3. INSTITUTOS Y CONGREGACIONES DEL SAGRADO CORAZÓN
(Continuación)
3.4. Fundación en Ica de la Casa de la Compañía e inicio del culto al Sagrado Corazón
Años antes de los sucesos que acabamos de referir, la Compañía de Jesús había abierto una casa en Ica. El 7 de febrero de 1739 hicieron su entrada en la ciudad tres Padres y un Hermano Coadjutor. Entre los Padres figuraba el P. Atanacio Teodori, napolitano, al cual puede decirse que se debe la introducción y comienzos de la devoción al Corazón de Jesús en Ica. Los Padres empezaron a ejercer sus ministerios en la Capilla de San José y en ella el P. Teodori estableció la primera congregación o esclavitud de que ya hemos hablado y vino a ser una de las primeras que se crearon en el Perú. Fue grande el entusiasmo que despertó entre el elemento femenino y desde luego se comenzó a advertir un aumento de fervor y piedad en el vecindario. Como el P. Teodori venía destinado a las misiones de Mojos en el oriente de Bolivia, hubo de abandonar este campo y cedió su lugar al P. José Corzos, asturiano, que prosiguió la obra del primero.
Como
es natural que acaezca entre gente piadosa, algunas jóvenes comenzaron a tratar
de la fundación de un Beaterio o Recogimiento en Ica, que hasta entonces
carecía de un convento para mujeres, aun cuando se había hecho esfuerzo por
fundarlo. El P. Corzos patrocinó la idea, tal vez con algún apresuramiento,
pues obras de esta clase deben ser fruto de madura reflexión y del tiempo. Una
buena mujer, llamada María Cluet, fue la primera en concebir el proyecto y
comenzó a vestir el hábito que el nuevo instituto había de usar. Se reducía a
una túnica negra y una faja del mismo color como la usan los jesuitas, más un
JHS bordado en el pecho de color blanco. La indumentaria hizo que a las beatas
que la siguieron se les llamase jesuitinas y con este nombre quedaron, aun
cuando más adelante trocaran el hábito por otro color pardo que más las
asemejaba a las carmelitas.
Fue el
caso que ingresó en el Beaterio una hija de Don José Inzueta y otras dos
hermanas suyas. La primera se llamaba María de las Mercedes y contaba entonces
con 23 años. Debía ser de carácter dominante y el hecho es que llegó a
convertirse en la primera autoridad del Beaterio y se impuso hasta al Director,
el P. Corzos. La fundadora quedó relegada a segundo término y esta
circunstancia introdujo de hecho alguna división en la pequeña comunidad, pues no
faltaban algunas que la prefirieran a la Inzueta. Esta modificó el hábito, el
cual recibió solemnemente de manos del P. Corzos en julio de 1742 e introdujo
otras novedades. De espíritu inquieto y pronto a ilusionarse, o se engañó así
misma creyendo que eran ilustraciones del cielo sus imaginaciones o fingió
comunicaciones de lo alto, todo lo cual lo creyó el P. Corzos, quien se
persuadió que estaba tratando con una alma escogida de Dios y favorecida con
dones sobrenaturales y hasta puso por escrito lo que escuchaba a la Inzueta.
Algo de esto trascendió a los de fuera y así los de dentro como los de casa,
tacharon de demasiado crédulo al P. Corzos y los Superiores con muy buen
acuerdo resolvieron sacarlo de Ica y trasladarlo a Arequipa.
Con
la salida del Padre, la Inzueta perdió su principal apoyo y, como ya en el
Beaterio existía el germen de la división, al poco tiempo vino a deshacerse lo
hecho. Sin embargo, no debe olvidarse que este intento de vida religiosa nació
al calor de la devoción al Corazón Sagrado y que, mientras duró el Beaterio,
fue éste un centro de difusión de su culto y contribuyó a que se extendiera
cada vez más por las tierras iqueñas.
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Bibliografía:
P. Rubén Vargas Ugarte S.J. Historia de la Devoción al Corazón de Jesús en el Perú.
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