Adventistas del 7º Día - 1º Parte: Origen, historia y organización





Las Sectas en

Latinoamérica

14º Parte


P. Ignacio Garro, S.J.

Profesor del Seminario Arquidiocesano de Arequipa, ex profesor del Seminario de Trujillo.






Fundador Miller


1.- ORIGEN


Primero vamos a aclarar el término "Adventista". Viene del inglés "advent", que significa, llegada, venida, y ésta del latín: "advenire", que significa, lo que ha de venir, lo que vendrá al final. Adventista: el que espera la segunda venida de Cristo. Por eso el adventismo está muy ligado a lo que en la teología católica llamamos la "Escatología". "Escatología", es un nombre formado por dos palabras griegas: " ta esjata ", que significa: la cosas últimas. "Logos" = ciencia. Escatología = la ciencia que estudia las cosas que han de ocurrir al final de los tiempos. Son verdades relacionadas con el fin del mundo, la muerte del hombre, el juicio particular, el cielo, el infierno, el purgatorio, la resurrección de los muertos, la Segunda Venida de Cristo para juzgar a vivos y muertos. Ligado a la escatología va ligado el llamado "Milenarismo", éste es, en general, la teoría de aquéllos que creen en un reino temporal glorioso y triunfante de Cristo sobre la tierra, que durará mil años y será un reino que precederá a la Segunda venida triunfal de Cristo. Los milenaristas dicen que ocurrirán grandes acontecimientos antes del reino triunfal de Cristo y se realizará en las siguientes etapas:

1.- Aparecerá en el mundo el anticristo que engañando a muchos hombres, incluso a los buenos, parecerá triunfar por algún tiempo y causará una grandísima tribulación a la Iglesia de Dios.
2.- Al fin de este período, Cristo se mostrará triunfante sobre las nubes del cielo y resucitarán los electos que, transfigurados en otros seres, saldrán a recibir al Salvador.
3.- Cristo descenderá a la tierra y destruirá al anticristo.
4.- El Señor implantará en la tierra su reino de mil años, como verdadero rey de los justos, y atará a Satanás para que no pueda tentarlos.
5.- Sin embargo, al terminarse el período, el demonio volverá a una guerra sin cuartel contra Dios y sus santos.
6.- Pero sus intentos serán vanos ya que vendrá fuego del cielo y el maligno y sus huestes quedarán destruidos por el elemento devorador.
7.- A estos hechos seguirán la resurrección de los malvados de los sepulcros y el juicio final universal.
8.- Finalmente vendrá el establecimiento de los "cielos nuevos y la nueva tierra", y el comienzo del Reino eterno de Dios.

Con lo dicho queda también explicado lo que el "adventismo" es: "La creencia en la inminente segunda venida de Cristo, pero con la particularidad de que en ella ocupe el milenarismo su primer lugar".79




2.- HISTORIA


A lo largo de la historia son numerosos los grupos que han sentido muy próxima la Segunda Venida de Cristo a la tierra. Desde el grito de la primitiva Iglesia cristiana con la exclamación "Maranatha", es decir: "¡Ven! Señor, Jesús". A lo largo de la historia del cristianismo, ha habido siempre grupos marginales que han vivido esta expectativa escatológica muy vivamente. Y en algunos casos con especial y extraña urgencia. Estos grupos dieron fuerza a la corriente adventista que surge con especial fuerza a mediados del S. XIX en Estados Unidos.

Veamos algunas particularidades del adventismo norteamericano, que es donde se funda la secta de la iglesia del Séptimo Día. Los historiadores y teólogos se han preguntado a sí mismos la razón de ser de este milenarismo en la historia de la Iglesia. La razones podrían ser las siguientes:

1.- Las calamidades humanas, como guerras y sufrimientos continuos de los pueblos inducen a los hombres a pensar en el fin inminente del mundo.

