Confirmación: La plenitud del Espíritu



Inés Pérez
Coordinación Confirmación 2010



La Confirmación es un momento clave en la vida de los jóvenes. Ya han dejado de ser niños, han pasado la adolescencia y ahora entran en la juventud. Todo está cambiando, empezando por ellos mismos. Se van percatando de cosas de las que no hace mucho tiempo no estaban conscientes: el mundo complicado de los adultos; las injusticias que ocurren en nuestra sociedad y en el mundo; la violencia y los abusos a los que tanta gente es sometida; la enfermedad y la muerte de seres queridos; el rechazo que tal vez ellos tienen que sufrir por pertenecer a grupos minoritarios. Las contradicciones de la vida que podrían hundirlos, exigen que se les den todos los medios necesarios para que no se asusten, para que no se acobarden, para que sepan defenderse y vivir de acuerdo con las enseñanzas del Maestro, Jesús.


Podríamos decir que por la Confirmación entramos en una especie de mayoría de edad, con responsabilidades propias de un adulto. Para llegar a este momento en la vida de una persona es necesaria una buena preparación, en la que se enseñe a los futuros confirmandos una experiencia de vida profundamente cristiana.


La plenitud del Espíritu Santo, que reciben en la Confirmación, les debe afincar en la fe como virtud que fortalece, en la esperanza como fuerza que sostiene, y en la caridad como energía vivificadora.


Para el equipo de confirmación la catequesis es una misión trascendente, un reto y una gran responsabilidad: Tenemos en nuestras manos lo más importante de la educación de aquellas personitas que el Señor nos ha enviado, lo que ellos aprenderán de nosotros no les ayudará a conseguir una nota aprobatoria o un título universitario, sino que les ayudará a ser verdaderamente felices en esta vida y a conseguir la felicidad eterna. Pues el mensaje que les transmitimos es el mensaje de Jesucristo y estaremos influyendo no sólo en su intelecto, sino que llegaremos a su espíritu, a su corazón, a su alma para así colaborar de una manera eficaz con el Espíritu Santo en la transformación en Cristo y para Cristo del corazón de cada joven.


Por todo esto, ser catequista no se puede tomar a la ligera. Para ser educador de la fe, se necesita un compromiso personal, serio, meditado y profundo. Lo hacemos desde una identidad comunitaria que actúe conjuntamente con los demás. Contamos siempre con la ayuda inseparable y precisa de nuestro asesor espiritual, el P. Guillermo Villalobos. Ponemos nuestra vocación, llamada de Dios, respuesta humana, al servicio de los demás, quitando cualquier idea equivocada que: “dar catequesis” es una evasión, una diversión, un modo de emplear el tiempo libre, un “hobby”, sino que es un servicio a Cristo y a la Iglesia, desde el carisma ignaciano. El MAGIS, tan ignaciano es lo que prima en toda esta misión, el dar más de lo que uno cree que puede dar, solo confiando en quien está delante de todo esto y que puede guiarnos y darnos fuerza para que a la hora de transmitir la fe y contagiar a los demás la alegría del evangelio la herramienta más eficaz sea el propio ejemplo.


Sentimos satisfacción plena, al ver que aquellos jóvenes que Dios puso en nuestras manos, que nos fueron confiados, supieron responder al mensaje que pudimos transmitir con nuestras palabras y acciones, tu testimonio. Es una alegría ver el cambio que se produce cuando uno recuerda el primer día que estuvimos con ellos, con sus expectativas, temores y miedos, ahora convertidos en fuerza impulsora a través del Espíritu, y todo gracias a Él.


"No son ustedes los que me han elegido a mí, soy Yo el que los ha elegido para que vayan y den fruto, y este fruto permanezca"


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Agradecemos a Inés por su colaboración.


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Toda la razón le doy a quien escribió este artículo puesto q siendo una de las q se confirmó en la parroquia San Pedro y profundamente agradecidos a Dios y a quienes desarrollan esta gran tarea como es la de realizar la catequesis de confirmación.
Que Dios los bendiga y los anime a permanecer siempre en su misión. Zenobia

Juan dijo...

Inés Pérez:

Antes que nada te felicito por tu labor. Ýo tambien he terminado con mis chicos de confirmación aquí en Córdoba, Argentina.

Yo pienso que es hora de hablarles en profundidad de Jesús, pero en los encuentros mucho apunte no me llevaron.

Por eso se me ocurrió que lo mejor seria poner unas reflexiones por escrito, a modo de un recuerdo cuyas palabras no se las lleve el viento. Un librito de Jesús.Que les quede para la vida como bien dices.

Te pregunto dos cosas:
1- Ustedes han pensado algo similar?

2- En caso de parecerte oportuna la idea, reflexionarías sobre la cita del evnagelio sin agregar conocimientos de teología (ejemplo explicar las bienaventuranzas sin distinguir entre las dos tradiciones o sin aclarar que quiso decir con pobres san lucas)o incluirías algunos datos eruditos.

Estoy en duda ya que pienso que la erudición lo puede hacer menos leíble. Pero sin la erudición creo pecar de infantilismo.

Si tuvieses tiempo me interesaria tu opinión.Ya voy a ver como lo resuelvo. Mis alumnos tienen 12 años.

Un abrazo, Juan