¡Oh Trinidad Santísima!, origen de todo.
Misterio tan profundo, que me hace exclamar
del fondo de mi corazón ‘Santo, Santo, Santo’.
Te encuentro en el fondo mismo de mi ser
amándome, creándome,
trabajando por mí, para mí, conmigo
en una comunión misteriosa de amor.
Dame, Señor, que yo comience a ver
con otros ojos todas las cosas…
Pedro Arrupe, S.J.
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