Doctrina Social de la Iglesia - 20. El Trabajo VII



P. Ignacio Garro, jesuita †


4. EL TRABAJO

Continuación...


4.2.11. NUEVA SITUACIÓN: EL DESEMPLEO


En los apartados anteriores hemos visto la importancia del trabajo para el desarrollo de la persona humana, sea de la condición social que sea, también hemos visto la importancia del deber del trabajo y el derecho al trabajo, hemos expuesto la doctrina de la Iglesia, ahora vamos a ver cómo se ve en el área del mundo económico empresarial el grave problema laboral y social del “desempleo”.

El indicador más importante para analizar la escasez de trabajo en todas las naciones del mundo es el “desempleo masivo” conocido también como “paro laboral”. Una connotación sociológica: el desempleo va en todos los países del mundo a más, no desaparece ni mengua. El desempleo, desde hace 20 años va en aumento, con diversas variantes, en todo el mundo a pesar de los múltiples intentos en querer solucionar tan grave problema, los resultados para solucionar este problema son más bien escasos.

El “paro laboral”, es aquella situación en la que se encuentra cualquier persona adulta con capacidad de trabajar y rendir en un trabajo dado. Esta situación de no tener trabajo contribuye enormemente a que la escasez de trabajo sea mayor, porque funciona como un mecanismo de inseguridad para el trabajador, pues al haber escasez de trabajo se ve obligado a aceptar cualquier trabajo mal remunerado, y por miedo a quedarse sin empleo, se ve obligado a elegir: “mejor tener algo, que nada”. Al contrario, en una situación de pleno empleo, el trabajador, tanto individual, como colectivamente, puede plantear situaciones de cierta negociación en cuanto a salario, ciertas situaciones laborales, ejerciendo lo que los teóricos liberales del mercado llaman “libertad de partes” para negociar las mejoras salariales. En estas condiciones el puesto de trabajo está asegurado, y se puede cambiar de empleo con relativa garantía de encontrar otro puesto de trabajo. Sin embargo, en situaciones de crisis generalizada de desempleo funciona exactamente, al contrario: disponer de un empleo es casi un privilegio que otorgan las empresas, y para lograrlo se aceptan las condiciones de trabajo que en otras circunstancias no se habrían aceptado.

La negociación colectiva (que se realiza por medio de los sindicatos, debidamente legitimados y representativos) pierde efectividad, porque se está más a merced de las condiciones contractuales de las empresas que a favor de los derechos del trabajador. La importancia del desempleo en la situación actual nos exige detenernos un momento en analizar las distintas interpretaciones que se dan de él. La economía neoliberal no admite lo que se denomina “paro estructural”; para los neoliberales sólo existe el “paro friccional”. En el momento en que se deje libre el mercado de trabajo, las disfunciones laborales, como es el paro, o, el desempleo, desaparecerán. Veamos cómo las teorías económicas neoliberales presentan el problema del paro:


A. INTERPRETACIÓN NEOCLÁSICA DEL PARO 

Esta teoría económica se basa en la idea de un mundo en el que los agentes individuales tanto productores como consumidores, son los elementos básicos a partir de los cuales se construye la sociedad. Tanto unos como otros tratan de maximizar los beneficios: aquéllos optimizando las ganancias, éstos, eligiendo entre los productos que les proporcionan más satisfacción, o más utilidad. Así la ley de la “oferta y de la demanda” igualará tanto la ganancia del productor como la satisfacción del consumidor al mismo tiempo, logrando así el equilibrio del mercado. Se ofrece lo que se pide y se pide lo que se ofrece.

En el mercado de trabajo se da libertad de elección, entre trabajo y ocio: “si quieres trabajas, si no, no trabajas”. Cualquier persona puede optar libremente entre trabajar o no trabajar; lo cual, unido a la existencia de un precio de equilibrio, implica que todo desempleo: ausencia de oferta de trabajo individual, es siempre voluntario. Ante este planteamiento existen distintas variantes:

1º. Teoría de la búsqueda

Los mercados alcanzan el equilibrio completo a largo plazo; sin embargo, a corto plazo se dan desequilibrios. Siempre existe un punto en que el salario esperado es igual al salario real vigente. Vistas así las cosas, sólo puede existir el “paro friccional”, es decir, el que se produce cuando una persona ha dejado un trabajo y está por comenzar otro (tasa natural de paro). El desempleo que da origen a la tasa natural de paro es originado por la búsqueda de mejores oportunidades de empleo.