2.- Más convincente es la razón de la reacción contra la teología liberal prevalente en muchas iglesias separadas protestantes. El deismo, el racionalismo y naturalismo habían hecho grandes destrozos en las principales iglesias protestantes de Estados Unidos. Una de las consecuencias de todo esto se notaba en el olvido casi total en su predicación de las verdades eternas que han de acaecer en la otra vida, o en la vida del más allá. Los teólogos protestantes se contentaban con buscar remedios humanos para aliviar los males de cada día en la sociedad. Por otro lado, la interpretación racionalista de estos teólogos protestantes del mensaje de Cristo acerca del más allá produjo una reacción extrema y contraria en el adventismo: un literalismo a ultranza en la interpretación de los textos sagrados absolutizando el tema acerca de la escatología, interpretada desde un punto de vista deformado y unilateral, a saber el milenarismo y la Segunda Venida de Cristo, colocándola como el tema principal del Evangelio, y motivo principal de su predicación y doctrina: el adventismo.

3.- El adventismo se distingue por una teología del dogma cristiano muy pobre, basada en la interpretación literalista, unido a un puritanismo de costumbres abrazado por sus seguidores para estar siempre bien dispuestos para la Segunda Venida. Esta ignorancia teológica de los fundadores de estas sectas les lleva a negar las verdades tradicionales admitidas por todas las iglesias, incluso las de la Reforma protestante, para sustituirlas por otras de su propia invención y sin fundamento teológico serio.

a.- El Fundador: William Miller (1782-1849) era un sencillo campesino de Pittsfield, Estado de Pensilvania, Estados Unidos, domiciliado en Low Hampton, Estado de Nueva York, que después de licenciarse en el ejército, volvió tranquilo al cultivo de sus tierras. A los 30 años tuvo una gran conversión religiosa, se dedicó de lleno al estudio de la Sagrada Biblia y tuvo especial interés en estudiar el Libro de Daniel y el Apocalipsis. Con la lectura de estos libros pensó que había descubierto la clave para descifrar las dificultades que otros expertos bíblicos no había conseguido hallar.

b.- Primer anuncio de la Segunda Venida del Señor: En concreto creyó haber descubierto el tiempo exacto en que Cristo iba a realizar su Segunda Venida, iba a ser el año 1843. No había duda sobre la veracidad de su hallazgo, y decía: "De aqui a 25 años, decía a sus oyentes en 1818, todas las cosas de este mundo tendrán su fin. Su soberbia, su poder, su pompa y vanidad, su malicia y opresión se reducirán a la nada, estableciendo en todas las partes de la tierra, el ansiado reino del Mesías". 80

A partir de 1831, W. Miller se convenció de que tenía que hacer partícipe de sus ideas a todos los hombres y comenzó a predicar los sermones de "La Segunda Venida del Señor". El éxito inicial fue extraordinario. Comenzó a publicar una revista llamada "Señales de los Tiempos", que tuvo un gran éxito. Todo esto le dió una enorme popularidad y su obra se expandió rápidamente por grandes ciudades como Boston y Nueva York. Paralelamente iba creciendo la expectativa acerca de la fecha prefijada: la Segunda Venida del Señor iba a ser el día 21 de marzo de 1843. Las multitudes fervorosas acompañaron al profeta a la afueras de la ciudad. Pero... el Señor no vino. La desilusión de W. Miller y su seguidores fue terrible. Unos rompieron inmediatamete con la organización adventista. Otros se retiraron con la decepción y desolación en el alma. Sin embargo, era necesario evitar un fracaso total, y los seguidores "incondicionales" persuadieron a W. Miller sobre le conveniencia de confesar que "había habido un error de cálculo" y seguir firmes en la fe de que la Segunda Venida era inminente. W. Miller se convenció y declaró: "Confieso, mi equivocación y mi desengaño. Sin embargo, sigo creyendo que el día del Señor está cerca. Os exhorto, pues, hermanos a continuar vigilantes y a no permitir que su venida os coja desprevenidos". 81


c.- Segunda predicción de la Venida del Señor: Aquella sinceridad de W. Miller expresada en su escrito conmovió y atrajo a muchos de sus seguidores que le habían abandonado. Hizo un gran esfuerzo en el estudio de la Escrituras, revisó los cálculos primeros y al fín determinó "el día" para antes del otoño de 1844 y Miller escribía a su amigo Himes que "esperaba de un día a otro ver a su Salvador descender del cielo". Acontecimiento para el cual "se había lavado los vestidos en la sangre del Cordero".

