P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA
LA RAZÓN Y EL MISTERIO
TESIS 2°. "La Trinidad de Personas en Dios es un misterio estrictamente dicho, es decir, solamente puede ser conocido por la Revelación divina sobrenatural y la razón natural, aceptado este dato revelado, no puede alcanzar evidencia intrínseca de dicho misterio".
A. Explicación
Por la Escritura y la Tradición sabemos que hay tres Personas realmente distintas entre sí y que subsisten en una naturaleza numéricamente la misma. Dicho de otro modo, Dios es uno en naturaleza (esencia, substancia) y trino en Personas. Es conveniente conocer ahora cuál es la relación o situación de la razón humana respecto a este misterio.
En la tesis afirmamos que el misterio de la Santísima Trinidad es un misterio estrictamente dicho. El Concilio Vaticano I se refiere a ello con estos términos: "los misterios divinos, por su propia naturaleza, de tal manera sobrepasan el entendimiento creado que, aun transmitidos por la revelación y aceptados por la fe, siguen, no obstante, encubiertos por el velo de la misma fe" y, por tanto, en ningún modo "pueden ser entendidos y demostrados por medio de la razón convenientemente cultivada partiendo de sus principios naturales".
Según la interpretación común de los teólogos, de esta doctrina conciliar se deduce que la razón humana, dejada a sus fuerzas naturales, no puede probar positivamente ni la existencia, ni la esencia de esos misterios; en nuestro caso, la razón humana, por mucho que se empeñe en analizar la proposición :"Dios uno en naturaleza es trino en Personas", no podrá ver ni que el predicado convenga a ese sujeto, ni la íntima razón por la cual se formula ese juicio.
Otra cosa es que el entendimiento humano, supuesta la Revelación y la luz que de ella dimana, pueda aducir algunos motivos o razonamientos para facilitar a la inteligencia humana la aceptación del misterio; puede, asimismo, comprender el significado de los vocablos con que se expresan esos misterios y exponerlos de algún modo mediante conceptos analógicos y explicar de modo científico su realidad; finalmente, no solamente puede, sino que tiene que demostrar que los misterios nada contienen contra la recta razón, lo cual hace de un modo negativo, es decir, mostrando que el entendimiento humano no puede presentar argumentos racionales que demuestren la repugnancia intrínseca o la imposibilidad metafísica de los misterios.
En esta tesis tratamos solamente de la índole misteriosa del dogma trinitario. En otra tesis demostraremos que este misterio no repugna a la razón natural.
B. Magisterio de la Iglesia
Concilio Vaticano I: "Los misterios divinos, por su propia naturaleza, de tal manera sobrepasan el entendimiento creado que, aun transmitidos por la Revelación y aceptados por la fe, siguen, no obstante, encubiertos por el velo de la misma fe"".
Lo que expresamente se define es que en la Revelación divina hay misterios estrictamente dichos y que sobrepasan el entendimiento creado, aun después de revelados y aceptados por la fe. Ahora bien, el misterio de la Trinidad, en el que se nos revela la vida íntima del mismo Dios, ha de incluirse necesariamente entre estos misterios.
C. Adversarios
C.1. Abelardo
Que afirmaba que "el Padre es potencia plena; el Hijo cierta potencia; el Espíritu Santo ninguna potencia" con lo que daba a entender que, antes de que nos sea revelado, puede demostrarse el misterio trinitario deduciéndolo de la potencia, de la sabiduría y de la bondad. Esta afirmación fue condenada en el Concilio de Sens, año 1140.
C.2. Semirracionalistas
Que sostienen que, una vez revelado, el misterio trinitario puede conocerse en cuanto a su posibilidad intrínseca y en cuanto a su naturaleza más íntima. Aquí están Günter, Hermes, Rosmini, con diversos matices.
D. Sagrada Escritura
- Rom 1,19,s.s.: "Porque lo invisible de Dios ... se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad". Por este texto se prueba que los atributos esenciales de Dios, como su divinidad y su poder eterno, lo puede conocer la razón natural.
- 1Cor 2,10: "Porque a nosotros nos lo reveló Dios por medio de su Espíritu, y el Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios". Es decir, sólo el Espíritu de Dios conoce el ser íntimo de Dios.
- Mt 11,27: "Nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre lo conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". Es decir, todo lo que se relaciona con el misterio Trinitario se atribuye a Revelación divina.
E. Argumento teológico
E.1. Antes de la revelación del misterio la razón natural no puede demostrar la existencia de la Trinidad. Así argumenta Sto. Tomás. "el hombre, con sus propias fuerzas, no puede alcanzar el conocimiento de la existencia de Dios si no es mediante las criaturas. Mas las criaturas conducen al conocimiento de Dios, como el efecto a su causa. Luego la razón natural no puede conocer de Dios más que aquello que necesariamente le compete en cuanto que es principio de todos los seres ... Ahora bien, el poder creador de Dios es común a la toda la Trinidad, y por ello, pertenece a la unidad de la esencia y no a las Personas distintas. Luego mediante la razón natural puede conocerse de Dios lo que pertenece a la unidad de la esencia, pero no lo referente a la distinción de Personas".