2º. Teoría de los contratos implícitos

Es un intento de un modelo neoclásico de salarios que son rígidos. Su punto de partida es que los salarios tienen una función de reparto de renta dentro de la empresa. Si los trabajadores temen el riesgo de quedarse sin empleo y desean, por tanto, asegurar su salario, estarán dispuestos a recibir ingresos inferiores a los del mercado. La seguridad que da el contrato es puesta como contrapartida para que el salario sea menor que el precio de equilibrio del mercado. Por parte de la empresa, estos contratos son eficientes porque reducen costos. De este modo los trabajadores y las empresas se aíslan de las fuerzas normales del mercado. Es aquí donde aparece la necesidad de que las empresas y los trabajadores formen vínculos de larga duración, pues ambos agentes saldrán beneficiados por un arreglo de ese tipo.

3º. Teoría de los salarios de eficiencia

Esta teoría identifica productividad con salarios: el empresario, a través de los salarios, puede ayudar al reclutamiento, retención y motivación de los trabajadores, a fin de asegurar la productividad y maximizar sus ganancias. El desempleo se origina porque el salario de eficiencia indica que los empleadores pueden despedir a los trabajadores, dado que su trabajo no alcanza el nivel salarial que se le ofrece. Por eso cabe la posibilidad de que conviva el desempleo con unos salarios rígidos.


B. CONVENIENCIA DEL PARO EN LA ECOMONÍA 

El neoliberalismo, desde su concepción de la sociedad como un mercado, necesita un mercado de trabajo lo más flexible posible, debido a que el trabajo se considera como un coste más del proceso productivo. Por eso es bueno disponer de una gran demanda de trabajo para poder equilibrar la oferta mediante el ajuste de salarios pagando lo menos posible. El miedo a perder el empleo hace soportar condiciones de trabajo que repercuten en un mayor margen de beneficio para la empresa.

Por otro lado, nosotros vemos que el paro no es un “problema natural”, como puede serlo la sequía, un terremoto, de la que nadie es responsable. El paro es producido por la mentira del neoliberalismo, ellos dicen: “el paro existe porque tiene que existir, no queda más remedio que adaptarse a la situación”. Sin embargo, esto no deja de ser una ideología que oculta otra realidad más oculta. El problema del paro es conveniente para la economía marcada por la ley de la oferta y la demanda.

En efecto, el trabajo en la sociedad asalariada es, paradójicamente, el centro. Pero se trata de un centro derivado; es decir, si el centro es la producción, ésta no se puede realizar sin la actividad humana que normalmente llamamos “trabajo”. La conclusión es tan simple como real: si el trabajo humano no se necesita para la producción, carece de sentido esta sociedad, engañosamente llamada por algunos “sociedad salarial”. A partir de las crisis del 1973 y 1979, declarada como la crisis de la oferta de petróleo, el trabajo se constituye en obstáculo para la rentabilidad del capital; de ahí el ataque frontal a los salarios de los obreros y empleados desde distintas posturas teóricas y políticas.

Sin embargo, hemos de preguntarnos: ¿a qué se debe el paro?; ¿por qué se produce el desempleo masivo a partir de la crisis del petróleo?; ¿se puede atribuir al desarrollo de las nuevas tecnologías y la globalización de la producción, o se debe más bien a la organización social y económica , que no es capaz de dar trabajo a todos en condiciones de trabajar?


C. PARO Y TECNOLOGÍA

Varios autores sostienen que hemos llegado al fin de la sociedad del empleo, debido a la utilización de las nuevas tecnologías, que sustituyen en gran parte a la mano de obra humana y estas tecnologías son las causantes del paro. Efectivamente, la aplicación de las nuevas tecnologías destruye o reduce muchísimos puestos de trabajo, aunque ateniéndonos a los datos, podemos ver que esta afirmación es cuestionable, e incluso falsa.