En los meses de verano de aquel año de 1844, la gente parecia nuevamente esperanzada. "La preparación de la Segunda Venida del Señor se hizo con todo esmero. Los adventistas publicaron la última edición de sus revistas respartiéndolas gratuitamente entre sus adeptos. Los campesinos dejaron de sembrar sus campos, los comerciantes arreglaron sus cuentas, despidieron a sus empleados y repartieron sus bienes, disponiéndose así a escuchar "el grito de media noche" con la voz: "¡Mirad que se acerca el Esposo; salgamos a recibirle con fervor!".82

Pero... también, aquel 22 de octubre de 1844 transcurrió sin ninguna novedad. Ante este segundo fracaso los pobres seguidores no supieron qué hacer. Su situación era precaria y caótica. Religiosamente aquella aventura había costado a muchos seguidores la expulsión de sus sectas, a las que anteriormente pertenecían. Bajo el punto de vista económico lo habían perdido todo. Miller fracasó estrepitosamente por segunda vez, mantuvo una actitud aparentemente equívoca, confesando su error por segunda vez, pero simultáneamente quería confortar a sus seguidores con nuevas promesas. Miller se enfrentó a la dificultad principal, y por ahora insalvable, de poder afirmar con exactitud la venida real de Cristo al mundo. Esta dificultad seguirá hasta el fin de los tiempos porque como dice el mismo Jesús en, Mt 24, 36:


"Mas de aquel día y hora (se refiere al día y hora de su segunda venida) nadie sabe nada, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre".


d.- Elena White, la restauradora: La restauradora del movimiento adventista es la joven Ellen Gould Harmon, 1827-1915. En 1846 se casó con el pastor adventista J. White, y de su marido tomó el apellido que le hizo famosa. Entre ambos organizaron el disperso y confuso grupo adventista. Siguiendo siempre las indicaciones de sus "visiones reveladas" o por las inspiraciones de las Sagradas Escrituras, editaron revistas, folletos de propaganda y pusieron en marcha un grupo de predicadores. Funda la revista "The Advent Review and Sabbath Herald", (1846) y organiza en 1860 la Iglesia Adventista, que desde 1863 se constituye en la "Iglesia Adventista del Séptimo Día". Escribió libros de piedad y de teología adventista como: "El conflicto de los siglos". "La gran controversia". "Historia de los Apóstoles", etc. A los predicadores los enviaron de modo que ellos mismos subvinieran a sus necesidades materiales; más adelante los enviaban sólo a aquellos sitios dispuestos a pagar su predicación; y por último decidieron que todos sus seguidores debían pagar el diezmo que manda la Biblia. Así, la organización crecía y una de las particularidades que tenía fue la observancia del día sábado en lugar del día domingo cristiano. Según una de sus revelaciones que tuvo, dice, que la práctica del domingo la había introducido el anticristo, que era el papado de Roma. En 1881 murió su esposo el pastor J. White, la viuda sólo vivió, en adelante para la obra adventista, que ya para aquél entonces se había extendido mucho. Escribió un libro "El deseado de las gentes". Trabajó tres años en Europa en favor de su obra, y después nueve años en Australia. Para entonces la iglesia adventista tenía ya sus propias editoriales de libros, escuelas, hospitales, centros de entrenamiento misionero, etc. Los libros de la fundadora debieron dar mucho dinero pues se tradujeron a varios idiomas y las tiradas de ejemplares eran muy considerables. Durante años los adventistas leyeron con más ahínco los libros de la señora White que la Biblia. Según decía ella, sus libros "era una luz menor que conducen a la luz mayor".

Para comprender la Bibla, había que leer primero a la señora White, pero esto era realmente muy peligroso. Los adventistas posteriores a ella así lo comprendieron y dijeron que los escritos de la señora White estaban sometidos a la Biblia y que nunca habían considerado los escritos de su fundadora por encima de la Biblia. Elena White murió a la edad de 95 años en Santa Elena, en 1915, en el Estado de California.