E.2. Después de la revelación del misterio tampoco puede la razón natural conocer la posibilidad interna de la Trinidad.
El motivo de ello es que, aunque los términos que expresan la revelación como Padre, Hijo, generación, relación, etc., están tomados de realidades creadas, y dichos términos son inadecuados para expresar la divinidad. En efecto, son términos usados por analogía entre las realidades creadas, conocidas por la razón natural, y las realidades divinas son de otra naturaleza, siendo mayor la desemejanza que la semejanza. Por eso se entiende que la razón natural no pueda, ni aun conocida por Revelación la existencia del misterio, llegar a conocer su interna posibilidad o naturaleza.
TESIS 3°. "El misterio de la Trinidad, sin embargo, no repugna a la razón natural"
A. Explicación
Que una verdad o un misterio no repugna a la razón, se puede demostrar positiva o negativamente. Positivamente, si se demuestra la posibilidad interna de esa misma verdad; negativamente, si se demuestra que en esa verdad no encuentra ninguna contradicción y además se prueba que las razones, que alguien pueda aducir en contra, no son demostrativas y, por tanto, no destruyen el auténtico sentido de la verdad.
Como es lógico, la demostración de la tesis no discurrirá por la vía de la argumentación positiva, puesto que el dogma trinitario constituye, como hemos visto, un misterio estrictamente dicho. Quiere esto decir que, al emplear el método o vía negativa, habrá que dedicar una parte de la argumentación a exponer que las razones de los adversarios no son demostrativas, es decir, a resolver las dificultades que puedan presentar los adversarios.
B. Magisterio de la Iglesia
Concilio Vaticano I: "Pero, aunque la fe esté por encima de la razón, sin embargo, ningún desacuerdo puede jamás darse entre la fe y la razón, como quiera que el mismo Dios, que revela los misterios e infunde la fe, puso dentro del alma humana la luz de la razón, y Dios no puede negarse a sí mismo, ni la verdad contradecir jamás a la verdad".
Es por lo tanto, una verdad implícitamente definida que el misterio de la Trinidad, aunque supera a la razón natural, no es contraria a ella; es suprarracional pero no antirracional o irracional.
C. Adversarios
- Los impugnadores de la Trinidad, es decir, los ateos, los incrédulos, etc.
- Los racionalistas para quienes todos los misterios revelados, pero especialmente el de la Santísima Trinidad, son un cúmulo de contradicciones absurdas.
D. Argumento Teológico
D.1. Porque Dios es incomprehensible
Efectivamente, para demostrar que este misterio trinitario repugna intrínsecamente, haría falta conocerlo perfecta y adecuadamente por medios de conceptos propios; en cambio, nuestro conocimiento de Dios es imperfecto y se obtiene por medio de conceptos análogos. Si ya es difícil para el entendimiento humano conciliar en Dios los mismos predicados o atributos que conocemos por la sola razón natural, nada puede extrañar que resulte prácticamente imposible la comprensión del misterio trinitario.
D.2. Por la solución de las dificultades, lo cual no es demostrar el misterio de una manera positiva, pero sí negativa, probando que las razones que puedan presentar los adversarios en contra del misterio no logran mostrar que haya contradicción.
De estas dificultades la mayor es que en Dios haya una sola esencia o naturaleza y tres Personas realmente distintas entre sí. Dicho de otra manera, que el Padre sea Dios, que el Hijo sea Dios, que el Espíritu Santo sea también Dios y, sin embargo, los tres se distingan entre sí y no se distingan, sino que se identifiquen con la esencia divina. La contradicción aparente estaría en lo siguiente: la identificación con la esencia (es decir, las tres Personas tienen la misma esencia divina) ¿no implicaría la identidad de Personas? Y, por el contrario, la distinción de Personas ¿no implicaría la distinción de esencias? La razón de esta dificultad estriba en el "principio de identidad", según el cual dos cosas iguales a una tercera , tienen que ser iguales entre sí.
La respuesta a la dificultad deja en pie la validez del mencionado principio de identidad y recurre a la distinción entre "naturaleza" y "persona", que hace posible la existencia del misterio trinitario sin que repugne a la razón humana. En efecto, el Ser divino es totalmente singular, ya que en él se da "unidad" en lo que corresponde al concepto de naturaleza, esencia y substancia, pero al mismo tiempo se da en él "trinidad" en lo que corresponde al concepto de persona. Dicho de otro modo, la "esencia" divina tiene de excepcional ser simultáneamente absoluta y relativa; esto es, "absoluta", en cuanto que existe en sí, respondiendo a la idea que la razón humana tiene de esencia naturaleza y substancia; "relativa", en cuanto que toda ella dice orden y referencia a otro, y corresponde al concepto que la razón humana tiene de relación.
De ahí que no resulte contradictorio para la razón humana afirmar que la esencia divina existe toda en sí y también toda en relación a otro; y, por eso, tampoco es contradictorio decir que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un Dios único en esencia (naturaleza y substancia) y tres relativos opuestos subsistentes (Personas) en una naturaleza numéricamente la misma.
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Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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