboración. Asimismo pedimos oraciones por la salud del P. Vicente que se encuentra delicado.


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