3.- ORGANIZACIÓN


Dentro del marco de las sectas protestantes, el adventismo, ocupa un lugar especial. Por una parte, rechaza totalmente la idea del Episcopado como sucesión legítima de los Apóstoles, y de esta manera se asemeja a la concepción congregacionista y presbiteriana de la autoridad. Los cargos apostólicos de sus ministros se reducen a gobernar la grey que les corresponde, darles buen ejemplo y conseguir que cumplan con sus deberes, dando gran importancia a la guarda del sábado y el pago a la secta del diezmo. Por otra parte, la concatenación de organismos inferiores entre sí y, sobre todo, la estrecha dependencia de estos de una autoridad central, dan a toda la secta una rigidez que no es común entre las iglesias de la Reforma protestante. El orden de Jerarquía es el siguiente:

a.- Conferencia, o Asamblea. General: Constituye el organismo dirigente y supremo del adventismo. Su autoridad se extiende a todas las filiales. Consta de un Presidente y una Junta Directiva elegida cada cuatro años. De aquí dimanan las consignas que serán seguidas sin réplica hasta los más apartados territorios.

b.- Divisiones: con este nombre se designa entre los adventistas aquellas porciones en las que han dividido el mundo con miras a su administración. Lo dividen en doce porciones: Norteamérica, Australia, Europa Central, China, Extremo Oriente, Interamérica, Europa del Norte, Sudamérica, Sudáfrica, Sudoeste Asiático, Europa del Sur y Territorios desligados.

c.- Uniones: con esta denominación se agrupan una o varias naciones según la importancia que les den.

d.- Misiones separadas: Países donde sólo han comenzado su primeras actividades apostólicas y está en fase de formación.


Las iglesias locales de un país o de una región constituyen diversas conferencias, allí donde al adventismo está en período de crecimiento inicial, el nombre se cambia por el de "misión". Las asambleas locales se llaman "iglesias". La junta de la iglesia local comprende al pastor, a los ancianos, o diáconos, al tesorero, al maestro de la escuela sabática, al instructor de misioneros voluntarios y a dos miembros de la iglesia, elegidos en su conferencia anual.

Se ha dicho con frecuencia que las iglesias adventistas tienen el régimen sectario más eficiente de todo el protestantismo. Este hecho no se debe a la presencia de pastores de alta calidad intelectual o pastoral; pero sí están persuadidos por la trascendencia del mensaje que predican. Por otra parte, la masa de gente más sencilla con la que trabajan es más maleable al mensaje evangélico simplificado que ellos presentan. Los adventistas forman grupos muy compactos de creyentes, que están muy unidos por estrechos vínculos de solidaridad. Entre los adventistas se oye hablar muy poco de democracia y de régimen de libertad dentro de la secta. Al aspirante a adventista le advierten de sus obligaciones a que se ha de someter antes de aceptar como adepto, a saber: asistencia al culto los días sábados, asistencia a las escuelas sabáticas, no beber nada de licor, no asistir a espectáculos mundanos, pago del diezmo, etc. Las autoridades velan para que todo esto se cumpla y que las consignas se cumplan con gran fidelidad. En materias de doctrina y de dogmas se tienen que tener a lo que se les ha enseñado sin aceptar ninguna otra doctrina por buena y correcta que sea. A los culpables de alguna falta seria se les castiga duramente con sanciones diversas. 83


Referencias:


79 P. Damboriena, Op. Cit. Pag. 810.
80 "Le mouvement Adventiste" Gerber, Edit. Danmarie, le Lys. 1950. Pag. 53.
81 "Christian Desviations" de Davies. Pag. 54.
82 "The Small Sects in America" . R. Clark, Pags: 36-37.
83 P. Damboriena, SJ. Op. Cit. Pags: 826 - 827.



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Continuará


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Agradecemos al P. Ignacio Garro SJ por su colaboración.


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