La reducción del trabajo en países como EE.UU. y Japón, que han incorporado tecnología y robotización en las máquinas de producción, no ha llevado a un gran descenso del empleo. Ni en la Comunidad Europea, que también tiene un alto índice de tecnología avanzada. Por tanto las causas del paro hay que buscarlas en otro lugar. Algunos autores califican de simplistas los discursos que relacionan cambio tecnológico y desempleo. Sostienen que el aumento de productividad se puede traducir en un aumento del consumo, en una reducción de la jornada o, simplemente, en paro, que es en lo que se ha traducido hasta ahora porque: “el alto volumen de desempleo actual se explica precisamente porque, desde mediados de los años 70, las clases dominantes han conseguido imponer políticas económicas estrictamente diseñadas para mantener elevado el nivel de desempleo; y son estas políticas, más que el desarrollo tecnológico, las causantes de la tragedia actual. Estas clases sociales no van a estar interesadas en verdaderas estrategias de empleo masivo si ven con ello peligrar sus privilegios. Por eso, uno de los retos que hoy tenemos planteados todos los que consideramos el desempleo como una verdadera tragedia social es buscar un nuevo marco de instituciones que permita traducir los avances en el conocimiento humano en mejoras para la mayoría de la sociedad, algo que manifiestamente no garantiza el actual marco institucional capitalista neoliberal”  [1]

Veamos algunos ejemplos actuales que confirman lo dicho anteriormente:

  • Una de las  Empresas más grande del mundo: General Electric, con más de 400.000 empleados y obreros despide en un plazo corto, de 1 a 3 años, a 85.000 trabajadores, para mejorar el “índice de productividad”. Esto a pesar de que en el año 2000 obtuvo ganancias de 12.700 millones de dólares. Piensan seguir con estrategias de reducción de empleo.
  • La empresa General Motors, la mayor empresa del mundo de automóviles, con más de 350.000 obreros y empleados despide en todo el mundo a más de 50.000 obreros, habiendo tenido ganancias por más de 10.000 millones de dólares.
  • La empresa japonesa Nissan, ha despedido a más de 20.000 obreros. Por innovación tecnológica y reducción de costos sociales.
  • Dupont, una empresa de alta tecnología, despide en el año 2000, 5.000 obreros e ingenieros y otros obreros cualificados. Obtuvo en este año unas ganancias de 567 millones de dólares.
  • La empresa Minnesota Mining Manufacturing, en este año va a despedir a 5.000 obreros, sus ganancias  anuales son del orden de 1.200 millones de dólares.
  • La empresa Chrysler despidió en corto plazo, a 26.000 obreros.
  • La empresa Ford despidió a más de 10.000, con la peculiaridad de que se tratan de muchos empleados cualificados.
  • La empresa francesa Alcatel, despidió a más de 20.000 obreros
  • La empresa alemana Siemens, despidió a 15.000 obreros
  • La empresa alemana V.W. despidió a más de 10.000 obreros


Podríamos llenar varias páginas detallando empresas millonarias en sus ganancias que despiden obreros, con cifras exactas de ganancias y otros datos, etc. Nos podemos preguntar: Si estas empresas ganan tanto y tanto dinero, ¿por qué despiden a sus obreros?, ellos responden: “hay que eliminar costes de producción fijos”. Los costes de producción fijos son siempre los obreros, y otros empleados de servicios. Es la ley del Libre Mercado, es  la Ley de la Competencia Internacional. Es la ley del Neoliberalismo.

Esta nueva situación origina lo que hoy día se denomina la nueva clase social: los desempleados. Por desgracia, el total de desempleados en todo el mundo es horrorosa, algunos hablan de la mayor crisis histórica en el mundo del trabajo. Se habla que puede haber cientos de millones de desempleados o de empleados mal pagados. Podemos ver también las cifras del capítulo 12º, enumeradas con proximidad fiable y que nos dan una idea de la tragedia que constituye para gran parte de la humanidad al no tener un trabajo digno y bien remunerado. Todos sabemos que la mayor dificultad que hallan hoy día las personas jóvenes universitarias que acaban sus carreras profesionales junto a los adultos de todo tipo, es tener un trabajo estable, digno y bien remunerado.

 


[1] “Quien parte y reparte ...”. A. Recio. Madrid 1997, Pags 37 s.s.




Damos gracias a Dios por la vida del P. Ignacio Garro, SJ † quien, como parte del blog, participó con mucho entusiasmo en este servicio pastoral, seguiremos publicando los materiales que nos compartió.


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